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''''''FRAGMENTOS DE OBRAS QUE ESCRIBIÓ SOBRE LA PINTURA EL PINTOR PABLO DE CÉSPEDES''', ''racionero de la santa iglesia de Córdoba.'''
    '''ADVERTENCIA '''
Cuando se dio razón en su artículo de la sublime doctrina, pureza del lenguaje castellano y profunda erudición que contienen los opúsculos inéditos e impresos sobre las bellas artes del sabio pintor y humanista Pablo de Céspedes, quiso publicarlos el autor de este diccionario por apéndice al fin del mismo articulo; mas no habiendo podido tener efecto por haber salido voluminoso el tomo primero, a que correspondían, lo ejecuta en este a fin de no privar a los eruditos aficionados a las nobles artes, ni a sus profesores de la satisfacción y utilidad que pueden sacar de estos escritos tan importantes corno deleitables.
 
 
Los que se han hallado hasta ahora son cuatro: dos inéditos, y dos ya impresos; pero todos incompletos, o porque Céspedes no pudo concluirlos por sus achaques y ocupaciones, o porque moderado y prudente dejaba dormir sus obras para finalizarlas y corregirlas con examen más detenido y circunspecto, según el consejo de Horacio; o porque si en efecto los concluyó, no ha llegado a nuestros tiempos lo que les falta; sin embargo así como están merecen la luz pública y el aprecio de las personas eruditas y de buen gusto.
  El primero es un discurso ''de la comparación de la antigua y moderna pintura y escultura, donde se trata de la excelencia de las obras de los antiguo, y si se aventaja á la de los modernomodernos''s, que escribió a instancias de Pedro de Valencia, cronista de S. M. el año de 1604; y el segundo es otro discurso que trabajó ''sobre el templo de SalomonSalomón'', en que se habla del origen de la pintura. Ya se ha dicho en la nota cuarta del prólogo de este diccionario, que habiéndolos hallado en Córdoba el pintor don Juan de Alfaro, los hizo copiar con limpieza, adornándolos con algunas notas instructivas, y que los dedicó a doña Teresa Sarmiento, duquesa de Béjar, de cuya afición, practica y conocimiento en la pintura se ha hecho mención en su artículo.  
Los impresos son otros dos, que publicó en fragmentos el año de 1649 en su ''Arte de la pintura'' Francisco Pacheco para comprobación de la doctrina que expone en los capítulos de su obra, como dice él mismo en el prólogo inédito, que se ha publicado en una nota de su artículo. Uno de ellos es el ''Poema de la pintura'' en octavas rimas, que por su plan, elevación y claridad de ideas, por la pureza del idioma, y por la armoniosa y noble versificación, tiene un lugar muy distinguido entre las poesías de Garcilaso, Boscan, Fray Luis de León, los Argensolas y de otros grandes poetas españoles, igualando o excediendo a los poemas que del mismo arte de la pintura escribieron en latín Du Fresnois, en francés La Mierre y Watelet, y otros en italiano.
 
 
Le volvieron a publicar en sus colecciones el redactor del Parnaso español y don Ramón Fernández, pero con el mismo desorden que Pacheco, esto es, copiando los trozos dispersos e intercalados, sin reparar que esta dividido en dos libros o cantos. Por estas razones ha parecido conveniente publicarle cuarta vez, arreglado al plan que adoptó su autor, poniendo al margen los epígrafes de las materias que contienen las octavas, y corrigiendo estas de varios defectos que se notan en las ediciones anteriores, conforme a un códice original (que se ha tenido presente) del ''Arte de la pintura'' de Pacheco, que se acabó de escribir en 24 de enero de 1638, firmado al fin por don Agustín de Arteaga y Cañizares, quien rubricó todas las hojas de este precioso manuscrito, sin duda con el objeto de acreditar las aprobación o permiso para darlo a la imprenta, como en efecto se verificó once años después.
 
 
El último fragmento es una carta que el mismo Céspedes escribió a Pacheco el año de 1638 sobre los varios modos de pintar. Por haberse hecho muy raro el Arte de la pintura de este profesor, donde esta inserta con el mismo desorden y objetó que el poema, se vuelve a publicar ordenadamente y corregida por el propio códice, considerándose de mucho interés para la práctica de los pintores en su arte.
''DISCURSO''
 '''DISCURSO'''   ''De de la comparación de la antigua y moderna pintura y escultura, donde se trata de la excelencia de las obras de los antiguo, y si se aventajaba a los modernos.''  
'''DIRIGIDO'''
  ''''''A PEDRO DE VALENCIA''','''
'''Y ESCRITO Á INSTANCIAS SUYAS'''
'''AÑO DE 1604.'''
 
 
Tan malos pies ha tenido mi carta como yo, pues llega tan tarde a las manos de vuestra merced. Yo la di a aquel caballero a quien vuestra merced envió la suya, o no tuvo con quien enviarla, o se olvidó de darle recaudo. Holgaría hallar mejor expediente para de aquí adelante. El portador le dio a vuestra merced mejores nuevas de mí de las que debía darle, porque por ese mismo tiempo que vuestra merced las recibió, yo estaba tal que esperaba muy poco de mi salud, y aun de la vida propia. Bendito sea nuestro Señor, que así con la enfermedad, como en haberme dado salud, he recibido infinita merced de su mano. Cierto, señor, que desde esta pascua pasada de Resurrección, que comenzó por unos corrimientos, y en la de Pentecostés que acudieron unas calenturas paroximales, y ya libre de ellas revolvieron otra vez con tanta malicia que nos hizo a todos estar en no pequeño miedo. Ya, bendita sea su divina bondad, estoy con salud, aunque las fuerzas faltan y los pies algo lastimados.
 
 
Era tanto el deseo que tenía de ver letra de vuestra merced esperando con ella particular alivio, confiado que la alegría que yo había de tener con ella, había de expeler totalmente los remanentes de mis enfermedades: demás que deseaba acabar ciertos pliegos que enviaba a Sevilla para con menos embarazo escribir a vuestra merced, suplicándole me encomendase a nuestro Señor, y esto era en el mismo punto que recibí la de vuestra merced, y el portador me prometió enviar la respuesta a vuestra merced. Con todo eso, no me descuidaré yo en buscar otros caminos, si los hallare, más breves; y brevemente diré a vuestra merced respondiendo a ella, que debo mucho a nuestro Señor, pues con su favor haya tenido tan buen suceso el amor y gran voluntad que muchos años ha he tenido al nombre de vuestra merced para servirle, teniéndome por dichoso si alcanzase ocasión a mi buen deseo, ahora veo como es acertado por vuestra merced e yo admitido a su servicio.
  Háceme vuestra merced sabidor de algunos partitulares estudios de vuestra merced acerca de escritores griegos, donde vuestra merced nota culpas, así de los que han traducido a Ateneo como a otros autores. En ello recibo infinita merced, y doy el parabién a la república de las letras de las riquezas que vuestra merced la comunicara para acrecentamiento del tesoro de ella, y así mismo de la del señor Arias Montano (I) que está en el cielo, tan señor y particular patrón mío. Día llegará, como espero en Dios, que el mundo gozara de las unas y de las otras. Yo, señor, en todo soy el más ignorante del mundo, y particularmente en las letras griegas. En mi mocedad atendí a estos estudios con harto cuidado: después acá con otras preocupaciones les di de tal manera de mano, que del todo los he olvidado. Bien es verdad que algunas veces no dejo de leer algo en Píndaro, a quien siempre tuve particular devoción, porque hallo a mi gusto mucho, con todo que nunca le miro así sino sobre peine, como dicen, siempre veo en él una muy bien dibujada y florida pin- pintura, grande y cual convendría a un Miguel Ángel.
Las notas que se irán añadiendo se hallaron en el manuscrito donde se copió este discurso. Algunas parecen ser ser del mismo Céspedes, y otras del pintor don Juan de Alfaro, quien le dedicaba a la duquesa de Béjar.
  [Nota de transcripción. Con objeto de facilitar la lectura, las notas se insetaran coincideindo con las páginas del el texto original y no al final de cada fragmento. ]
(I) Arias Montano, doctor teólogo, famoso en la interpretación de la escritura sagrada y en el conocimiento de las lenguas hebrea, siria, caldea, griega y latina. murió en Sevilla año de 1595.
 
 
 
 
 
-tura, grande y cual convendría a un Miguel Ángel.
 
