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Juan Martínez Montañés
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Especialidad escultor y arquitecto
Fallecimiento 1649
Cronología XVII
Ciudad de trabajo [[Especial:Browse/:Madrid, Sevilla, Córdoba, Écija, Puerto de Santa María [Cádiz]|Madrid, Sevilla, Córdoba, Écija, Puerto de Santa María [Cádiz]]] La propiedad «Ciudad de trabajo» (como tipo de página) con el valor de entrada «Madrid, Sevilla, Córdoba, Écija, Puerto de Santa María [Cádiz» contiene caracteres inválidos o está incompleto, por lo que puede causar resultados inesperados durante una consulta o proceso de anotación.
Ubicación en el diccionario Tomo 3, Página 84, Letra M, Grupo MA

Martínez Montañés (Juan) escultor y arquitecto. Don Antonio Palomino dice que fue natural de Sevilla; pero el abad Gordillo su contemporáneo asegura, que nació en Alcalá la real, y esto conviene con lo que expone Pacheco, de que fue su maestro Pablo de Rojas, profesor de Granada, en cuya provincia está Alcalá. No es difícil adivinar el motivo que tendría Montañés cuando comenzó a trabajar por sí solo para trasladarse a Sevilla, pues superaba a Granada en comercio, población y otras ventajas, sostenedoras de las bellas artes.


La obra más antigua que se conoce en Sevilla de su mano, es el niño Jesús de la hermandad del Santísimo en el sagrario de la catedral, que está firmado en la peana de plata el año de 1607. Síguele la cabeza y manos de la estatua de vestir de san Ignacio en la casa profesa que fue de los jesuitas, que trabajó el año de 610 para la fiesta de su beatificación; y luego el retablo y estatuas del monasterio de san Jerónimo en Santiponce, una legua distante de aquella ciudad, que concluyó en 612, ajustado en 3,500 ducados que le pagaron, y además 300 fanegas de trigo de gratificación, según consta de los papeles de aquel archivo.


Don Mateo Vázquez de Leca; arcediano de Carmona y canónigo de la santa iglesia [ catedral ] de Sevilla, donó en 24 de septiembre de 1614 a la Cartuja de santa María de las Cuevas el célebre crucifijo [ Cristo Crucificado de la Cartuja ] del tamaño del natural, que ejecutó nuestro Juan Martínez, con escritura pública otorgada ante Pedro de Espinosa, escribano del número de aquella ciudad, con la expresa condición de que jamás se sacase ni enajenase del convento por cuya estatua le pagó el arcediano 1,000 ducados de plata.


Ejecutó en los años de 617 y 18 los dos retablosque están en el coro de los legos del mismo monasterio [ cartuja de Santa María ], con las estatuas de [ la Virgen ] nuestra Señora, de san Juan Bautista y de algunas virtudes, pues las demás que contienen se añadieron en 698, y le pagaron los monjes 13,000 reales; y en 620 la de san Bruno, que está en su capilla, que con el estofado costó 5,900, según consta de otra escritura otorgada ante Alonso de Colombres, en 30 de abril de 621.


Pero la obra que mas acredita su mérito y el gran concepto que se tenia en la corte su habilidad, es la que resulta del pedimento original, firmado de su mano y presentado en el tribunal de la contratación de Indias en 19 de septiembre de 1648, que existe con los autos a que está agregado, en el archivo general de Indias, y dice así; “Juan Martínez Montañés, escultor y arquitecto, me presento ante V. S. y digo: que por mandado de V. S. se me ha notificado que alegue de mi derecho en razón de que se me de licencia para nombrar una nao de visita en esta flota de Tierra-Firme, en virtud del privilegio que S. M. me concedió por sus reales cédulas, que tengo presentadas ante V. S. y afirmándome en lo que tengo dicho en mi pedimento, digo: que por carta de S. M. fui llamado para hacer un retrato de su real persona [ Felipe IV ] para enviar al gran duque de Florencia, que lo envió a pedir, porque estaba haciendo un caballo [ escultura ecuestre ], y que para que viniese a su real persona convenía se le enviase el dicho retrato; y para este fin dejé mí casa y ocupación, y asistí en su real corte más de siete meses, con que se consiguió el intento para que fui llamado, y lo hice tan a satisfacción de S. M. que luego se remitió a Florencia al gran duque; y en satisfacción y paga de este servicio hecho a su real persona me hizo merced de una visita de nao, que es la que tengo presentada, para que navegue de marchanta en una de las flotas de Tierra-Firme o Nueva-España; y por haber habido falta de naos, y dar lugar a que los demás tuviesen cabida, lo he retenido hasta el presente año, desde el de 1636, que fue en el que S. M, me dio la dicha cédula.


