Jamet,Étienne (Jamete, Esteban)

De Diccionario Interactivo Ceán Bermúdez
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[Étienne] Xamete [Jamet]
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Especialidad escultor y arquitecto
Cronología XVI
Ciudad de trabajo [[Especial:Browse/:Toledo, Cuenca [Castilla y León]|Toledo, Cuenca [Castilla y León]]] La propiedad «Ciudad de trabajo» (como tipo de página) con el valor de entrada «Toledo, Cuenca [Castilla y León» contiene caracteres inválidos o está incompleto, por lo que puede causar resultados inesperados durante una consulta o proceso de anotación.
Ubicación en el diccionario Tomo 6, Página 1, Letra X, Grupo XA

Xamete [ Jamet, Étienne ], escultor y arquitecto. Prescindamos de si es nombre o apellido, o diminutivo de algún nombre italiano, árabe, valenciano o catalán, como pretende don Antonio Ponz, aunque en castellano signifique una tela antigua ahora desconocida, lo cierto es, que así se halla escrito en los archivos de las catedrales de Toledo y de Cuenca, y así lo nombra Juan Pablo Mártir Rizo en la historia de esta ciudad. Lo que importa a nuestro intento, es que fue uno de los mejores profesores que trabajaron en España en la primera mitad del siglo XVI. Pudo muy bien haber aprendido la escultura en Italia, porque su estilo es el de la escuela florentina, aunque también era el que comúnmente se seguía y enseñaba en España en aquella época.


La primera obra que hallamos de su mano son los remates o candelabros de la portada de la capilla de la torre en la santa iglesia [ catedral ] de Toledo, que ejecutó el año de 1537 por encargo del arquitecto Alonso de Covarrubias. Trabajaron en esta capilla los artistas más acreditados del reino, y Xamete fue elegido como uno de ellos. Y la segunda son los adornos de la pared del crucero de la misma catedral, que está a espaldas de la fachada de los leones, que trabajo en 539 con Bernardino Bonifacio y otros profesores.


Pero lo que le da fama y nombre es la portada del claustro de la catedral de Cuenca, dentro del mismo templo en uno de sus cruceros, tanto por su magnitud, cuanto por su bien ejecutado adorno. No pudo haberla trabajado toda, según se observa en la desigualdad que contienen algunas piezas. Dicen que la mandó hacer a sus expensas don Sebastián Ramírez, obispo de aquella diócesis, por lo que no se halla asiento alguno sobre su gasto y ejecución en el archivo de la catedral. Pero están grabados los años 1546, 49 y 50 en unas tarjetas enlazadas entre los adornos de la misma portada, que convienen con la época en que vivieron el prelado Ramírez y Xamete, y confirman la aserción de Mártir Rizo sobre este hecho.


Es muy difícil describir todo lo que contiene esta gran obra, trabajada en piedra franca, con tal delicadeza y diligencia que parece en cera. Su altura llega hasta cerca de la bóveda: en el medio hay un gran arco con dos columnas a los lados de más de veintiocho pies de alto cada una, arrimadas a sus pilastras, descansando sobre graciosas repisas, las que en figura de voluta están llenas de caprichosos adornos de niños, festones, mascaroncillos con las virtudes cardinales [ prudencia, fortaleza, justicia y templanza ]: los capiteles abundan de cabecitas de leones, de harpías y de hojas; y los tercios del medio de las columnas de festones, coronas de laurel y escudos de armas.


En las enjutas del arco aparecen resaltadas Judit y Jael; y el hueco, que es una especie de capilla, está rodeado de los bustos en relieve del Salvador [ Cristo ] y de los apóstoles [ san Pedro, san Mateo, Santiago el Mayor, san Andrés, san Juan, santo Tomás, san Matías, san Felipe, san Bartolomé, san Simón, san Judas Tadeo, santiago el Menor ], alternando con cabezas de serafines. El cornisamento y friso, que pertenecen al orden corintio, están enriquecidos de tritones, niños y de otros caprichosos adornos; y encima están las estatuas de la ley antigua [ antiguo testamento ], y de la ley de gracia [ nuevo testamento ]. En medio de ellas se descubre una gran ventana redonda con vidrios de colores, en que se representa con figuras pintadas la generación temporal de Jesucristo, y termina esta maquina con el Padre eterno.


La capilla, que forma el hueco del arco, es cuadrada con columnas en los ángulos, y contiene dos altares con sus retablos corintios, todo de piedra: en ellos están las estatuas de la Virgen y de san Juan Bautista; y lo restante de esta misma capilla esta adornado con bajos relieves, bustos de reyes y otras mil cosas. La pared del frente tiene dos puertas que dan entrada al claustro, y en medio de ellas se venera un excelente Eccehomo [ Cristo ]. Sobre la cornisa de esta pieza se levanta un segundo cuerpo con tres nichos: en el del medio esta la Virgen con el niño, y en los de los lados los reyes Magos adorándole [ epifanía ]. Y se cierra con un cascarón artesonado, lleno de cabezas en los cajetones, con una [ Inmaculada ] Concepción en el punto del centro, y con los cuatro evangelistas [ san Mateo, san Marcos, san Lucas y san Juan ] en las pechinas.


Se observa en cada una de las partes de este todo el gran estudio que Xamete había hecho del desnudo y del antiguo, la corrección que había adquirido en el dibujo, cuan bien sabía dar formas grandiosas y nobleza de caracteres a sus figuras, y cual era su delicado gusto en los adornos grutescos; pero la confusión y falta de armonía que hay en el todo, dejan al espectador en estado de no poder gozar de la belleza de las partes.


Consta del libro de fabrica de esta catedral habérsele pagado el año de 550 cuatrocientos dieciocho maravedís por un diseño que había hecho para el monumento de semana santa: constan también otras partidas que se le entregaron el de 52, y una de ellas dice: “A Xamete imaginario a cuenta del retablo de San Maeto y San Lorenzo que esta haciendo". De lo que se puede inferir, que haya trabajado otras obras en aquella santa iglesia [ catedral ], como el retablo de San Fabián y San Sebastián, que se sabe haberse ejecutado en aquel tiempo y porque son de un mismo estilo así en la escultura como en la arquitectura.

Archivo de las Catedrales de Toledo y Cuenca, Mártir Rizo, Ponz.

(Tomo VI, pp. 1-4)