Edición de «Fragmentos que escribió sobre la pintura Pablo de Céspedes, (T.V, 267-343)»

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'''APÉNDICE'''
 
'''APÉNDICE'''
 
 
   
 
   
'''FRAGMENTOS DE OBRAS QUE ESCRIBIÓ SOBRE LA PINTURA EL PINTOR PABLO DE CÉSPEDES RACIONERO DE LA SANTA IGLESIA DE CÓRDOBA'''  
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'''FRAGMENTOS DE OBRAS QUE ESCRIBIÓ SOBRE LA PINTURA EL PINTOR PABLO DE CÉSPEDES racionero de la santa iglesia de Córdoba.'''  
 
 
  
 
'''ADVERTENCIA'''  
 
'''ADVERTENCIA'''  
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'''DISCURSO DE LA COMPARACIÓN DE LA ANTIGUA Y MODERNA PINTURA Y ESCULTURA, DONDE SE TRATA DE LA EXCELENCIA DE LAS OBRAS DE LOS ANTIGUOS, Y SI SE AVENTAJABA DE LOS MODERNOS. DIRIGIDO A PEDRO DE VALENCIA, Y ESCRITO A INSTANCIAS SUYAS AÑO DE 1604.'''
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'''DISCURSO De la comparación de la antigua y moderna pintura y escultura, donde se trata de la excelencia de las obras de los antiguo, y si se aventajaba a los modernos. DIRIGIDO A PEDRO DE VALENCIA, Y ESCRITO A INSTANCIAS SUYAS AÑO DE 1604.'''
 
   
 
   
 
Tan malos pies ha tenido mi carta como yo, pues llega tan tarde a las manos de vuestra merced. Yo la di a aquel caballero a quien vuestra merced envió la suya, o no tuvo con quien enviarla, o se olvidó de darle recaudo. Holgaría hallar mejor expediente para de aquí adelante. El portador le dio a vuestra merced mejores nuevas de mí de las que debía darle, porque por ese mismo tiempo que vuestra merced las recibió, yo estaba tal que esperaba muy poco de mi salud, y aun de la vida propia. Bendito sea nuestro Señor, que así con la enfermedad, como en haberme dado salud, he recibido infinita merced de su mano. Cierto, señor, que desde esta pascua pasada de Resurrección, que comenzó por unos corrimientos, y en la de Pentecostés que acudieron unas calenturas paroximales, y ya libre de ellas revolvieron otra vez con tanta malicia que nos hizo a todos estar en no pequeño miedo. Ya, bendita sea su divina bondad, estoy con salud, aunque las fuerzas faltan y los pies algo lastimados.  
 
Tan malos pies ha tenido mi carta como yo, pues llega tan tarde a las manos de vuestra merced. Yo la di a aquel caballero a quien vuestra merced envió la suya, o no tuvo con quien enviarla, o se olvidó de darle recaudo. Holgaría hallar mejor expediente para de aquí adelante. El portador le dio a vuestra merced mejores nuevas de mí de las que debía darle, porque por ese mismo tiempo que vuestra merced las recibió, yo estaba tal que esperaba muy poco de mi salud, y aun de la vida propia. Bendito sea nuestro Señor, que así con la enfermedad, como en haberme dado salud, he recibido infinita merced de su mano. Cierto, señor, que desde esta pascua pasada de Resurrección, que comenzó por unos corrimientos, y en la de Pentecostés que acudieron unas calenturas paroximales, y ya libre de ellas revolvieron otra vez con tanta malicia que nos hizo a todos estar en no pequeño miedo. Ya, bendita sea su divina bondad, estoy con salud, aunque las fuerzas faltan y los pies algo lastimados.  
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Háceme vuestra merced sabidor de algunos particulares estudios de vuestra merced acerca de escritores griegos, donde vuestra merced nota culpas, así de los que han traducido a Ateneo como a otros autores. En ello recibo infinita merced, y doy el parabién a la república de las letras de las riquezas que vuestra merced la comunicara para acrecentamiento del tesoro de ella, y así mismo de la del señor Arias Montano '''(I)''' que está en el cielo, tan señor y particular patrón mío. Día llegará, como espero en Dios, que el mundo gozara de las unas y de las otras. Yo, señor, en todo soy el más ignorante del mundo, y particularmente en las letras griegas. En mi mocedad atendí a estos estudios con harto cuidado: después acá con otras preocupaciones les di de tal manera de mano, que del todo los he olvidado. Bien es verdad que algunas veces no dejo de leer algo en Píndaro, a quien siempre tuve particular devoción, porque hallo a mi gusto mucho, con todo que nunca le miro así sino sobre peine, como dicen, siempre veo en él una muy bien dibujada y florida pintura, grande y cual convendría a un Miguel Ángel.  
 
Háceme vuestra merced sabidor de algunos particulares estudios de vuestra merced acerca de escritores griegos, donde vuestra merced nota culpas, así de los que han traducido a Ateneo como a otros autores. En ello recibo infinita merced, y doy el parabién a la república de las letras de las riquezas que vuestra merced la comunicara para acrecentamiento del tesoro de ella, y así mismo de la del señor Arias Montano '''(I)''' que está en el cielo, tan señor y particular patrón mío. Día llegará, como espero en Dios, que el mundo gozara de las unas y de las otras. Yo, señor, en todo soy el más ignorante del mundo, y particularmente en las letras griegas. En mi mocedad atendí a estos estudios con harto cuidado: después acá con otras preocupaciones les di de tal manera de mano, que del todo los he olvidado. Bien es verdad que algunas veces no dejo de leer algo en Píndaro, a quien siempre tuve particular devoción, porque hallo a mi gusto mucho, con todo que nunca le miro así sino sobre peine, como dicen, siempre veo en él una muy bien dibujada y florida pintura, grande y cual convendría a un Miguel Ángel.  
  
Las notas que se irán añadiendo se hallaron en el manuscrito donde se copió este discurso. Algunas parecen ser del mismo Céspedes, y otras del pintor don Juan de Alfaro, quien le dedicaba a la duquesa de Béjar. [Nota de transcripción. Con objeto de facilitar la lectura, las notas se insertarán al final de cada fragmento.]  
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Las notas que se irán añadiendo se hallaron en el manuscrito donde se copió este discurso. Algunas parecen ser del mismo Céspedes, y otras del pintor don Juan de Alfaro, quien le dedicaba a la duquesa de Béjar. ['''Nota de transcripción. Con objeto de facilitar la lectura, las notas se insertarán al final de cada fragmento.]'''
  
 
Con grande alegría leo en la carta de vuestra merced, donde significa la ardiente afición que vuestra merced tiene a esta arte verdaderamente nobilísima, y de la muestra que en los tiernos años vuestra merced daba de lo mucho que alcanzara en esta arte si vuestra merced la cultivara con su divino ingenio. Vuestra merced la dejó por demostrarlo en las cosas mayores. ''Postquam nos Amaryllis habet, Galatea reliquit'', y la que en vuestra merced persevera todavía es grande indicio de la nobleza del ingenuo pecho de vuestra merced, y lo que vuestra merced trata de ella es el más ilustre elogio que yo jamás he visto de nadie, pues vuestra merced la sube tanto de punto '''(2)''' que la descubre una cierta divinidad que lleva tras sí los ojos de los hombres con tanta maravilla que se hizo adorar: concepto nuevo y no advertido hasta ahora de nadie.  
 
Con grande alegría leo en la carta de vuestra merced, donde significa la ardiente afición que vuestra merced tiene a esta arte verdaderamente nobilísima, y de la muestra que en los tiernos años vuestra merced daba de lo mucho que alcanzara en esta arte si vuestra merced la cultivara con su divino ingenio. Vuestra merced la dejó por demostrarlo en las cosas mayores. ''Postquam nos Amaryllis habet, Galatea reliquit'', y la que en vuestra merced persevera todavía es grande indicio de la nobleza del ingenuo pecho de vuestra merced, y lo que vuestra merced trata de ella es el más ilustre elogio que yo jamás he visto de nadie, pues vuestra merced la sube tanto de punto '''(2)''' que la descubre una cierta divinidad que lleva tras sí los ojos de los hombres con tanta maravilla que se hizo adorar: concepto nuevo y no advertido hasta ahora de nadie.  
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Argentei, aureas abietes in manibus habentes.''
 
Argentei, aureas abietes in manibus habentes.''
  
Δοιόι δ᾽ἀναφυσιόωντες
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......................... Δοιόι δ᾽ἀναφυσιόωντες
  
 
Α'ργίρεοι δελφῖες ἐϑοίνων ἔλλοπας ἰχθῦς
 
Α'ργίρεοι δελφῖες ἐϑοίνων ἔλλοπας ἰχθῦς
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Τῶν ὕπο χάλκεοι τρεον ιχθύες. ἀυτὰρ ἐπ᾽ ἀκταῖς.
 
Τῶν ὕπο χάλκεοι τρεον ιχθύες. ἀυτὰρ ἐπ᾽ ἀκταῖς.
  
''Duo autem sursum efflantes  
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                    ''Duo autem sursum efflantes  
  
 
Argentei delphines, depascebant mutos pisces.  
 
Argentei delphines, depascebant mutos pisces.  
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Sub his ærei trepidabant pisces, sed in ripis...''
 
Sub his ærei trepidabant pisces, sed in ripis...''
  
Hesiod. ''scutum Herculis.''
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    Hesiod. ''scutum Herculis.''
  
 
[….y a los dos Peucidas, Perimedes y Dríalo eran de plata con mazas de oro en sus manos  
 
[….y a los dos Peucidas, Perimedes y Dríalo eran de plata con mazas de oro en sus manos  
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.....dos resoplantes delfines de plata asustaban muchos peces; por debajo huían peces de bronce, además en la orilla...  
 
.....dos resoplantes delfines de plata asustaban muchos peces; por debajo huían peces de bronce, además en la orilla...  
  
''Hesíodo obras completas'', pp. trad de Aurelio Pérez Jiménez, ed. Gredos, 1990.]  
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''Hesíodo obras completa''s, pp. trad de Aurelio Pérez Jiménez, ed. Gredos, 1990.]  
  
 
Parece de esto, o sean de medio relieve, las figuras sacadas de cincel y cortadas o perfiladas no más, y cortadas las sobreponían en el campo del escudo, así de oro como de otros metales, y algunas grabadas en el mismo campo de metal o bronce, que era no pequeño primor, si en ellos están en mayor reputación que oro ni piedras preciosas.  
 
Parece de esto, o sean de medio relieve, las figuras sacadas de cincel y cortadas o perfiladas no más, y cortadas las sobreponían en el campo del escudo, así de oro como de otros metales, y algunas grabadas en el mismo campo de metal o bronce, que era no pequeño primor, si en ellos están en mayor reputación que oro ni piedras preciosas.  
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Otros muchos hubo que yo pudiera poner en lista, como a Tadeo Zuccaro y su hermano Federico, archivos verdaderamente del tesoro de este arte, y otros que dejo, así por atender a la brevedad, como porque sus obras no han sido vistas por mí, y si lo han sido no las tengo tanto en la memoria, aunque ahora me representa a Julio Romano, discípulo de Rafael, o por decir mejor, otro Rafael; Lucio Romano, gran mi amigo en su última vejez, maestro de pintar grutescos por excelencia. Y en nuestra España no han faltado algunos, mas su excelencia fue más en dorados y estofados, y si algunas historias hay de ellos, es más de loar la pulideza del pincel que la materia.  
 
Otros muchos hubo que yo pudiera poner en lista, como a Tadeo Zuccaro y su hermano Federico, archivos verdaderamente del tesoro de este arte, y otros que dejo, así por atender a la brevedad, como porque sus obras no han sido vistas por mí, y si lo han sido no las tengo tanto en la memoria, aunque ahora me representa a Julio Romano, discípulo de Rafael, o por decir mejor, otro Rafael; Lucio Romano, gran mi amigo en su última vejez, maestro de pintar grutescos por excelencia. Y en nuestra España no han faltado algunos, mas su excelencia fue más en dorados y estofados, y si algunas historias hay de ellos, es más de loar la pulideza del pincel que la materia.  
  