Por tanto a V. S. pido y suplico, que atento, a que esta es paga de mi trabajo y de servicio hecho a su real persona, y no á otros títulos, como son los demás, y que el día de hoy estoy viejo y necesitado, y con muchos hijos; y que habiendo dado lugar a los demás para que tuviesen cabimiento, no lo han hecho, y agora me pretenden quitar mi justicia, siendo como es paga de tan gran servicio, en que gasté mi caudal; y atento a lo alegado V. S. se servirá de mandar se me de licencia para que nombre nao, que estoy pronto a nombrarla. Pido justicia, etc. Juan Martínez Montañés”.


El retrato [ de Felipe IV ] de que habla este pedimento coincide con lo que dice don Antonio Ponz al folio 109 del tomo 6.° de su viage de España, refiriendo la historia de la ejecución de la célebre estatua ecuestre de Felipe IV, que está en uno de los jardines del Buen Retiro, trabajada en Florencia por Pedro Tacca, y concluida el año de 1640. Y como exponga el citado escritor que este célebre estatuario hubiese pedido a la corte de Madrid un retrato de S. M. hecho por buen pintor en la actitud que el rey quería estuviese el caballo, y que en efecto se le envió uno [ retrato de Felipe IV ] pintado por don Diego Velázquez de Silva, ¿por cuanto no pudo el mismo Velázquez haber inspirado a S. M. lo conveniente que sería para el mejor acierto de Tacca, remitirle también un modelo de escultura? Y nada más natural que valerse para su ejecución del Montañés, a quien tanto había tratado en Sevilla por ser amigo de su suegro Pacheco, estando seguro del buen desempeño que daría de su encargo, como en efecto le dio, mereciendo la aprobación de S. M., que mandó enviarle a Florencia el año de 1636 con tiempo oportuno para que Tacca pudiese aprovecharse de él.


Este modelo llenó al Montañés de honor Y satisfacción, y fue muy celebrado en Sevilla y en la América, según una carta de su amigo Juan Bautista de Tapia, escrita en Méjico a 21 de julio de 1637 en la que le daba la enhorabuena, y le decía: “Por saber la ocupación en que S. M. le había puesto, y el buen aire con que salió de ella, muy propio de todo lo que es cargo de su cuidado”.


En los mismos autos hay otra petición de su mujer doña Catalina de Salcedo y Sandóval, de don Ignacio, don Francisco y don Hermenegildo Martínez Montañés, clérigo de menores, sus hijos, y de dos hijas que no se nombran, fecha en 10 de enero de 1650, diciendo ser ya muerto nuestro profesor en el año anterior, e instando en la pretensión de la nao. De ella se infiere que el escultor Alfonso Martínez no ha sido hijo suyo, como algunos han pretendido, y que el Montañés no falleció el año de 1640, como afirmó Palomino. Por fin la viuda logró poner corriente su instancia, pues consta de otro legajo del propio archivo que en 1658 se le remitió de Portovelo una barra de plata, valor de mil pesos de a ocho, a cuenta de la licencia de toneladas que había vendido.