 
Con grande alegría leo en la carta de vuestra merced, donde significa la ardiente afición que vuestra merced tiene a esta arte verdaderamente nobilísima, y de la muestra que en los tiernos años vuestra merced daba de lo mucho que alcanzara en esta arte si vuestra merced la cultivara con su divino ingenio. Vuestra merced la dejó por demostrarlo en las cosas mayores. ''Postcuam nos Amaryllis habet, Galatea reliquia'', y la que en vuestra merced persevera todavía es grande indicio de la nobleza del ingenuo pecho de vuestra merced, y lo que vuestra merced trata de ella es el más ilustre elogio que yo jamás he visto de nadie, pues vuestra merced la sube tanto de punto (2) que la descubre una cierta divinidad que lleva tras sí los ojos de los hombres con tanta maravilla que se hizo adorar: concepto nuevo y no advertido hasta ahora de nadie.
 
 
Mándame vuestra merced decir mi parecer acerca de la excelencia de las obras de los antiguos y si se aventajaba a la de los modernos. Háceme retirar la dificultad del argumento, y fuerzame el mandato de, vuestra merced, tanta mas que es muy ordinario de los que poco sabemos decir y discurrir de lo que entendemos menos. Con todo que vamos, aunque con la relación de
 
 
(2) Raro discurso en alabanza de la pintura, escrito por el cronista Pedro de Valencia.
 
 
Plinio (3), a quien yo doy crédito en todo por ser tan particular y acertada, que no sólo parece ser escrita por autor diligente y de cuidado, pero tan exacta como de pintor, que alcanzaba lo muy primo y dificultoso de esta arte. Digo, pues, que vamos muy a peligro de errar, comparando y cotejando las obras que no vemos con las que hemos visto de los pintores de este siglo.
 
 
De la excelencia de la pintura aventajada a la escultura, o al contrario, muchas cosas he visto de lo uno y de lo otro escritas de hombres doctos y prácticos, y todavía se queda el pleito por sentenciar, de mi parte a lo menos. De su antigüedad entiendo ser antiquísima. ¿Cómo pudo el escultor hacer cosa buena si no se ayudaba primero del dibujo, que es principal elemento de la pintura y gran parte de ella? Las obras de media talla, que hacen mención Homero y Virgilio, sin dibujarlas primero ¿cómo se podrían labrar? Las bordaduras y obras de recamo, de que hay tanta mención como vuestra merced mejor sabe ¿podría hacerlas primero la aguja que no precediese un padrón de mano de pintor, juntamente con los colores donde hablan de ir? que era
 
 
(3) Cayo Plinio segundo en su historia de la naturaleza: obra difusa, erudita, y no menos varia que la misma naturaleza.
 
 
 
 
andar a ciegas, y casi imposible poderse hacer la labor.
 
 
Los hierogíficos [ jeroglíficos ] de los egipcios demuestran esto mismo, porque aquellas figuras que grababan en los obeliscos y otras obras dan a entender que primera se hacían padrones de ellas y se estarcian en el mármol para poderse cortar. Las figuras son simplicísimas, aunque no muy apartadas de la buena manera, y que no tienen más que los perfiles de afuera. Yo tuve una figurita egipcia de piedra negra, toda labrada de hieroglíficos [ jeroglíficos ]: hase perdido en la peste de Sevilla, porque murió de ella un criado mío que la tenia a su cargo con otras cosas. Entiendo que su pintura sería del mismo jaez, y así no fue celebrada ni se estimó, no habiendo en las tales obras más que los contornos, teñido el resto con algún color, como son los libros que vemos venidos de Nueva España, donde los indios tienen sus calendarios, como algunos dicen.
 
 
Dice Plinio que en la guerra troyana, ni antes no habla pintura. El escudo de Héctor y de Aquiles, sin duda entendió Plinio que eran labrados de cincel de diversos metales, y sobrepuestas las figuras en el campo del escudo, y yo así mismo lo entiendo de la misina manera.
Kai fríe llevxbi'at rlepr,uéaui rt I"Púa"órr" A'oyvpeoc, ,Ypuciat i."aras ir xepa'ir txorre4
''Et duo Peucidar, Perimedes, Dryalusque,
      Kai fríe llevxbi'at rlepr,uéaui rt I"Púa"órr" A'oyvpeoc, ,Ypuciat i."aras ir xepa'ir txorre4 Et duo Peucidar, Perimedrr, Dryalurqur, ''ArgentiArgentei, aureas abieter abietes in manibus habentes.''
......."".."".."....Goiis S'ara"uc"arerrec A'PYipeoc ie"t(pires i,4rírrrr iAllaxas ix3is
Tdv "v-x# xatuaoi rpeer 7xéúes. avrap ¿-ir' a.xrR¡s
  ''Duo autem sursum eslantesefflantes''<br>''Argenti Argentei delphines,despacebant depascebant mutos pisces''<br>''sub Sub his aeri aerei trepidabant pisces,sed in ripis…''
''Hesiod. Scutum Herculis''
  [….y a los dos Peucidas, Perimedes y Dríalo eran de plata con mazas de oro en sus manos
.....dos resoplantes delfines de plata asustaban muchos peces; por debajo huían peces de bronce, además en la orilla...
(Hesíodo obras completas, pp. trad de Aurelio Pérez Jiménez, ed. Gredos, 1990.) ]
Parece de esto, o sean de medio relieve, las figuras sacadas de cincel y cortadas o perfiladas no mas, y cortadas las sobreponían en el campo del escudo, así de oro como de otros metales, y algaras grabadas en el mismo campo de metal o bronce, que era no pequeño primor, si en ellos están en mayor reputación que oro ni piedras preciosas.
 
 
Tiziano de Cador, insigne y singular en su facultad, entre otras obras hizo retratos de príncipes y princesas y otros particulares que el vivo no es así más semejante. Alonso Berruguete y nuestro Becerra, gran imitador de Miguel Ángel, así en el pincel, como en la escultura, diera grandes prendas de su valor, si la muerte no le atajara: fue asimismo muy semejante en la arquitectura como en las demás facultades a Miguel Ángel, a quién tuvo por maestro. ¿Donde dejo yo a Polidoro de Caravaggio? Pintó de blanco y negro muchas delanteras de casas, con tanto artificio e imitación de las cosas antiguas, que ultra que es escuela de los pintores su pintura, Tiziano cuando vino a Roma, luego que se le ofrecía mirar algunas de sus obras, se paraba, y decía: veamos esta obra del maestro.
 
 
Otros muchos hubo que yo pudiera poner en lista, como a Tadeo Zuccaro y su hermano Federico, archivos verdaderamente del tesoro de este arte, y otros que dejo, así por atender a la brevedad, como porque sus obras no han sido vistas por mí, y si lo han sido no las tengo tanto en la memoria, aunque ahora me representa a Julio Romano, discípulo de Rafael, o por decir mejor, otro Rafael; Lucio Romano, gran mi amigo en su última vejez, maestro de pintar grutescos por excelencia. Y en nuestra España no han faltado algunos, mas su excelencia fue más en dorados y estofados, y si algunas historias hay de ellos, es más de loar la pulideza del pincel que la materia.
 
 
''Ejus est sacerdos adorans, et Ajax fulmine incensus'' (I). No puede con to-
 
 
(I) Plin. Cap.9. lib, 35. hablando de Apolodoro ateniense, pintor famoso, que floreció en la olimpiada XLIV celebra de su macro un sacerdote que esta adorando y Ayax abrasado de un rayo, cuya pintura se hacia en su tiempo en Pérgamo.
 
 
-do esto competir con el retrato que Rafael de Urbano hizo de Julio II, en el cual se ve su semejanza al vivo, los terciopelos y demás ornatos que de ordinario traen los sumos pontífices, porque no se puede llegar, cuanto el pasar de allí. Pintó asimismo un incendio del palacio e iglesia de san Pedro, donde hay unas mujeres, que llevan agua para apagarlo, y otra que ha echado una criatura de un terrado por librarla del fuego, la recoge un hombre, medio vestido en los brazos, ¡divina cosa! y un hijo que saca de las llamas su padre a cuestas, y un hijo que lleva delante de sí, a imitación de Eneas y Anquises: no hay mas que ver, ni que decir.
''Deprehenditur tamen.Zeuxis grandior in capitibur articulasquecapitibus articulisque, &amp;c'' .(2). Esto no se puede reprender en ninguno de los ya nombrados.  
''Descendisse hic in certamen cum Zeuxide traditur. Et cum ille detulisset uvas pictas tanto successu, ut in scenam aves advolarent, ipse detulisse linteum pictum, ita veritate repraesentata'',
 
