Fernández Navarrete, Juan

De Diccionario Interactivo Ceán Bermúdez
Ir a la navegación Ir a la búsqueda
Fernández Navarrete, Juan
normal
Especialidad Pintor
Alias el mudo
Nacimiento h. 1538 Logroño (La Rioja)
Fallecimiento 1579 Toledo (Castilla la Mancha)
Cronología XVI
Ciudad de trabajo Madrid, El escorial (Comunidad de Madrid), Segovia (Castilla y León) (Comunidad Valenciana)
Ubicación en el diccionario Tomo 2, Página 93, Letra Letra F, Grupo Grupo FE
Referencia bibliográfica *T. De Antonio Sáenz, "Real Academia de la Historia, DB-e", en Juan Fernández de Navarrete. Accesible en: http://dbe.rah.es/biografias/16798/juan-fernandez-de-navarrete (consultado en 21/06/2021)


Fernández Navarrete (Juan) pintor. Nació en Logroño por los años de 1526, no sordo ni mudo, como dice el Padre Sigüenza, pues un manuscrito curioso sobre la validación de su testamento asegura que una enfermedad aguda que padeció a la edad de tres años, le privó del oído, y que no pudiendo aprender a hablar, quedó mudo. Bien temprano manifestó su inclinación a la pintura, pues desde niño copiaba con carbones todo lo que veía, por lo que le llevó su padre a la hospedería del monasterio de la Estrella del orden de San Jerónimo, poco distante de aquella villa, "para que allí (dice el padre Sigüenza) deprendiese algo de un religioso de aquel convento, que se llamaba Fray Vicente, que sabía. de pintura. Dióle algunos principios, y el fraile no lo tenia malos; y como vio tanta habilidad en el muchacho, trató con sus padres, que pues se iba haciendo hombrecillo, le enviasen a Italia.

Fué allá, y vió quanto bueno en ella habia, en Roma, Florencia, Venecia, Milan, y Nápoles. Trabajó en casa del Tiziano, y de otros valientes hombres de aquel tiempo. No se sabe que hiciese por sí cosa alguna de consideración. Peregrini admirándose de las cosas que había suyas en el Escorial, decía, que en Italia no había hecho cosa de estimación, y se cree que estuvieron juntos algún tiempo. Con todo eso tenia allá nombre, porque luego que se comenzó el Escorial tuvo el rey (Felipe II) noticia de él, y le mandó llamar para que pintase algunas cosas."

Vino en efecto a Madrid, y por real cédula, fecha a 6 de marzo de 1569 le nombró su pintor con el salario de 200 ducados, que se le debían pagar desde 1.º de enero de aquel año, y las obras separadamente. Trajo entonces para prueba de su habilidad un cuadro pequeño del bautismo de Cristo, que se conserva en la celda alta del prior del Escorial, que agradó mucho a S. M., y con razón, porque está bien pintado, aunque de diferente manera de la que siguió después.

“Lo primero que aquí pintó (sigue el P. Sigüenza, escribiendo en aquel real monasterio) fueron unos profetas de blanco y negro en unas puertas de un tablero. Copió luego un crucifixo [ cristo crucificado ] grande y excelentísimo; y las ropas de la Virgen y S. Juan eran de blanco y negro. Contentóle mucho al rey esta copia, y mandó ponerla en una capilla del bosque de Segovia". Y en otra parte dice que se colocó después en el atar de la sacristía y que "pintó tambien un dosel de carmesídetras, que hace salga mucho la figura del crucifixo [ cristo crucificado ]".

Por una real cédula de 15 de agosto de 1569 mandó el rey pagarle su salario estando en Logroño, adónde había ido enfermo con licencia, con tal que volviese a principios del año siguiente; y aunque no volvió al tiempo señalado por haber seguido su indisposición, mandó satisfacerle lo que se le debía, y que trabajase allí los cuadros que se le habían encargado.