''Eius est sacerdos adorans, et Ajax fulmine incensus'' '''(I) [equivocadamente numerada por Cean, corresponde consecutivamente a la nota 4]'''. No puede con todo esto competir con el retrato que Rafael de Urbano hizo de Julio II, en el cual se ve su semejanza al vivo, los terciopelos y demás ornatos que de ordinario traen los sumos pontífices, porque no se puede llegar, cuanto el pasar de allí. Pintó asimismo un incendio del palacio e iglesia de san Pedro, donde hay unas mujeres, que llevan agua para apagarlo, y otra que ha echado una criatura de un terrado por librarla del fuego, la recoge un hombre, medio vestido en los brazos, ¡divina cosa! y un hijo que saca de las llamas su padre a cuestas, y un hijo que lleva delante de sí, a imitación de Eneas y Anquises: no hay más que ver, ni que decir.  
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''Ejus est sacerdos adorans, et Ajax fulmine incensus'' '''(I)[equivocadamente numerada por Cean, corresponde consecutivamente a la nota 4]'''. No puede con todo esto competir con el retrato que Rafael de Urbano hizo de Julio II, en el cual se ve su semejanza al vivo, los terciopelos y demás ornatos que de ordinario traen los sumos pontífices, porque no se puede llegar, cuanto el pasar de allí. Pintó asimismo un incendio del palacio e iglesia de san Pedro, donde hay unas mujeres, que llevan agua para apagarlo, y otra que ha echado una criatura de un terrado por librarla del fuego, la recoge un hombre, medio vestido en los brazos, ¡divina cosa! y un hijo que saca de las llamas su padre a cuestas, y un hijo que lleva delante de sí, a imitación de Eneas y Anquises: no hay más que ver, ni que decir.  
  
''Deprehenditur tamen Zeuxis grandior in capitibus articulisque, &c.'' '''(2) [equivocadamente numerada por Cean, corresponde consecutivamente a la nota 5]'''. Esto no se puede reprender en ninguno de los ya nombrados.
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Descendisse hic in certamen cum Zeuxide traditur. Et cum ille detulisset uvas pictas tanto successu, ut in scenam aves advolarent, ipse detulisse linteum pictum, ita veritate repraesentata, ut Zeuxis alitum judicio tu mens flagitaret tandem remoto linteo ostendi picturam, atque intellecto errore concederet palmam ingenuo pudore, quoniam ipse volucres fefellisset '''(6)'''. Paréceme conseja. Él engañó las aves y engañáronle a él con la toalla pintada. Haberse engañado las aves en la capilla del Papa en algunos asientos y cornisas hechos por Miguel Ángel es cosa cierta: no por eso se hace gran caso. Tiziano retrato al duque de Ferrara, y puso el duque su retrato en una ventana, y él se puso a otra para gustar el engaño, y cuantos pasaban, pensando que era el duque, lo reverenciaban con la gorra en la mano. Y el mismo Tiziano, que es mas, estando en Roma fue a ver las pinturas que hizo Rafael en el jardín de Agustín Guigi, que ahora es del cardenal Farnesio, y en una lonja que sale a la puerta hay unos niños pintados de blanco y negro, y algunas cornisas fingidas de estuque, y no quiso creer que los niños fuesen de pintura, hasta tanto que trajo una caña y los tentó para ver si eran de bulto: tanto duró en él el engaño, que aunque otros se lo decían, no lo creía. Hízolos Baltasar Peruci de Siena.  
  
''Descendisse hic in certamen cum Zeuxide traditur. Et cum ille detulisset uvas pictas tanto successu, ut in scenam aves advolarent, ipse detulisse linteum pictum, ita veritate repraesentata, ut Zeuxis alitum iudicio tu mens flagitaret tandem remoto linteo ostendi picturam, atque intellecto errore concederet palmam ingenuo pudore, quoniam ipse volucres fefellisset'' '''(6)'''. Paréceme conseja. Él engañó las aves y engañáronle a él con la toalla pintada. Haberse engañado las aves en la capilla del Papa en algunos asientos y cornisas hechos por Miguel Ángel es cosa cierta: no por eso se hace gran caso. Tiziano retrato al duque de Ferrara, y puso el duque su retrato en una ventana, y él se puso a otra para gustar el engaño, y cuantos pasaban, pensando que era el duque, lo reverenciaban con la gorra en la mano. Y el mismo Tiziano, que es mas, estando en Roma fue a ver las pinturas que hizo Rafael en el jardín de Agustín Guigi, que ahora es del cardenal Farnesio, y en una lonja que sale a la puerta hay unos niños pintados de blanco y negro, y algunas cornisas fingidas de estuque, y no quiso creer que los niños fuesen de pintura, hasta tanto que trajo una caña y los tentó para ver si eran de bulto: tanto duró en él el engaño, que aunque otros se lo decían, no lo creía. Hízolos Baltasar Peruci de Siena.
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Otras cosas dice Plinio en el cap. 10 del dicho libro, que comparadas a otras cosas de ahora quedan inferiores. Primus symmetriam picturae dedit, primus argutias vultus, elegantiam capilli, venustatem oris, confessione artificum in lineis extremis palmam adeptus. Haec est in pictura summa sublimitas. Corpora enim pingere et media rerum, est quidem magni operis; sed in quo multi gloriam tulerint. Extrema corporum facere et desinentis picturae modum includere, rarum in successu artis invenitur. Ambire enim debet se extremitas ipsa, et sic desinere, ut promittat alia post se, ostendatque etiam quae occultat '''(7)'''.  
 
 
Otras cosas dice Plinio en el cap. 10 del dicho libro, que comparadas a otras cosas de ahora quedan inferiores. ''Primus symmetriam picturae dedit, primus argutias vultus, elegantiam capilli, venustatem oris, confessione artificum in lineis extremis palmam adeptus. Haec est in pictura summa sublimitas. Corpora enim pingere et media rerum, est quidem magni operis; sed in quo multi gloriam tulerint. Extrema corporum facere et desinentis picturae modum includere, rarum in successu artis invenitur. Ambire enim debet se extremitas ipsa, et sic desinere, ut promittat alia post se, ostendatque etiam quae occultat'' '''(7)'''.  
 
  
 
No se puede decir más de lo que Plinio incluye en estas cuatro palabras, ni mejor dicho con más propiedad y elegancia no las pudo decir otro ninguno; y si Parrasio efesio tuvo todas estas partes, él era egregio pintor, y cualquier pintor que las poseyere será, el mismo.  
 
No se puede decir más de lo que Plinio incluye en estas cuatro palabras, ni mejor dicho con más propiedad y elegancia no las pudo decir otro ninguno; y si Parrasio efesio tuvo todas estas partes, él era egregio pintor, y cualquier pintor que las poseyere será, el mismo.  
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''Extrema corporum facere, et desinentis picturae modum includere''. Entiendo que es gran pintor, como de verdad lo es, y artificio grande las líneas que circunscriben una figura o miembro de ella, estar de tal manera disimuladas, que no se vean los perfiles ni término alguno, sino que parezca que va arredondeando; y que si Vuestra Merced volviese la tal figura, hallaría la otra parte que no se ve, porque en estando perfilada ya se acaba allí la vista, y cierra aquella parte y no promete más que aquello que tiene perfilado. Y así los buenos maestros huyen esta suerte de manera perfilada.  
 
''Extrema corporum facere, et desinentis picturae modum includere''. Entiendo que es gran pintor, como de verdad lo es, y artificio grande las líneas que circunscriben una figura o miembro de ella, estar de tal manera disimuladas, que no se vean los perfiles ni término alguno, sino que parezca que va arredondeando; y que si Vuestra Merced volviese la tal figura, hallaría la otra parte que no se ve, porque en estando perfilada ya se acaba allí la vista, y cierra aquella parte y no promete más que aquello que tiene perfilado. Y así los buenos maestros huyen esta suerte de manera perfilada.  
  
''Et sic desinere, ut promittat alia post se ostendatque etiam cuae ocultat''. Entiendo yo que cuando se va contornando un brazo, una pierna, u otro cualquier miembro, que siguiendo el contorno de un muslo, el cual tuerce a la parte de dentro, recibe aquel perfil el del músculo que se sigue de manera que el que lo mira, comprende para donde camina el dicho músculo, y casi ve lo que no se puede ver. Estas partes tuvieron los pintores próximamente nombrados, cual florecía más en una parte, cual en la otra, y Miguel Ángel en todas.  
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''Et sic desinere, ut promittat alía post se ostendatque etiam cuae ocultat''. Entiendo yo que cuando se va contornando un brazo, una pierna, u otro cualquier miembro, que siguiendo el contorno de un muslo, el cual tuerce a la parte de dentro, recibe aquel perfil el del músculo que se sigue de manera que el que lo mira, comprende para donde camina el dicho músculo, y casi ve lo que no se puede ver. Estas partes tuvieron los pintores próximamente nombrados, cual florecía más en una parte, cual en la otra, y Miguel Ángel en todas.  
  
''Alia multa graphidis vestigia extant in tabulis ac membranis eius, ex quibus proficere dicuntur artífices'' '''(8)'''. No solamente a los estudiosos de esta arte aprovechan los dibujos de Miguel Ángel, de Rafael y otros, sino que se compran de príncipes y otros personajes con excesivos precios '''(9)'''. Retrató Miguel Ángel a su amigo Tomás del Caballero en un cartoncillo cerca de una vara algo menos, de lápiz negro y con tanta vivacidad y grandeza con el traje, que en aquel tiempo se usaba, y en una mano tiene una medalla. No espere nadie ver en algún tiempo mejor cosa, aunque sea de colores, antes a mi parecer, quedan muchos pasos atrás, con una manera de dibujar tan grande y hermoseada, que no sólo es cosa maravillosa; pero hasta ahora nunca imitada, aunque de muchos tentada, ni hasta aquel día vista.  
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Alia multa graphidis vestigia extant in tabulis ac membranis ejus, ex quibus proficere dicuntur artífices '''(8)'''. No solamente a los estudiosos de esta arte aprovechan los dibujos de Miguel Ángel, de Rafael y otros, sino que se compran de príncipes y otros personajes con excesivos precios '''(9)'''. Retrató Miguel Ángel a su amigo Tomás del Caballero en un cartoncillo cerca de una vara algo menos, de lápiz negro y con tanta vivacidad y grandeza con el traje, que en aquel tiempo se usaba, y en una mano tiene una medalla. No espere nadie ver en algún tiempo mejor cosa, aunque sea de colores, antes a mi parecer, quedan muchos pasos atrás, con una manera de dibujar tan grande y hermoseada, que no sólo es cosa maravillosa; pero hasta ahora nunca imitada, aunque de muchos tentada, ni hasta aquel día vista.  
  
''Sunt et duae picturae eius nobilissimae: hoplititis, in certamine ita decurrens, ut sudare videatur: alter arma deponen, ut anhelare sentiatur'' '''(10)'''. En un paño de rázago en la capilla del Papa estrecho, que así lo pide el sitio, esta tejido por padrón de Rafael de Urbino el terremoto haciendo fuerza con los brazos, mostrando en el rostro la fuerza y fiereza con que hace temblar un monte, que a quien lo mira le parece que realmente tiembla ruina.  
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Sunt et duae picturae ejus nobilissimae: hoplititis, in certamine ita decurrens, ut sudare videatur: alter arma deponen, ut anhelare sentiatur (10). En un paño de rázago en la capilla del Papa estrecho, que así lo pide el sitio, esta tejido por padrón de Rafael de Urbino el terremoto haciendo fuerza con los brazos, mostrando en el rostro la fuerza y fiereza con que hace temblar un monte, que a quien lo mira le parece que realmente tiembla ruina.  
  
''Pinxit et minoribus tabelis libidines, eo genere petulantis ioci se reficiens'' '''(11)'''. Bien entiendo que si él viera las que en este género han dibujado maravillosas cierto Perino del Vaga, Rafael de Urbino y Antonio de Correggio, él quedara vencido y corrido.  
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Pinxit et minoribus tabelis libidines, eo genere petulantis joci se reftciens (11). Bien entiendo que si él viera las que en este género han dibujado maravillosas cierto Perino del Vaga, Rafael de Urbino y Antonio de Correggio, él quedara vencido y corrido.  
  