 
(2) Zeuxis Heracleontes floreció en la olimpiada XCV. Fue gran pintor y de igual fortuna, y tan arrogante, que en la pintura que hizo del atleta, puso debajo aquel verso; desde allí famoso y célebre en que decía:
invisurum ''Invisurum aliquem facilius, cuan imitaturum.''
Más fácil será envidiarle que imitarle: no obstante fue notado de que hacia las cabezas y los artejos grandes.
''ut Zeuxis alitum judicio tu mens flagitaret tandem remoto linteo ostendi picturam, atque intellecto errore concederet palmanm ingenuo pudore, quoniam ipse volucres fefellisset'' (6). Paréceme conseja. Él engañó las aves y engañáronle a él con la toalla pintada. Haberse engañado las aves en la capilla del Papa en algunos asientos y cornisas hechos por Miguel Ángel es cosa cierta: no por eso se hace gran caso. Tiziano retrato al duque de Ferrara, y puso el duque su retrato en una ventana, y él se puso a otra para gustar el engaño, y cuantos pasaban, pensando que era el duque, lo reverenciaban con la gorra en la mano. Y el mismo Tiziano, que es mas, estando en Roma fue a ver las pinturas que hizo Rafael en el jardín de Agustín Guigi, que ahora es del cardenal Farnesio, -y en una lonja que sale a la puerta hay unos niños pintados de blanco y negro, y algunas cornisas fingidas de estuque, y no
 ''ut Zeuxis alitum judicio tu mens flagitaret tandem remoto linteo ostendi picturam, atque intellecto errore concederet palmant ingenuo pudore, quoniam ipse volucres fefellisset'' (6). Paréceme conseja. Él engañó las aves y engañáronle a él con la toalla pintada. Haberse engañado las aves en la capilla del Papa en algunos asientos y cornisas hechos por Miguel Ángel es cosa cierta: no por eso se hace gran caso. Tiziano retrato al duque de Ferrara, y puso el duque su retrato en una ventana, y él se puso a otra para gustar el engaño, y cuantos pasaban, pensando que era el duque, lo reverenciaban con la gorra en la mano. Y el mismo Tiziano, que es mas, estando en Roma fue a ver las pinturas que hizo Rafael en el jardín de Agustín Guigi,,que ahora es del cardenal Farnesio, -y en una lonja que sale a la puerta hay unos niños pintados de blanco y negro, y algunas cornisas fingidas de estuque, y no   Nota de transcripción: En todas las ediciones consultadas pasa de la nota 2 a la 6.   (6) La competencia de Zeuxis con Parrasio es muy célebre en las historias; porque como aquel trajese uvas pintadas tan al natural y con tan buen suceso, que puestas en público volaron las aves a picar en ellas, Parrasio trajo un lienzo pintado, el cual parecía tan verdadero, que Zeuxis hinchado con el juicio de las aves, comenzó a pedir, que levantase el lienzo v mostrase la pintura, y entendido su error, se concedió la victoria con hidalga y noble vergüenza, porque él había engallado las aves, poro Parrasio le habla engallado a él, siendo artífice. Plinio, lib 35. cap. 10, . [Nota de transcripción: En todas las ediciones consultadas pasa de la nota 2 a la 6.]
quiso creer que los niños fuesen de pintura, hasta tanto que trajo una caña y los tentó para ver si eran de bulto: tanto duró en él el engaño, que aunque otros se lo decían, no lo creía. Hlzolos Baltasar Peruci de Siena.
  Otras cosas dice Plinio en el cap. 10 del dicho libro, que comparadas a otras cosas de ahora quedan inferiores. ''Primus symmetriam picturae dedit, primus argutias vultus, elegantiam capilli, venustatem oris, confessione artificum in lineis extremis palmam adeptus. Haec est in pictura summa sublimitas. Corpora enim pingare pingere et media rerum, est quidem magni operis; sed in quo multi gloriam tulerint. Extrema corporum facere et desimentis desinentis picturae modum includere, rarum in successu artis invenitur. Ambire enim debet se extremitas ipsa, et sic desinere, ut promittat alia post se, ostendatquee ostendatque etiam cuae quae occultat'' (7).  
No se puede decir más de lo que Plinio incluye en estas cuatro palabras, ni mejor dicho con más propiedad y elegancia no las pudo decir otro ninguno; y si Parrasio efesio tuvo todas estas partes, él era egregio pintor, y cualquier
  (7) Habla de Parrasio. Nació en Éfeso: fue el primero que dio simétrica proporción a la pintura y gracia y donaire a los rostros, sutileza y compostura a los cabellos, hermosura a la boca, y fue el que, confesándolo así todos los artífices, se aventajó en el dibujódibujo.  
pintor que las poseyere será, el mismo.
 
 
Lo primero, ''in extremis lineis'', entiendo los contornos y verdaderos perfiles, hechos con gracia y grandeza, y son las líneas que forman una cabeza, un brazo, una pierna, otro cualquier miembro, y finalmente toda una figura. Este es el primer trabajo del arte y el extremo estudio en que consiste el dibujo, el donaire y la majestad de las figuras.
 
 
''Corpora enim, pingere, et media rerum''. Aquí entiendo se encierran los colores, las luces que realzan la figura, las medías tintas, obscuros y más obscuros, en que consiste principalmente la buena manera y colorido.
 
 
''Extrema corporum facere, et desinentis picturae modum includere''. Entiendo que es gran pintor, como de verdad lo es, y artificio grande las líneas que circunscriben una figura o miembro de ella, estar de tal manera disimuladas, que no se vean los perfiles ni término alguno, sino que parezca que va arredondeando; y que si Vuestra Merced volviese la tal figura, hallaría la otra parte que no se ve, porque en estando perfilada ya se acaba allí la vista, y cierra aquella parte y no promete más que aquello que tiene perfilado. Y así los buenos maestros huyen esta suerte de manera perfilada.
''Et sic desinere, ut promittat alia post se, ostendatque etiam quae ocultat''. Entiendo yo que cuando se va contornando un brazo, una pierna, u otro cualquier miembro, que siguiendo el contorno de un muslo, el cual tuerce a la parte de dentro, recibe aquel perfil el del músculo que se sigue de manera que el que lo mira, comprende para donde camina el, dicho músculo, y casi ve lo que no se puede ver. Estas partes tuvieron los pintores próximamente nombrados, cual florecía más en una parte, cual en la otra, y Miguel Ángel en todas.
 ''Et sic desinere, ut promittat alía post se ostendatque etiam cuae ocultat''. Entiendo yo que cuando se va contornando un brazo, una pierna, u otro cualquier miembro, que siguiendo el contorno de un muslo, el cual tuerce a la parte de dentro, recibe aquel perfil el del músculo que se sigue de manera que el que lo mira, comprende para donde camina el, dicho músculo, y casi ve lo que no se puede ver. Estas partes tuvieron los pintores próximamente nombrados, cual florecía más en una parte, cual en la otra, y Miguel Ángel en todas.   ''Alia multa graphidis vestigia extant in tabulis ac membranis ejus, ex quibus proficere dicuntur artíficesartifices'' (8).  
No solamente a los estudiosos de esta arte aprovechan los dibujos de Miguel Ángel, de Rafael y otros, sino que se compran de príncipes y otros personajes con excesivos precios (9). Retrató Miguel Ángel a su amigo Tomas del Caballero en un cartoncillo cerca de una vara algo menos, de lápiz negro y con tanta vivacidad y grandeza con el traje, que en aquel tiempo se usaba, y en una mano tiene una medalla. No espere nadie ver en
 
 
(8) Dibujos de Parrasio en tablas y en pergamino, celebrados por Plinio, cap. 10, lib. 35.
(9) La majestad de Felipe Iv hizo colocar en su palacio algunas [[historias_dibujadas_de_Pablo_Verones_-_Céspedes,_Pablo|''historias dibujadas de Pablo Verones'']], y algunos [[fragmentos_de_los_nadadores_de!_río_Arno_-_Céspedes,_Pablo|''fragmentos de los nadadores de! río Arno'']] de mano de Miguel Ángel. El gran almirante de Castilla tiene algunos [[(dibujos)_de_Julio_Romano_-_Céspedes,_Pablo|''[ dibujos ] de Julio Romano'']]; y el marqués del Carpio, no dejándolos de adquirir por ningún precio.
 
