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El mismo Pacheco hablando de Céspedes, dice en el prólogo inédito del ''Arte de la pintura'', lo siguiente: “Pero con su muerte perdió España la felicidad de tan lucidos trabajos (habla del poema de la pintura) y el si de la dilatación y fama de su nombre, como diré yo en una epístola, que por ser en honra de tal sujeto será justo poner aquí parte de ella."
<blockquote>
Mas ¡ó cuan desviado del camino<br>
Que intenté proseguir torcí la vía,<br>
Sigo el intento y fin de mi deseo,<br>
Encendido del zelo que me inflama.
</blockquote>
Se celebra la elegancia y grandiosas formas de su dibujo, la gallardía de las figuras, el estudio é inteligencia en la anatomía, la destreza en los escorzos, el efecto del claro oscuro, la brillantez del colorido, la verdad de la expresión, y sobre todo su invención, que no tuvo necesidad de mendigar de otros. También se ocupaba en los [[retratos_-_Céspedes,_Pablo|''retratos'']], y estando dibujando con lápiz negro el de un amigo suyo, le dijo este que no se parecía; y le respondió con viveza: “¿Ahora sabe vm. que los retratos no se han de parecer? Basta , señor mío, que se haga una cabeza valiente. Y aunque la respuesta parece despropositada (añade Pacheco), por ser de semejante sujeto me hace reparar, si en su opinión pudo ser mejor la cabeza buena, que la parecida a su dueño.&quot; Pero esta doctrina no es para los que exigen las más mínimas señales y defectos del original.
Los hierogíficos [ jeroglíficos ] de los egipcios demuestran esto mismo, porque aquellas figuras que grababan en los obeliscos y otras obras dan a entender que primera se hacían padrones de ellas y se estarcian en el mármol para poderse cortar. Las figuras son simplicísimas, aunque no muy apartadas de la buena manera, y que no tienen más que los perfiles de afuera. Yo tuve una figurita egipcia de piedra negra, toda labrada de hieroglíficos [ jeroglíficos ]: hase perdido en la peste de Sevilla, porque murió de ella un criado mío que la tenia a su cargo con otras cosas. Entiendo que su pintura sería del mismo jaez, y así no fue celebrada ni se estimó, no habiendo en las tales obras más que los contornos, teñido el resto con algún color, como son los libros que vemos venidos de Nueva España, donde los indios tienen sus calendarios, como algunos dicen.
Dice Plinio que en la guerra troyana, ni antes no habla pintura. El escudo de Héctor y de Aquiles, sin duda entendió Plinio que eran labrados de cincel de diversos metales, y sobrepuestas las figuras en el campo del escudo, y yo así mismo lo entiendo de la misina misma manera.
Kai fríe llevxbi'at rlepr,uéaui rt I&quot;Púa&quot;órr&quot; A'oyvpeoc, ,Ypuciat i.&quot;aras ir xepa'ir txorre4
<blockquote>
''Et duo Peucidar, Perimedes, Dryalusque,
''Hesiod. Scutum Herculis''
</blockquote>
[….y a los dos Peucidas, Perimedes y Dríalo eran de plata con mazas de oro en sus manos
Y demás de esto estando yo en Roma, cavando entre unos estribos del monte Quirinal, hacia una calle que va de Suburra a santa María mayor, hallaron todas tres paredes encostradas de tablas de varios y diversos esmaltes, guarnecidas de compartimientos, asimismo de esmaltes de diversos colores, que tomaba la ladera de alto a bajo, y remataba en el fondo de la cava junto a su verdadero suelo antiguo, con una pintura de mosaico de diversas piedras, figuradas las tres diosas entre arboledas; y de las ramas de un pino colgadas algunas máscaras con sus tercias, como que llevadas del aire revolaban a una y otra parte. Acordeme de lo que Virgilio dice, si es esto.
<blockquote>
''Oscilla ex alta suspendunt mollia pinu''.
''Oraque corticibus sumunt horrenda cavatis''.
</blockquote>
Estaba Paris sentado en un pedestal: era de bulto, él sólo de mármol, harto buena figura, vestido a la antigua con el bonete frigio. Debiera servir todo este aparato de fuente, porque a la redonda, así del pedestal, como de las paredes, corría un Euripo envestido de tablas de mármol , y asimismo el pavimento.
Debiera poco después florecer Simón de Siena, que retrató a María Laura, la querida de Francisco Petrarca, quien lo celebró, diciendo:
<blockquote>
Per mirar Policleto a prova fiso<br>
Con gli altri ch’ ebber fama di quell’ arte.<br>
Ivi la vide, e la ritrasse in carte,<br>
Per far fede quaggiu del suo bel viso.
</blockquote>
Y en otro soneto:
<blockquote>
Quando giunse a Simon l’ alto concetto<br>
Ch’ a mio nome gli pose in man lo stile;<br>
S’ avesse dato all’ opera gentile<br>
Con la figura voce, ed intelletto: .....
</blockquote>
Hay de mano de este Simón en el atrio de San Pedro de Roma una imagen de nuestra Señora [ virgen ] al fresco de mucha devoción por algunos milagros acontecidos.
En la sala que llaman de Constantino, por estar en ella sus hechos pintados, entre otras cosas aquella gran batalla que tuvo con Magencio, que agota los entendimientos de quien la mira, casi roba el huelgo y el resuello con la profunda admiración. Las demás historias y pinturas hacen el mismo efecto; y tantas obras que parece imposible a tan corta vida, que dicen no pasó de treinta y tres ó treinta y cuatro años (*). Ya vuestra merced ha visto aquel epitafio hecho por el cardenal Bembo.
<blockquote>
''Ille. hic. est. Raphael. timuit quo.''<br>
''sospite. vinci''<br>
''Rerum. magna. parens. quo. moriente.''<br>
''mori''
</blockquote>
¿Qué diremos de aquel gran cuadro del altar mayor en la iglesia de San Pedro
Demás de las cuales se ven hoy en aquel templo que llaman de Baco, junto a la iglesia de santa Inés, vía Nomentana, mucha parte de bóveda de cimborio, labradas de mosaico; algunas historias que no dejan de tener, para ser de aquella labor, buena parte de dibujo y manera, hechas en tiempo de Juliano el apóstata, el cual restauró (mas no con la grandeza y ornato que debiera tener primero el dicho templo) para sepultar en él a su mujer Helia Augusta, hermana de santa Constancia, donde también yacía la misma santa en una tumba harta preciosa de pórfido, labrada una a modo de Parca y unos niños y otras cosas en ella que andan en estampa.
<blockquote>
'''POEMA DE LA PINTURA'''
Si cl cielo tiene aun quien venza y quiebre<br>
De Smirna y Roma el presumir celebre.<br>
</blockquote>
<small>(*) Es don Pedro Fernández de Córdoba y Aguilar tercer Marques de Priego, con quien tuvo estrecha amistad Pablo de Céspedes, y cuya casa se seilaló por la mejor casta de caballos, que regalaba a sus reyes.
</small><br>
<blockquote>
Quales en torno al carro levantado<br>
De uncidos Ferocísimos leones<br>
Mueven como ellos, cambian vez y asientos,<br>
Y revuelven los grandes elementos.
</blockquote>
'''CARTA SOBRE LA PINTURA A FRANCISCO PACHECO'''