Pocos escultores españoles le han aventajado en la naturalidad de las actitudes, en el plegar de los paños y en la amabilidad de los semblantes; y pocas estatuas hay tan respetables, ni que tanto muevan a devoción, como la [ estatua ] de vestir de Jesús Nazareno, llamado de la Pasión, que se venera en el convento de la Merced calzada de Sevilla. No extraño lo que cuenta Palomino, que cuando salió a la calle por la primera vez en la semana santa, el Montañés la buscaba en las boca-calles fuera de sí, absorto y admirado de que él la pudiese haber ejecutado. Yo sin ser su autor, confieso, que en los muchos años que he residido en Sevilla, hice lo mismo y no me satisfacía sino la veía dos o tres veces en la tarde de su procesión.


¿Pues que diré de la de santo Domingo, mayor que el natural, desnuda de medio cuerpo arriba y en actitud de penitencia , colocada en el retablo mayor del convento de Portaceli, extramuros de aquella ciudad? Hizo en ella ostentación del saber, o inteligencia que tenía en todas las partes del arte, manejadas con gusto y delicadeza, buscando el buen efecto y la verdad. Fue muy gracioso en los niños, y son muy estimados, los originales, pues hay muchos vaciados en plomo y bronce.


Procuraba en las contratas de sus obras sacar el partido de que se pintasen y estofasen por su dirección, para que los oficiales no corrompiesen con el aparejo los contornos y sentimientos de las figuras. Sobre esto le suscitaron un pleito los pintores de Sevilla, y Francisco Pacheco escribió un papel muy erudito y picante en 16 de julio de 1622, censurando su conducta en esta parte, que atribuía a ambición, como perjudicial al gremio de la pintura. Resta decir sus obras públicas, que son las siguientes.


SANTIPONCE

MONASTERIO DE JERÓNIMOS

-El retablo mayor, que consta de dos cuerpos y un ático: en el nicho principal del primero está la estatua de san Jerónimo penitente, y a los lados los bajos relieves del nacimiento [ Natividad ] y epifanía del Señor [ adoración de los reyes ], las estatuas de san Juan Bautista y de san Juan Evangelista y ángeles con tarjetas [ cartelas ]: en medio del segundo cuerpo la de san Isidoro, arzobispo de Sevilla, y a los lados los relieves de la resurrección y ascensión del Señor [ Cristo ], también con ángeles; y en el ático la asunción de la Virgen, y cuatro estatuas de las virtudes cardinales [ Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza ], rematando con un crucifijo [ Cristo Crucificado ] y dos ángeles arrodillados. Se le atribuyen los bultos en mármol de don Alonso Pérez de Guzmán el Bueno y de doña María Alfonsa Coronel su mujer, patronos del monasterio, que están en el presbiterio en sus dos magníficos sepulcros; y la estatua de nuestra señora [ virgen ] del Patrocinio en el altar de la sala de capítulo.


SANTA MARÍA DE LAS CUEVAS

CARTUJA

- El citado crucifijo [ Cristo Crucificado de la Cartuja ] en el altar de su capilla: la Virgen con el niño en brazos y san Juan Bautista, en los retablos del coro de los legos: la estatua de san Bruno en su capilla.


SEVILLA


CATEDRAL

-La [ Inmaculada ] Concepción del tamaño del natural, que está en una capillita del lado del coro, frente a la de la Antigua, con dos estatuas pequeñas de san Juan Bautista y de un santo Papa: un gracioso niño Jesús en la sacristía de la Antigua: otro [ niño Jesús ] mayor en la sala de juntas de la hermandad del Santísimo en el sagrario, que sale en la procesión del Corpus y en las mensuales de Minerva.


COLEGIATA DEL SALVADOR

La excelente estatua de san Cristóbal mayor que el natural en su altar.


SAN JUAN DE LA PALMA

PARROQUIA

-La de san Juan Bautista en el retablo mayor.


