Fue aquel tal abreviado en su modo de pintar como fray Juan Rizi el benedictino y Rabiella el de Zaragoza; y si alguna vez quería detenerse en sus obras, caía en el defecto de amanerado, como se ve en algunos lienzos que hay en Sevilla. No Obstante ha habido desde su muerte otro pintor en aquella ciudad que le haya igualado en la fecundidad de invención, en el dibujo, ni en el buen gusto del colorido. Las obras públicas de su mano son las siguientes:
''''''SEVILLA''''''.
'''''Catedral'''''.