''Eius enim est Iphigenia, oratorum laudibus celebrata, qua stante ad aras peritura, cum moestos pinxisset omnes praecipue patruum et tristitiae omnem imaginem consumpsisset, patris ipsius vultum velavit, quem digne non poterat ostendere'' '''(12)'''. En más estimo un descendimiento de la Cruz que pintó Antonio de Correggio en Parma, donde nuestra Señora se muestra dolorosísima con suma modestia, dando mucha expresión de sentimiento a san Juan y a otras figuras; con todo tuvo bastante caudal para henchir ''omnet imaginem tristitiae'' en la Magdalena, ''quae plus ardebat caeteris'', la cual figura ha sido celebrada, de suerte, que ella sola anda retratada en innumerables cuadros de por sí.
 
  
He hecho mención de estas obras por haberse hecho después de los tiempos de Plinio; y sin duda se acabara del todo la pintura si la religión cristiana no la hubiera sustentado de cualquiera manera que fuese. La causa general de su caída fue la misma que la de todas las buenas artes: la particular Plinio también la refiere, o la da a entender. Fue parecer a aquellos príncipes romanos, acerca de los cuales había de ser favorecida, ser ya ornato pobre no conforme a sus riquezas, y quizá la vileza de algunos pintores, como también los hay ahora, que han de ser causa de la misma ruina. Dieron en adornar sus paredes encostrándolas con mármoles de diversos colores, con los cuales a modo de taracea, variaban las piezas con varios compartimientos de arquitectura y labores grutescas de diversas piedras y aun nácares; y demás de esto historias y figuras de diversos animales. Algunas de ellas he visto conservadas en las ruinas de Roma en los corredores de San Juan Luterano [de Letrán] junto a la puerta de Sancta Sanctorum: antes que Sixto V los mudase y labrase, había un pedazo de friso subiente sobre mármol verde, las hojas taraceadas de diversidad de piedras y nácares, harto gracioso, y que en su tiempo debiera de costar la obra que lo acompañaba gran suma de dineros.  
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'''(I)''' Arias Montano, doctor teólogo, famoso en la interpretación de la escritura sagrada y en el conocimiento de las lenguas hebrea, siria, caldea, griega y latina. murió en Sevilla año de 1595.
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'''(2)''' Raro discurso en alabanza de la pintura, escrito por el cronista Pedro de Valencia.
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'''(3)''' Cayo Plinio segundo en su historia de la naturaleza: obra difusa, erudita, y no menos varia que la misma naturaleza.
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'''(I)[4]''' Plin. Cap.9. lib, 35. hablando de Apolodoro ateniense, pintor famoso, que floreció en la olimpiada XLIII celebra de su mano un sacerdote que está adorando y Ayax abrasado de un rayo, cuya pintura se hacia en su tiempo en Pérgamo.
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'''(2)[5]''' Zeuxis Heracleontes floreció en la olimpiada XCV. Fue gran pintor y de igual fortuna, y tan arrogante, que en la pintura que hizo del atleta, puso debajo aquel verso; desde allí famoso y célebre en que decía:
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invisurum aliquem facilius, quam imitaturum.
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Más fácil será envidiarle que imitarle: no obstante fue notado de que hacia las cabezas y los artejos grandes.
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Deprehenditur tamen Zeuxis grandior in capitibus articulisque, &c.'''(2)[equivocadamente numerada por Cean, corresponde consecutivamente a la nota 5]'''. Esto no se puede reprender en ninguno de los ya nombrados.
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'''(6)''' La competencia de Zeuxis con Parrasio es muy célebre en las historias; porque como aquel trajese uvas pintadas tan al natural y con tan buen suceso, que puestas en público volaron las aves a picar en ellas, Parrasio trajo un lienzo pintado, el cual parecía tan verdadero, que Zeuxis hinchado con el juicio de las aves, comenzó a pedir, que levantase el lienzo v mostrase la pintura, y entendido su error, se concedió la victoria con hidalga y noble vergüenza, porque él había engallado las aves, poro Parrasio le habla engallado a él, siendo artífice. Plinio, lib 35. cap. 10,
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'''(7)''' Habla de Parrasio. Nació en Éfeso: fue el primero que dio simétrica proporción a la pintura y gracia y donaire a los rostros, sutileza y compostura a los cabellos, hermosura a la boca, y fue el que, confesándolo así todos los artífices, se aventajó en el dibujo.
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'''(8)''' Dibujos de Parrasio en tablas y en pergamino, celebrados por Plinio, cap. 10, lib. 35.
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'''(9)''' La majestad de Felipe IV hizo colocar en su palacio algunas historias dibujadas de Pablo Verones, y algunos fragmentos de los nadadores del río Arno de mano de Miguel Ángel. El gran almirante de Castilla tiene algunos [dibujos] de Julio Romano; y el marqués del Carpio, no dejándolos de adquirir por ningún precio. (10) Dos pinturas de Parrasio nobilísimas de dos hoplítides [ hoplitas ] (que son dos hombres armados), que entran en las contiendas: el uno corriendo, de tal suerte, que parecía qué sudaba, y el otro que dejaba las armas, y se mostraba jadeando. Plin. ibid.
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(11) Pintó el mismo Parrasio en tablillas figuras menores y lascivas, rehaciéndose en aquel género de pintura y deshonesto juego. Plin. ibid.
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Ejes enim est Iphigenia, oratorum laudibus celebrata, qua stante ad aras peritura, cum moestos pinxisset omnes praecipue patruum et tristitiae onmeni imaginem consumpsisset, patris ipsius vultum velavit, quem digne non poterat ostendere (12). En más estimo un descendimiento de la Cruz que pintó Antonio de Correggio en Parma, donde nuestra Señora se muestra dolorosísima con suma modestia, dando mucha expresión de sentimiento a san Juan y a otras figuras; con todo tuvo bastante caudal para henchir omnet imaginem tristitiae en la Magdalena, quae plus ardebat caeteris, la cual figura ha sido celebrada, de
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(12) Plin. cap. 10, lib. 35, hablando de Timantes, de quien es esta pintura de Ifigenia, hombre de grande ingenio, y según escribe el Volaterrano, floreció en la olimpiada XCV. Celébrale mucho Plinio y otros autores, y en especial Quintiliano para declarar la variedad de los géneros y formas de decir que han tenido los oradores; porque como a Salustio le faltaron palabras para significar dignamente las cosas de Cartago, y lo disimuló con este color retórico de decir, porque de Cartago más vale callar que decir poco. Así a Timantes faltándole afectos de tristeza para el padre; lo disimuló con cubrirle el rostro, porque habiendo pintado en la inmolación y sacrificio de Ifigenia triste a Calcante, y añadiendo más tristes a Ulises y a Menelao, consumidos ya todos los afectos, no hallando más suma tristeza, que pudiese hacer el arte para poder significar dignamente el rostro triste del padre, le cubrió su cabeza y rostro, dando al animo de cada uno el pensar sobre el grado de su tristeza. Quintil lib. Il , Orat. Insit. cap. 4.
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suerte, que ella sola anda retratada en innumerables cuadros de por sí.
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He hecho mención de estas obras por haberse hecho después de los tiempos de Plinio; y sin duda se acabara del todo la pintura si la religión cristiana no la hubiera sustentado de cualquiera manera que fuese. La causa general de su caída fue la misma que la de todas las buenas artes: la particular Plinio también la refiere, o la da a entender. Fue parecer a aquellos príncipes romanos, acerca de los cuales había de ser favorecida, ser ya ornato pobre no conforme a sus riquezas, y quizá la vileza de algunos pintores, como también los hay ahora, que han de ser causa de la misma ruina. Dieron en adornar sus paredes encostrándolas con mármoles de diversos colores, con los cuales a modo de taracea, variaban las piezas con varios compartimientos de arquitectura y labores grutescas de diversas piedras y aun nácares; y demás de esto historias y figuras de diversos animales. Algunas de ellas he visto conservadas en las ruinas de Roma en los corredores de San Juan Luterano [ de Letrán ] junto a la puerta de Sancta Sanctorum: antes que Sixto V los mudase y labrase, había un pedazo de friso subiente sobre mármol verde, las hojas taraceadas de diversidad de piedras y nácares, harto gracioso, y que en su tiempo debiera de costar la obra que lo acompañaba gran suma de dineros.  
  
En el Hospital de Santo Antonio, cerca de Santa María Mayor, vi en una sala antigua, que sirve de bodega y almacén al hospital, un pedazo de friso que corría por arriba a la redonda, ancho más de cinco o seis cuartas, donde hay animales de mármoles de colores encajados y taraceados en diversas piedras que imitan el color de los animales, y el campo me pareció jaspe verde. Y no solamente eran adornados los edificios de los antiguos de semejantes riquezas en vez de la pintura , pero también se lían hallado pavimentos de piedras preciosas. Yo vi una cantidad de ágatas lindísimas en manos de un anticuario, que se habían hallado en un pavimento asentadas y encajadas, que no debieran tener precio; pues de creer es que las paredes corresponderían al suelo , y en el enmaderado o bóveda habían de corresponder a tal riqueza. Habíala también en las obras de mosaico, que también por su parte ayudaron a echar fuera la pintura.  
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En el hospital de santo Antonio, cerca de santa María mayor, vi en una sala antigua, que sirve de bodega y almacén al hospital, un pedazo de friso que corría por arriba a la redonda, ancho más de cinco o seis cuartas, donde hay animales de mármoles de colores encajados y taraceados en diversas piedras que imitan el color de los animales, y el campo me pareció jaspe verde. Y no solamente eran adornados los edificios de los antiguos de semejantes riquezas en vez de la pintura , pero también se lían hallado pavimentos de piedras preciosas. Yo vi una cantidad de ágatas lindísimas en manos de un anticuario, que se habían hallado en un pavimento asentadas y encajadas, que no debieran tener precio; pues de creer es que las paredes corresponderían al suelo , y en el enmaderado o bóveda habían de corresponder a tal riqueza. Habíala también en las obras de mosaico, que también por su parte ayudaron a echar fuera la pintura.  
  
Y demás de esto estando yo en Roma, cavando entre unos estribos del monte Quirinal, hacia una calle que va de Suburra a Santa María Mayor, hallaron todas tres paredes encostradas de tablas de varios y diversos esmaltes, guarnecidas de compartimientos, asimismo de esmaltes de diversos colores, que tomaba la ladera de alto a bajo, y remataba en el fondo de la cava junto a su verdadero suelo antiguo, con una pintura de mosaico de diversas piedras, figuradas las tres diosas entre arboledas; y de las ramas de un pino colgadas algunas máscaras con sus tercias, como que llevadas del aire revolaban a una y otra parte. Acordeme de lo que Virgilio dice, si es esto.  
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Y demás de esto estando yo en Roma, cavando entre unos estribos del monte Quirinal, hacia una calle que va de Suburra a santa María mayor, hallaron todas tres paredes encostradas de tablas de varios y diversos esmaltes, guarnecidas de compartimientos, asimismo de esmaltes de diversos colores, que tomaba la ladera de alto a bajo, y remataba en el fondo de la cava junto a su verdadero suelo antiguo, con una pintura de mosaico de diversas piedras, figuradas las tres diosas entre arboledas; y de las ramas de un pino colgadas algunas máscaras con sus tercias, como que llevadas del aire revolaban a una y otra parte. Acordeme de lo que Virgilio dice, si es esto.  
  
''Oscilla ex alta suspendunt mollia pinu''.  
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Oscilla ex alta suspendunt mollia pinu.  
  
 
Porque en otra parte dice el mismo:  
 
Porque en otra parte dice el mismo:  
  
''Oraque corticibus sumunt horrenda cavatis''.  
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Oraque corticibus sumunt horrenda cavatis.  
  
Estaba Paris sentado en un pedestal: era de bulto, él solo de mármol, harto buena figura, vestido a la antigua con el bonete frigio. Debiera servir todo este aparato de fuente, porque a la redonda, así del pedestal, como de las paredes, corría un Euripo envestido de tablas de mármol, y asimismo el pavimento.  
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Estaba Paris sentado en un pedestal: era de bulto, él sólo de mármol, harto buena figura, vestido a la antigua con el bonete frigio. Debiera servir todo este aparato de fuente, porque a la redonda, así del pedestal, como de las paredes, corría un Euripo envestido de tablas de mármol , y asimismo el pavimento.  
  
Algo de esto quiso decir Plinio en el libro XXXV, cap. I , hablando de la pintura y de la grande estimación que antes tuvo.  
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Algo de esto quiso decir Plinio en el libro xxxv, cap. I , hablando de la pintura y de la grande estimación que antes tuvo.  
  
