Edición de «Velázquez : Rodríguez de Silva y Velázquez, Diego»

Ir a la navegación Ir a la búsqueda

Advertencia: no has iniciado sesión. Tu dirección IP se hará pública si haces cualquier edición. Si inicias sesión o creas una cuenta, tus ediciones se atribuirán a tu nombre de usuario, además de otros beneficios.

Puedes deshacer la edición. Antes de deshacer la edición, comprueba la siguiente comparación para verificar que realmente es lo que quieres hacer, y entonces guarda los cambios para así efectuar la reversión.

Revisión actual Tu texto
Línea 14: Línea 14:
 
|grupo=Grupo VE
 
|grupo=Grupo VE
 
}}
 
}}
{{Autor:header}}'''Velázquez de Silva''' (don Diego) pintor, que mejor diríamos don Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, pues que su padre se llamó Juan Rodríguez de Silva, y su madre doña Jerónima Velázquez. Nació en Sevilla el año de 1599, y no el de 94 como dice Palomino; y fue bautizado en la parroquia de San Pedro el día 6 de junio, como consta en su partida de bautismo. Vinieron de Portugal sus abuelos paternos a establecerse en aquella ciudad, y sus padres le dedicaron al estudio de la latinidad y de la filosofía, pero notando una inclinación decidida a la pintura, porque siempre estaba dibujando en los libros y cartapacios, tuvieron por más acertado ponerle en la escuela de Francisco Herrera el viejo, tan conocido por su facilidad en pintar, como por su aspereza de genio. Aunque aquella era adaptable a la viveza del discípulo, esta era insoportable a su amabilidad y dulzura, por lo que tuvo que sacrificar el estilo del maestro, que llenaba sus ideas a la tranquilidad de su espíritu, prefiriendo la blandura de Francisco Pacheco, a cuya dirección pasó después.
+
{{Autor:header}}'''Velázquez de Silva''' (don Diego) pintor, que mejor diríamos don Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, pues que su padre se llamó Juan Rodríguez de Silva, y su madre doña Jerónima Velázquez. Nació en Sevilla el año de 1599, y no el de 94 como dice Palomino; y fue bautizado en la parroquia de San pedro el día 6 de junio, como consta en su partida de bautismo. Vinieron de Portugal sus abuelos paternos a establecerse en aquella ciudad, y sus padres le dedicaron al estudio de la latinidad y de la filosofía, pero notando una inclinación decidida a la pintura, porque siempre estaba dibujando en los libros y cartapacios, tuvieron por más acertado ponerle en la escuela de Francisco Herrera el viejo, tan conocido por su facilidad en pintar, como por su aspereza de genio. Aunque aquella era adaptable a la viveza del discípulo, esta era insoportable a su amabilidad y dulzura, por lo que tuvo que sacrificar el estilo del maestro, que llenaba sus ideas a la tranquilidad de su espíritu, prefiriendo la blandura de Francisco Pacheco, a cuya dirección pasó después.
  
Aunque éste procuró instruirle con esmero en todas las reglas y preceptos del arte, el joven Velázquez, que estaba dotado de un talento extraordinario, conoció desde el principio que su principal maestro debía ser la naturaleza, y desde entonces le hizo voto, digámoslo así, de no dibujar ni pintar cosa alguna que no fuese a su presencia, esto es, por ella misma. A este fin dice Pacheco en su libro del ''Arte de la Pintura'': ''“Tenía (Velázquez) cohechado un aldeanillo aprendiz que le servia de modelo en diversas acciones y posturas, ya llorando, ya riendo, sin perdonar dificultad alguna, y por él hizo muchas'' [[cabezas_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''cabezas'']] ''de carbón y realce en papel azul y de otros muchas naturales con que granjeó la certeza en el retratar”''. Así llegó a ser tan excelente en las cabezas, que pocos italianos le igualaron, y hasta sus mismos émulos lo confesaban, diciendo que en esto sólo consistía su mérito, a lo que respondía: ''"mucho me favorecen, pues yo no sé quien sepa pintar bien una cabeza"''.
+
Aunque este procuró instruirle con esmero en todas las reglas y preceptos del arte, el joven Velázquez, que estaba dotado de un talento extraordinario, conoció desde el principio que su principal maestro debía ser la naturaleza, y desde entonces le hizo voto, digámoslo así, de no dibujar ni pintar cosa alguna que no fuese a su presencia, esto es, por ella misma. A este fin dice Pacheco en su libro del ''Arte de la Pintura'': ''“Tenía (Velázquez) cohechado un aldeanillo aprendiz que le servia de modelo en diversas acciones y posturas, ya llorando, ya riendo, sin perdonar dificultad alguna, y por él hizo muchas'' [[cabezas_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''cabezas'']] ''de carbón y realce en papel azul y de otros muchas naturales con que granjeó la certeza en el retratar”''. Así llegó a ser tan excelente en las cabezas, que pocos italianos le igualaron, y hasta sus mismos émulos lo confesaban, diciendo que en esto sólo consistía su mérito, a lo que respondía: ''"mucho me favorecen, pues yo no sé quien sepa pintar bien una cabeza"''.
  
