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Fragmentos que escribió sobre la pintura Pablo de Céspedes, (T.V, 267-343) (editar)
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, hace 3 añossin resumen de edición
Háceme vuestra merced sabidor de algunos particulares estudios de vuestra merced acerca de escritores griegos, donde vuestra merced nota culpas, así de los que han traducido a Ateneo como a otros autores. En ello recibo infinita merced, y doy el parabién a la república de las letras de las riquezas que vuestra merced la comunicara para acrecentamiento del tesoro de ella, y así mismo de la del señor Arias Montano '''(I)''' que está en el cielo, tan señor y particular patrón mío. Día llegará, como espero en Dios, que el mundo gozara de las unas y de las otras. Yo, señor, en todo soy el más ignorante del mundo, y particularmente en las letras griegas. En mi mocedad atendí a estos estudios con harto cuidado: después acá con otras preocupaciones les di de tal manera de mano, que del todo los he olvidado. Bien es verdad que algunas veces no dejo de leer algo en Píndaro, a quien siempre tuve particular devoción, porque hallo a mi gusto mucho, con todo que nunca le miro así sino sobre peine, como dicen, siempre veo en él una muy bien dibujada y florida pintura, grande y cual convendría a un Miguel Ángel.
Las notas que se irán añadiendo se hallaron en el manuscrito donde se copió este discurso. Algunas parecen ser del mismo Céspedes, y otras del pintor don Juan de Alfaro, quien le dedicaba a la duquesa de Béjar. ['''Nota de transcripción. Con objeto de facilitar la lectura, las notas se insertarán coincidiendo con las páginas del texto original y no al final de cada fragmento.]''' '''(I)''' Arias Montano, doctor teólogo, famoso en la interpretación de la escritura sagrada y en el conocimiento de las lenguas hebrea, siria, caldea, griega y latina. murió en Sevilla año de 1595.
Con grande alegría leo en la carta de vuestra merced, donde significa la ardiente afición que vuestra merced tiene a esta arte verdaderamente nobilísima, y de la muestra que en los tiernos años vuestra merced daba de lo mucho que alcanzara en esta arte si vuestra merced la cultivara con su divino ingenio. Vuestra merced la dejó por demostrarlo en las cosas mayores. ''Postquam nos Amaryllis habet, Galatea reliquit'', y la que en vuestra merced persevera todavía es grande indicio de la nobleza del ingenuo pecho de vuestra merced, y lo que vuestra merced trata de ella es el más ilustre elogio que yo jamás he visto de nadie, pues vuestra merced la sube tanto de punto '''(2)''' que la descubre una cierta divinidad que lleva tras sí los ojos de los hombres con tanta maravilla que se hizo adorar: concepto nuevo y no advertido hasta ahora de nadie.
Mándame vuestra merced decir mi parecer acerca de la excelencia de las obras de los antiguos y si se aventajaba a la de los modernos. Háceme retirar la dificultad del argumento, y fuérzame el mandato de, vuestra merced, tanta mas que es muy ordinario de los que poco sabemos decir y discurrir de lo que entendemos menos. Con todo que vamos, aunque con la relación de Plinio '''(3)''', a quien yo doy crédito en todo por ser tan particular y acertada, que no sólo parece ser escrita por autor diligente y de cuidado, pero tan exacta como de pintor, que alcanzaba lo muy primo y dificultoso de esta arte. Digo, pues, que vamos muy a peligro de errar, comparando y cotejando las obras que no vemos con las que hemos visto de los pintores de este siglo.
De la excelencia de la pintura aventajada a la escultura, o al contrario, muchas cosas he visto de lo uno y de lo otro escritas de hombres doctos y prácticos, y todavía se queda el pleito por sentenciar, de mi parte a lo menos. De su antigüedad entiendo ser antiquísima. ¿Cómo pudo el escultor hacer cosa buena si no se ayudaba primero del dibujo, que es principal elemento de la pintura y gran parte de ella? Las obras de media talla, que hacen mención Homero y Virgilio, sin dibujarlas primero ¿Cómo se podrían labrar? Las bordaduras y obras de recamo, de que hay tanta mención como vuestra merced mejor sabe ¿podría hacerlas primero la aguja que no precediese un padrón de mano de pintor, juntamente con los colores donde hablan de ir? que era andar a ciegas, y casi imposible poderse hacer la labor.