''Nunc vero ira totum marmoribus pulsa, iam quidem et auro: nec tantum ut parietes toti operiantur, verum et interraso marmore, vermiculatisque ad efigies rerum et animalium crustis. Non placent iam abaci, nec spatia montis in cubiculo delitentia: coepimus et lapidem pingere . Hoc Claudii principatu inventum: Neronis vero, maculas cuae non essent, in crustis inserendo, unitatem variare, ut ovatus esset Numidicus, ut purpura distingueretur Synnadicus, qualiter illos nasci optarent deliciae. Montium haec subsidia deficientium: nec cessat luxuria id agere, ut quam plurinum incendiis perdat''.  
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Nunc vero ira totum marmoribus pulsa, iam quidem et auro: nec tantum ut parietes toti operiantu, verum et interraso marmore, vermiculatisque ad efigies rerum et animalium crustis. Non placent iam abaci, nec spatia montis in cubiculo delitentia: coepimus et lapidem pingere . Hoc Claudij principatu inventum: Neronis vero, maculas cuae non essent, in crustis inserend, unitatem variar, ut ovatus esset Numidicus, ut purpura distingueretur Synnadicus, qualiter illos nasci optarent deliciae. Montium haec subsidia deficientium: nec cessat luxuria id agere, ut quam plurinum incendijs perdat.  
  
Algunos fragmentos han quedado del mosaico antiguo en Roma, hechos en aquellos tiempos , cuando florecían con el imperio las artes. Un pedazo de pavimento al parecer vi en casa de Tomas del Caballero, caballero ilustre romano: nómbrelo por haber sido grandísimo amigo, y aun creo, compadre del señor Arias Montano; donde estaban unos peces de mosaico, excelente obra. En santa María de Trans-Tíber [Trastevere] unos pájaros maravillosos. En el pórtico de San Pedro in Vaticano un papagayo dentro de una jaula, de no menos artificio y gracia que dibujo.  
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Algunos fragmentos han quedado del mosaico antiguo en Roma, hechos en aquellos tiempos , cuando florecían con el imperio las artes. Un pedazo de pavimento al parecer vi en casa de Tomas del Caballero, caballero ilustre romano: nómbrelo por haber sido grandísimo amigo, y aun creo, compadre del señor Arias Montano; donde estaban unos peces de mosaico, excelente obra. En santa María de Trans-Tíber [ Trastevere ] unos pájaros maravillosos. En el pórtico de San Pedro in Vaticano un papagayo dentro de una jaula, de no menos artificio y gracia que dibujo.  
  
 
Cerca de Nápoles, en un lugar, que se llama Puzol, fuera de él, en la gruta, como dicen, de la Sibila la bóveda de un aposento no muy grande, también labrada de esta suerte de mosaico de aquel tiempo, enriquecido con piezas de nácar. Vi en otra pieza más adentro, aunque no de mosaico, sino de muy buena pintura las paredes en lo que de ellas dejaba ver la antigüedad, pintadas de yedras y parras con grande imitación del natural, sobre el encalado. La razón de esta curiosidad era porque el blanco del encalado no diese pesadumbre a la vista, templada con el verde de las parras y yedras que las vestían.  
 
Cerca de Nápoles, en un lugar, que se llama Puzol, fuera de él, en la gruta, como dicen, de la Sibila la bóveda de un aposento no muy grande, también labrada de esta suerte de mosaico de aquel tiempo, enriquecido con piezas de nácar. Vi en otra pieza más adentro, aunque no de mosaico, sino de muy buena pintura las paredes en lo que de ellas dejaba ver la antigüedad, pintadas de yedras y parras con grande imitación del natural, sobre el encalado. La razón de esta curiosidad era porque el blanco del encalado no diese pesadumbre a la vista, templada con el verde de las parras y yedras que las vestían.  
  
Estos fragmentos de mosaico antiguo son muy diferentes de los que en tiempos más modernos se usaron. Eran los antiguos de solas piedrecitas de mármoles de diversos colores con grandísimo artificio y dibujo. Los modernos son hechos de fassetos de esmaltes varios, y en campo de mosaico de oro, que los antiguos no usaron, o porque no lo sabían hacer, o por conformarse con la buena pintura. Los que se han hecho con grandísima costa en nuestro tiempo en la capilla de Gregorio XIII son asimismo de fasselos de esmaltes varios, y de varias piedras, principalmente los rostros y encarnaciones, asimismo dorados y otros ornatos: obra verdaderamente no menos que de gran príncipe. Dícenme que el papa Clemente VIII, que hoy vive, hace otra capilla a imitación de esta.  
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Estos fragmentos de mosaico antiguo son muy diferentes de los que en tiempos más modernos se usaron. Eran los antiguos de solas piedrecitas de mármoles de diversos colores con grandísimo artificio y dibujo. Los modernos son hechos de fassetos de esmaltes varios, y en campo de mosaico de oro, que los antiguos no usaron , o porque no lo sabían hacer, o por conformarse con la buena pintura. Los que se han hecho con grandísima costa en nuestro tiempo en la capilla de Gregorio XIII son asimismo de fasselos de esmaltes varios, y de varias piedras, principalmente los rostros y encarnaciones, asimismo dorados y otros ornatos: obra verdaderamente no menos que de gran príncipe. Dícenme que el papa Clemente VIII , que hoy vive, hace otra capilla a imitación de esta.  
  
Tornando pues a lo que comenzamos, con estas y otras ocasiones dieron tan gran caída las buenas artes, principalmente la pintura, que ya al tiempo de Constantino el Magno, o poco después, casi era ya del todo o poco menos que sepultada, como dicen los estudiosos de esta arte; y digo yo que debe ser así, porque el arco que el senado y pueblo romano levantaron en gloria de este emperador, hecho y adornado de los despojos de otro del emperador Trajano, es excelentísima escultura maravillosa, y lo que añadieron y pusieron de más, como el día de hoy se ve, por aplicarlo a Constantino, unas victorias y figuras de ríos y otras cosas que no me vienen a la memoria, son abominables, fruta de aquellos tiempos; y así de lo uno como de lo otro infiero que la pintura debiera ser lo mismo. Llegados pues, estos tiempos, este arte quedó en los términos de su primer nacimiento, y aun por ventura peor. Con más brío comienza a salir una planta del suelo, aunque sea una hojita sola, que cuando se va secando, aunque esté cargada de hojas.  
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Tornando pues a lo que comenzamos, con estas y otras ocasiones dieron tan gran caída las buenas artes, principalmente la pintura, que ya al tiempo de Constantino el magno, o poco después, casi era ya del todo o poco menos que sepultada, como dicen los estudiosos de esta arte; y digo yo que debe ser así, porque el arco que el senado y pueblo romano levantaron en gloria de este emperador, hecho y adornado de los despojos de otro del emperador Trajano, es excelentísima escultura maravillosa, y lo que añadieron y pusieron de más, como el día de hoy se ve, por aplicarlo a Constantino, unas victorias y figuras de ríos y otras cosas que no me vienen a la memoria, son abominables, fruta de aquellos tiempos; y así de lo uno como de lo otro infiero que la pintura debiera ser lo mismo. Llegados pues, estos tiempos, este arte quedó en los términos de su primer nacimiento, y aun por ventura peor. Con mas brío comienza a salir una planta del suelo, aunque sea una hojita sóla, que cuando se va secando, aunque esté cargada de hojas.  
  
 
Dos maneras de pintura he visto de aquellos tiempos y por muchos años después: una que llaman manera griega, quizá por serlo sus primeros maestros; y otra que podemos llamar latina. La griega consistía todo en puro artificio y pulideza de colores, con poca imitación del natural. He visto muchas obras de ella, que ya están por el suelo, y principalmente por haber renovado las historias que estaban en el pórtico sobre las puertas de San Pedro in Vaticano, con harto dolor mío, por ser antiquísimas y famosas; y si no me engaño Zonaras u otro autor griego de su jaez hace mención de ellas. Otras se acabaron con el tiempo, y con ruinas de las paredes, donde estaban pintadas. Otras han quedado en diversos lugares, y aun se ha quedado esta manera, y no pasó adelante.  
 
Dos maneras de pintura he visto de aquellos tiempos y por muchos años después: una que llaman manera griega, quizá por serlo sus primeros maestros; y otra que podemos llamar latina. La griega consistía todo en puro artificio y pulideza de colores, con poca imitación del natural. He visto muchas obras de ella, que ya están por el suelo, y principalmente por haber renovado las historias que estaban en el pórtico sobre las puertas de San Pedro in Vaticano, con harto dolor mío, por ser antiquísimas y famosas; y si no me engaño Zonaras u otro autor griego de su jaez hace mención de ellas. Otras se acabaron con el tiempo, y con ruinas de las paredes, donde estaban pintadas. Otras han quedado en diversos lugares, y aun se ha quedado esta manera, y no pasó adelante.  
  
La otra manera, que he llamado latina, era del todo fuera de arte, poco más o poco menos en la bondad y primor, antes sin alguno, toscamente pintadas las figuras, aunque yo las miraba con curiosidad, porque vela en ellas alguna cosa a veces de erudición. No dejaba de haber quien de ellas se aventajaba a las demás, no en otra cosa que en estar mejor tratadas las colores. En San Pedro de Roma solían verse pintados aquellos primeros papas, y algunos ángeles, con ornatos de vestidos harto sencillos, y los unos y los otros con los palios que se ponen los arzobispos cuando están revestidos de pontifical; y aunque pudiera decir de muchas obras, las dejaré a posta por evitar prolijidad, y porque en lo que toca al arte, no hay que decir de ellas. Sólo traeré a la memoria una imagen de nuestra Señora emperatriz, que estaba pintada en un pilar de santa María de Trans-Tíber [Trastevere] con dalmática, conforme a la de los diáconos, con el mundo en una mano y cetro en la otra, con una corona en la cabeza bien sencilla con engastes de piedras, los cabellos algo caídos, adornados de perlas, ornato quizá de las augustas de aquellos tiempos. Teníala yo devoción particular, y así no pude dejar de sentir mucho un día, que pasando por aquella iglesia, la vi toda blanqueada y la imagen también '''(13)'''.  
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La otra manera, que he llamado latina, era del todo fuera de arte, poco más o poco menos en la bondad y primor, antes sin alguno, toscamente pintadas las figuras, aunque yo las miraba con curiosidad, porque vela en ellas alguna cosa a veces de erudición. No dejaba de haber quien de ellas se aventajaba a las demás, no en otra cosa que en estar mejor tratadas las colores. En San Pedro de Roma solían verse pintados aquellos primeros papas, y algunos ángeles, con ornatos de vestidos harto sencillos, y los unos y los otros con los palios que se ponen los arzobispos cuando están revestidos de pontifical; y aunque pudiera decir de muchas obras, las dejaré a posta por evitar prolijidad, y porque en lo que toca al arte, no hay que decir de ellas. Sólo traeré a la memoria una imagen de nuestra Señora emperatriz, que estaba pintada en un pilar de santa María de Trans-Tíber [ Trastevere ] con dalmática, conforme a la de los diáconos, con el mundo en una mano y cetro en la otra, con una corona en la cabeza bien sencilla con engastes de piedras, los cabellos algo caídos, adornados de perlas, ornato quizá de las augustas de aquellos tiempos. Teníala yo devoción particular, y así no pude dejar de sentir mucho un día, que pasando por aquella iglesia, la vi toda blanqueada y la imagen también (13).  
  
 
En la iglesia parroquial de San Pedro de nuestra Córdoba, en la pared que está a mano derecha hay muchas pinturas de aquellos tiempos, a quienes perdoné la furia bárbara de los moros cuando poseyeron esta ciudad, mas no el discurso del tiempo, ni la negligencia de los que han tenido a su cargo la iglesia, y así apenas se pueden comprender con la vista, tanto por estar gastadas, cuanto por el mucho polvo que se ha entrapado encima de ellas. Reverenciolas y beso aquellas santas y antiquísimas paredes, rozadas de la multitud de aquellos ilustres Mártires que entraban y salían en tiempo de sus persecuciones por cerca de ellas. Esta suerte de pintar, aunque tan grosera e inculta, parece que todavía eran las cenizas de donde había de salir la hermosísima fénix, que después salió con tanto esplendor y riqueza, que en estos tiempos ha mostrado este arte.  
 