Vino al Escorial en marzo de 571, y trajo los cuadros concluidos, que representaban la asunción de la Virgen, el martirio, de Santiago el mayor, san Felipe y san Jerónimo penitente, por los que le dieron 500 ducados, aunque habían sido tasados en 800, teniendo en consideración los 600, que había gozado de salario los tres años que estuvo en su casa, debiendo residir en el Escorial. Quiso borrar el de la Asunción, por parecerle que la Virgen estaba demasiado apretada entre los ángeles, pero el rey no se lo permitió. Se dice haber retratado a su madre, por ser hermosa, en la cabeza de la Virgen, y a su padre en la de uno de los apóstoles, que estaban en primer término.

Colocáronse estos lienzos en la sacristía del convento, y se le encargaron otros cuatro iguales para la del colegio, que habían de representar el nacimiento [ de Cristo ] del Señor, los azotes a la columna, la sacra [ sagrada ] familia y san Juan evangelista escribiendo el Apocalipsis en la isla de Patmos. Los pintó en Madrid por falta de comodidad en el Escorial, según otra real cédula de 23 de noviembre de 571, que le permitía estar en esta villa por un año, y se prorrogó la licencia hasta el de 75 en 19 de noviembre del mismo los presentó, y le pagaron por ellos 800 ducados.

De estos ocho cuadros tres perecieron en un incendio, y solo existen cinco, que están en el claustro alto principal del convento: 1.° el martirio de Santiago, cuyo verdugo fiero y de extraño rostro, dice el padre Sigüenza, ser retrato de un mancebo oficial de Logroño, con lo que se falsifica lo que muchos aseguran, que lo es de Santoyo, secretario de Felipe II: 2° el san Jerónimo penitente en el desierto, ambos de gran mérito, así por la exactitud del dibujo, como por el colorido, y tan concluidos que no se parecen a los demás. Sigüenza dice: “el Mudo en estos lienzos parece quiso seguir su propio natural, y se dexó llevar del ingenio nativo, que era pintar hermoso y concluido, propio gusto de los españoles en la pintura. Parecióle no era este el camino de valientes, por lo que había visto en Italia, y así siguió otra manera mas fuerte y de mas relievo en los demás cuadros que pintó después, imitando en los obscuros y fuertes á su maestro, y en los claros y alegres al Corregio".

El 3.º es el nacimiento del Señor [ Cristo ], cuadro de gran artificio por la inteligencia de las luces que son tres las que iluminan: la que sale del niño recién nacido, la que baja de la gloria, y la que despide una vela que tiene san José en la mano; y lo que más se celebra en él son los pastores, que sorprendían a Peregrino Tibaldi siempre que los miraba, exclamando: Oh! gli belli pastori! La lástima es que está maltratado, sea por algún accidente que le haya tocado, o por las muchas copias que de él se sacaron. El 4.° representa la sacra [ Sagrada ] Familia, en el que hay bellísimas cabezas. Puso en primer término una perdiz; y al otro lado un perrillo y un gato riñendo sobre cual de los dos se ha de llevar un hueso, tan propios y verdaderos, que da gana de reír al verlos. Y el 5.° es el Señor [ Cristo ] atado a la columna, mirado de frente, y por lo mismo muy difícil de desempeñar bien: la hermosura del semblante de Cristo contrasta admirablemente con la fealdad de los sayones, que se preparan para azotarle: lienzo de gran mérito, y pintado con mucho espíritu y valentía.

No debo omitir, que cuando Navarrete estuvo en su patria, pintó cuatro excelentes cuadros para el monasterio de la Estrella, cuyos nobles caracteres y estilo convencen ser de su mano, aunque aquellos monjes se empeñen en atribuirlos a la de su primer maestro fray Vicente. Están colocados en la iglesia: dos son colaterales, y representan a san Miguel y san Jerónimo. El primero tiene la figura más hermosa del arcángel, que se conoce en Castilla, pero está muy maltratado; y el segundo, que está bien conservado, es una imitación del otro san Jerónimo, que pintó allí para el Escorial. Los otros dos están en el crucero, y figuran el uno a san Lorenzo y a san Hipólito con dalmáticas, y el otro a san Fabián de Pontifical y a san Sebastián desnudo.