 
algún tiempo mejor cosa, aunque sea de colores, antes a mi parecer, quedan muchos pasos atrás, con una manera de dibujar tan grande y hermoseada, que no sólo es cosa maravillosa; pero hasta ahora nunca imitada, aunque de muchos tentada, ni hasta aquel día vista.
''Sunt et duae picturae ejus nobilissimae: hoplititis, in certamine ita decurrens, ut sudare videatur: alter arma deponens, ut anhelare sentiatur'' (10). En un paño de rázago en la capilla del Papa estrecho, que así lo pide el sitio, esta tejido por padrón de Rafael de Urbino el terremoto haciendo fuerza con los brazos, mostrando en el rostro la fuerza y fiereza con que hace temblar un monte, que a quien lo mira le parece que realmente tiembla ruina.
 ''Sunt et duae picturae ejus nobilissimae: hoplititis, in certamine ita decurrens, ut sudare videatur: alter arma deponen, ut anhelare sentiatur'' (10). En un paño de rázago en la capilla del Papa estrecho, que así lo pide el sitio, esta tejido por padrón de Rafael de Urbino el terremoto haciendo fuerza con los brazos, mostrando en el rostro la fuerza y fiereza con que hace temblar un monte, que a quien lo mira le parece que realmente tiembla ruina.   ''Pinxit et minoribus tabelis libidines, eo genere petulantis joci se reftciensreficiens'' (11). Bien entiendo que si él viera las que en este género han dibujado maravillosas cierto Perino del Vaga, Rafael de Urbino y Antonio de Correggio, él quedara vencido y corrido.  
(10) Dos pinturas de Parrasio nobilísimas de dos hoplítides [ hoplitas ] (que son dos hombres armados), que entran en las contiendas: el uno corriendo, de tal suerte, que parecía qué sudaba, y el otro que dejaba las armas, y se mostraba jadeando. Plin. ibid.
(11) Pintó el mismo Parrasio en tablillas figuras menores y lascivas, rehaciéndose en aquel género de pintura y deshonesto juego. Plin. ibid.
  ''Ejes Ejus enim est Iphigenia, oratorum laudibus celebrata, qua stante ad aras peritura, cum moestos pinxisset omnes praecipue patruum et tristitiae onmeni omnem imaginem consumpsisset, patris ipsius vultum velavit, quem digne non poterat ostendere'' (12). En más estimo un descendimiento de la Cruz que pintó Antonio de Correggio en Parma, donde nuestra Señora se muestra dolorosísima con suma modestia, dando mucha expresión de sentimiento a san Juan y a otras figuras; con todo tuvo bastante caudal para henchir ''omnet imaginem tristitiae en la Magdalena, quae plus ardebat caeteris'', la cual figura ha sido celebrada, de  
(12) Plin. cap. 10, lib. 35, hablando de Timantes, de quien es esta pintura de Ifigenia, hombre de grande ingenio, y según escribe el Volaterrano, floreció en la olimpiada XCV. Celébrale mucho Plinio y otros autores, y en especial Quintiliano para declarar la variedad de los géneros y formas de decir que han tenido los oradores; porque como a Salustio le faltaron palabras para significar dignamente las cosas de Cartago, y lo disimuló con este color retórico de decir, porque de Cartago más vale callar que decir poco. Así a Timantes faltándole afectos de tristeza para el padre; lo disimuló con cubrirle el rostro, porque habiendo pintado en la inmolación y sacrificio de Ifigenia triste a Calcante, y añadiendo más tristes a Ulises y a Menelao, consumidos ya todos los afectos, no hallando más suma tristeza, que pudiese hacer el arte para poder significar dignamente el rostro triste del padre, le cubrió su cabeza y rostro, dando al animo de cada uno el pensar sobre el grado de su tristeza. Quintil lib. Il , Orat. Insit. cap. 4.
 
 
suerte, que ella sola anda retratada en innumerables cuadros de por sí.
 
 
He hecho mención de estas obras por haberse hecho después de los tiempos de Plinio; y sin duda se acabara del todo la pintura si la religión cristiana no la hubiera sustentado de cualquiera manera que fuese. La causa general de su caída fue la misma que la de todas las buenas artes: la particular Plinio también la refiere, o la da a entender. Fue parecer a aquellos príncipes romanos, acerca de los cuales había de ser favorecida, ser ya ornato pobre no conforme a sus riquezas, y quizá la vileza de algunos pintores, como también los hay ahora, que han de ser causa de la misma ruina. Dieron en adornar sus paredes encostrándolas con mármoles de diversos colores, con los cuales a modo de taracea, variaban las piezas con varios compartimientos de arquitectura y labores grutescas de diversas piedras y aun nácares; y demás de esto historias y figuras de diversos animales. Algunas de ellas he visto conservadas en las ruinas de Roma en los corredores de San Juan Luterano [ de Letrán ] junto a la puerta de Sancta Sanctorum: antes que Sixto V los mudase y labrase, había un pedazo de friso subiente sobre mármol verde, las hojas taraceadas de diversidad de piedras y nácares, harto gracioso, y que en su tiempo debiera de costar la obra que lo acompañaba gran suma de dineros.
 
 
En el hospital de santo Antonio, cerca de santa María mayor, vi en una sala antigua, que sirve de bodega y almacén al hospital, un pedazo de friso que corría por arriba a la redonda, ancho más de cinco o seis cuartas, donde hay animales de mármoles de colores encajados y taraceados en diversas piedras que imitan el color de los animales, y el campo me pareció jaspe verde. Y no solamente eran adornados los edificios de los antiguos de semejantes riquezas en vez de la pintura , pero también se lían hallado pavimentos de piedras preciosas. Yo vi una cantidad de ágatas lindísimas en manos de un anticuario, que se habían hallado en un pavimento asentadas y encajadas, que no debieran tener precio; pues de creer es que las paredes corresponderían al suelo , y en el enmaderado o bóveda habían de corresponder a tal riqueza. Habíala también en las obras de mosaico, que también por su parte ayudaron a echar fuera la pintura.
 
 
Y demás de esto estando yo en Roma, cavando entre unos estribos del monte Quirinal, hacia una calle que va de Suburra a santa María mayor, hallaron todas tres paredes encostradas de tablas de varios y diversos esmaltes, guarnecidas de compartimientos, asimismo de esmaltes de diversos colores, que tomaba la ladera de alto a bajo, y remataba en el fondo de la cava junto a su verdadero suelo antiguo, con una pintura de mosaico de diversas piedras, figuradas las tres diosas entre arboledas; y de las ramas de un pino colgadas algunas máscaras con sus tercias, como que llevadas del aire revolaban a una y otra parte. Acordeme de lo que Virgilio dice, si es esto.
 
 
 
''Oscilla ex alta suspendunt mollia pinu''.
 
 
Porque en otra parte dice el mismo:
 
 
''Oraque corticibus sumunt horrenda cavatis''.
 
 
Estaba Paris sentado en un pedestal: era de bulto, él sólo de mármol, harto buena figura, vestido a la antigua con el bonete frigio. Debiera servir todo este aparato de fuente, porque a la redonda, así del pedestal, como de las paredes, corría un Euripo envestido de tablas de mármol , y asimismo el pavimento.
Algo de esto quiso decir Plinio en el libro XXXV, cap. I , hablando de la pintura y de la grande estimación que antes tuvo.
''Nunc vero ira totum marmoribus pulsa, iam quidem et auro: nec tantum ut parietes toti operiantur, verum et interraso marmore, vermiculatisque ad efigies rerum et animalium crustis. Non placent iam abaci, nec spatia montis in cubiculo delitentia: coepimus et lapidem pingere . Hoc Claudij principatu inventum: Neronis vero, maculas quae non essent, in crustis inserendo, unitatem variare, ut ovatus esset Numidicus, ut purpura distingueretur Synnadicus, qualiter illos nasci optarent deliciae. Montium haec subsidia deficientium: nec cessat luxuria id agere, ut quam plurinum incendijs perdat.''
Algo de esto quiso decir Plinio en el libro xxxv, cap. I , hablando de la pintura y de la grande estimación que antes tuvo.   ''Nunc vero ira totum marmoribus pulsa, iam quidem et auro: nec tantum ut parietes toti operiantu, verum et interraso marmore, vermiculatisque ad efigies rerum et animalium crustis. Non placent iam abaci, nec spatia montis in cubiculo delitentia: coepimus et lapidem pingere . Hoc Claudij principatu inventum: Neronis vero, maculas cuae non essent, in crustis inserend, unitatem variar, ut ovatus esset Numidicus, ut purpura distingueretur Synnadicus, qualiter illos nasci optarent deliciae. Montium haec subsidia deficientium: nec cessat luxuria id agere, ut quam plurinum incendijs perdat.''   Algunos fragmentos han quedado del mosaico antiguo en Roma, hechos en aquellos tiempos , cuando florecían con el imperio las artes. Un pedazo de pavimento al parecer vi en casa de Tomas del Caballero, caballero ilustre romano: nómbrelo por haber sido grandísimo amigo, y aun creo, compadre del señor Arias Montano; donde estaban unos peces de mosaico, excelente obra. En santa María de Trans-Tíber [ Trastevere ] unos pájaros maravillosos. En el pórtico de San Pedro in Vaticano un papagayo dentro de una jaula, de no menos artificio y gracia que dibujo.  
Cerca de Nápoles, en un lugar, que se llama Puzol, fuera de él, en la gruta, como dicen, de la Sibila la bóveda de un aposento no muy grande, también labrada de esta suerte de mosaico de aquel tiempo, enriquecido con piezas de nácar. Vi en otra pieza más adentro, aunque no de mosaico, sino de muy buena pintura las paredes en lo que de ellas dejaba ver la antigüedad, pintadas de yedras y parras con grande imitación del natural, sobre el encalado. La razón de esta curiosidad era porque el blanco del encalado no diese pesadumbre a la vista, templada con el verde de las parras y yedras que las vestían.
 