  
  
Para vencer la aspereza de los colores y conseguir el dominio sobre los pinceles, escollo insuperable muchas veces para los más diestros dibujantes, se dedicó a pintar frutas, aves, peces [ [[bodegones_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''bodegones'']] ] y cosas inanimadas [ [[naturalezas_muertas_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''naturalezas muertas'']] ] por el natural, cuya simetría no tiene la difícil correspondencia que hay en el cuerpo humano de las partes con el todo, ni hay que superar las filosóficas pasiones del animo en los principios, ni que vencer otras oscuras dificultades que encierra en sí tan prodigiosa maquina. Siguiendo este sistema dio pruebas de su gran talento, pues prescindiendo del riguroso de su maestro, buscó el camino más corto para llegar a la perfecta imitación de la naturaleza, sin que por esto dejase de aprender en adelante cuanto contiene el desnudo del hombre, como se nota en la [[fragua_de_Vulcano_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''fragua de Vulcano'']], en el cuadro de la [[túnica_de_José_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''túnica de José'']], en el [[crucifijo__Cristo_crucificado__-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''crucifijo [ Cristo crucificado ]'']] de las monjas de san Placido [ convento de San Plácido ó convento de la Encarnación de monjas benedictinas en la calle de San Roque ] y en otras obras que no aciertan a imitar los partidarios del sistema opuesto; y en fin dejó a los jóvenes principiantes un camino abierto, que tal vez convendría mucho trillar.
+
Para vencer la aspereza de los colores y conseguir el dominio sobre los pinceles, escollo insuperable muchas veces para los más diestros dibujantes, se dedicó a pintar frutas, aves, peces [ [[bodegones_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''bodegones'']] ] y cosas inanimadas [ [[naturalezas_muertas_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''naturalezas muertas'']] ] por el natural, cuya simetría no tiene la difícil correspondencia que hay en el cuerpo humano de las partes con el todo, ni hay que superar las filosóficas pasiones del animo en los principios, ni que vencer otras obscuras dificultades que encierra en sí tan prodigiosa maquina. Siguiendo este sistema dio pruebas de su gran talento, pues prescindiendo del riguroso de su maestro, buscó el camino más corto para llegar a la perfecta imitación de la naturaleza, sin que por esto dejase de aprender en adelante cuanto contiene el desnudo del hombre, como se nota en la [[fragua_de_Vulcano_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''fragua de Vulcano'']], en el cuadro de la [[túnica_de_José_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''túnica de José'']], en el [[crucifijo__Cristo_crucificado__-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''crucifijo [ Cristo crucificado ]'']] de las monjas de san Placido [ convento de San Plácido ó convento de la Encarnación de monjas benedictinas en la calle de San Roque ] y en otras obras que no aciertan a imitar los partidarios del sistema opuesto; y en fin dejó a los jóvenes principiantes un camino abierto, que tal vez convendría mucho trillar.
  
Pasó después a pintar figuras vestidas en asuntos domésticos y vulgares a manera de David Teniers y de otros pintores flamencos holandeses, que llaman [[bambochadas_escenas_de_género__-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''bambochadas[ escenas de género ]'']] y las hacia con suma propiedad, aunque por sujetarse demasiado a la naturaleza, que todavía no sabia observar bien, cayó en alguna dureza. A éste su primer estilo pertenecen el [[Aguador_de_Sevilla_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Aguador de Sevilla'']], que esta en el palacio [ Real ] de Madrid, un [[nacimiento_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''nacimiento'']] que posee el conde del Águila y algunos otros [[cuadros_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''cuadros'']] que ya no existen en aquella ciudad [ Sevilla ].
+
Pasó después a pintar figuras vestidas en asuntos domésticos y vulgares a manera de David Teniers y de otros pintores flamencos holandeses, que llaman [[bambochadas_escenas_de_género__-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''bambochadas[ escenas de género ]'']] y las hacia con suma propiedad, aunque por sujetarse demasiado a la naturaleza, que todavía no sabia observar bien, cayó en alguna dureza. A este su primer estilo pertenecen el [[Aguador_de_Sevilla_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Aguador de Sevilla'']], que esta en el palacio [ Real ] de Madrid, un [[nacimiento_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''nacimiento'']] que posee el conde del Águila y algunos otros [[cuadros_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''cuadros'']] que ya no existen en aquella ciudad [ Sevilla ].
  
  
Línea 28: Línea 28:
 
Como concurriesen a casa de su maestro los más ilustrados ingenios sevillanos, que en aquel tiempo eran muchos y sobresalientes, oía tratar y discurrir sobre mil asuntos curiosos y conducentes a la instrucción y buen gusto que debe tener un pintor. Se aprovechaba de estas sesiones y sacaba partido del fuego y entusiasmo de los poetas, que no eran los que menos la frecuentaban, pues que Pacheco se preciaba con justicia de serlo; e ilustraba su gran genio y talento en todo lo necesario a su arte con la lectura de los escogidos libros que tenía su maestro.
 
Como concurriesen a casa de su maestro los más ilustrados ingenios sevillanos, que en aquel tiempo eran muchos y sobresalientes, oía tratar y discurrir sobre mil asuntos curiosos y conducentes a la instrucción y buen gusto que debe tener un pintor. Se aprovechaba de estas sesiones y sacaba partido del fuego y entusiasmo de los poetas, que no eran los que menos la frecuentaban, pues que Pacheco se preciaba con justicia de serlo; e ilustraba su gran genio y talento en todo lo necesario a su arte con la lectura de los escogidos libros que tenía su maestro.
  
