Crescenzi, Giovanni Battista
Especialidad | Arquitecto,Pintor |
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Nacimiento | 1577 Roma (Italia) |
Fallecimiento | 1635 Madrid |
Cronología | XVI-XVII |
Ciudad de trabajo | Madrid, El Escorial (Comunidad de (Madrid) |
Ubicación en el diccionario | Tomo 1, Página 372, Letra Letra C, Grupo Grupo CR |
Referencia bibliográfica | *V. Tovar Martín, "Real Academia de la Historia, DB-e", en Giovanni Battista Crescenzi. Accesible en: http://dbe.rah.es/biografias/17016/giovanni-battista-crescenzi (consultado en 10/06/2021) |
Crescenzi (don Juan Bautista) marqués de la Torre, pintor y arquitecto. Nació en Roma a fines del sigo XVI, y manifestó desde muy niño su inclinación a las bellas artes. Su padre le puso bajo la enseñanza y dirección en la pintura del Pomerancio, profesor bien conocido en aquella capital por sus grandes obras en la que hizo ventajosos progresos, que se aumentaron con la emulación de una academia que el señor Crescenzi estableció en su casa para estudio de sus hijos, y a la que asistían otros jóvenes aplicados, que fueron en adelante buenos artistas.
Era don Juan Bautista todavía muy joven cuando pintó al óleo sobre estuco unos niños en el triángulo de la cúpula de la capilla de Oricellai en San Andrés della Valle en Roma. Su virtud y habilidad movieron al papa Paulo V, que había visto algunas obras suyas, a nombrarle superintendente de la capilla Paulina, no solo de la fábrica, sino también de todas las pinturas que se hicieron en su pontificado, encargo desempeñó á satisfacción de S. S. y de todos los profesores que trabajaban a sus órdenes, respetándole como jefe, y amándole como a protector.
Pero el Cardenal Zapata, residente entonces en Roma, quiso que España no careciese de sus luces, y le trajo consigo a Madrid el año de 1617. Con el lustre de su casa, con su talento y habilidad y con la protección del Cardenal tardó poco tiempo en lograr la estimación de Felipe III, para quien pintó un cuadro de frutas, flores y otras cosas de aparador [ bodegón ], que fue muy celebrado de los inteligentes.
Deseando el rey poner en ejecución el proyecto de su padre de erigir un panteón en el monasterio del Escorial, en el que se colocase su cuerpo y los de sus sucesores, mandó hacer diseños á los mejores maestros del reino, los que se presentaron en la galería de aquel convento; y habiendo S. M. elegido el [ diseño del panteón del Escorial ] de Crescenzi, le encargó la dirección de la obra. Y como no hallase en España oficiales que supiesen hacer los adornos de bronce, expuso al rey la necesidad de buscarlos en Italia. S. M. que nada deseaba tanto como la perfección de la obra, le mandó pasar a Roma para que eligiese por sí mismo los mejores. A este fin escribió el rey una carta con fecha de 6 de abril de 1619 al arzobispo cardenal Crescenzi, hermano de don Juan Bautista, diciéndole la satisfacción que había tenido en haber conocido a su hermano y tratado con él la ejecución de un panteón real que había trazado e iba a construir en el monasterio de San Lorenzo, y que siendo necesario volver a Italia en busca de diestros oficiales, esperaba la ayudase en esta comisión, quedando a su real cuidado hacerle merced.