 
Estos fragmentos de mosaico antiguo son muy diferentes de los que en tiempos más modernos se usaron. Eran los antiguos de solas piedrecitas de mármoles de diversos colores con grandísimo artificio y dibujo. Los modernos son hechos de fassetos de esmaltes varios, y en campo de mosaico de oro, que los antiguos no usaron , o porque no lo sabían hacer, o por conformarse con la buena pintura. Los que se han hecho con grandísima costa en nuestro tiempo en la capilla de Gregorio XIII son asimismo de fasselos de esmaltes varios, y de varias piedras, principalmente los rostros y encarnaciones, asimismo dorados y otros ornatos: obra verdaderamente no menos que de gran príncipe. Dícenme que el papa Clemente VIII , que hoy vive, hace otra capilla a imitación de esta.
 
 
Tornando pues a lo que comenzamos, con estas y otras ocasiones dieron tan gran caída las buenas artes, principalmente la pintura, que ya al tiempo de Constantino el magno, o poco después, casi era ya del todo o poco menos que sepultada, como dicen los estudiosos de esta arte; y digo yo que debe ser así, porque el arco que el senado y pueblo romano levantaron en gloria de este emperador, hecho y adornado de los despojos de otro del emperador Trajano, es excelentísima escultura maravillosa, y lo que añadieron y pusieron de más, como el día de hoy se ve, por aplicarlo a Constantino, unas victorias y figuras de ríos y otras cosas que no me vienen a la memoria, son abominables, fruta de aquellos tiempos; y así de lo uno como de lo otro infiero que la pintura debiera ser lo mismo. Llegados pues, estos tiempos, este arte quedó en los términos de su primer nacimiento, y aun por ventura peor. Con mas brío comienza a salir una planta del suelo, aunque sea una hojita sóla, que cuando se va secando, aunque esté cargada de hojas.
 
 
Dos maneras de pintura he visto de aquellos tiempos y por muchos años después: una que llaman manera griega, quizá por serlo sus primeros maestros; y otra que podemos llamar latina. La griega consistía todo en puro artificio y pulideza de colores, con poca imitación del natural. He visto muchas obras de ella, que ya están por el suelo, y principalmente por haber renovado las historias que estaban en el pórtico sobre las puertas de San Pedro in Vaticano, con harto dolor mío, por ser antiquísimas y famosas; y si no me engaño Zonaras u otro autor griego de su jaez hace mención de ellas. Otras se acabaron con el tiempo, y con ruinas de las paredes, donde estaban pintadas. Otras han quedado en diversos lugares, y aun se ha quedado esta manera, y no pasó adelante.
 
 
La otra manera, que he llamado latina, era del todo fuera de arte, poco más o poco menos en la bondad y primor, antes sin alguno, toscamente pintadas las figuras, aunque yo las miraba con curiosidad, porque vela en ellas alguna cosa a veces de erudición. No dejaba de haber quien de ellas se aventajaba a las demás, no en otra cosa que en estar mejor tratadas las colores. En San Pedro de Roma solían verse pintados aquellos primeros papas, y algunos ángeles, con ornatos de vestidos harto sencillos, y los unos y los otros con los palios que se ponen los arzobispos cuando están revestidos de pontifical; y aunque pudiera decir de muchas obras, las dejaré a posta por evitar prolijidad, y porque en lo que toca al arte, no hay que decir de ellas. Sólo traeré a la memoria una imagen de nuestra Señora emperatriz, que estaba pintada en un pilar de santa María de Trans-Tíber [ Trastevere ] con dalmática, conforme a la de los diáconos, con el mundo en una mano y cetro en la otra, con una corona en la cabeza bien sencilla con engastes de piedras, los cabellos algo caídos, adornados de perlas, ornato quizá de las augustas de aquellos tiempos. Teníala yo devoción particular, y así no pude dejar de sentir mucho un día, que pasando por aquella iglesia, la vi toda blanqueada y la imagen también (13).
 
 
En la iglesia parroquial de San Pedro de nuestra Córdoba, en la pared que está a mano derecha hay muchas pinturas de aquellos tiempos, a quienes perdoné la furia bárbara de los moros cuando poseyeron esta ciudad, mas no el discurso del tiempo, ni la negligencia de los que han tenido a su cargo la iglesia, y así apenas se pueden comprender con la vista, tanto por estar gastadas, cuanto por el mucho polvo que se ha entrapado encima de ellas. Reverenciolas y beso aquellas santas y antiquísimas paredes, rozadas de la multitud de aquellos ilustres Mártires que entraban y salían en tiempo de sus persecuciones por cerca de ellas. Esta suerte de pintar, aunque tan grosera e inculta, parece que todavía eran las cenizas de donde había de salir la hermosísima fénix, que después salió con tanto esplendor y riqueza, que en estos tiempos ha mostrado este arte.
 
 
(13) Puédese traer los retratos antiguos que vi en poder del Sartorello, anticuario en Roma, labrados en marfil, y también lo que dice Ammiano Marcelino de la dalmática.
 
 
Estas tan cerradas tinieblas duraron muchos y muchos años, en todos los cuales no hubo más que colores mal asentados y ridículas pinturas, y aun esas en muchas partes no había, hasta que Cimabue, pintor florentino, levantó en lo que sus cenizas le concedían el ánimo, y se aventajó mucho a lo, que entonces corría, y pintó una imagen de nuestra Señora [ la virgen ] con tanta admiración de todos, que el día que la acabó concurrieron en una solemnísima procesión de frailes toda Florencia con tanta demostración, colgando y aderezando las calles de regocijo, que asta hoy se llama la calle donde moraba el pintor Borgo Alegro. Esta imagen vi pasando por aquella ciudad.
 
 
Debiera poco después florecer Simón de Siena, que retrató a María Laura, la querida de Francisco Petrarca, quien lo celebró, diciendo:
  Per mirar Policleto a prova fiso<br>Con gli altri ch’ ebber fama di quell’ arte.<br>Mill’ anni , non vedrian la minor parte<br>
Della beltà, che m’ ave il cor conquiso.
Ma certo il mio Simon fu in paradiso,<br>Onde questa gentil donna si parte:<br>Ivi la vide, e la ritrasse in carte,<br>
Per far fede quaggiu del suo bel viso.
 
 
Y en otro soneto:
  Cuando Quando giunse a Simon l’ alto concetto<br>Ch’ a mio nome gli pose in man lo stile;<br>S’ avesse dato all’ opera gentile<br>
Con la figura voce, ed intelletto: .....
 
 
Hay de mano de este Simón en el atrio de San Pedro de Roma una imagen de nuestra Señora [ virgen ] al fresco de mucha devoción por algunos milagros acontecidos.
 
 
Fue poco antes o después de estos maestros Margariton de Arezo, que retrató del natural a San Francisco, el cual yo le descubrí en Roma, y avisé a don Luis de Torres, arzobispo de Monreal, el cual con otras cosas envió a Málaga: entiendo que se echó a perder más de lo que estaba por el camino.
 