En 31 de agosto de 576 mandó el rey se le pagasen 500 ducados por el célebre cuadro de Abrahán con los tres ángeles, que está en el altar de la portería del real monasterio del Escorial, el que no fue su última obra, como afirman Sigüenza y Palomino, respecto de que pintó después el apostolado [ los doce apóstoles: san Pedro, san Andrés, Santiago el Mayor, san Juan, santo Tomás, san Mateo, san Simón, Santiago el Menor, san Felipe, san Bartolomé san Judas Tadeo, san Matías ] que está en la iglesia y los lienzos que constan del inventario de sus vienes, que copiaré más adelante. Mas ahora, como cosa muy curiosa e interesante, trasladaré la contrata siguiente.

"En el monasterio de S. Lorenzo á 21 dias del mes de agosto de 1576, estando en congrecacion los señores Fr. Julian de Tricio, prior de dicho monasterio, y Garcia de Brizuela, veedor, y Gonzalo Ramirez, contador de dicha fábrica, tomaron asiento y y concierto con Juan Fernandez de Navarrete, mudo, pintor de S. M., en que haya de pintar para las capillas de la iglesia principal de dicho monasterio treinta y dos quadros, ó los que mas ó menos se le ordenase, de historias; los veinte y siete de ellos de siete pies y medio de alto, y siete pies y quarto de ancho, conforme al tamaño de la capilla donde se hubieren de asentar; y los otros cinco de trece pies de alto y nueve de ancho: los quales ha de pintar de toda costa, así de manos, como de colores, lienzos y todo lo demás necesario; y que los lienzos han de ser enteros, sin costura ni pieza alguna y gruesos, haciéndolos texer á pro posito para este efecto. Las quales pinturas ha de hacer conforme á la voluntad de S. M., y á su contento y satisfaccion del P. prior, ó de las personas que para ello fuese servido nombrar: las quales dichas pinturas ha de hacer dentro de quadro años primeros siguientes.... por precio de 200 ducados cada uno de los quadros, demás del salario ordinario que tiene de S. M., al qual se tiene respeto, y se le han de ir paagando como fuete entregándolos.... Y es declaracion que las dichas pinturas las ha de hacer el dicho Juan Fernandez por su persona, sin intervenir otra persona alguna por lo que toca á las figuras y cosas, que podria ser inconveniente que otro lo hiciese; porque los que le ayudaren á la dicha pintura ha de ser en cosas que no perjudique en la pintura de los dichos quadros, los quales ha de hacer á contento y satisfaccion de S. M.; y el quadro ó quadros que despues de hechos y traidos no satisfaciesen á S. M. y al dicho prior en su nombre, se le pueden desechar y dexar de recibir, y él ha de ser obligado a pintar otros, que satisfagan a S.M. La qual dicha obra de pintura ha de hacer en la ciudad de Logroño, de donde es natural, ó en el dicho monasterio ó villa de Madrid, como mejor le pareciere y se acomode, y los ha de dar entregados y puestos a su costa en este monasterio.... Y las figuras que fuéren en pie tendrán de alto seis pies y un quarto al justo; y quando una figura de un santo se duplicare pintándola mas veces, siempre se le haga el rostro de una manera, y asímismo las ropas sean de una misma color; y si algun santo tuviere retrato al propio, se pinte conforme á él, el qual se busque donde quiera que le haya con diligencia. Y en las dichas pinturas no ponga gato, ni perro , ni otra figura que sea deshonesta, sino que todos sean santos, y que provoquen a devocion. Y el dicho Juan Fernandez mudo que á lo que dicho es, presente está, se obligó de hacer y cumplir lo susodicho, y así dió muestras y señas de otorgarlo; y demas de esto Francisco de la Peña, vecino de Miranda de Ebro, que vino en compañía del dicho Juan Fernandez y por su intérprete, certificó que el dicho Juan Fernandez se obliga á cumplir todo lo contenido en este asiento, como en él va declarado, como persona que le ha tratado y entiende por señas todo lo que dice y es su voluntad; y está bien cierto de ello, y así lo juró á Dios y á la cruz en forma, y lo juró de su nombre en presencia del dicho Juan Fernandez, que tambien lo firmó; y los dichos señores prior, veedor y contador de la dicha fábrica aceptáron este asiento en nombre, de S. M., y le ofreciéron la paga y cumplimiento de éi; y que todos los quadros, que entregare á contento de S. M., se le paguen luego...... Y lo firmáron de sus nombres, estando presentes por testigos el dicho Francisco de la Peña, intérprete, y Juan Bautista de Cabrera, criado de S. M. y Francisco de Viana, dorador y Nicolas Granelo, pintor, residentes en la dicha fábrica. Fr. Julian de Tricio.=García de Brizuela. =Gonzalo Ramirez. =Juan Fernandez. =Francisco de la Peña, intérprete."

