León, Rafael de

De Diccionario Interactivo Ceán Bermúdez
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Rafael León
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León (Rafael de) escultor y uno de los mejores que hemos tenido en España a mediados del siglo XVI, cuando estaba la escultura en su mayor perfección. Avecindado en Toledo pudo muy bien haber sido discípulo de alguno de los muchos y buenos escultores que residieron en aquella ciudad, si es que no estudió con ellos en Italia. Cierto disgusto le hubo de obligar a dejar aquella residencia, y a buscar el asilo del monasterio de San Martín de Valdeiglesias de padres bernardos, donde el abad fray Jerónimo Hurtado le dio buena acogida. No tardó mucho tiempo en conocer el mérito de León, y aprovechando tan buena ocasión, pensó en hacer la sillería del coro. Vista la traza, que agradó mucho a la comunidad, y convenidos en el precio y en otras condiciones, se dio principio a la obra el año de 1561 y se acabó en el de 71. Pagáronle 24,921 reales y medio en oro y plata, y 300 ducados de mejoras.


Siendo esta sillería y su facistol una de las principales obras de escultura que tenemos en España, parece necesario que nos detengamos en describirla para hacer ver el mérito y delicado gusto de su autor, y para manifestarla a los que estiman en poco las que hay en el reino, puesto que asta en sus rincones se encuentra que admirar.


Se compone de setenta y ocho sillas, treinta y cuatro bajas, y cuarenta y cuatro altas. En los respaldos de aquellas están esculpidos en bajo relieve los misterios de la vida y pasión de redentor [ Cristo ]: sobre los brazos de las sillas sel evantan unas cariátides que sostienen el cornisamiento entallado en esquisito gusto; y entre los dichos bajos relieves están los profetas que escribieron de aquellos misterios. Las altas están divididas por columnas compuestas, y en medio de ellas hay unos nichos con figuras como de tres cuartas de santos de la orden de san Benito y [ santos de la orden ] de san Bernardo en bajo relieve. Las columnas están adornadas en el primero y tercer tercio con figuritas, niños, tarjetas, festones y otras cosas caprichosas, y sostienen un cornisamento, cuyo friso está lleno de cabezas de serafines, con sátiros, jarrones, trofeos y otras figuras ideales. Sobre el cornisamento hay un ático, y termina el adorno del coro con veintiún figuras de santos del testamento nuevo y veinte tarjetas interpuestas, que contienen santos de la ley antigua.


Es increíble el trabajo que comprende la parte inferior de estas sillas altas, los espacios entre los pedestales están llenos de bajos relieves y los pedestales contienen figuritas de virtudes y vicios, alusivos a los asuntos inmediatos. El coro esta abierto en el testero, y en una trabe que le atraviesa se ven tres tarjetas, con el Padre eterno en la del medio, y dos pasajes de la vida de san Bernardo en las de los lados Nada hay más rico, mas noble, ni más bien ejecutado. Las estatuas son muy recomendables por sus actitudes, por el aire de las cabezas, por el carácter, y por los buenos partidos de altos. Aunque son buenos todos los bajos relieves, algunos son admirables, y se distinguen de otros muchos de esta clase. En fin, es digna de elogio la fecundidad del autor en el adorno grutesco de está obra, y la inteligencia y saber con que están concluidas todas sus mínimas partes.


No lo es menos la invención del facistol, que está en medio del coro. Sobre una basa triangular, cuyas molduras están enlazadas con niños, y con un león en cada ángulo, se levanta un pedestal del que sale una columna con capitel jónico, adornada de angelitos, cantando unos y tocando instrumentos otros, ejecutados con suma gracia: sobre el capitel descansa una hermosa taza con mascaroncillos, de cuyas bocas cuelgan bandas, en las que se columpian unos niños, y la rodea una especie de cables que salen del propio capitel. Sienta encima el atril de cuatro caras, grabadas y adornadas con mil caprichos, como el friso y cornisamento que están en lo alto. Termina esta bellísima pieza con un excelente templete de doce fachadas, resaltando seis con sus columnas, y le cierra una cupulilla.


Archivo del Monasterio de Padres de San Bernardo de San Martín de Valdeiglesias.

(Tomo III, pp. 11-13