 
Fue de estos poco tiempo distante Giotto, natural de Florencia: como entiendo, aventajose mucho a todos estos. Yo vi algunas figuritas al fresco de este pintor en la capilla mayor vieja de San Pedro de Roma, harto bien labradas y con harta gracia: perecieron con la misma capilla. Todavía se ve una obra suya maravillosa de mosaico más redonda que la O de Giotto en el mismo atrio o patio de la iglesia de San Pedro la barca de los apóstoles periclitando en la mar y Cristo nuestro redentor andando sobre las ondas. De estos principios, aunque flacos, subió la grandeza de este arte a la cumbre que en nuestros tiempos se ha visto.
  La pintura, llamada de los antiguos ''monochromaton'', y la que llamaron ''linearis'', a mi parecer es poco diferente la una de la otra: ''ideo et quos pingererit pingererent adscribere institutum'' (14). No se ha de entender lo que algunos dicen por donaire, este es hombre y este caballo. He visto en Roma en casa de Tomás del Caballero, entre otras cosas de mucha estima antiguas, un vaso de barro, alto cerca de vara o más; y ha de advertir vuestra merced que ningún vaso antiguo de aquellos tiempos se halló vidriado, porque no se sabía entonces vidriarlos, más dabanle una tez tan lisa, como si fuera bruñida, y las labores eran de color de estaño, como se ve en algunos muy conservados, las cuales labores el día de hoy con la antigüedad están negras: tengo a este propósito algo notado que verá vuestra merced algún día, siendo nuestro Señor servido. Digo pues que en el gollete de la urna estaban figuradas con líneas algunas figuras algo más obscuras que el campo del vaso. ''Primus invenit eas colorare, testa ( ut ferumferunt) trita, Cleophantus corinthius'' (1 5). Las vestes y miembros diferenciados con líneas solamente y bien, no con pequeño dibujo; y una, matrona asentada con la mano en la mejilla tenia un letrerito blanco en griego ''TpoiA''; y otra figura en pie ''Troylus'', y a la redonda iban figuras de esta suerte, representando los héroes de  
(14) Plin. lib 35 , cap. 3.
(15) Plin. ibid El primero que halló colorir las pinturas con teja (como dicen) molida, fue Cleoanfo Corintio.
 
 
la guerra de Troya con sus nombres griegos; y esto es lo que Plinio dice.
 
 
Acuérdome haber visto en Nápoles unas sargas ya viejas en la guarda-ropa de un caballero, que las estimaba harto, hechas en España. La manera de pintar era gentilísima de algún buen oficial antes que se inventase la pintura al ólio [ óleo ] (16); y todas las figuras (era la historia de Amadís de Gaula) con sus nombres apuestos en español, que también esto se uso cuando después de perdida la pintura, comenzaba a levantarse de sueño tan largo. Entendiera que ''monocromata'' eran las pinturas de blanco y negro, si Plinio no hiciese particular mención de ellas, llamándolas ''Monochromata. ex albo''. También las estampas podían comprenderse debajo de este nombre y lineares, en las cuales han mostrado grande acierto y maravilloso artificio Alberto Durero, Marco Antonio Boloñés (17), y otros, por quienes se han comunicado por todo el mundo las obras de tan excelentes pintores, y ahora al presente muchos con nue-
(16) Inventóse el pintar al ólio [ óleo ] el año de 1410 en Flandes por Juan de Encina, pintor famoso. Nótese aquí la antigüedad que tiene el pintar bien en España.
 (16) inventose el pintar al ólio [ óleo ] el año de 1410 en Flandes por Juan de Encina, pintor famoso. Nótese aquí la antigüedad que tiene el pintar bien en España. (17) Alberto Durero , natural de Norimberg , doctísimo pintor, escultor y arquitecto, escribió muchos libros de su facultad: hizo admirables obras con el ,buril en madera, cobre y hierro. -- Marco Antonio Boloñés, pintor famoso y entallador, discípulo de Rafael de Urbino.  
-va manera y grandeza del arte, por quienes puede el buril competir con el pincel. ''Et qui primus in pictura marem foeminamque discrevit'' (18). Esta enfermedad hubo también en estotros principios. Acuérdome que en San Juan de Letrán en una capilla antes de la de Sancta Sanctorum solía mirar unas historias de ciertos milagros acontecidos en aquel lugar, donde estaba pintado uno en la horca y gente a la redonda, y decían que era una mujer y no sé que cuentos. No eran sino hombres varones todos; Pero el pintor no alcanzaba la distinción del varón a la hembra.
  ''Cimonem Cleoneum hic . Hic catagrapha invenit, hoc cstest, oblicuas obliquas imagines et varie formare vultus, &amp;c''. (19). Un pintor, llamado Masaccio florentín, como dicen, fue el primero acerca de nuestros mayores, que se atrevió a eso mismo con una polideza y perfección de pincel, que aun con ser de aquellos tiempos me pone admiración. A mi tiempo estaba aún viva una obra suya en la iglesia de San Clemente en Roma con los rostros en escorzo y otras cosas, como pies, que hasta entonces se hacían extendidos; algunos caballos había maravillosos en aquella dé-  
(18) Plin. Lib. 35, cap. 8.
(19) Plin. Ibid. Cimón Cleonio perfeccionó los principios de la pintura y hallo la catadrapha, esto es, las figuras escorzadas.
 
 
-bil manera de entonces, que él procuraba engrandecer, y otras cosas con suma diligencia hechas. Cierto, Señor, que a veces me detenía mirándolas muchos ratos, y entraba a posta por verlas, aunque muy gastadas del tiempo y vicio de la pared, y que no lo tenia por tiempo perdido.
''Alij quoque post hos clari fuere ante nonagesimam olympiadem, sicut Polygnotus Thasius, qui primas mulieres lucida veste pinxit, capita earum mitris versicoloribus operuit, plurimunque picturae primus contulit,'' (20). No puedo dejar de acordarme leyendo esto del mantuano Mantegna (21), que fue también de aquellos primeros. Pintó en su patria cosas muy loadas, que hasta su tiempo no se habían visto, unos triunfos aun todavía famosos, y otras cosas diferentes; y en Roma en los aposentos de Belvedere una capilla y unas piezas: cierto acabadísima cosa, mas que iluminación. Empero yo ví de su mano una tablita al temple en casa del señor Alejan-
 ''Alij quoque post hos clari fuere ante nonagesimam olympiadem, sicut Polignotus Thasius, qui primas mulieres lucida veste pinxit, capita earum mitris versicoloribus operuit, pltirimunque picturae primus contulit,'' (20). No puedo dejar de acordarme leyendo esto del mantuano Mantegna (21), que fue también de aquellos primeros. Pintó en su patria cosas muy loadas, que hasta su tiempo no se habían visto, unos triunfos aun todavía famosos, y otras cosas diferentes; y en Roma en los aposentos de Belvedere una capilla y unas piezas: cierto acabadísima cosa, mas que iluminación. Empero yo ví de su mano una tablita al temple en casa del señor Alejan-   (20) plinPlin. Lib. 35, cap. 9. Polignoto Tasio fue el primero que pintó a las mujeres con lucidas vestidura , y cubrió sus cabezas con mitras de muchos colores; y mejoró mucho antes que otro la pintura. Sus obras escriben Plinio, Eliano, y Pausanias lib. XX. Floreció antes de la olimpiada XC.
(21) Andrea Mantegna. natural de Mantuano, gran pintor, noble en sangre y en ingenio, y el primero que corto estampas en Italia Alberto Durero vino de Germania a Italia sin por ver a Mantegna, y llegó a verle acabado de espirar.
 
 
-dro de Médicis, que después fue cardenal y arzobispo de Florencia: contenía a Judit que se disponía a cortar la cabeza al capitán de los asirios, y su sierva vieja, y él durmiendo debajo del pabellón: cierto cosa divina: ella atendía al favor del cielo con resolución de tan gran hazaña. Tenía una veste lucida, como dice Plinio, de azul ultramarino, tan delgada y linuosa, que aunque se hiciera con agua sola, no se pudiera reducir a mayor fineza, mostrando todos los perfiles del desnudo con gracia maravillosa. La vieja atenta a abrir su talega, vestida como lo requería su edad y oficio, y el pabellón atornasolado de una seda, que los italianos llaman ''tabí'', que casi imita nuestro gorgorán, tan propio que parecía verdadera. Era de aquella fineza esta pintura que en sí tenia la manera buena al temple sobre talla, muy semejante en la hermosura del colorido a la buena iluminación, y casi de las postreras obras del temple que hasta entonces se había usado, porque poco después se inventó la manera al ólio [ óleo ], y dejáronla los más de los pintores que se siguieron. Era de tanto primor esta manera al temple, de tanta limpieza y polideza, que Miguel Ángel Buonarota [ Buonarroti ] viendo que en su tiempo se dejaba, y se aplicaban a la manera del ólio [ óleo ], me dicen que el buen viejo casi llorando decía que era muerta la pintura.
 
 
Jorgio [ Giorgio ] Vasari Aretino escribió tres tomos de las vidas de los pintores, escultores y arquitectos en italiano, donde largamente trata de ellas y de sus obras, el cual libro no me ha venido a las manos. En esta breve relación digo lo poco que yo he visto y oído de los antiguos viejos que trataron de aquellos tiempos, y no me alargaré más.
 
 
Siguieron después de este poco tiempo antes o después Juan Belino (22) en Venecia y otros de su escuela, el cual era pulidísimo y acababa exquisitamente sus cuadros asimismo al temple; no sé si alcanzó al ólio [ óleo ].
 