El rey aprobó esta contrata por cédula, fecha en San Lorenzo a 31 de agosto de 1576, refrendada de Gaztelu. La lástima ha sido que el Mudo no pudo cumplirla enteramente por su temprana muerte, sino con respecto a los ocho primeros cuadros, que representan los apóstoles, los evangelistas, san Pablo y san Bernabé, que de dos en dos componen dieciséis figuras. Los pintó en los años siguientes de 577 y 78; y los restantes Alonso Sánchez Coello y Luis de Carvajal los de 580, 81 y 82, a quienes fue preciso encargarlos, y se nota la diferencia que hay entre los de estos y los del Mudo; mas no habiendo podido ser todos de su mano, es una fortuna que lo sean los primeros y principales de los apóstoles. Cuando los pinto habia vuelto arecaer de sus achaques, y anduvo por Segovia y otros pueblos buscando su alivio, cayendo y levantado: pasó por último a Toledo en el mes de febrero de 1579, y se hospedó en casa de su amigo Nicolás de Vergara el mozo. A pesar del cuidado y buena asistencia que tuvo con él, se fue agravando y falleció el día 28 de marzo del mismo año, después de haber recibido los santos sacramentos y otorgado su testamento o memoria.

No puedo dejar de extractar las diligencias que se practicaron sobre su validación ante el juzgado del corregidor de Toledo, por ser muy curiosas y dignas de este lugar. Empiezan con una información hecha a instancia del citado Vergara ante el muy ilustre señor licenciado Tejada, del consejo de S. M., alcalde de su casa y corte y corregidor de aquella ciudad, en virtud de auto de 30 de marzo de 1579 , por ante el escribano Diego Sotelo. La petición de Vergara dice así:

"Muy ilustre Señor. =Nicolas de Vergara, maestro mayor de las obras de esta santa iglesia de Toledo, digo: que habrá quarenta días, que Juan Fernandez Navarrete, pintor de S. M., vino á esta ciudad, y para curarse de enfermedad de opilacion estomagal, que traía, en mi posada, adonde fué curado con mucho cuidado, y habrá dos días que falleció; y es ansí, que aunque el susodicho era gran pintor y artífice, era mudo, Y bien disponer de sus bienes,y hacer bien por su alma, por señas y como pudo, procuró hacer testamento, y como aquello no hobo efecto, declaró su voluntad por este memorial, el qual escribió de su propia mano, é con el falleció. Pido en justicia á vmd. mande hacer informacion , &c.”

El memorial o memoria no es mas que lo siguiente:

“Jesús, Nuestra Señora.
Albacea, Nicolás de Vergara.
Anima, Pobres, 200 ducados.
Hermano frayle, 200 ducados. Pobres.
Hija monja, 600 ducados.
Estrella, Hermanos, 500 ducados: Misa.
María Fernandez, 100 ducados.
Padre, Misa, 200 ducados.
Mozo, 40 ducados.
Juan Fernandez”.

