Anguissola, Sofonisba
Especialidad | pintora |
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Cronología | XVI |
Ciudad de trabajo | Madrid |
Ubicación en el diccionario | Tomo 1, Página 31, Letra A, Grupo AN |
Anguisciola (Anguissola) (Sofonisba) pintora. Aunque débil y delicado no ha dejado el otro sexo de darnos pruebas en todos los tiempos de que no le son ajenas las bellas artes, y al presente hay un ejemplar en Roma en Angélica Kauffmann, que no cede en habilidad e inteligencia en la pintura a ninguno de los profesores que viven. Nació Sofonisba en Cremona de los señores Amilcare Anguisciola y de Blanca Punzona, ambos de ilustre familia, los que conociendo la inclinación y buenas disposiciones de su hija a la pintura, eligieron para maestro suyo a Bernardo Campi, y después al Sojaro, ambos famosos pintores de aquella ciudad.
Los progresos de la discípula correspondieron a su aplicación y talento, de manera, que se hizo famoso su nombre en toda Italia; y habiendo llegado noticias a Felipe II, mandó escribir al duque de Alba, que estaba en Roma, para que hiciese todas las posibles diligencias para enviarla a Madrid con destino al cuarto de la reina. El duque evacuó su encargo con actividad, y la dirigió el año de 1559, acompañada de dos damas, dos gentiles hombres y dos lacayos: Fue recibida en palacio con mucho agasajo de los reyes y obsequio de los grandes y demás servidumbre.
No tardo mucho tiempo en pintar el retrato del Rey (Felipe II), por el que se le señaló una pensión de 200 ducados al año, y le dio S. M. un diamante regulado en 1.500. Retrató después a la Reina (Isabel de Valois) y al príncipe don Carlos, que fueron tan celebrados como el del Rey. El de la reina pereció en el incendio del Palacio del Pardo, donde se conservaba el año de 1582, como dice Argote de Molina en el Libro de la montería del rey don Alfonso. Y habiendo sabido el Papa Pío IV la buena acogida de Sofonisba y la estimación con que la trataban estos soberanos, escribió al Nuncio para que le proporcionase un retrato de la reina de manos de la cremonesa, la que habiendo entendido el deseo de su Santidad pidió licencia a su ama, y la retrató (a la reina Isabel de Valois) segunda vez, cuyo retrato dirigió al Papa por mano del Nuncio con una respetuosa carta (I), a la que respondió su Beatitud con otra (2), dándole gracias, su bendición y dones correspondientes a su grandeza, y a la virtud y mérito de Sofonisba.
Los reyes trataron de premiar su virtud y su mérito casándola con don Fabricio de Moncada, noble siciliano, y dotándola con 1.200 ducados sobre la aduana de Palermo, para donde partió llena de honores, y rica con una pensión anual de otros mil, con joyas, tapicerías y otras alhajas. Pasado algún tiempo perdió a su esposo, pero no tardó en hallar otro en Génova, no menos ventajoso. También perdió la vida en su mayor edad, y entonces se entretenía con los pintores, hablando de las dificultades de la belleza en el arte, por lo que solía decir Van Dick, que era uno de los que concurrían a su casa “que había recibido más luces de una ciega en la pintura que de su maestro”.
Murió Sofonisba en Génova de muy avanzada edad, sin que haya quedado ninguna obra suya entre las colecciones del Rey en sus palacios, sin duda por haber perecido en algún incendio, para poder hablar con acierto de su estilo y habilidad. Pero Vasari asegura haber visto en casa de su padre Amilcare dos cuadros que ella había pintado con suma diligencia. Representaba el primero dos hermanas suyas traveseando con unos juguetes, y acompañadas de una vieja, que parecían vivas, y no les faltaba más que hablar; y en el segundo se veía a la propia Sofonisba, a Asdrúbal y a Minerva, sus hermanos, con el padre, pintados con tal viveza que querían respirar. En Piacenza había dos retratos de su mano en casa del arcediano de aquella catedral, uno del mismo arcediano y otro de Sofonisba (autorretrato), pintados también con mucha verdad.
Vasari dice en otra parte, que M. Tomaso, caballero romano, había remitido al gran duque Cosme de Médicis, entre otras cosas, un dibujo de esta profesora, que figuraba una niña riéndose de un muchacho que lloraba por haberle picado un dedo un camarón de los muchos que había en un canastillo, y añade, que no se podía ver cosa más graciosa.
Sofonisba enseño a pintar a Minerva, que fue de raro ingenio, así en esta profesión, como en las letras, y a otras dos hermanas, llamadas Lucía y Europa, que dejaron obras en Cremona. Lucía retrató al duque de Sesa con semejanza y viveza, y Europa, a su madre Blanca, cuyo retrato envío a Sofonisba cuando estaba en Madrid, y fue muy celebrado en la corte: Tuvo otra hermana llamada Ana que también siguió la pintura.
(1) "Padre Santo: Dal reverendissimo Nuncio di vostra Santitá intensi, ch' ella desiderava un ritratto di mía mano della maestá della reina mía signora. E comeché io accettassi questa impresa in singolare grazia e favore, avendo á servire alla Beatitudine vostra, de dimandai licenza á sua maestá, la qualle se ne contentó molto volontieri, riconoscendo in ció la paterna affezione che vostra Santitá le dimostra. Ed lo con l' ocasione di questo cavaliero gliele mando. E si in questo avró soddísfato al desiderio di vostra Santitá, io ne riceverò infinita consolazione: non restando peró di darte, che si col pennello si potesse cossì reppresentare agli ochi di V. B. le bellezze dell' animo di questa sereníssima reina, non potria veder cosa piu maravigliosa. Ma la quelle parti, le quali con l' arte si sono petute figurare, non ho mancato di usare tuta aquella diligenza, che ho saputo maggiore per reppresentare alla Santitás vostra il vero. E con questo fine, con ogni reverenza ed umilitá ie bacío i santissimo piedi. Di Madrid alli 16 di settembre 1561. Di V. B. umilisima serva. Sofonisba Anguisciola.
(2) "Piu papa IV. Dilecra la Christo filia. Averno rice vuto il ritrato della serenissíma reina di Spagna, nostra canssima figiiuola, che ci avete mandato; e ci é stato gratissimo: si per la persona che si rappresenta, la quale no¡ amiamo paternarnente, oltre alii altri rispeti per la buena religione ed altre bellissime parti dell' animo suo, é si ancora per essere falto di man vostra molto bene é deligentemente. Ve ne ringraciamo, certificandov¡ che lo terreno fra le nostre cose piu care, comendando questa vostra virtu; la quale ancora sia maravigliosa, intendiamo però che' ell' é la piu piccola tra molte che sono in voi. E con tal fine vi mandiamo di nuovo la vostra benedizione. Che nostro signore Dio vi conservi. Dat. Romae die 15 octobr. 1561."
Vasari, Soprani, Baldinuci, Padre Orlandi, Butrón, Carducho, Pacheco, Felibien, Palomino, Argote de Molina, Libro de la montería del rey don Alonso el XI.
(Tomo I, pp.31-35)