Montemán y Cusens, Lorenzo Antonio
Especialidad | grabador en hueco |
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Cronología | XVII-XVIII |
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Ubicación en el diccionario | Tomo 3, Página 173, Letra M, Grupo MO |
(Actualizado 10/3/2008) -----
Montemán y Cusens (Lorenzo Antonio) grabador en hueco. Nació en Sicilia hacia 1686. Fue pariente y discípulo de los Hamerani, dinastía de medallistas italianos de origen bávaro, afincada en Roma desde el siglo XVI. A los diciocho años se alistó en el ejército imperial, tomando parte en la guerra de Sucesión, llegando a la penínisula hacia 1704. Posteriormente Montemán se estableció en Salamanca en compañía de otro italiano, Agostini.
En opnión de Tomás Prieto, su discípulo, al haber abandonado Montemán tan joven sus estudios "no tuvo lugar de ser grabador sobresaliente"; es decir no pudo dedicarse a la faceta más prestigiosa del grabado en hueco: el grabado de medallas, por lo que "sólo emprendió obras lucrativas.... porque en España no había quien grabase de esa especie".
Debido a la prsperidad de su negocio en Salamanca acogió como aprendices bajo el sistema tradicional, siendo este de unos seis años. Sus discípulos más famosos fueron: Francisco Hernández Escudero, Juan Fernaández de la Peña y Tomás Francisco Prieto.
Despues de Cuarenta años en Salamanca, hacia 1743, se trasladó a Portugal, falleciendo en Almeida hacia 1750.
Bibliografía
Villena, Elvira, (comisaria Exp): El Arte de la Medalla en la España Ilustrada, Centro Cultural Conde Duque, Madrid, 2004, pp. 79-81, 158 (notas)
(Original antes de actualización de 10/3/2008) -----
Monteman y Cusens (don Lorenzo) grabador en hueco, natural de Sicilia, y pariente de los famosos grabadores de la casa de la moneda de Roma, Hoto y Almenari, con quien aprendió los principios de su profesión a fines del siglo XVII. A los dieciocho años se alistó en el ejército imperial, y vino con él a España por Portugal en la guerra de Sucesión. Habiéndole agradado la ciudad de Salamanca, que solía llamar tierra de promisión, se estableció en ella en compañía de un tal Agostini, quien más adelante vivió muchos años en Madrid en la calle de la Montera, y empezaron a trabajar cajas de latón para tabaco. Este hacia el cuerpo de las cajas, y don Lorenzo las grababa, unas en dulce o a buril, y otras de medio relieve: del laton pasaron a plata y oro y con sobrepuestos dorados, de manera que tornó tal fama la fábrica de cajas de Salamanca en todo el reyno, que tenía sumo despacho.
No decayó por haberse separado de ella Agostini, pues habiendo recibido discípulos Montemán, les enseñaba lo que pertenecía al Dibujo, al modelo y al grabado, y con sus adelantamientos ayudaban en otras obras que encargaban para el adorno de los templos, de las casas particulares, de los colegios y conventos, y también en aderezos de señoras, brazaletes, sortijas, espadas y escopetas para los caballeros, escudos de armas para las conclusiones de la universidad, y otras mil cosas en que se ocupaban de diez a doce hombres con sus familias.
Fueron muchas las utilidades que resultaron a aquella ciudad con este establecimiento, y hubieran sido mayores, si varios pasajes desagradables no obligaran a Montemán a abandonarla. Fue uno haberle acusado de monedero falso, por haberle hallado en las alforjas su preciosa punzonería y los sellos del capitán general de Castilla la vieja, volviendo de Zamora de principiarlos; y el otro porque estando en Ciudad Rodrigo concluyendo el modelo de cera de la Anunciata, que había de ocupar el centro del frontal del altar mayor de aquella catedral, tuvo unas palabras con don Antonio de Figueroa, buen cincelador, que le ayudaba en la obra del frontal , de la gradería y sagrario de la misma iglesia, de las que resulto haber arrojado al suelo con enfado don Lorenzo el modelo haciéndole mil pedazos, por lo que le quisieron delatar al tribunal de la Fe. De manera que después, de cuarenta años que vivía en Salamanca pasó a Portugal y falleció en Almeida a los 64 de edad. Le sobrevivió otros dos su mujer doña María Teresa de Bezares, natural de Ferrnoselle.
Fue hombre de buen trato y conversación, y muy instruido en la historia sagrada, profana y mitología: poseía los idiomas toscano, ingles , aleman , francés, latín y castellano, y tenia buenas costumbres, madrugando todos los días a oír misa con sus discípulos. Se distinguieron entre ellos don Francisco Hernández, don Juan Fernández de la Peña y don Tomás Prieto, de quienes hablamos en sus artículos.
Las principales obras de don Lorenzo fueron el retrato de Felipe V y su escudo de armas: una caja con Cleopatra para don Francisco Candas: otra con la huida a Egipto; y otra con Danae para el conde de Villagonzalo: otra caja, unos sellos y escribanía para don Tiburcio Aguirre: los [ sellos ] de don Francisco de la Mata; y otras muchas cajas que se enviaron a Italia y a Portugal: unas pistolas con adorno de plata, oro y acero para el conde de las Amayuelas: diferentes escopetas: unos brazaletes, que le ocuparon muchos meses en su ejecución: infinitos sellos, escudos para conclusiones, dibujos y modelos para varias obras: todo con conocimiento e inteligencia en el diseño.
Manuscrito de don Tomás Prieto.
(Tomo III, pp. 173-175)