''“Al cabo de cinco años que estuvo en esta (que se podía llamar academia del buen gusto) dice Pacheco, le casé con mi hija (doña Juana) movido de su virtud, limpieza y buenas partes, y de las esperanzas de su natural y grande ingenio”''. Llegaban entonces a Sevilla pinturas de Italia, Flandes y Madrid que excitaban a Velázquez a quererlas imitar; pero las que más le llevaron su atención fueron unas de Luis Tristán por la analogía que tenían las tintas con su gusto, por la viveza de los conceptos; y habiéndolas copiado [ [[copias_de_pinturas_de_Luis_Tristán_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''copias de pinturas de Luis Tristán'']] ], se declaró su sectario, y procuró dejar la manera seca, que le había pegado su maestro. No fue éste el solo bien que causaron, porque deseoso de ver otras, emprendió un viaje a Madrid.
+
''“Al cabo de cinco años que estuvo en esta (que se podía llamar academia del buen gusto) dice Pacheco, le casé con mi hija (doña Juana) movido de su virtud, limpieza y buenas partes, y de las esperanzas de su natural y grande ingenio”''. Llegaban entonces a Sevilla pinturas de Italia, Flandes y Madrid que excitaban a Velázquez a quererlas imitar; pero las que más le llevaron su atención fueron unas de Luis Tristán por la analogía que tenían las tintas con su gusto, por la viveza de los conceptos; y habiéndolas copiado [ [[copias_de_pinturas_de_Luis_Tristán_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''copias de pinturas de Luis Tristán'']] ], se declaró su sectario, y procuró dejar la manera seca, que le había pegado su maestro. No fue este el solo bien que causaron, porque deseoso de ver otras, emprendió un viaje a Madrid.
  
 
Salió de Sevilla en la primavera de 1622, y fue muy obsequiado en la corte de sus paisanos don Luis y don Melchor de Alcázar, y mucho más del sumiller de cortina don Juan de Fonseca y Figueroa, maestrescuela y canónigo de la santa iglesia [ catedral ] de Sevilla, a quien hemos considerado acreedor a tener artículo en este diccionario por su afición, conocimiento y ejercicio en la pintura. Le proporcionó ver y estudiar cuanto quiso en las reales colecciones de Madrid, el Pardo y el Escorial; y aunque hizo todas las diligencias que pudo para que retratase a los reyes no lo consiguió. Después de haber retratado al poeta don [[Luis_de_Góngora_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Luis de Góngora'']] por encargo que le había hecho su suegro, se volvió a Sevilla en el mismo año, quedando en Madrid de protector y agente suyo el maestrescuela, que no dejaba piedra por mover para que volviese. Volvió al año siguiente de 23 en virtud de una carta del conde duque de Olivares, ministro de estado y privado de Felipe IV, que le mandaba se pusiese en camino, señalándole una ayuda de costa de 50 ducados. Su suegro quiso acompañarle en este viaje para ser testigo de la gloria que presentía en su corazón.
 
Salió de Sevilla en la primavera de 1622, y fue muy obsequiado en la corte de sus paisanos don Luis y don Melchor de Alcázar, y mucho más del sumiller de cortina don Juan de Fonseca y Figueroa, maestrescuela y canónigo de la santa iglesia [ catedral ] de Sevilla, a quien hemos considerado acreedor a tener artículo en este diccionario por su afición, conocimiento y ejercicio en la pintura. Le proporcionó ver y estudiar cuanto quiso en las reales colecciones de Madrid, el Pardo y el Escorial; y aunque hizo todas las diligencias que pudo para que retratase a los reyes no lo consiguió. Después de haber retratado al poeta don [[Luis_de_Góngora_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Luis de Góngora'']] por encargo que le había hecho su suegro, se volvió a Sevilla en el mismo año, quedando en Madrid de protector y agente suyo el maestrescuela, que no dejaba piedra por mover para que volviese. Volvió al año siguiente de 23 en virtud de una carta del conde duque de Olivares, ministro de estado y privado de Felipe IV, que le mandaba se pusiese en camino, señalándole una ayuda de costa de 50 ducados. Su suegro quiso acompañarle en este viaje para ser testigo de la gloria que presentía en su corazón.
Línea 34: Línea 34:
 
Hospedolos en su casa Fonseca, y a pocos días de haber llegado Velázquez, le pintó su retrato, [ [[Juan_de_Fonseca_y_Figueroa_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Juan de Fonseca y Figueroa'']] ] que llevado a palacio, le vieron en una hora el rey, las demás personas reales y los grandes que estaban de servidumbre con aprobación y elogios de todos y particularmente de S. M., quien mandó expedir esta cédula: ''“A Diego Velázquez, pintor, he mandado recibáis en mi servicio para que se ocupe en lo que se le ordenare de su profesión, y le he señalado veinte ducados de salario al mes, librados en el pagador de las obras de estos alcázares, Casa de campo y del Pardo. Vos le haréis el despacho necesario para esto en la forma que se hubiere dado a cualquiera otro de su profesión. En Madrid a 6 de abril de 1623.= A Pedro de Hof Huerta."''
 
Hospedolos en su casa Fonseca, y a pocos días de haber llegado Velázquez, le pintó su retrato, [ [[Juan_de_Fonseca_y_Figueroa_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Juan de Fonseca y Figueroa'']] ] que llevado a palacio, le vieron en una hora el rey, las demás personas reales y los grandes que estaban de servidumbre con aprobación y elogios de todos y particularmente de S. M., quien mandó expedir esta cédula: ''“A Diego Velázquez, pintor, he mandado recibáis en mi servicio para que se ocupe en lo que se le ordenare de su profesión, y le he señalado veinte ducados de salario al mes, librados en el pagador de las obras de estos alcázares, Casa de campo y del Pardo. Vos le haréis el despacho necesario para esto en la forma que se hubiere dado a cualquiera otro de su profesión. En Madrid a 6 de abril de 1623.= A Pedro de Hof Huerta."''
  