En la iglesia parroquial de San Pedro de nuestra Córdoba, en la pared que está a mano derecha hay muchas pinturas de aquellos tiempos, a quienes perdoné la furia bárbara de los moros cuando poseyeron esta ciudad, mas no el discurso del tiempo, ni la negligencia de los que han tenido a su cargo la iglesia, y así apenas se pueden comprender con la vista, tanto por estar gastadas, cuanto por el mucho polvo que se ha entrapado encima de ellas. Reverenciolas y beso aquellas santas y antiquísimas paredes, rozadas de la multitud de aquellos ilustres Mártires que entraban y salían en tiempo de sus persecuciones por cerca de ellas. Esta suerte de pintar, aunque tan grosera e inculta, parece que todavía eran las cenizas de donde había de salir la hermosísima fénix, que después salió con tanto esplendor y riqueza, que en estos tiempos ha mostrado este arte.  
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(13) Puédese traer los retratos antiguos que vi en poder del Sartorello, anticuario en Roma, labrados en marfil, y también lo que dice Ammiano Marcelino de la dalmática.
  
 
Estas tan cerradas tinieblas duraron muchos y muchos años, en todos los cuales no hubo más que colores mal asentados y ridículas pinturas, y aun esas en muchas partes no había, hasta que Cimabue, pintor florentino, levantó en lo que sus cenizas le concedían el ánimo, y se aventajó mucho a lo, que entonces corría, y pintó una imagen de nuestra Señora [ la virgen ] con tanta admiración de todos, que el día que la acabó concurrieron en una solemnísima procesión de frailes toda Florencia con tanta demostración, colgando y aderezando las calles de regocijo, que asta hoy se llama la calle donde moraba el pintor Borgo Alegro. Esta imagen vi pasando por aquella ciudad.  
 
Estas tan cerradas tinieblas duraron muchos y muchos años, en todos los cuales no hubo más que colores mal asentados y ridículas pinturas, y aun esas en muchas partes no había, hasta que Cimabue, pintor florentino, levantó en lo que sus cenizas le concedían el ánimo, y se aventajó mucho a lo, que entonces corría, y pintó una imagen de nuestra Señora [ la virgen ] con tanta admiración de todos, que el día que la acabó concurrieron en una solemnísima procesión de frailes toda Florencia con tanta demostración, colgando y aderezando las calles de regocijo, que asta hoy se llama la calle donde moraba el pintor Borgo Alegro. Esta imagen vi pasando por aquella ciudad.  
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Per mirar Policleto a prova fiso  
 
Per mirar Policleto a prova fiso  
  
Con gli altri ch’ebber fama di quell’arte.
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Con gli altri ch’ ebber fama di quell’ arte.  
 
 
Mill’anni , non vedrian la minor parte
 
 
 
Della beltà, che m’ave il cor conquiso.  
 
  
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Mill’ anni , non vedrian la minor parte
  
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Della beltà, che m’ ave il cor conquiso.
  
 
Ma certo il mio Simon fu in paradiso,  
 
Ma certo il mio Simon fu in paradiso,  
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Per far fede quaggiu del suo bel viso.  
 
Per far fede quaggiu del suo bel viso.  
 
 
  
 
Y en otro soneto:  
 
Y en otro soneto:  
  
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Cuando giunse a Simon l’ alto concetto
  
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Ch’ a mio nome gli pose in man lo stile;
  
Quando giunse a Simon l’alto concetto
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S’ avesse dato all’ opera gentile  
 
 
Ch’a mio nome gli pose in man lo stile;
 
 
 
S’avesse dato all’opera gentile  
 
  
 
Con la figura voce, ed intelletto: .....  
 
Con la figura voce, ed intelletto: .....  
  
 
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Hay de mano de este Simón en el atrio de San Pedro de Roma una imagen de nuestra Señora [ virgen ] al fresco de mucha devoción por algunos milagros acontecidos.  
 
 
Hay de mano de este Simón en el atrio de San Pedro de Roma una imagen de nuestra Señora al fresco de mucha devoción por algunos milagros acontecidos.  
 
  
 
Fue poco antes o después de estos maestros Margariton de Arezo, que retrató del natural a San Francisco, el cual yo le descubrí en Roma, y avisé a don Luis de Torres, arzobispo de Monreal, el cual con otras cosas envió a Málaga: entiendo que se echó a perder más de lo que estaba por el camino.  
 
Fue poco antes o después de estos maestros Margariton de Arezo, que retrató del natural a San Francisco, el cual yo le descubrí en Roma, y avisé a don Luis de Torres, arzobispo de Monreal, el cual con otras cosas envió a Málaga: entiendo que se echó a perder más de lo que estaba por el camino.  
  
Fue de estos poco tiempo distante Giotto, natural de Florencia: como entiendo, aventajose mucho a todos estos. Yo vi algunas figuritas al fresco de este pintor en la capilla mayor vieja de San Pedro de Roma, harto bien labradas y con harta gracia: perecieron con la misma capilla. Todavía se ve una obra suya maravillosa de mosaico más redonda que la O de Giotto en el mismo atrio o patio de la iglesia de San Pedro, la barca de los apóstoles periclitando en la mar y Cristo nuestro redentor andando sobre las ondas. De estos principios, aunque flacos, subió la grandeza de este arte a la cumbre que en nuestros tiempos se ha visto.  
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Fue de estos poco tiempo distante Giotto, natural de Florencia: como entiendo, aventajose mucho a todos estos. Yo vi algunas figuritas al fresco de este pintor en la capilla mayor vieja de San Pedro de Roma, harto bien labradas y con harta gracia: perecieron con la misma capilla. Todavía se ve una obra suya maravillosa de mosaico más redonda que la O de Giotto en el mismo atrio o patio de la iglesia de San Pedro la barca de los apóstoles periclitando en la mar y Cristo nuestro redentor andando sobre las ondas. De estos principios, aunque flacos, subió la grandeza de este arte a la cumbre que en nuestros tiempos se ha visto.  
  
La pintura, llamada de los antiguos ''monochromaton'', y la que llamaron ''linearis'', a mi parecer es poco diferente la una de la otra: ''ideo et quos pingererit adscribere institutum'' '''(14)'''. No se ha de entender lo que algunos dicen por donaire, este es hombre y este caballo. He visto en Roma en casa de Tomás del Caballero, entre otras cosas de mucha estima antiguas, un vaso de barro, alto cerca de vara o más; y ha de advertir vuestra merced que ningún vaso antiguo de aquellos tiempos se halló vidriado, porque no se sabía entonces vidriarlos, más dábanle una tez tan lisa, como si fuera bruñida, y las labores eran de color de estaño, como se ve en algunos muy conservados, las cuales labores el día de hoy con la antigüedad están negras: tengo a este propósito algo notado que verá vuestra merced algún día, siendo nuestro Señor servido. Digo pues que en el gollete de la urna estaban figuradas con líneas algunas figuras algo más obscuras que el campo del vaso. ''Primus invenit eas colorare, testa (ut ferum) trita, Cleophantus corinthius'' '''(15)'''. Las vestes y miembros diferenciados con líneas solamente y bien, no con pequeño dibujo; y una matrona asentada con la mano en la mejilla tenia un letrerito blanco en griego ''ΤροιΑ''; y otra figura en pie ''Troylus'', y a la redonda iban figuras de esta suerte, representando los héroes de la guerra de Troya con sus nombres griegos; y esto es lo que Plinio dice.
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La pintura, llamada de los antiguos monochromaton, y la que llamaron linearis, a mi parecer es poco diferente la una de la otra: ideo et quos pingererit adscribere institutum (14). No se ha de entender lo que algunos dicen por donaire, este es hombre y este caballo. He visto en Roma en casa de Tomás del Caballero, entre otras cosas de mucha estima antiguas, un vaso de barro, alto cerca de vara o más; y ha de advertir vuestra merced que ningún vaso antiguo de aquellos tiempos se halló vidriado, porque no se sabía entonces vidriarlos, más dabanle una tez tan lisa, como si fuera bruñida, y las labores eran de color de estaño, como se ve en algunos muy conservados, las cuales labores el día de hoy con la antigüedad están negras: tengo a este propósito algo notado que verá vuestra merced algún día, siendo nuestro Señor servido. Digo pues que en el gollete de la urna estaban figuradas con líneas algunas figuras algo más obscuras que el campo del vaso. Primus invenit eas colorare, testa ( ut ferum) trita, Cleophantus corinthius (1 5). Las vestes y miembros diferenciados con líneas solamente y bien, no con pequeño dibujo; y una, matrona asentada con la mano en la mejilla tenia un letrerito blanco en griego TpoiA; y otra figura en pie Troylus, y a la redonda iban figuras de esta suerte, representando los héroes de  
  
Acuérdome haber visto en Nápoles unas sargas ya viejas en la guardarropa de un caballero, que las estimaba harto, hechas en España. La manera de pintar era gentilísima de algún buen oficial antes que se inventase la pintura al ólio [óleo] '''(16)'''; y todas las figuras (era la historia de Amadís de Gaula) con sus nombres apuestos en español, que también esto se uso cuando después de perdida la pintura, comenzaba a levantarse de sueño tan largo. Entendiera que ''monocromata'' eran las pinturas de blanco y negro, si Plinio no hiciese particular mención de ellas, llamándolas ''Monochromata ex albo''. También las estampas podían comprenderse debajo de este nombre y lineares, en las cuales han mostrado grande acierto y maravilloso artificio Alberto Durero, Marco Antonio Boloñés '''(17)''', y otros, por quienes se han comunicado por todo el mundo las obras de tan excelentes pintores, y ahora al presente muchos con nueva manera y grandeza del arte, por quienes puede el buril competir con el pincel. ''Et qui primus in pictura marem foeminamque discrevit'' '''(18)'''. Esta enfermedad hubo también en estotros principios. Acuérdome que en San Juan de Letrán en una capilla antes de la de Sancta Sanctorum solía mirar unas historias de ciertos milagros acontecidos en aquel lugar, donde estaba pintado uno en la horca y gente a la redonda, y decían que era una mujer y no sé que cuentos. No eran sino hombres varones todos; pero el pintor no alcanzaba la distinción del varón a la hembra.  
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(14) Plin. lib 35 , cap. 3.  
  
''Cimonem Cleoneum. Hic catagrapha invenit, hoc est, oblicuas imagines et varie formare vultus, &c''. '''(19)'''. Un pintor, llamado Masaccio florentín, como dicen, fue el primero acerca de nuestros mayores, que se atrevió a eso mismo con una polideza y perfección de pincel, que aun con ser de aquellos tiempos me pone admiración. A mi tiempo estaba aún viva una obra suya en la iglesia de San Clemente en Roma con los rostros en escorzo y otras cosas, como pies, que hasta entonces se hacían extendidos; algunos caballos había maravillosos en aquella débil manera de entonces, que él procuraba engrandecer, y otras cosas con suma diligencia hechas. Cierto, Señor, que a veces me detenía mirándolas muchos ratos, y entraba aposta por verlas, aunque muy gastadas del tiempo y vicio de la pared, y que no lo tenia por tiempo perdido.  
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(15) Plin. ibid El primero que halló colorir las pinturas con teja (como dicen) molida, fue Cleoanfo Corintio.  
  