Los hierogíficos [jeroglíficos] de los egipcios demuestran esto mismo, porque aquellas figuras que grababan en los obeliscos y otras obras dan a entender que primera se hacían padrones de ellas y se estarcían en el mármol para poderse cortar. Las figuras son simplicísimas, aunque no muy apartadas de la buena manera, y que no tienen más que los perfiles de afuera. Yo tuve una figurita egipcia de piedra negra, toda labrada de hieroglíficos [jeroglíficos]: ha se perdido en la peste de Sevilla, porque murió de ella un criado mío que la tenia a su cargo con otras cosas. Entiendo que su pintura sería del mismo jaez, y así no fue celebrada ni se estimó, no habiendo en las tales obras más que los contornos, teñido el resto con algún color, como son los libros que vemos venidos de Nueva España, donde los indios tienen sus calendarios, como algunos dicen.
Dice Plinio que en la guerra troyana, ni antes no habla pintura. El escudo de Héctor y de Aquiles, sin duda entendió Plinio que eran labrados de cincel de diversos metales, y sobrepuestas las figuras en el campo del escudo, y yo así mismo lo entiendo de la misina misma manera.
Καὶ δύο Πευχέιδας Περιμήδεά τε Δρύαλόντε
Α'ογύρεοι, χρυσέας ἐλάτας ἐν χερσὶν ἔχοντες
''Et duo Peucidae, Perimedes, Dryalusque,
Argentei, aureas abietes in manibus habentes. ''
......................... Δοιόι δ᾽ἀναφυσιόωντες
Argentei delphines, depascebant mutos pisces.
Sub his ærei trepidabant pisces, sed in ripis...'' Hesiod. ''scutum Herculis.'' [….y a los dos Peucidas, Perimedes y Dríalo eran de plata con mazas de oro en sus manos
.....dos resoplantes delfines de plata asustaban muchos peces; por debajo huían peces de bronce, además en la orilla...
Parece de esto, o sean de medio relieve, las figuras sacadas de cincel y cortadas o perfiladas no masmás, y cortadas las sobreponían en el campo del escudo, así de oro como de otros metales, y algaras algunas grabadas en el mismo campo de metal o bronce, que era no pequeño primor, si en ellos están en mayor reputación que oro ni piedras preciosas.
Tiziano de Cador, insigne y singular en su facultad, entre otras obras hizo retratos de príncipes y princesas y otros particulares que el vivo no es así más semejante. Alonso Berruguete y nuestro Becerra, gran imitador de Miguel Ángel, así en el pincel, como en la escultura, diera grandes prendas de su valor, si la muerte no le atajara: fue asimismo muy semejante en la arquitectura como en las demás facultades a Miguel Ángel, a quién tuvo por maestro. ¿Donde ¿Dónde dejo yo a Polidoro de Caravaggio? Pintó de blanco y negro muchas delanteras de casas, con tanto artificio e imitación de las cosas antiguas, que ultra que es escuela de los pintores su pintura, Tiziano cuando vino a Roma, luego que se le ofrecía mirar algunas de sus obras, se paraba, y decía: veamos esta obra del maestro.
Otros muchos hubo que yo pudiera poner en lista, como a Tadeo Zuccaro y su hermano Federico, archivos verdaderamente del tesoro de este arte, y otros que dejo, así por atender a la brevedad, como porque sus obras no han sido vistas por mí, y si lo han sido no las tengo tanto en la memoria, aunque ahora me representa a Julio Romano, discípulo de Rafael, o por decir mejor, otro Rafael; Lucio Romano, gran mi amigo en su última vejez, maestro de pintar grutescos por excelencia. Y en nuestra España no han faltado algunos, mas su excelencia fue más en dorados y estofados, y si algunas historias hay de ellos, es más de loar la pulideza del pincel que la materia.
''Ejus est sacerdos adorans, et Ajax fulmine incensus '' '''(I)[equivocadamente numerada por Cean, corresponde consecutivamente a la nota 4]'''. No puede con to- (I) Plin. Cap.9. lib, 35. hablando de Apolodoro ateniense, pintor famoso, que floreció en la olimpiada XLIV celebra de su macro un sacerdote que esta adorando y Ayax abrasado de un rayo, cuya pintura se hacia en su tiempo en Pérgamo. -do todo esto competir con el retrato que Rafael de Urbano hizo de Julio II, en el cual se ve su semejanza al vivo, los terciopelos y demás ornatos que de ordinario traen los sumos pontífices, porque no se puede llegar, cuanto el pasar de allí. Pintó asimismo un incendio del palacio e iglesia de san Pedro, donde hay unas mujeres, que llevan agua para apagarlo, y otra que ha echado una criatura de un terrado por librarla del fuego, la recoge un hombre, medio vestido en los brazos, ¡divina cosa! y un hijo que saca de las llamas su padre a cuestas, y un hijo que lleva delante de sí, a imitación de Eneas y Anquises: no hay mas más que ver, ni que decir.