Mandó también el rey que retratase al infante cardenal [ don Fernando ], y aunque se tuvo por más acertado hacer antes el de S. M. se suspendió por graves ocupaciones, mas le concluyo [ [[retrato_de_Felipe_IV_a_caballo_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''retrato de Felipe IV a caballo'']] ] el día 30 de agosto del mismo año a satisfacción de toda la corte y mayor del conde duque, que aseguró públicamente que ningún pintor habla retratado bien al rey hasta entonces, aunque lo habían emprendido Bartolomé y Vincencio Carducho, Eugenio Cajés y Angelo Nardi. Manifestole también el contento que tenía S. M. con el buen desempeño de aquella obra y le ofreció que se mandaría recoger los demás retratos del rey, y que en adelante sería él el único que los pintase. S. M. ordenó que Velázquez trasladase su casa y familia a Madrid, dándole una ayuda de costa de 300 ducados, y le nombró su pintor de cámara en 31 de octubre de 1623 con el mismo sueldo de los 20 ducados mensuales que se le habían señalado en abril, pagadas además sus obras y con las adehalas de médico, cirujano y botica.
+
Mandó también el rey que retratase al infante cardenal [ don Fernando ], y aunque se tuvo por más acertado hacer antes el de S. M. se suspendió por graves ocupaciones, mas le concluyo [ [[retrato_de_Felipe_IV_a_caballo_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''retrato de Felipe IV a caballo'']] ] el día 30 de agosto del mismo año a satisfacción de toda la corte y mayor del conde duque, que aseguró públicamente que ningún pintor habla retratado bien al rey hasta entonces, aunque lo habían emprendido Bartolomé y Vincencio Carducho, Eugenio Cajés y Angelo Nardi. Manifestole también el contento que tenía S. M. con el buen desempeño de aquella obra y le ofreció que se mandaría recoger los demás retratos del rey, y que en adelante sería él el único que los pintase. S. M. ordenó que Velázquez trasladase su casa y familia a Madrid, dándole una ayuda de costa de 300 ducados, y le nombró su pintor de cámara en 31 de octubre de 1623 con el mismo sueldo de los 20 ducados mensuales que se le hahabían señalado en abril, pagadas además sus obras y con las adehalas de médico, cirujano y botica.
  
 
Era el retrato del rey del tamaño del natural, estaba [ Felipe IV ] armado y a caballo, muy arrogante y brioso; y con su real licencia se puso en la calle mayor, frente a San Felipe el Real [ Convento de San Felipe el Real de padres agustinos calzados en la calle Mayor ] en día de gran concurrencia, donde fue admirado de todo el pueblo, y causó no poca envidia a los demás pintores. Se escribieron muchos versos en su elogio, y entre ellos el siguiente soneto que compuso su suegro Pacheco.
 
Era el retrato del rey del tamaño del natural, estaba [ Felipe IV ] armado y a caballo, muy arrogante y brioso; y con su real licencia se puso en la calle mayor, frente a San Felipe el Real [ Convento de San Felipe el Real de padres agustinos calzados en la calle Mayor ] en día de gran concurrencia, donde fue admirado de todo el pueblo, y causó no poca envidia a los demás pintores. Se escribieron muchos versos en su elogio, y entre ellos el siguiente soneto que compuso su suegro Pacheco.
Línea 47: Línea 47:
 
''Del lugar que alcanzaste en la pintura:''
 
''Del lugar que alcanzaste en la pintura:''
  
''Anímete l' augusta alta figura''
+
''Anímete l augusta alta figura''
  
 
''Del monarca mayor que el orbe alcanza,''
 
''Del monarca mayor que el orbe alcanza,''
Línea 68: Línea 68:
 
</blockquote>
 
</blockquote>
  
Hallábase entonces en la corte el príncipe de Gales, de cuya afición e inteligencia en la pintura hemos hablado en el apéndice al artículo de don Jerónimo Fures y Muñiz, quien celebró mucho el retrato del rey: pidió a Velázquez que le hiciese el suyo, y aunque le principió no pudo concluirle por la precipitación con que salió el príncipe de Madrid el día 9 de septiembre de aquel año. No fueron estos los únicos favores que don Diego recibió entonces de la benéfica mano del monarca, le señaló también una pensión de 300 ducados, que no pudo disfrutar hasta el año de 626 en que para ello hubo de dispensar el Papa Urbano VIII.
+
Hallábase entonces en la corte el príncipe de Gales, de cuya afición e inteligencia en la pintura hemos hablado en el apéndice al artículo de don Jerónimo Fures y Muñiz, quien celebró mucho el retrato del rey: pidió a Velázquez que le hiciese el suyo, y aunque le principió no pudo concluirle por la precipitación con que salió el príncipe de Madrid el día 9 de septiembre de aquel año. No fueron estos los únicos favores que don Diego recibió entonces de la benéfica mano del monarca, le señaló también una pensión de 300 ducados, que no pudo disfrutar hasta el año de 626 en que para ello hubo de dispensar el Papa Urbano V III.
  
