Diferencia entre revisiones de «García Ferrer, Pedro»
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}}'''García Ferrer''' (el licenciado Pedro) pintor y eclesiástico. Ejerció su profesión en Valencia y Madrid a mediados del siglo XVII. con mucha estimación y lucimiento, particularmente en la perspectiva. Don Mariano Ferrer, secretario de la real academia de San Carlos en aquella ciudad [ Valencia ], posee un [[crucifijo__Cristo_crucificado__-_García_Ferrer,_el_licenciado_Pedro|''crucifijo [ Cristo crucificado ]'']] de su mano, firmado en 1632 con un escorzo bien entendido; y se le atribuye la [[pintura_del_retablo_viejo_de_San_Vicente_Ferrer_-_García_Ferrer,_el_licenciado_Pedro|''pintura del retablo viejo de San Vicente Ferrer'']] que está en la sala de capítulo del convento de Santo Domingo en Valencia. | }}'''García Ferrer''' (el licenciado Pedro) pintor y eclesiástico. Ejerció su profesión en Valencia y Madrid a mediados del siglo XVII. con mucha estimación y lucimiento, particularmente en la perspectiva. Don Mariano Ferrer, secretario de la real academia de San Carlos en aquella ciudad [ Valencia ], posee un [[crucifijo__Cristo_crucificado__-_García_Ferrer,_el_licenciado_Pedro|''crucifijo [ Cristo crucificado ]'']] de su mano, firmado en 1632 con un escorzo bien entendido; y se le atribuye la [[pintura_del_retablo_viejo_de_San_Vicente_Ferrer_-_García_Ferrer,_el_licenciado_Pedro|''pintura del retablo viejo de San Vicente Ferrer'']] que está en la sala de capítulo del convento de Santo Domingo en Valencia. | ||
Revisión del 14:19 1 feb 2021
| Especialidad | pintor y eclesiástico |
|---|---|
| Fallecimiento | 1659 Toledo [Castilla la Mancha] |
| Cronología | XVII |
| Ciudad de trabajo | Madrid (Valencia Comunidad Valenciana), Toledo (Castilla la Mancha) |
| Ubicación en el diccionario | Tomo 2, Página 164, Letra Letra G, Grupo Grupo GA |
García Ferrer (el licenciado Pedro) pintor y eclesiástico. Ejerció su profesión en Valencia y Madrid a mediados del siglo XVII. con mucha estimación y lucimiento, particularmente en la perspectiva. Don Mariano Ferrer, secretario de la real academia de San Carlos en aquella ciudad [ Valencia ], posee un crucifijo [ Cristo crucificado ] de su mano, firmado en 1632 con un escorzo bien entendido; y se le atribuye la pintura del retablo viejo de San Vicente Ferrer que está en la sala de capítulo del convento de Santo Domingo en Valencia.
TOMO VI. SULEMENTO.
García Ferrer (el licenciado Pedro), pintor de quien algo se ha dicho en su artículo. Nació en la villa de Alcoriza en reino de Aragón, y fueron sus padres Miguel García Ferrer, natural de la misma villa y Mariana Bonet y Capilla, de la ciudad de Valencia. No consta con quien ni en donde haya aprendido el arte de la pintura, pero sí de que fue sacerdote y capellán del cardenal Sandoval y Moscoso, arzobispo de Toledo, y que falleció en esta ciudad el año de 1659.
Habiendo pintado para aquella catedral dos cuadros que representan a san Pedro y a san Pablo, cada uno con ángeles a los lados, los que están ahora colocados en el salón donde se guardan los ornamentos, y fallecido sin que se los hubiera pagado la fábrica, su hermano y heredero Miguel García Ferrer acudió al obrero mayor don Pedro López de Inarra y Sassi, tesorero, dignidad y canónigo, a fin de que se le satisficiesen, quien mandó fuesen tasados por dos peritos: don Francisco Rizi los estimó en cien ducados cada uno, y don Juan Carreño en 200. En esta disparidad los tasó como tercero José de Ortega, maestro mayor de la misma santa iglesia [ catedral ] en 3,000 reales los dos, que cobró el citado Miguel en Toledo el día 7 de enero de enero de 1661.
Todas estas circunstancias constan de documentos que paran en la fábrica de la expresada catedral, como también el testamento de este profesor, en el que deja por albaceas a su hermano y al citado Mosén Miguel Martínez, cura de Alcoriza, encargándole que vendan sus bienes en pública almoneda, pero que las muchas pinturas [ cuadros ] originales de su mano y [ cuadros ] de otros grandes artífices que dejaba con otras preciosidades en Alcoriza, donde por ser lugar de montaña y de labradores no las conocían ni estimaban, se llevasen a vender a Zaragoza, Valencia y Madrid, donde es regular existan, como se verifica en Valencia, según se anotó en su artículo.
Archivo de la Catedral de Toledo, Díaz del Valle, Palomino, Orellana.
(Tomo II, p. 164. Tomo VI, pp. 67-69)