Y el extracto o sustancia de las declaraciones de los testigos es como sigue:

Primer testigo. =Sebastian Hernandez, escultor, vecino de Toledo dijo: que conocía a Juan Fernandez Navarrete, pintor de S. M., el cual sabe que era mudo, é le vido enfermo en la casa de Nicolas de Vergara, donde murió el sábado pasado, qué se contáron 28 de marzo: que se halló á su entierro: que el viérnes 27 por la noche dispuso la memoria, que sabe ser de su letra y firma; y que su voluntad fué:

La primera partida está clara.

La Segunda, Anima, Pobres: quiere decir, que se gasten en su enterramiento, sufragios y limosna a pobres 200 ducados.

La tercera Hermano frayle, 200 ducados: Pobres: quiere decir, que se pongan 200 ducados en poder de una persona, que granjee con ellos, y sus réditos, se den a su hermano fraile franciscano, llamado fray Bautista Fernández por su vida; y después a los pobres de un hospital de Logroño, que está frontero de San Francisco.

La cuarta, Hija monja, 600 ducados: quiso decir, que se meta monja una hija natural, niña, que tiene en Segovia en casa de Alonso de Herrera, pintor, y se den para su dote 600 ducados.

La quinta, Estrella, Hermanos, 500 ducados: Misa: quiere decir, que se diese esta santidad al monasterio de la Estrella, con cargo de que hiciesen trasladar allí su cuerpo, le diesen sepultura, y hiciesen una memoria por su alma, en que le digan cada día una misa; y que si no lo aceptare, se diese a San Juan de los Reyes en Toledo con el mismo cargo.

La sexta, María Fernández, 100 ducados: que se den a María Hernández su parienta, mujer de Agustín Pérez, vecina de Logroño, 100 ducados.

La sexta [sic], Padre, Misa, 200 ducados: quiso decir, que en la parroquia de nuestra señora de la Redonda de Logroño tiene su padre una capilla, donde está enterrado, que se den 200 ducados al cura y beneficiados de dicha iglesia para que de ellos hagan una memoria de misas por las ánimas de sus padres y suya.

La octava, Mozo, 40 ducados. Dice que se den a Adán, su criado 40 ducados por el servicio que le ha hecho.

Añadió este testigo, que era de 36 años de edad, y que todo lo expuesto se lo comunicó el Mudo por señas, que entendía muy bien, por haberle tratado mucho tiempo por este medio.

Segundo testigo: =Juan de Vergara, hermano de Nicolás, maestro de las vidrieras de la santa iglesia de Toledo, con quien vivía, expuso: que vino Navarrete enfermo de opilación.

Declararon también el doctor Juan Bautista de Colonia, médico, que le asistió en la enfermedad, y Adán Mimoso su criado, quele sirvió año y medio, y no añadieron cosa particular a lo dicho.

Pero Luis Hurtado, cura de la parroquia de San Vicente en la referida ciudad, expuso: que Juan Fernández se confesó por señas tres veces en la última media hora antes de morir; y que lo que le faltaba de habla, lo cumplía tan enteramente por señas y demostraciones, como si tuviera lengua. Que pidió pluma, y en su presencia y de otros escribió la memoria, lo firmó: que declaró se le depositase en San Juan de los Reyes y que se trasladase a la Estrella, y que quedaría su plata para gastos de entierro; y últimamente dijo este testigo, que preguntado Navarrate como se podría inclinar a la religión a la hija natural, habida de soltero y soltera, y de edad de cuatro años, respondió que la metiesen temprano en las monjas, porque según su calidad de linaje, no la podrían casar con tan corta dote.

