Villegas Marmolejo, Pedro de
Especialidad | pintor |
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Cronología | XVI |
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Ubicación en el diccionario | Tomo 5, Página 256, Letra V, Grupo VI |
Villegas Marmolejo (Pedro de) pintor. Nació en Sevilla el año de 1520, y se cree haya estudiado en Italia, atendiendo a la grandiosidad del dibujo de sus obras, y a otras máximas del arte que poseía; mas no pudo ser discípulo de Rafael de Urbino, como sospechó don Antonio Ponz, respecto de que este gran maestro falleció el mismo año en que nació Villegas; pero pudo haber estudiado sus obras, y las de otros célebres profesores en Italia.
Tuvo estrecha amistad con el sabio Benito Arias Montano, y esto solo le acredita de gran pintor, sin necesidad de referir los elogios que hizo de él en sus graves escritos, y de palabra en Flandes y en Italia delante de los mejores artistas, pues es notorio que Arias Montano no tuvo, amigos que no fuesen sujetos de gran saber en sus profesiones. Y aunque Francisco Pacheco quiso deducir de estos elogios, que Montano no entendía de pintura, diciendo; “pues habia ensalzado el mérito de un pintor, que ni en vida ni en muerte se hablo de él"; sabemos que Pacheco era terrible partidario de los émulos de Arias Montano, y que no escribió ni publicó cosa alguna que no fuese corregida y aprobada por ellos, como sucedió con su Arte de la Pintura, y esto basta para creer la parcialidad de su sátira. Y cuando no las mismas obras de Villegas acreditan que Montano supo lo que se decía en pintura, que sus elogios no fueron un efecto de la amistad, sino de la justicia, y que conocía la obligación en que están los sabios escritores de celebrar a los buenos profesores de las bellas artes, para estimularlos a mayores progresos, y para transmitir sus nombres a la posteridad en premio de su mérito.
Francisco Pacheco no pudo prescindir de el de Villegas, cuando le tenía tan a la vista en las pinturas del retablo de la visitación de [ la Virgen ] nuestra Señora, colocado junto a la puerta del bautismo de la catedral de Sevilla, que a no estar firmadas de su mano, muchos las atribuían al célebre Pedro Campaña. Representa la tabla del medio el citado misterio [ de la visitación ] con figuras del tamaño del natural excelentemente dibujadas, cuyas cabezas tienen la nobleza y decoro que corresponden a los modelos en que había estudiado, manifestando su inteligencia en la sencilla composición, en las actitudes, en los escorzos, en la expresión, y en otras partes que acreditan a Villegas por uno de los mejores pintores de su tiempo en Andalucía. A los lados están san Sebastián y san Roque, figuras enteras, y también del tamaño del natural: en lo alto un graciosísimo [ Cristo ] niño Jesús en una gloria de serafines; y en el sotabanco unos retratos de medio cuerpo que parecen vivos con dulce y agradable colorido.
En nada cede a las mejores tablas de Campaña el san Lázaro de Villegas, vestido de pontifical, que está en un altar de la iglesia del hospital de los lazarinos, situado fuera de Sevilla, entre la puerta de la Macarena y el monasterio de san Jerónimo de Buenavista. También son dé su mano una Anunciata, colocada en la capilla inmediata a la puerta de medio dia de la parroquia de san Lorenzo en aquella ciudad; y una Virgen con el niño en un altar de la nave del frente, a cuyos pies está enterrado Villégas con una gran lápida sobre su sepultura, en que está grabado con hermosos caractéres este epitafio.
Deo viventium.
Petro Villegae Marmolejo Hispalen.
Pictori solertiss. morib. integerrim.
Sensu et sermone opportunissimo.
annor. LXXVI*
Arias Montanus amic. veten. uni
Soli ex testamento pos. Viator pacem voveto
M. Perez Architectus amicitiae ergo
Incideb.
A. Chr. N. C IÇXCVII.
Se deja ver en esta inscripción el aprecio que Arias Montano hacia de su mérito y de su virtud, que también quiso premiar el arquitecto Pérez empeñado en honrarle; y por la relación que tiene su profesión con la pintura, no podrá Pacheco despreciarle por falta de inteligencia a en ella. También se deduce que Villegas fue hombre de buenas costumbres; y para confirmación de esta verdad, copiaré aquí una carta del mismo Arias Montano, escrita al secretario de Estado Gabriel de Zayas, que trasladó de su original, existente en ,el archivo de Simancas; nuestro amigo y compañero don Juan Bautista Muñoz, que esté en gloria.
"Ilustre Señor.= Á vm. suplico escriba una carta al conde del Villar, que es asistente de Sevilla, en que le encargue ó ruegue, que sin preceder términos de justicia ni otra información, pase á la calle de la Garbancera (que así se llama), y á una muger enamorada, que vive en una casita nueva, que sale de la de Pedro de Villegas pintor, la lance luego de ella, haciéndola pagar lo, que debiere de alquiler al dicho dueño de la casita, porque le habían abonado al buen Villegas esta alquiladora y ha hallado ser dé tal trato, como es dich0 ; y hállase el pobre afligido, porque los jueces menores llevan la cosa por términos de justicia, y está la dama allí á pesar de su dueño, y con mal exemplo en buena vecindad. Hame escrito que pida esto á vm. no di mismo, sin no el veinte y quatro Diego Nuñez Perez, que le duele verlo tan afligido; y escríbeme, que le encamine á él la carta, que él la dará al asistente, y se irá con él al efeto. Vm. mande dar la carta al señor Márcos Nuñez Perez, que esta dará ávm. que es tambien veinte y quatro electo, para que luego la envíe á su hermano. Esta es obra digna de vm. para un tan buen hombre, y amado de los buenos...... Del Escorial á 10 de Noviembre de 1579”
- Como Ponz al tiempo de copiar esta inscripción añadió una X, se equivocó en afirmar que Villégas tenía 87 años cuando fatleció.
Pacheco, Ponz, Archivo de Simancas.
(Tomo V, pp. 256-260)