Pérez Sierra, Francisco

De Diccionario Interactivo Ceán Bermúdez
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Francisco Pérez Sierra
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Fallecimiento 1709 Madrid
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Ubicación en el diccionario Tomo [[Tomo::Tomo 4 ]], Página [[Página::Página 81]], Letra [[Letra::Letra P]], Grupo [[Grupo::Grupo PE]]

Pérez Sierra (don Francisco) pintor. Don Martín Pérez, natural de Gibraltar, pasó a Nápoles siguiendo la carrera de las armas, y habiéndose casado allí con una hija del gobernador de Calabria, tuvieron a nuestro don Francisco que nació en aquella corte el año de 1627 con una inclinación natural para la pintura. Aprendió los principios con Aniello Falcone, excelente en paisajes [ Ruinas Romanas, ] y batallas [ Batalla entre europeos y turcos, ], y maestro de Salvador Rosa; pero la ocupación que tenía de paje de bolsa de don Diego de la Torre secretario del consejo de santa Clara, no le permitía hacer todos los progresos que prometía su talento y buenas disposiciones.


Trasladado a Madrid con su amo siguió con más empeño y aplicación este arte bajo la enseñanza de Juan de Toledo; y habiendo llegado a ser aventajado en las batallas, países [ paisajes ] y cabañas, dejó de servir y se casó con doña Mónica de los Ríos. Don Francisco de Rizi y don Juan Carreño apreciaban su mérito y se valían de él para obras de consideración, ocupándole en pintar en la casa del marqués de Heliche, que esta en el camino del Pardo, y en la capilla del sepulcro de la iglesia de las monjas de San Plácido [ convento de San Plácido de monjas benedictinas en la calle de San Roque ] cuyas figuras adornó y pintó al temple.


Don Diego de la Torre, su protector, le mandó copiar varios cuadros del Spagnoleto [ españoleto, Diego Rivera ] que había traído de Nápoles, y pintar otros de su invención, que representan santos, para la capilla que fundó en la iglesia de las monjas de los ángeles [ convento de los Ángeles de monjas franciscanas junto a la plazuela de santo Domingo ] en Madrid, donde se conservan. Pintó también para esta misma iglesia un monumento de perspectiva, un altar para la de santo Domingo, con el motivo de la canonización de santa Rosa de Lima y un carro triunfalpara su fiesta. Tenía extremado manejo para estas cosas sobre el mal gusto que reinaba entonces, y lo manifestó también en otro altar de perspectiva, que trazóy pintó para la función que celebraron los mercaderes de Madrid a san Francisco en la iglesia de su convento [ antiguo convento de San Francisco frente a la carrera de San Francisco ]. Gracias a Dios se acabaron estas tramoyas teatrales en los templos, que tantos perjuicios causaron a los buenos retablos, al gusto y adelantamiento de la arquitectura y al decoro de los mismos templos.


Habiendo conseguido la agencia general de los presidios de España con un sueldo decente para vivir, se dejó de pintar estas máquinas, ocupándose en los ratos que le permitían sus negocios en los bodegoncillos [ bodegones ], frutas y flores por el natural, que le prestaba un jardín propio en su casa de la calle de las Infantas, las que pintaba con mucha facilidad y acierto, como se puede ver en unos floreros de su mano, que están en un pasillo que va a la habitación de los infantes en el palacio de Buen Retiro, y en muchas casas particulares de dentro y fuera de Madrid.


Llegó a no poder pintar, por haber sido acometido de un accidente de perlesía [ parálisis ], del que falleció después de algún tiempo el año de 1709, y fue enterrado en el convento de los capuchinos de la Paciencia [ convento de los Capuchinos de la Paciencia en la calle de las Infantas ] a cuyo santo Cristo dejó por heredero para aumento de su culto y festividades. Además de la prueba que nos dejó de su inteligencia en las figuras que pintó en las iglesias de los Ángeles y San Plácido, son también de su mano varios cuadros que existen en el convento de la Victoria [ convento de la Victoria de la orden de san Francisco de Paula en la Carrera de San Jerónimo ] de esta corte, y una Virgen de la Soledad con su [ autorretrato de Francisco Pérez Sierra ] mismo retrato en el de la Paciencia [ convento de la Paciencia de padres Capuchinos en la calle de las Infantas ].

Palomino, Ponz.

(Tomo IV, pp.81-83)