Del manuscrito que contiene todo lo referido, no consta si la memoria tuvo su validación ni todo su efecto; pero sí que en 28 de noviembre del propio año de 79 el prior y monjes de la Estrella y Diego Fernández Ximénez [ Jiménez ], vecino de Logroño, por sí y en nombre de la señora Catalina Ximénez [ Jiménez ], hermano y madre del Mudo, transigieron las dudas ocurridas acerca de si era o no válida la memoria y sobre la manda a aquel monasterio, con estas condiciones: 1.ª que la madre se encargaría de trasladar a su costa los huesos desde San Juan de los Reyes a la Estrella: 2.ª que la comunidad los recibiría a la puerta del patio con cruz, y los haría enterrar en el crucero de la iglesia, junto a la grada de la capilla mayor, donde le dirían misa: 3.ª que se cantaría un oficio de difuntos en la octava de San Juan Bautista todos los años perpetuamente : 4.ª que esto se escribiría en la tabla ; y 5.º que la madre y el hermano diesen al monasterio 300 ducados de la moneda de Castilla. Así se otorgó en la Estrella ante Alonso de Arévalo.

A la información anterior acompañaba el inventario de los muebles que el Mudo tenia en su habitación del Escorial, y entre ellos estaban los cuadros siguientes de su mano:

Uno grande bosquejado de san Hipólito cuando robó con otros compañeros el cuerpo de san Lorenzo: Jesucristo resucitado, que se aparece a su santísima madre: la asunción de nuestra Señora [ la Virgen ] con los apóstoles, al temple: ocho retratos por acabar en lienzos pequeños: cuatro lienzos de san Francisco: tres pinturas en tabla, las dos pequeñas y la otra un poco mayor: dos Eccehomos iguales: tres cuadros de la despedida de Cristo de su madre para ir a padecer: uno de san Juan Bautista: otro de san Juan Evangelista: tres de la soledad de muestra Señora [ Virgen ]: dos Eccehomos, copiados del Tiziano: dos de nuestra Señora [ virgen ] con el niño Jesús y san Juan, bosquejados: tres Eccehomos iguales: una tabla del nacimiento del niño Dios, bosquejada: Un retrato de Juan Andrea Doría: otro del duque de Medinaceli: un lienzo de un Eccehomo, comenzado a bosquejar: un retrato de un clérigo, bosquejado; y otro de doña Ana Manrique.

Lope de Vega Carpio compuso en elogio del Mudo este epigrama:

No quiso el cielo que hablase,
Porque con mi entendimiento
Diese mayor sentimiento
Á las cosas que pintase.
Y tanta vida les di
Con el pincel singular,
Que como no pude hablar
Hice que hablasen por mí.

Juan Fernández de Navarrete fue hombre de extraordinario talento y de una instrucción nada común en las historias divina y profana y en la mitología, tan necesarias al buen pintor, Siendo mudo leía y escribía, jugaba a los naipes y se dejaba entender por señas con singular claridad, de manera que era la admiración de todos los que le trataban. Y sobre todo fue un pintor de tan gran mérito en el dibujo, en la expresión y en la composición, que muy pocos se le acercaron, y particularmente en el colorido, por lo que le llamaron el Tiziano español.

Dice el Padre Sigüenza (que sin ser profesor sabia lo que se decía en materia de bellas artes) “ vino de Italia tan enriquecido, que no se sabe si quedó quien le hiciese ventaja, y los que ven lo que aquí dexó hecho y cotejado con lo de los famosos pintores extrangeros, de quienes hay obras en el Escorial, en ninguna cosa se queda atras y á muchos pasa adelante. Lo sensible es, que se comenzó en él y en él podemos decir se acabó, porque no vemos hasta ahora quien, se 1e vaya pareciendo, ni aun de lejos."

Y añade en otra parte, hablando de las obras que dejó en el Escorial y del decoro y propiedad que tienen las de devoción: “ Por solo gozar de ellas merece esta casa que la vengan á ver de lejos. Al fin son al parecer de todos las que guardan mejor el decoro sin que la excelencia del arte padezca, sobre quantos nos han venido de Italia, y verdaderamente son imágenes de devoción, donde se puede y aun da gana de rezar, que en esto en muchos que son tenidos por valientes, hay gran descuido por el demasiado cuidado de mostrar el arte".