Sunt et duae picturae ejus nobilissimae: hoplititis, in certamine ita decurrens, ut sudare videatur: alter arma deponen, ut anhelare sentiatur (10). En un paño de rázago en la capilla del Papa estrecho, que así lo pide el sitio, esta tejido por padrón de Rafael de Urbino el terremoto haciendo fuerza con los brazos, mostrando en el rostro la fuerza y fiereza con que hace temblar un monte, que a quien lo mira le parece que realmente tiembla ruina.
Pinxit et minoribus tabelis libidines, eo genere petulantis joci se reftciens (11). Bien entiendo que si él viera las que en este género han dibujado maravillosas cierto Perino del Vaga, Rafael de Urbino y Antonio de Correggio, él quedara vencido y corrido.
'''(I)''' Arias Montano, doctor teólogo, famoso en la interpretación de la escritura sagrada y en el conocimiento de las lenguas hebrea, siria, caldea, griega y latina. murió en Sevilla año de 1595. '''(2)''' Raro discurso en alabanza de la pintura, escrito por el cronista Pedro de Valencia.'''(3)''' Cayo Plinio segundo en su historia de la naturaleza: obra difusa, erudita, y no menos varia que la misma naturaleza.'''(I)[4]''' Plin. Cap.9. lib, 35. hablando de Apolodoro ateniense, pintor famoso, que floreció en la olimpiada XLIII celebra de su mano un sacerdote que está adorando y Ayax abrasado de un rayo, cuya pintura se hacia en su tiempo en Pérgamo.'''(2)[5]''' Zeuxis Heracleontes floreció en la olimpiada XCV. Fue gran pintor y de igual fortuna, y tan arrogante, que en la pintura que hizo del atleta, puso debajo aquel verso; desde allí famoso y célebre en que decía: invisurum aliquem facilius, quam imitaturum. Más fácil será envidiarle que imitarle: no obstante fue notado de que hacia las cabezas y los artejos grandes.Deprehenditur tamen Zeuxis grandior in capitibus articulisque, &c.'''(2)[equivocadamente numerada por Cean, corresponde consecutivamente a la nota 5]'''. Esto no se puede reprender en ninguno de los ya nombrados. '''(6)''' La competencia de Zeuxis con Parrasio es muy célebre en las historias; porque como aquel trajese uvas pintadas tan al natural y con tan buen suceso, que puestas en público volaron las aves a picar en ellas, Parrasio trajo un lienzo pintado, el cual parecía tan verdadero, que Zeuxis hinchado con el juicio de las aves, comenzó a pedir, que levantase el lienzo v mostrase la pintura, y entendido su error, se concedió la victoria con hidalga y noble vergüenza, porque él había engallado las aves, poro Parrasio le habla engallado a él, siendo artífice. Plinio, lib 35. cap. 10, '''(7)''' Habla de Parrasio. Nació en Éfeso: fue el primero que dio simétrica proporción a la pintura y gracia y donaire a los rostros, sutileza y compostura a los cabellos, hermosura a la boca, y fue el que, confesándolo así todos los artífices, se aventajó en el dibujo.'''(8)''' Dibujos de Parrasio en tablas y en pergamino, celebrados por Plinio, cap. 10, lib. 35. '''(9)''' La majestad de Felipe IV hizo colocar en su palacio algunas historias dibujadas de Pablo Verones, y algunos fragmentos de los nadadores del río Arno de mano de Miguel Ángel. El gran almirante de Castilla tiene algunos [dibujos] de Julio Romano; y el marqués del Carpio, no dejándolos de adquirir por ningún precio. (10) Dos pinturas de Parrasio nobilísimas de dos hoplítides [ hoplitas ] (que son dos hombres armados), que entran en las contiendas: el uno corriendo, de tal suerte, que parecía qué sudaba, y el otro que dejaba las armas, y se mostraba jadeando. Plin. ibid.
(11) Pintó el mismo Parrasio en tablillas figuras menores y lascivas, rehaciéndose en aquel género de pintura y deshonesto juego. Plin. ibid.