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Pintó muchas y buenas obras en sus templos y palacios: tales son, el [[bautismo_de_Cornelio_Centurión_-_Procacini,_Andrés|''bautismo de Cornelio Centurión'']], que está en la capilla bautismal del Vaticano: dos óvalos, que representan la [[venida_el_Espíritu_santo_-_Procacini,_Andrés|''venida el Espíritu santo'']], y [[san_Joaquín_y_santa_Ana_-_Procacini,_Andrés|''san Joaquín y santa Ana'']], colocados en Santa María del Orto: otro [[óvalo_-_Procacini,_Andrés|''óvalo'']] en la iglesia de Santa María in Monticelli: un [[san_Pío_V_-_Procacini,_Andrés|''san Pío V'']] en la Minerva, que pintó para las funciones de su canonización: un [[Daniel_-_Procacini,_Andrés|''Daniel'']] en San Juan de Letrán entre los otros [[profetas_-_Procacini,_Andrés|''profetas'']], que pintaron los profesores más acreditados de su tiempo, y otros muchos [[lienzos_-_Procacini,_Andrés|''lienzos'']] que omito por no molestar.
El marqués de Pallavicini, que era entonces uno de los primeros aficionados de Roma, le acreditó mucho con su amistad, al que siguieron otras personas condecoradas de buen gusto frecuentando su casa, celebrada por la colección de [[pinturas_(cuadros)_-_Procacini,_Andrés|''pinturas [ cuadros ]'']], [[dibujos_-_Procacini,_Andrés|''dibujos'']], [[tapices_-_Procacini,_Andrés|''tapices'']], [[bustos_-_Procacini,_Andrés|''bustos'']]y otras [[alhajas_-_Procacini,_Andrés|''alhajas'']]. Y como pensase Clemente XI en fomentar la fábrica de tapices, se aprovechó de sus luces, y con este motivo tuvo estrecha tonel Papa, que cuanto se disponía y trabajaba de bellas artes había e ser con su dirección, como lo fue el [[adorno_-_Procacini,_Andrés|''adorno'']] de San Juan de Letrán.
De aquí es, que habiéndole encargado el cardenal Aquaviva, ministro de España en aquella corte, una [[santa_Cecilia_-_Procacini,_Andrés|''santa Cecilia'']], le propuso venir a Madrid al servicio de Felipe V. Consultó esta propuesta con el marqués de Carolas, su gran amigo, que le aconsejó que la aceptase. Pero antes de salir de Roma le pintó una [[pieza_-_Procacini,_Andrés|''pieza'']] del palacio que edificaba en San Marcelo, en la que apuró todo su saber, representando la [[aurora_rodeada_de_niños_-_Procacini,_Andrés|''aurora rodeada de niños'']] con aplauso de los más inteligentes. El Papa y su corte sintieron mucho la separación de Procacini: el duque de Parma le agasajó cuando pasó por aquella ciudad; y detenido en Génova algunos meses por el mal tiempo y la falta de embarcación, [[pintó_una_sala_del_palacio_Durazo_-_Procacini,_Andrés|''pintó una sala del palacio Durazo'']].

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