Tratose en palacio de levantar un [[monumento_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''monumento'']] con el motivo de la inesperada expulsión de los moriscos por el piadoso Felipe III, y el rey vino en mandar que cada pintor de cámara pintase un cuadro de este asunto [ [[expulsión_de_los_moriscos_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''expulsión de los moriscos'']] ] con todo cuidado y esmero. Trabajaron a porfía Cajés, Nardi, Carducho y Velázquez. Concluidos los cuadros en 627, se llevaron a palacio, S. M. nombró jueces de este certamen a fray Juan Bautista Maino, dominico, y a don Juan Bautista Crescenci, ambos pintores, y de común acuerdo prefirieron el de Velázquez, que se colocó en el salón grande del Alcázar. El premio fue la plaza de ujier de cámara con sus gajes, que aunque sea, como lo es, oficio muy honroso y lo mismo el de ayuda de cámara del rey y el de aposentador mayor, que después se confirieron a don Diego, defraudan el tiempo a los artistas que debieran ocupar con más utilidad en el ejercicio de sus profesión, como dice el prudente don Antonio Palomino. En 628 le añadió el rey la merced de la ración de cámara y 90 ducados anuales para un vestido, concediendo a su padre tres oficios de escribano en Sevilla, que según afirma Pacheco, le valía cada uno 1,000 ducados al año.
+
Tratose en palacio de levantar un [[monumento_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''monumento'']] con el motivo de la inesperada expulsión de los moriscos por el piadoso Felipe III, y el rey vino en mandar que cada pintor de cámara pintase un cuadro de este asunto [ [[expulsión_de_los_moriscos_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''expulsión de los moriscos'']] ] con todo cuidado y esmero. Trabajaron a porfía Cajés, Nardi, Carducho y Velázquez. Concluidos los cuadros en 627, se llevaron a palacio, S. M. nombró jueces de este certamen a fray Juan Bautista Maíno, dominico, y a don Juan Bautista Crescenci, ambos pintores, y de común acuerdo prefirieron el de Velázquez, que se colocó en el salón grande del Alcázar. El premio fue la plaza de ujier de cámara con sus gajes, que aunque sea, como lo es, oficio muy honroso y lo mismo el de ayuda de cámara del rey y el de aposentador mayor, que después se confirieron a don Diego, defraudan el tiempo a los artistas que debieran ocupar con más utilidad en el ejercicio de sus profesión, como dice el prudente don Antonio Palomino. En 628 le añadió el rey la merced de la ración de cámara y 90 ducados anuales para un vestido, concediendo a su padre tres oficios de escribano en Sevilla, que según afirma Pacheco, le valía cada uno 1,000 ducados al año.
  
 
Llegó a Madrid Pedro Pablo Rubens el día de agosto del mismo año, con quien Velázquez seguía de antemano correspondencia artística, y en los nueve meses que estuvo en la corte no trató con ningún otro profesor: celebró mucho sus obras y fueron juntos al Escorial a ver y observar las que hay en aquel monasterio. Con la instructiva explicación que Rubens hacía del mérito de cada una y de sus autores, se renovaron en don Diego los antiguos deseos que tenía de pasar a Italia a estudiar, y volvió a instar al rey para que le concediese a licencia que S. M. le había ofrecido, y que no llegaba a tener efecto por no privarse de su servicio. Túvola al fin en 1629, mandando el rey darle 400 ducados de plata con el sueldo de dos años, y el conde duque 200 ducados de oro, una [[medalla_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''medalla'']] con el retrato de S. M. [ Felipe IV ] y cartas de favor para los embajadores, ministros y otros señores, con lo que se embarcó en Barcelona el día 10 de agosto de aquel año.
 
Llegó a Madrid Pedro Pablo Rubens el día de agosto del mismo año, con quien Velázquez seguía de antemano correspondencia artística, y en los nueve meses que estuvo en la corte no trató con ningún otro profesor: celebró mucho sus obras y fueron juntos al Escorial a ver y observar las que hay en aquel monasterio. Con la instructiva explicación que Rubens hacía del mérito de cada una y de sus autores, se renovaron en don Diego los antiguos deseos que tenía de pasar a Italia a estudiar, y volvió a instar al rey para que le concediese a licencia que S. M. le había ofrecido, y que no llegaba a tener efecto por no privarse de su servicio. Túvola al fin en 1629, mandando el rey darle 400 ducados de plata con el sueldo de dos años, y el conde duque 200 ducados de oro, una [[medalla_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''medalla'']] con el retrato de S. M. [ Felipe IV ] y cartas de favor para los embajadores, ministros y otros señores, con lo que se embarcó en Barcelona el día 10 de agosto de aquel año.
  
Aportó a Venecia y fue hospedado en la casa del embajador de España, quien lo honró y distinguió como correspondía a las recomendaciones que llevaba. Agradaron mucho a Velázquez las pinturas de Tiziano, Tintoretto, Veronés y de otros profesores de aquella escuela, por lo que no dejó de [[dibujar_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''dibujar'']] y [[copiar_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''copiar'']] todo el tiempo que permaneció en aquella corte, particularmente la famosa, [[crucifixión_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''crucifixión'']] del Tintoretto, e hizo una copia de otro cuadro de [ Tintoretto ] este profesor, que representa a [[Cristo_comulgando_a_los_discípulos_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Cristo comulgando a los discípulos'']], que presentó al rey a la vuelta. Hubiera estado más tiempo en esta ciudad si no fuese, por la guerra. Partió a Roma, pasando por Ferrara, donde fue muy obsequiado del cardenal Sachetti, que había sido nuncio en España, y mandó que sus criados le acompañasen hasta Cento. Visitó al paso la casa santa de Loreto, y sin detenerse en Bolonia llegó felizmente a Roma.
+
Aportó a Venecia y fue hospedado en la casa del embajador de España, quien lo honró y distinguió como correspondía a las recomendaciones que llevaba. Agradaron mucho a Velázquez las pinturas de Tiziano, Tintoreto, Veronés y de otros profesores de aquella escuela, por lo que no dejó de [[dibujar_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''dibujar'']] y [[copiar_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''copiar'']] todo el tiempo que permaneció en aquella corte, particularmente la famosa, [[crucifixión_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''crucifixión'']] del Tintoreto, e hizo una copia de otro cuadro de [ Tintoreto ] este profesor, que representa a [[Cristo_comulgando_a_los_discípulos_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Cristo comulgando a los discípulos'']], que presentó al rey a la vuelta. Hubiera estado más tiempo en esta ciudad si no fuese, por la guerra. Partió a Roma, pasando por Ferrara, donde fue muy obsequiado del cardenal Sachetti, que habla sido nuncio en España, y mandó que sus criados le acompañasen hasta Cento. Visitó al paso la casa santa de Loreto, y sin detenerse en Bolonia llegó felizmente a Roma.
  
