Serra, Miguel

De Diccionario Interactivo Ceán Bermúdez
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Miguel Serra
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Ubicación en el diccionario Tomo 4, Página 367, Letra [[Letra::S]], Grupo SE

Serra (Miguel) pintor. Nació en Cataluña cerca del año de 1653, y a los ocho de edad se huyó de su casa porque no podía sufrir a su madre, que acababa de casarse en terceras nupcias. Fue a parar á Marsella, en donde se dedicó a la pintura, movido de la inclinación que le tenía. Hizo algunos progresos con un mediano pintor, pero deseoso de mayores adelantamientos pasó a Roma. Estudió con aplicación las obras de los grandes maestros, y trató a los que había entonces en aquella capital. Después de algunos años volvió muy aprovechado a Marsella, y a los diecisiete de edad pintó el cuadro de san Pedro mártir para la iglesia de los dominicos de aquella ciudad, que le dio gran reputación. A esta obra sucedieron otras muchas que no podría despachar si no fuese por su extraordinaria facilidad y presteza. Se cuenta en prueba de ella, que habiendo ido a Marsella los

mayordomos de una parroquia de aquella comarca a encargarle el cuadro grande para el altar mayor los convido a comer, y mientras se paseaban en su jardín esperando la hora de medio día, les pintó el lienzo antes de sentarse a la mesa. Quedaron los huéspedes asombrados y contentos, creyendo que no se podría pintar en muchos meses, y se le llevaron después de seco.


Pintó otros muchos lienzos, así para la ciudad como para los templos de aquellas inmediaciones y un cuadro que remitió a la academia de Paris, por el que logró ser individuo de aquel cuerpo y pintor del rey, conforme a la prerrogativa que gozaban los académicos. Con estos Honores y con su habilidad, opinión y ligereza llegó a ser muy rico; pero un infausto accidente acaecido en Marsella le movió a gastar todo su caudal en socorro de la humanidad.


No se puede decir, sin horror, los estragos que causó en aquella ciudad una cruel peste el año de 1721, cuando este pintor emprendió socorrer a aquellos miserables vecinos, que miraba como paisanos y amigos, mientras los que lo eran los habían abandonado. Con una caridad extraordinaria expuso su vida por cuidar de los más contagiosos y por enterrar los cadáveres que llenaban las calles de su cuartel, y con la mayor generosidad alimentó muchos meses un gran número de personas que pudo libertar de la muerte, consumiendo cuanto había adquirido con los pinceles.


Después que se disipó enteramente la peste quiso dejar una memoria durable de las horrorosas escenas que había presenciado, y con la vehemencia de su imaginación pintó en dos lienzos todos los desastres en que se había visto Marsella, y los envió a París por su hijo para que los presentase a Monsieur o al Regente. Pero el joven en vez de obedecer a su padre los vendió en la feria de San Germain, lo que le ocasionó un gran sentimiento y le quitó gran parte de su opinión entre los demás profesores que ignoraban la felonía del hijo.


Pintó también con fuego de invención y buen colorido unos cuadros grandes para la iglesia de las monjas de santa Clara y [ cuadros ] para la parroquia de la Magdalena de Marsella: otros [ cuadros ] para los carmelitas de Aix en Provenza, y muchos de caballete para los gabinetes de los aficionados; y aunque alguna vez haya abusado de su facilidad, son estimadas sus obras en Francia. Falleció en Marsella el año de 1728.

Nougaret. , Gautier., Journal Abrege, de ce qui s`est Passé en Marsaille l`anne de la Pess 1721, Dand. Bard.

(Tomo IV, pp. 367-370)