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Álvarez (don Manuel) escultor, apoyo de su profesión en nuestros días y el más distinguido discípulo de la Academia de San Fernando. Nació en Salamanca en 1727, y principió a estudiar en esta ciudad con don Simón Tomé Gavilán, y después con don Alejandro Carnicero. Pero ansioso de hacer mayores progresos, vino a Madrid a la escuela de don Felipe de Castro, escultor de cámara de S. M. y no tardó mucho tiempo su maestro en hallarle capaz de trabajar en las estatuas de piedra de la serie de los reyes de España para la coronación del Palacio Nuevo [Palacio Real] que tenía a su cargo. Le mandó ejecutar las de Witerico y de Walia, que concluidas agradaron a los inteligentes. Hizo por enfermedad de Castro tres querubines de los cuatro que se le habían encargado en la Capilla real, y por su buen desempeño fue nombrado para concluir la escultura de la propia capilla con otros profesores. La Academia de San Fernando, teniéndole por uno de sus más adelantados discípulos, le nombró para modelar a vista de todo el concurso en la primera junta de abertura que celebró el día 13 de junio de 1752. Ganó el segundo premio de la primera clase al año siguiente, en que el nuevo instituto celebró la primera distribución, y en el de 1754 el primero [premio de la primera clase] y una pensión para seguir los estudios en Roma, la que no pudo tener efecto por su quebrantada salud; pero después con su talento y aplicación pudo suplir la falta de los auxilios que hubiera tenido en aquella capital. La misma Academia, que no perdía de vista sus rápidos progresos, le confirió el título de académico de mérito el día 22 de marzo de 1757, y la plaza de teniente director el 12 de septiembre de 1762.
Deseoso don Carlos III de promover el ejercicio y el adelantamiento de la escultura en asuntos dignos de su real memoria, mandó a la Academia que propusiese a sus directores y tenientes en esta profesión que cada uno ejecutase un modelo de cuatro pies de alto, que representase a caballo a su augusto padre el señor don Felipe V [a caballo], dejándolos en libertad de admitir o no el encargo: Álvarez fue uno de los que gustosamente lo emprendieron; y el Rey, las demás personas reales y el público que vieron concluidos los cinco modelos, hicieron justicia a sus autores; y si el sitio, que entonces tenía puesto España a la plaza de Gibraltar, no hubiese impedido la ejecución de una estatua de bronce, que era el objeto del encargo, hubiéramos visto la elección del Rey sobre el modelo que se habría de imitar. Pero nuestro soberano, el señor don Carlos IV, queriendo llevar a efecto las intenciones de su padre, aunque sustituyendo la figura y retrato [Carlos III] de éste al de su abuelo, la hizo del que ejecutó Álvarez; mas otra guerra también, siempre destructora de las bellas artes, suspendió esta obra para mejor ocasión. No fue director de la Academia hasta el año de 1784 por no haber habido hasta entonces vacante alguna; y en 20 de febrero de 86 fue nombrado director general por muerte de don Roberto Michel para un trienio casi entero, y concluido fue prorrogado por otro en 5 de abril de 89. En 94 le condecoró el rey con el título de escultor de cámara, que sólo disfrutó hasta el 18 de marzo de 1797 en que falleció, y fue sepultado en la parroquia de San Andrés [en la plazuela de San Isidro] de Madrid.
La Academia de San Fernando perdió un individuo que se ocupó desde su fundación en trabajar con utilidad, estimulando a los jóvenes con su asistencia y aplicación cuando era alumno, con sus sabios preceptos cuando maestro, y dirigiendo a los discípulos por el buen camino, cuando estaba postrado en cama en los últimos años de su vida. Ninguno más inteligente, ni más observante de las reglas del arte, sacrificando muchas veces sus propios intereses a esta observación. Le llamaban los profesores el Griego, por tanto empeño que tenía en imitar las formas, actitudes y corrección del antiguo, cuanto por la prolijidad con que acababa las obras. las públicas que nos dejó son las siguientes:
SALAMANCA.
- Tres querubines en estuco. Dos niños de la misma materia en las enjutas de la ventana que está sobre la puerta. La estatua de la Concepción en el altar del Cristo.
LOS PREMOSTRATENSES [CONVENTO DE SAN NOMBERTO -VULGO LOS MOSTENSES- DE PADRES PREMOSTRATENSES EN LA CALLE DE LA INQUISICIÓN]
- San Norberto en piedra sobre el frontispicio de la portada de la iglesia.
-La estatua de la Concepción en el oratorio del prelado
ZARAGOZA
CATEDRAL DEL PILAR.
-Tres medallas de mármol en la capilla de la Virgen: representan un nacimiento, la presentación y desposorios de [la Virgen] Nuestra Señora. Las estatuas de estuco de San Jerónimo y de un santo obispo en la fachada exterior de la propia capilla, dos mancebos y dos niños en el tragaluz.