 
Mandó el papa Urbano VIII alojarle en el Vaticano y le entregaron las llaves de algunas piezas para que pudiese trabajar con más libertad; pero por hallarse solo y fuera de mano no las admitió, contentándose con que le permitiesen entrada franca cuando le acomodase. Copió entonces con lápiz y con pinceles mucha parte del [[juicio_(Final)_universal_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''juicio [ Final ] universal'']] y de los [[profetas_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''profetas'']] y [[Sibilas_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Sibilas'']] que pintó Miguel Ángel en la capilla Sixtina, y diferentes grupos y figuras de las celebérrimas historias de la [[teología_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''teología'']], [[escuela_de_Atenas_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''escuela de Atenas'']], [[monte_Parnaso_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''monte Parnaso'']], [[incendio_del_Borgo_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''incendio del Borgo'']] y de [[otras_(obras)_de_Rafael_de_Urbino_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''otras [ obras ] de Rafael de Urbino'']].
 
Mandó el papa Urbano VIII alojarle en el Vaticano y le entregaron las llaves de algunas piezas para que pudiese trabajar con más libertad; pero por hallarse solo y fuera de mano no las admitió, contentándose con que le permitiesen entrada franca cuando le acomodase. Copió entonces con lápiz y con pinceles mucha parte del [[juicio_(Final)_universal_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''juicio [ Final ] universal'']] y de los [[profetas_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''profetas'']] y [[Sibilas_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Sibilas'']] que pintó Miguel Ángel en la capilla Sixtina, y diferentes grupos y figuras de las celebérrimas historias de la [[teología_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''teología'']], [[escuela_de_Atenas_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''escuela de Atenas'']], [[monte_Parnaso_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''monte Parnaso'']], [[incendio_del_Borgo_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''incendio del Borgo'']] y de [[otras_(obras)_de_Rafael_de_Urbino_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''otras [ obras ] de Rafael de Urbino'']].
Línea 84: Línea 84:
  
  
Lo primero que pintó fue el retrato del [[príncipe_don_Baltasar_Carlos_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''príncipe don Baltasar Carlos'']], y después se trató entre el rey, el conde duque y Velázquez de hacer una estatua en bronce de S. M. para colocarla en uno de los jardines del Buen Retiro, que el rey había mandado construir. Acordaron qué fuese [ [[estatua_equestre_de_Felipe_IV_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''estatua ecuestre de Felipe IV'']] ] a caballo y mayor que el tamaño del natural; y no habiendo entonces en España artista capaz de desempeñarla con perfección en esta materia, escribió el ministro a Florencia para que la gran duquesa la encarase al escultor Pedro Tacca, discípulo de Juan Bolonia, autor de la de Felipe III que esta en la Casa de campo. Tomose el encargo con calor, y el gran duque previno al artista que el rey gustaría de que la postura del caballo fuese en corbeta, o en galope, y en esta alternativa se tuvo por más acertado que S. A. le escribiese, pidiendo un ejemplar pintado, según la idea que deseaba. Con este motivo pintó Velázquez un cuadro, representando al rey [[(Felipe_IV)_a_caballo_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''[ Felipe IV ] a caballo'']] en la actitud que se eligió, y en otro más pequeño el retrato de [ [[(Felipe_IV)_a_caballo_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Felipe IV'']] ] S. M. de medio cuerpo muy parecido. Se cree que no se tuvo esto por bastante, según lo que se refiere en el artículo de Juan Martínez Montañés, pues fue llamado a Madrid para trabajar una [[estatua_ecuestre_del_rey_(Felipe_IV)_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''estatua ecuestre del rey [ Felipe IV ]'']], la que también se remitió a Florencia.
+
Lo primero que pintó fue el retrato del [[príncipe_don_Baltasar_Carlos_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''príncipe don Baltasar Carlos'']], y después se trató entre el rey, el conde duque y Velázquez de hacer una estatua en bronce de S. M. para colocarla en uno de los jardines del Buen Retiro, que el rey había mandado construir. Acordaron qué fuese [ [[estatua_equestre_de_Felipe_IV_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''estatua equestre de Felipe IV'']] ] a caballo y mayor que el tamaño del natural; y no habiendo entonces en España artista capaz de desempeñarla con perfección en esta materia, escribió el ministro a Florencia para que la gran duquesa la encarase al escultor Pedro Tacca, discípulo de Juan Bolonia, autor de la de Felipe III que esta en la Casa de campo. Tomose el encargo con calor, y el gran duque previno al artista que el rey gustaría de que la postura del caballo fuese en corbeta, o en galope, y en esta alternativa se tuvo por más acertado que S. A. le escribiese, pidiendo un ejemplar pintado, según la idea que deseaba. Con este motivo pintó Velázquez un cuadro, representando al rey [[(Felipe_IV)_a_caballo_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''[ Felipe IV ] a caballo'']] en la actitud que se eligió, y en otro más pequeño el retrato de [ [[(Felipe_IV)_a_caballo_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Felipe IV'']] ] S. M. de medio cuerpo muy parecido. Se cree que no se tuvo esto por bastante, según lo que se refiere en el artículo de Juan Martínez Montañés, pues fue llamado a Madrid para trabajar una [[estatua_ecuestre_del_rey_(Felipe_IV)_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''estatua ecuestre del rey [ Felipe IV ]'']], la que también se remitió a Florencia.
  
