Cano de Arévalo, Juan

De Diccionario Interactivo Ceán Bermúdez
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Juan Cano de Arévalo
normal
Especialidad pintor
Fallecimiento 1696 Madrid
Cronología XVII
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Ubicación en el diccionario Tomo 1, Página 225, Letra C, Grupo CA

(Actualizado 11/8/2007) -----


Cano de Arévalo( Juan) pintor. Especialista en pintar abanicos, trabajó también al fresco y temple en diversas iglesias de Alcalá (de Henares) y Valdemoro ( ambas en la comunidad de Madrid).

Pérez Sánchez, Alfonso E, Pintura Barroca en España 1600-1750, Cátedra, Madrid, 2000, p. 335.




(Original antes de actualización de 11/8/2007) -----


Cano de Arévalo (Juan) pintor. Nació en la villa de Valdemoro el año de 1656, y fue discípulo de Francisco Camilo en Madrid. Como se había acomodado a pintar figuras pequeñas, en las que hacía mayores progresos que en las grandes, se dedicó a pintar abanicos, y para que tuviesen mejor y más pronto despacho, usó de una treta bien conocida entre los mercaderes: encerrase en su casa, y en un invierno pintó una gran partida, que suponiendo haberle venido de Francia en comisión, en pocos días quedó sin ninguno. Como le salió bien el ensayo, pensó con seriedad dedicarse plenamente a este ejercicio, en el que adquirió gran estimación y el título de pintor de la reina.


La afición y destreza que tenía en la esgrima le hacían perder mucho tiempo, que ocupa en compañía de los valientes: le llevaron a Andalucía a ostentar su habilidad y le ocasionaron la muerte de resultas de un desafío que tuvo en una fiesta de toros en Alcalá de Henares; y aunque salió victorioso de su enemigo, acudieron dos amigos de este, que estaban ocultos y asesinaron al esforzado Cano, que pudo llegar a Madrid a espirar en su cama el año de 96 a los cuarenta de edad.


Quiso probarse en figuras grandes, y pintó al temple la capilla de las santas formas del colegio de los jesuitas de Alcalá: el presbiterio y colaterales de la parroquia de santa María de aquella ciudad; y la capilla de nuestra señora del Rosario de su patria: todo con bastante manejo, pero sin el acierto y gusto que tenía en pequeño y en sus abanicos, que aún son estimados los pocos que se conservan.

Palomino.

(Tomo I, pp.225-226)