 
Siguiéronle Pedro Perugino con harto donaire en la pintura, maestro del gran Rafael de Urbino, aventajándose todavía más, añadiendo a la pintura mayores fuerzas, así en brío a las figuras, como en naturalidad a los rostros, y colorido más desenvuelto (23). Muchas veces fui en Roma a la iglesia de San Marcos, en una capilla colateral a la mayor, miraba cota harto gusto una historia de su mano, algo ya gastada del tiempo y de la pared salitrosa, donde un sayón degollaba unos mártires, alzaba la mano a un punto, y torcía el cuerpo para darle con mayor
 
 
(22) Juan Belino, dice el Somazo, que fue maestro de Tiziano.
(23) Fue también de estos tiempos maestre Hoans, que a fresco pintó.
 
 
fuerza, de tal manera, que se veía en él que no podía errar el golpe; y un estandarte sedas colgado en mitad de la iglesia, con una figura pintada en él de san Marcos Evangelista harto buena, ya con el tiempo abierta la seda por muchas partes.
 
 
Fueron en este tiempo un Dominico Guirlandayo [ Ghirlandaio ] de Florencia, que guando Miguel Ángel era muchacho le prestaba papeles que copiase, y dibujábalos tan al propio, que le daba los suyos por los otros, sin que se echase de ver que no eran los propios. Sus obras son en Florencia; y en la capilla del papa Sixto IV no sé que historias. En Orvieto, ciudad cerca de Roma, me mostraron una capilla donde había la batalla de los ángeles y demonios, y otras historias maravillosas de buenas: pareciome manera más nueva que la suya.
 
 
Por este tiempo debiera de florecer en España Berruguete el viejo, padre de Berruguete, excelente pintor y escultor, imitador de Miguel Ángel Alejo [ Alejandro ] Hernández (24), que en Sevilla hizo muchas obras, y en Córdoba en el monasterio de San Jerónimo el retablo grande y otros pequeños; y aquel pintor que pintó las sar-
 
 
(24) Alexo [ Alejo ] Hernández a Fernández, vivía el año de 1487 en tiempo de los reyes Católicos. Son de su mano las pinturas del [[(dibujos)_de_Julio_Romano_-_Céspedes,_Pablo|''retablo'']] dicho, historias de la [[vida_de_Cristo_-_Céspedes,_Pablo|''vida de Cristo'']] y de la de [[san_Jerónimo_-_Céspedes,_Pablo|''san Jerónimo'']]: en la de la [[Cena_-_Céspedes,_Pablo|''Cena'']] dejo firrmado su nombre.
    -gas, que arriba he referido; y otro pintor español, que en el palacio de Urbino, en un camarino del duque pintó unas cabezas a manera de retratos de hombres famosos, buenas a maravilla.  
También en Florencia Filipo de fray Filipo, que adornó el primero el arte con diversidades de trajes, almaizares y otras maneras inventadas, y otras imitando lo antiguo, con que se acrecentó no poco. Pintó en Roma la capilla de aquellos señores Carrafas, ilustrísima familia napolitana.
 
 
Dio también gran esplendor al estudio de la pintura el bienaventurado y santísimo varón fray Juan de Fiesole o Fiesulano, de la orden de santo Domingo, cuya excelencia en la pintura ilustrada con la santidad de su vida, mereció que el papa Inocencio le ofreciese el arzobispado de Florencia, y no queriendo en, ninguna manera acerarlo, alcanzó de su santidad. que lo diese a san Antonino, grande amigo suyo, que después lo gozó el dicho santo. Vi en unas costras de un encalado de una capilla en palacio, que por agrandar el edificio se derroco, un rostro da nuestra Señora al fresco, que se pudo salvar, y otras cosillas, y tanto más lo estimo porque el caballero que lo tenia me dijo, que Miguel Ángel se lo había dado, habiéndolo tenido él muchos años, y porque sé que Miguel Ángel celebraba sus obras, sobre todo una manera delicadísima. Vi en Florencia en la iglesia de la Anunciata una tabla pintada al temple, en ella el juicio universal, delicadísima en extremo, y digna de que Pío V la pidiese prestada, y la hiciese copiar a Bartolomé Sprangers Flandrense, con grande y liberal premio. Nombro aquí a éste por ser tan nombrado en el día de hoy por la elegancia de las estampas que corren por todo el mundo de su invención.
 
 
Dejo de hacer mención de otros que en la misma arte y en los mismos tiempos florecieron, porque todos tenían casi una misma manera y entre ellos Lucas de Cortona, y por no tener mucha noticia de sus obras. ''Omnes hi jam illustres, non tamen in quibus haerere expositio debeat, festinans ad lumina artis'' (25). El primero y principal fue Miguel [ Ángel ], siguiendo los tiempos de los ya nombrados: fue luz verdaderamente, y lumbre que resplandeció tal, que ilustró la redondez de la tierra, y lo que hoy se halla de bueno, y esta manera tan grandiosa llegó a lo supremo de la posibilidad: lo que la escultura enriquece, de suerte que no solo iguala con la majestad de los antiguos, antes en ciencia y en inteligencia de músculos y proporciones humanas, le lleva muchos pasos de ventaja: lo que ha le-
 
 
(25) Plin. Lib. XXXV, cap. IX.
 
 
-vantado la arquitectura con más gracia y terribilidad que la de los edificios antiguos de griegos y romanos, todo salió de esta caudalosa fuente tan abundante y milagrosa, que oso decir que fue con particular socorro del cielo. De ninguno asta hoy se ha sabido de que se pueda decir este primado en todas estas tres artes, y en todo tan perfecto, que en cada facultad de por si tiene el principado; y quien no aprendiere de su doctrina en estas facultades, tendrá poco nervio y menos gracia en lo que hiciere.
 
 
En lo primero de su mocedad, o por mejor decir de su niñez, labró al temple algunas Cabras que no parecen, y un san Francisco que esta en san Pedro de Montoro [ San Pietro in Montorio ] en Roma, aunque algunos dicen que es de mano de un cierto Pedro de Argento, discípulo o practicante suyo, la cual obra por ser de aquella manera delicada de los templicistas, en cuyo tiempo se hizo, no es tan mirada. Hizo a instancia de Angelo Policiano en aquellos tiernos años la guerra de los Lapitas y Centauros de medio relieve en mármol, y una cabeza de mármol de un sátiro viejo que reía, y viéndola el magnífico Lorenzo de Médicis hecha por mano de un muchacho y tan buena, dijo riendo: a los sátiros viejos les suele faltar algún diente porque con la risa los descubría todos. El muy corrido, entendiendo que era reprehensión, le quitó sutilísimamente un diente, y le trajo al jardín por donde solía pasar Lorenzo, y rió infinito la sencillez de Miguel Ángel, y admiró el ingenio en tan tiernos años. Lo tuvo familiarmente y asentó a su mesa, donde solían comer Pico Mirandulano [ della Mirandola ] o Ángelo Policiano [ Poliziano ], y otros graves y doctos varones, y a veces él estaba en mejor lugar.
 
 
Sacó a luz aquella gran manera hasta entonces no vista en el juicio y bóveda que pintó en la capilla de Sixto V, de donde han tomado grandeza todos los que desde entonces acá han pintado bien. En la bóveda muchos profetas y sibilas y algunas historias del testamento viejo, las cuales, como Rafael de Urbino, que entonces comenzaba a dar muestras de su estudio e ingenio, viese por maña de Bramante, arquitecto del papa julio II, aprovechó de tal manera que sus obras de allí adelante fueron otras con ventaja particular, que mereció también él en su tanto el principado en la pintura.
 