SAN LORENZO

PARROQUIA

-El retablo principal de dos cuerpos que contiene cuatro medallas, que representan pasajes de la vida del santo [ san Lorenzo ]: su estatua [ san Lorenzo ] en el medio, un crucifijo [ Cristo Crucificado ] por remate, y algunos niños en los frontispicios de las medallas: la estatua de vestir del señor [ Cristo ] del Gran poder con la cruz a cuestas, en su altar.


SAN PEDRO ALCÁNTARA

-La del santo titular [ san Pedro de Alcántara ] en el altar mayor.


PADRES TERCEROS

-El crucifijo [ Cristo Crucificado ] del tamaño del natural en el altar del crucero al lado del evangelio.


MERCED CALZADA

-El Jesús Nazareno, llamado de la Pasión, colocado ahora en una capilla colateral a la mayor de la iglesia al lado del evangelio: las cabezas y manos de san Pedro Nolasco, [ cabezas y manos ] san Ramón y [ cabezas y manos ]san Serapio en sus altares: un niño Jesús en el facistol del coro; y otro [ niño Jesús ] en la sacristía.



MERCENARIOS DESCALZOS

-Dos excelentes estatuas de la Virgen y san José, mayores que el natural, que estaban Antes en el altar mayor, y ahora sobre unas mesas de la antesacristía; y la del niño [ Jesús ] que las acompañaba en un altar de la iglesia.


IGLESIA DE LA UNIVERSIDAD

-Un crucifijo [ Cristo Crucificado ] del tamaño del natural: la cabeza y manos de san Ignacio y las [ cabezas y manos ] de otros santos jesuitas en sus altares.


LAS VÍRGENES

MONJAS FRANCISCAS

-Las de los santos Juan Bautistay Juan Evangelista en el altar mayor. Estaban antes en dos retablos, también del Montañés, que contenían medallas, y se quitaron porque parecieron viejos.


SANTA INES

MONJAS FRANCISCAS

-La de santa Clara en su retablo.


SANTA CLARA

-El retablo mayor con su escultura, que contiene la santa titular [ santa Clara ], cuatro medallas y otras estatuitas [ estatuas ]: los cuatro retablos menores con sus estatuas, que representan la Concepción, san Francisco, san Juan Bautista y san Juan Evangelista, y en cada uno dos virtudes sentadas sobre el cornisamento: la célebre cabeza del Bautista en una palangana, que se guarda en la clausura de este monasterio y sale a la iglesia el día de la Degollación.


MONJAS DE LA CONCEPCIÓN JUNTO A SAN MIGUEL

-La estatua de san Juan Bautistaen el retablo que está frente a la puerta de la iglesia.


MONJAS DE SANTA ANA

-Otra del propio santo en su altar [ san Juan Bautista ]; y san Joaquín, santa Ana y la Virgen en el mayor.


MONJAS DE SAN LEANDRO

-Las de los dos santos Juanes [ san Juan Bautista y san Juan Evangelista ] en sus respectivos retablos.


COLEGIO DEL ÁNGEL

-Un crucifijo [ Cristo crucificado ] del tamaño del natural en su altar.


SAN BERNARDO, PARROQUIA

Otro [ Cristo Crucificado ] del mismo tamaño, en el suyo.


SANTO DOMINGO DE PORTACELI

La estatua del santo [ santo Domingo ] en el retablo mayor.


ALCALÁ DE LOS PANADEROS

SANTIAGO, PARROQUIA

-La del santo titular [ Santiago ] en traje de romero.


CÓRDOBA.

CATEDRAL.

-Un crucifijo [ Cristo crucificado ] en una de las capillas del lado de medio día.


ÉCIJA.

LA MERCED

-Las estatuas y bajos relieves del retablo mayor.


PUERTO DE SANTA MARÍA

SAN AGUSTÍN

-Un excelente Jesús Nazareno con la cruz a cuestas

Archivo de la catedral de Sevilla, de la cartuja de santa María de las Cuevas, de Santiponce, de santa Clara, y el general de Indias, Pacheco, Palomino, Ponz.

(Tomo III, pp.84-94)