Pinto Velázquez otros muchos [[retratos_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''retratos'']], entre los que se distinguió el del [[duque_de_Módena_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''duque de Módena'']], que se hallaba en Madrid el año de 638, quien le gratificó con una rica cadena; que don Diego se ponía los días de gala. En el de 39 pintó el [[crucifijo-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''crucifijo [ Cristo crucificado ]'']] de san Plácido [ convento de San Plácido ó de la Encarnación de monjas benedictinas en la calle de San Roque ] y el retrato de [[Adrián_Pulido_Pareja_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Adrián Pulido Pareja'']], general de armada, con tal propiedad, que viéndole el rey, le preguntó por que no se había ido a su destino, respecto de que ya se le había despachado; pero reparando en que no respondía, volviose a Velázquez y le dixó: Me has engañado. Pero se esmeró mucho más en el que hizo a caballo de su protector don Gaspar de Guzmán, [[conde_duque_de_Olivares__a_caballo__-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''conde duque de Olivares [ a caballo ]'']] y marques de Heliche, que por tan conocido no describimos.
+
Pinto Velázquez otros muchos [[retratos_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''retratos'']], entre los que se distinguió el del [[duque_de_Módena_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''duque de Módena'']], que se hallaba en Madrid el año de 638, quien le gratificó con una rica cadena; que don Diego se ponía los días de gala. En el de 39 pintó el [[duque_de_Módena_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''crucifijo [ Cristo crucificado ]'']] de san Plácido [ convento de San Plácido ó de la Encarnación de monjas benedictinas en la calle de San Roque ] y el retrato de [[Adrián_Pulido_Pareja_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Adrián Pulido Pareja'']], general de armada, con tal propiedad, que viéndole el rey, le preguntó por que no se había ido a su destino, respecto de que ya se le había despachado; pero reparando en que no respondía, volviose a Velázquez y le dixó: Me has engañado. Pero se esmeró mucho más en el que hizo a caballo de su protector don Gaspar de Guzmán, [[conde_duque_de_Olivares__a_caballo__-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''conde duque de Olivares [ a caballo ]'']] y marques de Heliche, que por tan conocido no describimos.
  
En 642 fue don Diego sirviendo al rey en la jornada que hizo a Aragón para pacificar los catalanes, y en el siguiente de 43 sufrió con prudencia y resignación el golpe fatal de la caída y destierro del conde duque, y las maquinaciones de sus émulos que intentaban la suya; pero S. M. le continuó su gracia sin la menor alteración, y le nombró para la segunda jornada que hizo a Zaragoza en 44. Pintó entonces un airoso retrato del rey, [[Felip_IV__ataviado_con_toda_la_gala_con_que_entró_en_Lérida_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''[ Felipe IV ] ataviado con toda la gala con que entró en Lérida'']] en medio de las aclamaciones del pueblo el día 8 de agosto de aquel año.
+
En 642 fue don Diego sirviendo al rey en la jornada que hizo a Aragón para pacificar los catalanes, y en el siguiente de 43 sufrió con prudencia y resignación el golpe fatal de la caída y destierro del conde duque, y las maquinaciones de sus émulos que intentaban la suya; pero S. M. le continuó su gracia sin la menor alteración, y le nombró para la segunda jornada que hizo a Zaragoza en 44. Pintó entonces un airoso retrato del rey, [[Felip_IV__ataviado_con_toda_la_gala_con_que_entró_en_Lérida_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''[ Felip IV ] ataviado con toda la gala con que entró en Lérida'']] en medio de las aclamaciones del pueblo el día 8 de agosto de aquel año.
  