 
Pintó, así mismo, Miguel Ángel dos historias en la capilla, que llaman Paulina, la conversión de san Pablo y el martirio de nuestro padre san Pedro, que son y serán escuela universal para todos, así los nacidos en Italia, como a los que de remotas gentes y naciones acuden a deprender a Roma.
De las obras de escultura no haré relación entera por no ser de nuestro propósito, aunque de paso haré mención de las de Florencia. La noche, el día, el crepúsculo y la aurora de mármol y demás figuras en los sepulcros de los Médicis, tan celebrados por los poetas de sus tiempos. Cierto que ellas celebran los poetas y los esclarecen, porque el argumento es mayor que puede ser el poema. Y un David mayor que el natural, que allí llaman el gigante de la plaza, y otras figuras que yo no habré visto, y unos prisioneros que llevaron a Francia, remate de toda grandeza. En Roma un Baco, que después se llevó a Florencia, con que engañó al cardenal Riario viejo, encajándosela por antigua.
 De las obras de escultora no haré relación entera por no ser de nuestro propósito, aunque de paso haré mención de las de Florencia. La noche, el día, el crepúsculo y la aurora de mármol y demás figuras en los sepulcros de los Médicis, tan celebrados por los poetas de sus tiempos. Cierto que ellas celebran los poetas y los esclarecen, porque el argumento es mayor que puede ser el poema. Y un David mayor que el natural, que allí llaman el gigante de la plaza, y otras figuras que yo no habré visto, y unos prisioneros que llevaron a Francia, remate de toda grandeza. En Roma un Baco, que después se llevó a Florencia, con que engañó al cardenal Riario viejo, encajándosela por antigua.   De hermosura y lindeza de contornos y proporción de miembros es la más hermosa que yo he visto jamás, aunque entren todas las antiguas, nuestra Señora de las Fiebres que esta en el coro de San Pedro in Vaticano, con su hijo muerto sobre sus rodillas o faldas, que dicen la hizo de edad de dieciocho a veinte años, de mármol blanquísimo, como son las demás figuras, obra divina. Dicen que el duque Valentín, que le amaba y estimaba mucho, le dijo que el rostro de la Virgen le parecía muy fresco para tener hijo tan grande, y que respondió en su lengua, ''Le cose dívine divine non s’ invecchiano mai''. Era hombre callado, pero agudísimo y sentencioso en sus razones. La sepultura del papa Julio II, donde entre otras figuras hay un Moisés asentado, que podemos llamar coloso, labrado divinamente, y tan acabados los pliegues del manto, que la mano halla vacío donde no pudo entrar el hierro. Es de tanta excelencia y vivacidad que si no habla es por no parecer tartamudo. Un Cristo en pie abrazado ton la cruz y con las insignias de su pasión, que representa bien quien es.  
De otras obras de arquitectura bastará decir la estupenda maravilla nueva de San Pedro in Vaticano, que espantaría con su grandeza, artificio y hermosura a todas las obras que ha habido en el mundo. En Florencia la librería de San Marcos con tanta excelencia y novedad de ornatos variedad, que hizo parecer todas las demás hasta su tiempo como miembros adormecidos. La fábrica nueva del capitolio romano, hecha por traza y orden suya, aunque él dejó el cuidado y prosecución a otros: tantas puertas, tantas ventanas con el ornato peregrino y no visto jamás, en el cual se ven enmendados los perfiles de los antiguos, y añadidos los que dan tanta gracia a los demás.
 
 
Fue, últimamente, un nuevo sol, nueva luz, nuevo resplandor en estas artes, que las ilustró y crió sobre lo bueno de lo antiguo, lo mejor y lo sobrenatural que pudieron recibir: hinchó y perfecciono toda la capacidad que tenían.
 
 
Síguese Rafael de Urbino, pintor y arquitecto nobilísimo, de quien sería mejor callar que entrar en un océano de sus loores, sin que se descubra puerto ni término a tan larga navegación. Subió tanto en los pocos años que vivió con su nombre y opinión, que bastará decir de él que fue Rafael de Urbino. Añadió a la pintura, juntamente con el crecimiento del dibujo, la mayor gracia que jamás se había visto y creo no se verá. La ternura grande en los niños, el donaire en las mujeres, hábitos, trajes, ornatos con cierta simplicísima hermosura y con hermosísima simplicidad: un decoro grandísimo en las historias que componía, adornadas de edificios y arquitectura que les dan un ser y una majestad que no pudieron acontecer de otra manera, en las cuales entretejía retratos al vivo de los príncipes y hombres ilustres de su tiempo.
  Pintó en el palacio Sacro dos corredores de historietas sagradas, con tanta diversidad de grutescos, de animales, de encañados de parras, de jazmines, de otras diferencias de ramas y flores, tan al vivo que lo natural parece en su presencia pintado. Ayudábase en esto de un discípulo suyo que se lió dio al estudio de estas frescuras e imitación de cosas naturales llamado Juan de Udine ; en lo cual se aventajó de manera, que pocos le han llegado. Las uvas y frutas con su flor y rocío! las aves que unas vuelan; y otras volarían, si se levantasen: los animalitos que muestran con la ternura el regalo en que se criaron, y otros en extremo bien hechos. En las salas piezas pintó de manara historias eclesiásticas y otras que ellas solas se pueden llamar pintura.  
En la sala que llaman de Constantino, por estar en ella sus hechos pintados, entre otras cosas aquella gran batalla que tuvo con Magencio, que agota los entendimientos de quien la mira, casi roba el huelgo y el resuello con la profunda admiración. Las demás historias y pinturas hacen el mismo efecto; y tantas obras que parece imposible a tan corta vida, que dicen no pasó de treinta y tres ó treinta y cuatro años (*). Ya vuestra merced ha visto aquel epitafio hecho por el cardenal Bembo.
 ''Ille. hic. est. Raphael. Timuit timuit quo.''<br>''sospite. vinci''<br>''ReumaRerum. magna. parens: . quo. Morientmoriente.''<br>
''mori''
 
 
¿Qué diremos de aquel gran cuadro del altar mayor en la iglesia de San Pedro
 
 
(*) Vasari dice que cumplió treinta y siete años justos.
 
 
de Mortero [ San Pietro in Montorio ] de la Transfiguración que es tenido por el mejor cuadro al óleo que hay en el mundo? Las obrar de que he hecho mención son al fresco sobre la pared; y si hubiera de hacer mención de todas ellas y de lo que en ellas hay que notar, era menester un particular y muy crecido volumen. Una elocución de Constantino, en que cuenta a sus capitanes la visión del signó, que vio, cuya virtud le había de dar victoria: tantas maneras de armas y hábitos militares, insignias, banderas; y para que las figuras mostrasen mayor grandeza, representándolas algo desviadas, pintó un enano en la delantera que se probaba una celada hecha a la antigua y muy bizarra, tan grande, que cualquiera, cuya era había de ser gigante.
 
 
Pintó asimismo al fresco otras muchas historias; y sería nunca acabar, querer relatar por partes las grandezas y lindezas de ellas. Pintó muchos cuadros de nuestra Señora, en que mostró juntamente con la gran fuerza del arte lo que puede el pincel representar: modestia virginal y divinidad en rostros humanos. En Una iglesia de San Lucas un cuadro en el altar mayor , donde está san Lucas retratando a nuestra Señora, que verdaderamente se menea la mano con el pincel y Rafael de Urbino que está atento mirando la obra, retratado de si mismo al natural, mozo de dieciocho años, los cabellos hasta los hombros, con sayo de puerta, escotado, al traje de nuestros bisabuelos: cosa cierto que excede la imaginación.
 
 
Fueron casi de este tiempo Andrea del Sarto en Florencia, cuyas obras a fresco y óleo pueden competir con las mejores. Daniel de Volterra, en quien mostró el estudio lo mucho que puede alcanzar. Perino del Vaga, practico sobre manera en cualquier requisito del arte. Hay en Roma y Génova ilustres monumentos de sus obras. Francisco Salviati, gran dibujador [ dibujante ] y pintor, espíritu brioso y magnánimo. Hay muchas obras suyas en Roma y Florencia, en tan gran manera que espanta. Francisco Parmesano, tan galano y vistoso, con tanto donaire en sus figuras que apenas se pueden imitar. Vino a Roma después de Rafael muerto, con tanta maravilla de los que veían sus pinturas, que se decía que Rafael había resucitado.
 
 
Antonio de Correggio con tan divina manera, que se pudieran persuadir los hombres que del cielo traía las figuras que pintaba. Resuélvase todo pincel a cederle. Pintó en Parma muchas obras a fresco y ólio [ óleo ]. En Módena dos cuadros, tales, que son espectáculo particular de todos los hombres que estiman esta arte y otros cuadros.
  ''Sunt et alía alia ingenij ejus exemplaria, veluti Cyclops dormiens in parvula tabella: cujus et sic magnitudinem exprimere cupiens, pinxit juxta satyros, thyrso pollicem ejes ejus metientes'' (26). Este mismo argumento pintó en Roma en una. 1oggia loggia de la vía de Madama con tanto dibujo y buena manera de colorido Tulio Romano, discípulo de Rafael de Urbino, que parece que el arte no se extiende a más. Y si se ha de encarecer la de Timantes por ser hecha in parvula tabella, como dice Plinio, don Julio Clovio de Croacia el más excelente iluminador que jamás se ha conocido, en las horas que iluminé a su amo el cardenal Farnes, que son un milagro prodigioso del arte. Hizo muchísimas figuras divinamente, que sin la solercia de los sátiros, ni de otros adherentes parecen gigantes en el poco lugar que les pueden dar unas pequeñas hojas, y algunas escorzadas con tal ademán, que muestran no ser menores que las otras, y cúbrelas un cuartin, moneda romana, que es como una blanca de las que se usan en España, y aun menos.  
(26) Plin. Lib. 35 cap. 10.