''Alii quoque post hos clari fuere ante nonagesimam olympiadem, sicut Polignotus Thasius, qui primas mulieres lucida veste pinxit, capita earum mitris versicoloribus operuit, plurimunque picturae primus contulit'' '''(20)'''. No puedo dejar de acordarme leyendo esto del mantuano Mantegna '''(21)''', que fue también de aquellos primeros. Pintó en su patria cosas muy loadas, que hasta su tiempo no se habían visto, unos triunfos aun todavía famosos, y otras cosas diferentes; y en Roma en los aposentos de Belvedere una capilla y unas piezas: cierto acabadísima cosa, mas que iluminación. Empero yo vi de su mano una tablita al temple en casa del señor Alejandro de Médicis, que después fue cardenal y arzobispo de Florencia: contenía a Judit que se disponía a cortar la cabeza al capitán de los asirios, y su sierva vieja, y él durmiendo debajo del pabellón: cierto cosa divina: ella atendía al favor del cielo con resolución de tan gran hazaña. Tenía una veste lucida, como dice Plinio, de azul ultramarino, tan delgada y linuosa, que aunque se hiciera con agua sola, no se pudiera reducir a mayor fineza, mostrando todos los perfiles del desnudo con gracia maravillosa. La vieja atenta a abrir su talega, vestida como lo requería su edad y oficio, y el pabellón atornasolado de una seda, que los italianos llaman ''tabí'', que casi imita nuestro gorgorán, tan propio que parecía verdadera. Era de aquella fineza esta pintura que en sí tenia la manera buena al temple sobre talla, muy semejante en la hermosura del colorido a la buena iluminación, y casi de las postreras obras del temple que hasta entonces se había usado, porque poco después se inventó la manera al ólio [óleo], y dejáronla los más de los pintores que se siguieron. Era de tanto primor esta manera al temple, de tanta limpieza y polideza, que Miguel Ángel Buonarota [Buonarroti] viendo que en su tiempo se dejaba, y se aplicaban a la manera del ólio [óleo], me dicen que el buen viejo casi llorando decía que era muerta la pintura.  
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la guerra de Troya con sus nombres griegos; y esto es lo que Plinio dice.  
  
Jorgio [ Giorgio ] Vasari Aretino escribió tres tomos de las vidas de los pintores, escultores y arquitectos en italiano, donde largamente trata de ellas y de sus obras, el cual libro no me ha venido a las manos. En esta breve relación digo lo poco que yo he visto y oído de los antiguos viejos que trataron de aquellos tiempos, y no me alargaré más.
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Acuérdome haber visto en Nápoles unas sargas ya viejas en la guarda-ropa de un caballero, que las estimaba harto, hechas en España. La manera de pintar era gentilísima de algún buen oficial antes que se inventase la pintura al ólio [ óleo ] (16); y todas las figuras (era la historia de Amadís de Gaula) con sus nombres apuestos en español, que también esto se uso cuando después de perdida la pintura, comenzaba a levantarse de sueño tan largo. Entendiera que monocromata eran las pinturas de blanco y negro, si Plinio no hiciese particular mención de ellas, llamándolas Monochromata. ex albo. También las estampas podían comprenderse debajo de este nombre y lineares, en las cuales han mostrado grande acierto y maravilloso artificio Alberto Durero, Marco Antonio Boloñés (17), y otros, por quienes se han comunicado por todo el mundo las obras de tan excelentes pintores, y ahora al presente muchos con nue-
  
Siguieron después de este poco tiempo antes o después Juan Belino '''(22)''' en Venecia y otros de su escuela, el cual era pulidísimo y acababa exquisitamente sus cuadros asimismo al temple; no sé si alcanzó al ólio [óleo].  
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(16) inventose el pintar al ólio [ óleo ] el año de 1410 en Flandes por Juan de Encina, pintor famoso. Nótese aquí la antigüedad que tiene el pintar bien en España.  
  
Siguiéronle Pedro Perugino con harto donaire en la pintura, maestro del gran Rafael de Urbino, aventajándose todavía más, añadiendo a la pintura mayores fuerzas, así en brío a las figuras, como en naturalidad a los rostros, y colorido más desenvuelto '''(23)'''. Muchas veces fui en Roma a la iglesia de San Marcos, en una capilla colateral a la mayor, miraba con harto gusto una historia de su mano, algo ya gastada del tiempo y de la pared salitrosa, donde un sayón degollaba unos mártires, alzaba la mano a un punto, y torcía el cuerpo para darle con mayor fuerza, de tal manera, que se veía en él que no podía errar el golpe; y un estandarte sedas colgado en mitad de la iglesia, con una figura pintada en él de san Marcos Evangelista harto buena, ya con el tiempo abierta la seda por muchas partes.  
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(17) Alberto Durero , natural de Norimberg , doctísimo pintor, escultor y arquitecto, escribió muchos libros de su facultad: hizo admirables obras con el ,buril en madera, cobre y hierro. -- Marco Antonio Boloñés, pintor famoso y entallador, discípulo de Rafael de Urbino.  
  
Fueron en este tiempo un Dominico Guirlandayo [Ghirlandaio] de Florencia, que cuando Miguel Ángel era muchacho le prestaba papeles que copiase, y dibujábalos tan al propio, que le daba los suyos por los otros, sin que se echase de ver que no eran los propios. Sus obras son en Florencia; y en la capilla del papa Sixto IV no sé que historias. En Orvieto, ciudad cerca de Roma, me mostraron una capilla donde había la batalla de los ángeles y demonios, y otras historias maravillosas de buenas: pareciome manera más nueva que la suya.  
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-va manera y grandeza del arte, por quienes puede el buril competir con el pincel. Et qui primus in pictura marem foeminamque discrevit (18). Esta enfermedad hubo también en estotros principios. Acuérdome que en San Juan de Letrán en una capilla antes de la de Sancta Sanctorum solía mirar unas historias de ciertos milagros acontecidos en aquel lugar, donde estaba pintado uno en la horca y gente a la redonda, y decían que era una mujer y no sé que cuentos. No eran sino hombres varones todos; Pero el pintor no alcanzaba la distinción del varón a la hembra.  
  
Por este tiempo debiera de florecer en España Berruguete el viejo, padre de Berruguete, excelente pintor y escultor, imitador de Miguel Ángel Alejo [Alejandro] Hernández '''(24)''', que en Sevilla hizo muchas obras, y en Córdoba en el monasterio de San Jerónimo el retablo grande y otros pequeños; y aquel pintor que pintó las sargas, que arriba he referido; y otro pintor español, que en el palacio de Urbino, en un camarino del duque pintó unas cabezas a manera de retratos de hombres famosos, buenas a maravilla.
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Cimonem Cleoneum hic catagrapha invenit, hoc cst, oblicuas imagines et varie formare vultus, &c. (19). Un pintor, llamado Masaccio florentín, como dicen, fue el primero acerca de nuestros mayores, que se atrevió a eso mismo con una polideza y perfección de pincel, que aun con ser de aquellos tiempos me pone admiración. A mi tiempo estaba aún viva una obra suya en la iglesia de San Clemente en Roma con los rostros en escorzo y otras cosas, como pies, que hasta entonces se hacían extendidos; algunos caballos había maravillosos en aquella dé-
  
También en Florencia Filipo de fray Filipo, que adornó el primero el arte con diversidades de trajes, almaizares y otras maneras inventadas, y otras imitando lo antiguo, con que se acrecentó no poco. Pintó en Roma la capilla de aquellos señores Carrafas, ilustrísima familia napolitana.  
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(18) Plin. Lib. 35, cap. 8.  
  
Dio también gran esplendor al estudio de la pintura el bienaventurado y santísimo varón fray Juan de Fiesole o Fiesulano, de la orden de santo Domingo, cuya excelencia en la pintura ilustrada con la santidad de su vida, mereció que el papa Inocencio le ofreciese el arzobispado de Florencia, y no queriendo en ninguna manera aceptarlo, alcanzó de S.S. [Su Santidad] que lo diese a S. Antonino, grande amigo suyo, que después lo gozó el dicho santo. Vi en unas costras de un encalado de una capilla en palacio, que por agrandar el edificio se derrocó, un rostro de nuestra Señora al fresco, que se pudo salvar, y otras cosillas, y tanto más lo estimo porque el caballero que lo tenia me dijo, que Miguel Ángel se lo había dado, habiéndolo tenido él muchos años, y porque sé que Miguel Ángel celebraba sus obras, sobre todo una manera delicadísima. Vi en Florencia en la iglesia de la Anunciata una tabla pintada al temple, en ella el juicio universal, delicadísima en extremo, y digna de que Pío V la pidiese prestada, y la hiciese copiar a Bartolomé Sprangers Flandrense [Bartholomeus Spranger], con grande y liberal premio. Nombro aquí a éste por ser tan nombrado en el día de hoy por la elegancia de las estampas que corren por todo el mundo de su invención.  
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(19) Plin. Ibid. Cimón Cleonio perfeccionó los principios de la pintura y hallo la catadrapha, esto es, las figuras escorzadas.  
  
Dejo de hacer mención de otros que en la misma arte y en los mismos tiempos florecieron, porque todos tenían casi una misma manera y entre ellos Lucas de Cortona, y por no tener mucha noticia de sus obras. ''Omnes hi iam illustres, non tamen in quibus haerere expositio debeat, festinans ad lumina artis'' '''(25)'''. El primero y principal fue Micael [Miguel Ángel], siguiendo los tiempos de los ya nombrados: fue luz verdaderamente, y lumbre que resplandeció tal, que ilustró la redondez de la tierra, y lo que hoy se halla de bueno, y esta manera tan grandiosa llegó a lo supremo de la posibilidad: lo que la escultura enriquece, de suerte que no solo iguala con la majestad de los antiguos, antes en ciencia y en inteligencia de músculos y proporciones humanas, le lleva muchos pasos de ventaja: lo que ha levantado la arquitectura con más gracia y terribilidad que la de los edificios antiguos de griegos y romanos, todo salió de esta caudalosa fuente tan abundante y milagrosa, que oso decir que fue con particular socorro del cielo. De ninguno asta hoy se ha sabido de que se pueda decir este primado en todas estas tres artes, y en todo tan perfecto, que en cada facultad de por si tiene el principado; y quien no aprendiere de su doctrina en estas facultades, tendrá poco nervio y menos gracia en lo que hiciere.  
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-bil manera de entonces, que él procuraba engrandecer, y otras cosas con suma diligencia hechas. Cierto, Señor, que a veces me detenía mirándolas muchos ratos, y entraba a posta por verlas, aunque muy gastadas del tiempo y vicio de la pared, y que no lo tenia por tiempo perdido.  
  
En lo primero de su mocedad, o por mejor decir de su niñez, labró al temple algunas obras que no parecen, y un S. Francisco que esta en S. Pedro de Montoro [San Pietro in Montorio] en Roma, aunque algunos dicen que es de mano de un cierto Pedro de Argento, discípulo o practicante suyo, la cual obra por ser de aquella manera delicada de los templicistas, en cuyo tiempo se hizo, no es tan mirada. Hizo a instancia de Angelo Policiano en aquellos tiernos años la guerra de los Lapitas y Centauros de medio relieve en mármol, y una cabeza de mármol de un sátiro viejo que reía, y viéndola el magnífico Lorenzo de Médicis hecha por mano de un muchacho y tan buena, dijo riendo: a los sátiros viejos les suele faltar algún diente porque con la risa los descubría todos. Él muy corrido, entendiendo que era reprehensión, le quitó sutilísimamente un diente, y le trajo al jardín por donde solía pasar Lorenzo, y rio infinito la sencillez de Miguel Ángel, y admiró el ingenio en tan tiernos años. Lo tuvo familiarmente y asentó a su mesa, donde solían comer Pico Mirandulano [della Mirandola] o Ángelo Policiano [Poliziano], y otros graves y doctos varones, y a veces él estaba en mejor lugar.
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Alij quoque post hos clari fuere ante nonagesimam olympiadem, sicut Polignotus Thasius, qui primas mulieres lucida veste pinxit, capita earum mitris versicoloribus operuit, pltirimunque picturae primus contulit, (20). No puedo dejar de acordarme leyendo esto del mantuano Mantegna (21), que fue también de aquellos primeros. Pintó en su patria cosas muy loadas, que hasta su tiempo no se habían visto, unos triunfos aun todavía famosos, y otras cosas diferentes; y en Roma en los aposentos de Belvedere una capilla y unas piezas: cierto acabadísima cosa, mas que iluminación. Empero yo ví de su mano una tablita al temple en casa del señor Alejan-
  
Sacó a luz aquella gran manera hasta entonces no vista en el juicio y bóveda que pintó en la capilla de Sixto V, de donde han tomado grandeza todos los que desde entonces acá han pintado bien. En la bóveda muchos profetas y sibilas y algunas historias del testamento viejo, las cuales, como Rafael de Urbino, que entonces comenzaba a dar muestras de su estudio e ingenio, viese por maña de Bramante, arquitecto del papa julio II, aprovechó de tal manera que sus obras de allí adelante fueron otras con ventaja particular, que mereció también él en su tanto el principado en la pintura.  
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(20) plin. Lib. 35, cap. 9. Polignoto Tasio fue el primero que pintó a las mujeres con lucidas vestidura , y cubrió sus cabezas con mitras de muchos colores; y mejoró mucho antes que otro la pintura. Sus obras escriben Plinio, Eliano, y Pausanias lib. XX. Floreció antes de la olimpiada XC.  
  