Restituido el rey con su comitiva a Madrid siguió Velázquez, pintando muchas obras a pesar de los estorbos de sus empleos, pues servía la plaza de ayuda de cámara desde el año de 43. Volvió a retratar a S. M. [[(Felipe_IV)_en_traje_de_caza_con_escopeta_y_perros_de_trabilla_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''[ Felipe IV ] en traje de caza con escopeta y perros de trabilla'']], y del mismo modo a su hermano el [[infante_cardenal_don_Fernando_(en_traje_de_caza)_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''infante cardenal don Fernando [ en traje de caza ]'']], que son la admiración de cuantos los miran, pues parecen vivos. Retrató también a la reina doña [[Isabel_de_Borbón_sobre_un_hermoso_caballo_blanco_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Isabel de Borbón sobre un hermoso caballo blanco'']] que sirve de compañero al que pintó del rey [[Isabel_de_Borbón_sobre_un_hermoso_caballo_blanco_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''[ Felipe IV ] a caballo'']], recién venido de Sevilla. Hizo el del [[príncipe_don_Baltasar_Carlos__a_caballo__-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''príncipe don Baltasar Carlos [ a caballo ]'']], corriendo a galope en una jaca y otros que existen en el palacio nuevo [ palacio Real ] de Madrid y señalaremos después. Pero no omitiremos aquí los que también pintó con extremada semejanza del poeta don [[Francisco_de_Quevedo_y_Villegas_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Francisco de Quevedo y Villegas'']], su amigo, del [[cardenal_Borja_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''cardenal Borja'']], arzobispo de Sevilla [[don_Nicolás_de_Córdoba_Lusigniano_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''don Nicolás de Córdoba Lusigniano'']], de [[Pereira_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Pereira'']] el maestro de cámara, del [[marques_de_la_Lapilla_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''marques de la Lapilla'']], de una [[dama_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''dama'']] de singular hermosura, ni el del [[beato_Simón_de_Rojas_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''beato Simón de Rojas'']]. Volvió a retratar al rey [[(Felipe_IV)_armado_y_a_caballo_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''[ Felipe IV ] armado y a caballo'']], y habiéndose presentado el retrato en público, fue censurado el caballo de estar contra las reglas del arte de la jineta, pero celebrado de otros. Se enfadó mucho con esta diversidad de pareceres, y borrando la mayor parte del cuadro, puso en él ''Didacus Velazquius, pintor regís expinxit''. Pintó también en aquel tiepo la toma de una plaza por don Ambrosio de Spínola [ [[rendición_de_Breda_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''rendición de Breda'']] ] para el salón de las comedías en el Buen Retiro y una [[coronación_de__la_Virgen__nuestra_Señora_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''coronación de [ la Virgen ] nuestra Señora'']] para el oratorio de la reina.
+
Restituido el rey con su comitiva a Madrid siguió Velázquez, pintando muchas obras a pesar de los estorbos de sus empleos, pues servía la plaza de ayuda de cámara desde el año de 43. Volvió a retratar a S. M. [[(Felipe_IV)_en_traje_de_caza_con_escopeta_y_perros_de_trabilla_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''[ Felipe IV ] en traje de caza con escopeta y perros de trabilla'']], y del mismo modo a su hermano el [[infante_cardenal_don_Fernando_(en_traje_de_caza)_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''infante cardenal don Fernando [ en traje de caza ]'']], que son la admiración de cuantos los miran, pues parecen vivos. Retrató también a la reina doña [[Isabel_de_Borbón_sobre_un_hermoso_caballo_blanco_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Isabel de Borbón sobre un hermoso caballo blanco'']] que sirve de compaíiero al que pintó del rey [[Isabel_de_Borbón_sobre_un_hermoso_caballo_blanco_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''[ Felipe IV ] a caballo'']], recien venido de Sevilla. Hizo el del [[príncipe_don_Baltasar_Carlos__a_caballo__-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''príncipe don Baltasar Carlos [ a caballo ]'']], corriendo a galope en una jaca y otros que existen en el palacio nuevo [ palacio Real ] de Madrid y señalaremos despues. Pero no omitiremos aquí los que también pintó con extremada semejanza del poeta don [[Francisco_de_Quevedo_y_Villegas_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Francisco de Quevedo y Villegas'']], su amigo, del [[cardenal_Borja_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''cardenal Borja'']], arzobispo de Sevilla [[don_Nicolás_de_Córdoba_Lusigniano_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''don Nicolás de Córdoba Lusigniano'']], de [[Pereira_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''Pereira'']] el maestro de cámara, del [[marques_de_la_Lapilla_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''marques de la Lapilla'']], de una [[dama_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''dama'']] de singular hermosura, ni el del [[beato_Simón_de_Rojas_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''beato Simón de Rojas'']]. Volvió a retratar al rey [[(Felipe_IV)_armado_y_a_caballo_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''[ Felipe IV ] armado y a caballo'']], y habiéndose presentado el retrato en público, fue censurado el caballo de estar contra las reglas del arte de la jineta, pero celebrado de otros. Se enfadó mucho con esta diversidad de pareceres, y borrando la mayor parte del cuadro, puso en él ''Didacus Velazquius, pintor regís expinxit''. Pintó también en aquel tiepo la toma de una plaza por don Ambrosio de Spínola [ [[rendición_de_Breda_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''rendición de Breda'']] ] para el salón de las comedías en el Buen Retiro y una [[coronación_de__la_Virgen__nuestra_Señora_-_Velázquez_de_Silva,_Diego|''coronación de [ la Virgen ] nuestra Señora'']] para el oratorio de la reina.
  
 
Se había tratado en cortes con interés sobre el establecimiento de una academia pública de bellas artes en Madrid, como se ha dicho en el apéndice al artículo de don Juan Domingo Olivieri, cuya resolución estaba todavía pendiente; y hora fuese con el objeto de proporcionar principios y modelos para su estudio, hora para buscar estatuas y pinturas para el adorno de una pieza ochavada que se había mandado fabricar en 7 de mayo de 47 sobre la escalera de la torre vieja del Alcázar de Madrid, nombrando a Velázquez para que corriese con su ejecución, cuentas y gastos, dispuso el rey que don Diego volviese a Italia a comprar todo lo que hallase relativo a las artes, siendo de su gusto y aprobación.
 
Se había tratado en cortes con interés sobre el establecimiento de una academia pública de bellas artes en Madrid, como se ha dicho en el apéndice al artículo de don Juan Domingo Olivieri, cuya resolución estaba todavía pendiente; y hora fuese con el objeto de proporcionar principios y modelos para su estudio, hora para buscar estatuas y pinturas para el adorno de una pieza ochavada que se había mandado fabricar en 7 de mayo de 47 sobre la escalera de la torre vieja del Alcázar de Madrid, nombrando a Velázquez para que corriese con su ejecución, cuentas y gastos, dispuso el rey que don Diego volviese a Italia a comprar todo lo que hallase relativo a las artes, siendo de su gusto y aprobación.

Ten en cuenta que todas las contribuciones a Diccionario Interactivo Ceán Bermúdez se consideran publicadas bajo la <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/" target="_blank">Creative Commons Attribution-ShareAlike License</a> (véase MyWiki:Derechos de autor para más información). Si no deseas que las modifiquen sin limitaciones y las distribuyan libremente, no las publiques aquí.
Al mismo tiempo, asumimos que eres el autor de lo que escribiste, o lo copiaste de una fuente en el dominio público o con licencia libre. ¡No uses textos con copyright sin permiso!

Cancelar Ayuda de edición (se abre en una ventana nueva)

Plantillas usadas en esta página: