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Por haber pintado con Becerra en el Alcázar de Madrid, creyó Palomino que había venido con él de Italia en tiempos de Carlos V; pero se engañó, porque Becerra servía a Felipe II desde el año de 562. El Bergamasco no solamente [[ayudó_a_Becerra_a_pintar_la_torre_que_miraba_al_medio_díaayudó_a_Becerra_a_pintar_la_torre_que_miraba_al_medio_día_-_Castello_Bergamasco,_Juan_Bautista|''ayudó a Becerra a pintar la torre que miraba al medio día'']], sino que pintó él solo dos [[cubos_de_la_galería_de_ponientecubos_de_la_galería_de_poniente_-_Castello_Bergamasco,_Juan_Bautista|''cubos de la galería de poniente'']] en el mismo palacio con mucha bizarría, diligencia y gusto, así en el dibujo como en colorido y adornos.
Falleció en Madrid el año de 569, alcanzando en cuentas a la real hacienda en 203,965 maravedíes, que se pagaron a sus acreedores y a Margarita Castello su viuda, la que crió a sus hijos Nicolás Granelo, que desde entonces principió a ganar cinco reales diarios, y a Fabricio Castello, que era muy tierno. El padre Sigüenza le llama hombre de mucho ingenio en la pintura y arquitectura, y dice, que dio la [[traza_para_la_escalera_principal_del_monasterio_de_San_Lorenzo_el_realtraza_para_la_escalera_principal_del_monasterio_de_San_Lorenzo_el_real_-_Castello_Bergamasco,_Juan_Bautista|''traza para la escalera principal del monasterio de San Lorenzo el real'']], que es una de las cosas bien acertadas y hermosas que hay en él.
''Junta de Obras y Bosque, P. Sigüenza, Carducho, Palomino, Ponz.''