Pintó, así mismo, Miguel Ángel dos historias en la capilla, que llaman Paulina, la conversión de S. Pablo y el martirio de nuestro padre S. Pedro, que son y serán escuela universal para todos, así los nacidos en Italia, como a los que de remotas gentes y naciones acuden a deprender a Roma.  
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(21) Andrea Mantegna. natural de Mantuano, gran pintor, noble en sangre y en ingenio, y el primero que corto estampas en Italia Alberto Durero vino de Germania a Italia sin por ver a Mantegna, y llegó a verle acabado de espirar.  
  
De las obras de escultura no haré relación entera por no ser de nuestro propósito, aunque de paso haré mención de las de Florencia. La noche, el día, el crepúsculo y la aurora de mármol y demás figuras en los sepulcros de los Médicis, tan celebrados por los poetas de sus tiempos. Cierto que ellas celebran los poetas y los esclarecen, porque el argumento es mayor que puede ser el poema. Y un David mayor que el natural, que allí llaman el gigante de la plaza, y otras figuras que yo no habré visto, y unos prisioneros que llevaron a Francia, remate de toda grandeza. En Roma un Baco, que después se llevó a Florencia, con que engañó al cardenal Riario viejo, encajándosela por antigua.  
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-dro de Médicis, que después fue cardenal y arzobispo de Florencia: contenía a Judit que se disponía a cortar la cabeza al capitán de los asirios, y su sierva vieja, y él durmiendo debajo del pabellón: cierto cosa divina: ella atendía al favor del cielo con resolución de tan gran hazaña. Tenía una veste lucida, como dice Plinio, de azul ultramarino, tan delgada y linuosa, que aunque se hiciera con agua sola, no se pudiera reducir a mayor fineza, mostrando todos los perfiles del desnudo con gracia maravillosa. La vieja atenta a abrir su talega, vestida como lo requería su edad y oficio, y el pabellón atornasolado de una seda, que los italianos llaman tabí, que casi imita nuestro gorgorán, tan propio que parecía verdadera. Era de aquella fineza esta pintura que en sí tenia la manera buena al temple sobre talla, muy semejante en la hermosura del colorido a la buena iluminación, y casi de las postreras obras del temple que hasta entonces se había usado, porque poco después se inventó la manera al ólio [ óleo ], y dejáronla los más de los pintores que se siguieron. Era de tanto primor esta manera al temple, de tanta limpieza y polideza, que Miguel Ángel Buonarota [ Buonarroti ] viendo que en su tiempo se dejaba, y se aplicaban a la manera del ólio [ óleo ], me dicen que el buen viejo casi llorando decía que era muerta la pintura.  
  
De hermosura y lindeza de contornos y proporción de miembros es la más hermosa que yo he visto jamás, aunque entren todas las antiguas, nuestra Señora de las Fiebres que esta en el coro de S. Pedro in Vaticano, con su hijo muerto sobre sus rodillas o faldas, que dicen la hizo de edad de dieciocho a veinte años, de mármol blanquísimo, como son las demás figuras, obra divina. Dicen que el duque Valentín, que le amaba y estimaba mucho, le dijo que el rostro de la Virgen le parecía muy fresco para tener hijo tan grande, y que respondió en su lengua, ''Le cose divine non s’invecchiano mai''. Era hombre callado, pero agudísimo y sentencioso en sus razones.
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Jorgio [ Giorgio ] Vasari Aretino escribió tres tomos de las vidas de los pintores, escultores y arquitectos en italiano, donde largamente trata de ellas y de sus obras, el cual libro no me ha venido a las manos. En esta breve relación digo lo poco que yo he visto y oído de los antiguos viejos que trataron de aquellos tiempos, y no me alargaré más.  
  
La sepultura del papa Julio II, donde entre otras figuras hay un Moysen [Moisés] asentado, que podemos llamar coloso, labrado divinamente, y tan acabados los pliegues del manto, que la mano halla vacío donde no pudo entrar el hierro. Es de tanta excelencia y vivacidad que si no habla es por no parecer tartamudo. Un Cristo en pie abrazado con la cruz y con las insignias de su pasión, que representa bien quien es.  
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Siguieron después de este poco tiempo antes o después Juan Belino (22) en Venecia y otros de su escuela, el cual era pulidísimo y acababa exquisitamente sus cuadros asimismo al temple; no sé si alcanzó al ólio [ óleo ].  
  
De otras obras de arquitectura bastará decir la estupenda maravilla nueva de S. Pedro in Vaticano, que espantaría con su grandeza, artificio y hermosura a todas las obras que ha habido en el mundo. En Florencia la librería de San Marcos con tanta excelencia y novedad de ornatos y variedad, que hizo parecer todas las demás hasta su tiempo como miembros adormecidos. La fábrica nueva del capitolio romano, hecha por traza y orden suya, aunque él dejó el cuidado y prosecución a otros: tantas puertas, tantas ventanas con el ornato peregrino y no visto jamás, en el cual se ven enmendados los perfiles de los antiguos, y añadidos los que dan tanta gracia a los demás.
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Siguiéronle Pedro Perugino con harto donaire en la pintura, maestro del gran Rafael de Urbino, aventajándose todavía más, añadiendo a la pintura mayores fuerzas, así en brío a las figuras, como en naturalidad a los rostros, y colorido más desenvuelto (23). Muchas veces fui en Roma a la iglesia de San Marcos, en una capilla colateral a la mayor, miraba cota harto gusto una historia de su mano, algo ya gastada del tiempo y de la pared salitrosa, donde un sayón degollaba unos mártires, alzaba la mano a un punto, y torcía el cuerpo para darle con mayor
  
Fue, últimamente, un nuevo sol, nueva luz, nuevo resplandor en estas artes, que las ilustró y crio sobre lo bueno de lo antiguo, lo mejor y lo sobrenatural que pudieron recibir: hinchó y perfeccionó toda la capacidad que tenían.  
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(22) Juan Belino, dice el Somazo, que fue maestro de Tiziano.  
  
Síguese Rafael de Urbino, pintor y arquitecto nobilísimo, de quien sería mejor callar que entrar en un océano de sus loores, sin que se descubra puerto ni término a tan larga navegación. Subió tanto en los pocos años que vivió con su nombre y opinión, que bastará decir de él que fue Rafael de Urbino. Añadió a la pintura, juntamente con el crecimiento del dibujo, la mayor gracia que jamás se había visto y creo no se verá. La ternura grande en los niños, el donaire en las mujeres, hábitos, trajes, ornatos con cierta simplicísima hermosura y con hermosísima simplicidad: un decoro grandísimo en las historias que componía, adornadas de edificios y arquitectura que les dan un ser y una majestad que no pudieron acontecer de otra manera, en las cuales entretejía retratos al vivo de los príncipes y hombres ilustres de su tiempo.  
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(23) Fue también de estos tiempos maestre Hoans, que a fresco pintó.  
  
Pintó en el palacio Sacro dos corredores de historietas sagradas, con tanta diversidad de grutescos, de animales, de encañados de parras, de jazmines, de otras diferencias de ramas y flores, tan al vivo que lo natural parece en su presencia pintado. Ayudábase en esto de un discípulo suyo que se lio al estudio de estas frescuras e imitación de cosas naturales llamado Juan de Udine; en lo cual se aventajó de manera, que pocos le han llegado. Las uvas y frutas con su flor y rocío: las aves que unas vuelan; y otras volarían, si se levantasen: los animalitos que muestran con la ternura el regalo en que se criaron, y otros en extremo bien hechos. En las salas y piezas pintó de manara historias eclesiásticas y otras que ellas solas se pueden llamar pintura.  
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fuerza, de tal manera, que se veía en él que no podía errar el golpe; y un estandarte sedas colgado en mitad de la iglesia, con una figura pintada en él de san Marcos Evangelista harto buena, ya con el tiempo abierta la seda por muchas partes.  
  
En la sala que llaman de Constantino, por estar en ella sus hechos pintados, entre otras cosas aquella gran batalla que tuvo con Maxệncio [Magencio], que agota los entendimientos de quien la mira, casi roba el huelgo y el resuello con la profunda admiración. Las demás historias y pinturas hacen el mismo efecto; y tantas obras que parece imposible a tan corta vida, que dicen no pasó de treinta y tres ó treinta y cuatro años '''(*)'''. Ya vuestra merced ha visto aquel epitafio hecho por el cardenal Bembo.  
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Fueron en este tiempo un Dominico Guirlandayo [ Ghirlandaio ] de Florencia, que guando Miguel Ángel era muchacho le prestaba papeles que copiase, y dibujábalos tan al propio, que le daba los suyos por los otros, sin que se echase de ver que no eran los propios. Sus obras son en Florencia; y en la capilla del papa Sixto IV no sé que historias. En Orvieto, ciudad cerca de Roma, me mostraron una capilla donde había la batalla de los ángeles y demonios, y otras historias maravillosas de buenas: pareciome manera más nueva que la suya.  
  
''Ille. hic. est. Raphael. Timuit quo.
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Por este tiempo debiera de florecer en España Berruguete el viejo, padre de Berruguete, excelente pintor y escultor, imitador de Miguel Ángel Alejo [ Alejandro ] Hernández (24), que en Sevilla hizo muchas obras, y en Córdoba en el monasterio de San Jerónimo el retablo grande y otros pequeños; y aquel pintor que pintó las sar-
  
sospite. vinci
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(24) Alexo [ Alejo ] Hernández a Fernández, vivía el año de 1487 en tiempo de los reyes Católicos. Son de su mano las pinturas del retablo dicho, historias de la vida de Cristo y de la de san Jerónimo: en la de la Cena dejo firrmado su nombre.  
  
Rerum. magna. parens: quo. moriente.
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-gas, que arriba he referido; y otro pintor español, que en el palacio de Urbino,
  
mori''
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en un camarino del duque pintó unas cabezas a manera de retratos de hombres famosos, buenas a maravilla.
  
¿Qué diremos de aquel gran cuadro del altar mayor en la iglesia de S. Pedro de Montoro [San Pietro in Montorio] de la Transfiguración que es tenido por el mejor cuadro al óleo que hay en el mundo? Las obrar de que he hecho mención son al fresco sobre la pared; y si hubiera de hacer mención de todas ellas y de lo que en ellas hay que notar, era menester un particular y muy crecido volumen. Una elocución de Constantino, en que cuenta a sus capitanes la visión del signo, que vio, cuya virtud le había de dar victoria: tantas maneras de armas y hábitos militares, insignias, banderas; y para que las figuras mostrasen mayor grandeza, representándolas algo desviadas, pintó un enano en la delantera que se probaba una celada hecha a la antigua y muy bizarra, tan grande, que cualquiera, cuya era había de ser gigante.  
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También en Florencia Filipo de fray Filipo, que adornó el primero el arte con diversidades de trajes, almaizares y otras maneras inventadas, y otras imitando lo antiguo, con que se acrecentó no poco. Pintó en Roma la capilla de aquellos señores Carrafas, ilustrísima familia napolitana.  
  
Pintó asimismo al fresco otras muchas historias; y sería nunca acabar, querer relatar por partes las grandezas y lindezas de ellas. Pintó muchos cuadros de nuestra Señora, en que mostró juntamente con la gran fuerza del arte lo que puede el pincel representar: modestia virginal y divinidad en rostros humanos. En una iglesia de S. Lucas un cuadro en el altar mayor, donde está S. Lucas retratando a nuestra Señora, que verdaderamente se menea la mano con el pincel y Rafael de Urbino que está atento mirando la obra, retratado de sí mismo al natural, mozo de dieciocho años, los cabellos hasta los hombros, con sayo de puerta, escotado, al traje de nuestros bisabuelos: cosa cierto que excede la imaginación.  
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Dio también gran esplendor al estudio de la pintura el bienaventurado y santísimo varón fray Juan de Fiesole o Fiesulano, de la orden de santo Domingo, cuya excelencia en la pintura ilustrada con la santidad de su vida, mereció que el papa Inocencio le ofreciese el arzobispado de Florencia, y no queriendo en, ninguna manera acerarlo, alcanzó de su santidad. que lo diese a san Antonino, grande amigo suyo, que después lo gozó el dicho santo. Vi en unas costras de un encalado de una capilla en palacio, que por agrandar el edificio se derroco, un rostro da nuestra Señora al fresco, que se pudo salvar, y otras cosillas, y tanto más lo estimo porque el caballero que lo tenia me dijo, que Miguel Ángel se lo había dado, habiéndolo tenido él muchos años, y porque sé que Miguel Ángel celebraba sus obras, sobre todo una manera delicadísima. Vi en Florencia en la iglesia de la Anunciata una tabla pintada al temple, en ella el juicio universal, delicadísima en extremo, y digna de que Pío V la pidiese prestada, y la hiciese copiar a Bartolomé Sprangers Flandrense, con grande y liberal premio. Nombro aquí a éste por ser tan nombrado en el día de hoy por la elegancia de las estampas que corren por todo el mundo de su invención.  
  