Con la misma fecha y objeto se expidieron varias cédulas firmadas por el rey, recomendando la persona de don Juan Bautista al cardenal don Gaspar de Borja y Quiroga, que estaba en Roma, al duque de Feria, gobernador de Milán, al de Osuna, virrey dé Nápoles, al de Alcalá, que lo era de Cataluña, a don Juan Vives, embajador en Génova. en 2 de junio del mismo año se libraron á Crescenzi 400 ducados por ayuda de costa, además de los 1,000 que se le habían señalado para el viaje. Obsequiado en Roma, como se debe suponer, escogió entre los mejores artistas de aquel país a Francisco Generino, escultor de Florencia, a Juliano Spagna, natural de Roma, a Juan Bautista Barinci, de Siena y a dos flamencos, todos plateros o broncistas, a Pedro Gatto, siciliano, grabador y cincelador, y a dos fundidores Francisco Francucci y Clemente Censore, que trajo consigo a España, con los que, y con los canteros que había acá, bajo la dirección del aparejador Pedro Lizargárate, se siguió la obra del panteón el año de 620, después de haber mandado el rey por real cédula de 10 de octubre de este año pagar a Crescenzi 1,200 ducados que había gastado en el viaje.
Aunque Felipe III falleció en 31 de marzo de 621 no paró la obra, ni la dirección de don Juan Bautista, ni el favor de Felipe IV; al contrario, todo se tornó con más fervor, y este soberano mandó en 5 de mayo de aquel año se siguiese pagándole los 100 ducados al mes, que se le habían señalado para su entretenimiento, y en 18 de diciembre del mismo que se le aumentase hasta 140; y le encargó la traza de la urna para colocar el cuerpo de la emperatriz en el convento de las Descalzas reales [ convento de nuestra señora de la Consolación de monjas franciscanas en la plazuela de las Descalzas ] de Madrid, que se ejecutó después por su dirección.
No seria fuera de propósito hacer aquí una descripción de la obra del panteón; pero habiéndola publicado el padre Francisco de los Santos en la general que escribió de todo el real monasterio de San Lorenzo el año de 1698 con estampas grabadas por Pedro de Villafranca, bastará decir que el panteón está colocado debajo del presbiterio de aquella iglesia: que su planta es ochavada y su circunferencia de ciento trece pies: que su altura es de treinta y ocho, desde el pavimento hasta la clave: que la arquitectura es del orden corintio, sentada sobre un zócalo con pilastras pareadas que dividen los ochavos: que en cada uno hay cuatro urnas, las cuales multiplicadas por seis (porque los otros dos están ocupados con la puerta y el altar en frente componen veinticuatro: que todo el interior de la obra está empelechado con mármoles y jaspes de las canteras de San Pablo de Toledo, de Tortosa, de Vizcaya y de Génova; y finalmente, que todos los adornos, como son, basas, capiteles, molduras, friso, modillones, grotescos [ grutescos ] y niños, son de bronce dorado a fuego y lo mismo los que están en la graciosa portadita [ portada ] exterior que da entrada a esta pieza, a la que se baja por treinta y cuatro gradas.
Felipe IV premió el celo, inteligencia y actividad de Crescenzi en esta obra, en la de la [ traza ] cárcel de corte de Madrid, que también trazó y dirigió, como en otras muchas, inclusa gran parte [ traza ] del palacio del Buen Retiro, concediéndole título de Castilla con la denominación de marqués de la Torre, y cruz de Santiago, a que era acreedor por su ilustre casa: le nombró superintendente de la junta de obras y bosques en 14 de octubre de 1630; y mayordomo de semana en 635, corriéndole el sueldo de 140 ducados mensuales, que para mayor seguridad y conveniencia se le fijó para siempre sobre las rentas del real heredamiento de Aranjuez, sin perjuicio de los que gozaba por los demás empleos. Falleció el año de 660, y fue enterrado en el convento del Carmen [ convento de Nuestra Señora del Carmen de padres carmelitas calzados en la calle de la Salud ] de Madrid, con gran acompañamiento de los personajes más distinguidos de la corte y de los artistas. Su casa era un museo de preciosas colecciones de pinturas, esculturas, diseños y máquinas, adonde acudían los profesores y aficionados en busca de instrucción y de patrocinio que facilitaba a todos.
Baglioni, Abecedario Pictórico del Padre Orlandi, Junta de Obras y Bosques, Carducho, Palomino, Ponz.
(Tomo I, pp.372-376)
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