Manifestó el respeto y estimación que tenía a las obras de su maestro el Tiziano, cuando llegó al Escorial aquel célebre cuadro de su mano, que representa la cena del Señor [ cristo ], para colocarle en el testero del refectorio. Y como fuese algún tanto mayor que el sitio, mandó el rey que se cortase, lo que entendido por el Mudo hizo cuanto pudo para estorbarlo con señas y acciones extraordinarias de sentimiento, ofreciéndose a hacer en seis meses una copia exacta y proporcionada al paraje en que se habla de colocar, y a que le quitasen la cabeza si no lo cumplía; pero el rey no quiso aguardar tan poco tiempo, y se cortó el lienzo con notable dolor y enfado de Navarrete. A la verdad Felipe II no conoció todo el mérito de este gran profesor hasta después de su muerte, como muchas veces lo confesó a pesar suyo, diciendo que ninguno de los que habían venido de Italia le igualaba. Las obras públicas que conocemos de su mano, son las siguientes:

ESCORIAL.

Real Monasterio.

-En la celda alta del prior el cuadrito del bautismo de Cristo; nuestra Señora [ Virgen ] con el niño dormido en el regazo, san Juanito imponiendo silencio con el dedo en la boca y san José mirando al niño, que copió de uin original de Buonarroti. al lado derecho del coro por defuera el cucifijo [ Cristo crucificado ] con la Virgen y san Juan de claro oscuro que estuvieron antes en la sacristía: los ocho cuadros ya dichos de los apóstoles y evangelistas, colocados en ocho altares de la iglesia: además del nacimiento del Señor [ Cristo ], del martirio de Santiago, Cristo a la columna, sacra [ sagrada ] Familia y san Jerónimo [ penitente en el desierto ], que ya dijimos, que estaban en el claustro principal alto, hay también en él hacia el lado del noviciado, el cuadro que representa a Jesucristo resucitado, apareciéndose a su santísima madre: el de Abrahán con los tres ángeles en la portería; y en la aulilla el robo del cuerpo de san Lorenzo, cuadro de filosófica invención, en que se manifiestan las pasiones del alma, y de una composición nueva y estudiada, aprovechando el momento de encender una vela, a cuyo corto reflejo las figuras que están en la escena, viendo el cuerpo tostado del santo, descubren su sentimiento, su temor, su devoción, su afecto y su curiosidad, respectivos a la edad, al sexo y al carácter de cada una. Le concluyó un discípulo por haber quedado bosquejado; pero desempeñó bien el tono, que es muy difícil por la cortedad de luz con que está iluminado.

LA ESTRELLA

Monasterio de jerónimos

-Los cuatro lienzos en la iglesia, ya explicados [ San Miguel y san Jeronimo, imitación de otro de san Jerónimo, san Lorenzo y san Hipólito con dalmáticas, San Fabián de pontifical y a san Sebastián desnudo ]

SALAMANCA.

Catedral.

-En la capilla del sepulcro una repetición del cuadro, que representa a Jesucrito resucitado, apareciéndose a la Virgen santísima; y una copia hecha por el Mudo del original del Tiziano, que esta en la iglesia vieja del Escorial, y figura el entierro de Cristo.

VALENCIA.

Colegio del Patriarca.

-Ocho pequeños, colocados sobre los cajones de la sacristía, que parecen bocetosde los cuadros de los apóstoles y evangelistas que están en los altares de la iglesia de San Lorenzo el real; pero podrán ser también copias, lo que no se puede decidir sino teniéndolos en la mano, porque están altos.


Archivo de EL Escorial, Archivo del Monasterio de la Estrella, Un Manuscrito, Padre Sigüenza, Palomino, Otros Autores.

(Tomo II, pp.93-111)

Consulta <Fernández Navarrete, Juan> en el libro[editar]

Cargando libro ...

Autores relacionados por Grupo FE[editar]