Fueron casi de este tiempo Andrea del Sarto en Florencia, cuyas obras a fresco y óleo pueden competir con las mejores. Daniel de Volterra, en quien mostró el estudio lo mucho que puede alcanzar. Perino del Vaga, práctico sobre manera en cualquier requisito del arte. Hay en Roma y Génova ilustres monumentos de sus obras. Francisco Salviati, gran dibujador [dibujante] y pintor, espíritu brioso y magnánimo. Hay muchas obras suyas en Roma y Florencia, en tan gran manera que espanta. Francisco Parmesano, tan galano y vistoso, con tanto donaire en sus figuras que apenas se pueden imitar. Vino a Roma después de Rafael muerto, con tanta maravilla de los que veían sus pinturas, que se decía que Rafael había resucitado.
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Dejo de hacer mención de otros que en la misma arte y en los mismos tiempos florecieron, porque todos tenían casi una misma manera y entre ellos Lucas de Cortona, y por no tener mucha noticia de sus obras. Omnes hi jam illustres, non tamen in quibus haerere expositio debeat, festinans ad lumina artis (25). El primero y principal fue Miguel [ Ángel ], siguiendo los tiempos de los ya nombrados: fue luz verdaderamente, y lumbre que resplandeció tal, que ilustró la redondez de la tierra, y lo que hoy se halla de bueno, y esta manera tan grandiosa llegó a lo supremo de la posibilidad: lo que la escultura enriquece, de suerte que no solo iguala con la majestad de los antiguos, antes en ciencia y en inteligencia de músculos y proporciones humanas, le lleva muchos pasos de ventaja: lo que ha le-
  
Antonio de Correggio con tan divina manera, que se pudieran persuadir los hombres que del cielo traía las figuras que pintaba. Resuélvase todo pincel a cederle. Pintó en Parma muchas obras a fresco y ólio [óleo]. En Módena dos cuadros, tales, que son espectáculo particular de todos los hombres que estiman esta arte y otros cuadros.  
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(25) Plin. Lib. XXXV, cap. IX.  
  
''Sunt et alia ingenii eius exemplaria, veluti Cyclops dormiens in parvula tabella: cuius et sic magnitudinem exprimere cupiens, pinxit iuxta satyros, thyrso pollicem eius metientes'' '''(26)'''. Este mismo argumento pintó en Roma en una loggia de la vía de Madama con tanto dibujo y buena manera de colorido Julio Romano, discípulo de Rafael de Urbino, que parece que el arte no se extiende a más. Y si se ha de encarecer la de Timantes por ser hecha ''in parvula tabella'', como dice Plinio, don Julio Clovio de Croacia el más excelente iluminador que jamás se ha conocido, en las horas que iluminó a su amo el cardenal Farnes, que son un milagro prodigioso del arte. Hizo muchísimas figuras divinamente, que sin la solercia de los sátiros, ni de otros adherentes parecen gigantes en el poco lugar que les pueden dar unas pequeñas hojas, y algunas escorzadas con tal ademán, que muestran no ser menores que las otras, y cúbrelas un cuartín, moneda romana, que es como una blanca de las que se usan en España, y aun menos.  
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-vantado la arquitectura con más gracia y terribilidad que la de los edificios antiguos de griegos y romanos, todo salió de esta caudalosa fuente tan abundante y milagrosa, que oso decir que fue con particular socorro del cielo. De ninguno asta hoy se ha sabido de que se pueda decir este primado en todas estas tres artes, y en todo tan perfecto, que en cada facultad de por si tiene el principado; y quien no aprendiere de su doctrina en estas facultades, tendrá poco nervio y menos gracia en lo que hiciere.  
  
'''Notas'''
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En lo primero de su mocedad, o por mejor decir de su niñez, labró al temple algunas Cabras que no parecen, y un san Francisco que esta en san Pedro de Montoro [ San Pietro in Montorio ] en Roma, aunque algunos dicen que es de mano de un cierto Pedro de Argento, discípulo o practicante suyo, la cual obra por ser de aquella manera delicada de los templicistas, en cuyo tiempo se hizo, no es tan mirada. Hizo a instancia de Angelo Policiano en aquellos tiernos años la guerra de los Lapitas y Centauros de medio relieve en mármol, y una cabeza de mármol de un sátiro viejo que reía, y viéndola el magnífico Lorenzo de Médicis hecha por mano de un muchacho y tan buena, dijo riendo: a los sátiros viejos les suele faltar algún diente porque con la risa los descubría todos. El muy corrido, entendiendo que era reprehensión, le quitó sutilísimamente un diente, y le trajo al jardín por donde solía pasar Lorenzo, y rió infinito la sencillez de Miguel Ángel, y admiró el ingenio en tan tiernos años. Lo tuvo familiarmente y asentó a su mesa, donde solían comer Pico Mirandulano [ della Mirandola ] o Ángelo Policiano [ Poliziano ], y otros graves y doctos varones, y a veces él estaba en mejor lugar.
  
'''(I)''' Arias Montano, doctor teólogo, famoso en la interpretación de la escritura sagrada y en el conocimiento de las lenguas hebrea, siria, caldea, griega y latina. murió en Sevilla año de 1595.  
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Sacó a luz aquella gran manera hasta entonces no vista en el juicio y bóveda que pintó en la capilla de Sixto V, de donde han tomado grandeza todos los que desde entonces acá han pintado bien. En la bóveda muchos profetas y sibilas y algunas historias del testamento viejo, las cuales, como Rafael de Urbino, que entonces comenzaba a dar muestras de su estudio e ingenio, viese por maña de Bramante, arquitecto del papa julio II, aprovechó de tal manera que sus obras de allí adelante fueron otras con ventaja particular, que mereció también él en su tanto el principado en la pintura.  
  
'''(2)''' Raro discurso en alabanza de la pintura, escrito por el cronista Pedro de Valencia.
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Pintó, así mismo, Miguel Ángel dos historias en la capilla, que llaman Paulina, la conversión de san Pablo y el martirio de nuestro padre san Pedro, que son y serán escuela universal para todos, así los nacidos en Italia, como a los que de remotas gentes y naciones acuden a deprender a Roma.  
  
'''(3)''' Cayo Plinio segundo en su historia de la naturaleza: obra difusa, erudita, y no menos varia que la misma naturaleza.
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De las obras de escultora no haré relación entera por no ser de nuestro propósito, aunque de paso haré mención de las de Florencia. La noche, el día, el crepúsculo y la aurora de mármol y demás figuras en los sepulcros de los Médicis, tan celebrados por los poetas de sus tiempos. Cierto que ellas celebran los poetas y los esclarecen, porque el argumento es mayor que puede ser el poema. Y un David mayor que el natural, que allí llaman el gigante de la plaza, y otras figuras que yo no habré visto, y unos prisioneros que llevaron a Francia, remate de toda grandeza. En Roma un Baco, que después se llevó a Florencia, con que engañó al cardenal Riario viejo, encajándosela por antigua.  
  
'''(I) [4]''' Plin. Cap.9. lib, 35. hablando de Apolodoro ateniense, pintor famoso, que floreció en la olimpiada XLIII celebra de su mano un sacerdote que está adorando y Ayax abrasado de un rayo, cuya pintura se hacia en su tiempo en Pérgamo.
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De hermosura y lindeza de contornos y proporción de miembros es la más hermosa que yo he visto jamás, aunque entren todas las antiguas, nuestra Señora de las Fiebres que esta en el coro de San Pedro in Vaticano, con su hijo muerto sobre sus rodillas o faldas, que dicen la hizo de edad de dieciocho a veinte años, de mármol blanquísimo, como son las demás figuras, obra divina. Dicen que el duque Valentín, que le amaba y estimaba mucho, le dijo que el rostro de la Virgen le parecía muy fresco para tener hijo tan grande, y que respondió en su lengua, Le cose dívine non s’ invecchiano mai. Era hombre callado, pero agudísimo y sentencioso en sus razones. La sepultura del papa Julio II, donde entre otras figuras hay un Moisés asentado, que podemos llamar coloso, labrado divinamente, y tan acabados los pliegues del manto, que la mano halla vacío donde no pudo entrar el hierro. Es de tanta excelencia y vivacidad que si no habla es por no parecer tartamudo. Un Cristo en pie abrazado ton la cruz y con las insignias de su pasión, que representa bien quien es.  
  
'''(2) [5]''' Zeuxis Heracleontes floreció en la olimpiada XCV. Fue gran pintor y de igual fortuna, y tan arrogante, que en la pintura que hizo del atleta, puso debajo aquel verso; desde allí famoso y célebre en que decía:  
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De otras obras de arquitectura bastará decir la estupenda maravilla nueva de San Pedro in Vaticano, que espantaría con su grandeza, artificio y hermosura a todas las obras que ha habido en el mundo. En Florencia la librería de San Marcos con tanta excelencia y novedad de ornatos variedad, que hizo parecer todas las demás hasta su tiempo como miembros adormecidos. La fábrica nueva del capitolio romano, hecha por traza y orden suya, aunque él dejó el cuidado y prosecución a otros: tantas puertas, tantas ventanas con el ornato peregrino y no visto jamás, en el cual se ven enmendados los perfiles de los antiguos, y añadidos los que dan tanta gracia a los demás.  
invisurum aliquem facilius, quam imitaturum.
 
Más fácil será envidiarle que imitarle: no obstante fue notado de que hacia las cabezas y los artejos grandes.
 
  
'''(6)''' La competencia de Zeuxis con Parrasio es muy célebre en las historias; porque como aquel trajese uvas pintadas tan al natural y con tan buen suceso, que puestas en público volaron las aves a picar en ellas, Parrasio trajo un lienzo pintado, el cual parecía tan verdadero, que Zeuxis hinchado con el juicio de las aves, comenzó a pedir, que levantase el lienzo v mostrase la pintura, y entendido su error, se concedió la victoria con hidalga y noble vergüenza, porque él había engallado las aves, poro Parrasio le habla engallado a él, siendo artífice. Plinio, lib 35. cap. 10.
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Fue, últimamente, un nuevo sol, nueva luz, nuevo resplandor en estas artes, que las ilustró y crió sobre lo bueno de lo antiguo, lo mejor y lo sobrenatural que pudieron recibir: hinchó y perfecciono toda la capacidad que tenían.  
  
'''(7)''' Habla de Parrasio. Nació en Éfeso: fue el primero que dio simétrica proporción a la pintura y gracia y donaire a los rostros, sutileza y compostura a los cabellos, hermosura a la boca, y fue el que, confesándolo así todos los artífices, se aventajó en el dibujo.
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Síguese Rafael de Urbino, pintor y arquitecto nobilísimo, de quien sería mejor callar que entrar en un océano de sus loores, sin que se descubra puerto ni término a tan larga navegación. Subió tanto en los pocos años que vivió con su nombre y opinión, que bastará decir de él que fue Rafael de Urbino. Añadió a la pintura, juntamente con el crecimiento del dibujo, la mayor gracia que jamás se había visto y creo no se verá. La ternura grande en los niños, el donaire en las mujeres, hábitos, trajes, ornatos con cierta simplicísima hermosura y con hermosísima simplicidad: un decoro grandísimo en las historias que componía, adornadas de edificios y arquitectura que les dan un ser y una majestad que no pudieron acontecer de otra manera, en las cuales entretejía retratos al vivo de los príncipes y hombres ilustres de su tiempo.  
  
'''(8)''' Dibujos de Parrasio en tablas y en pergamino, celebrados por Plinio, cap. 10, lib. 35.  
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Pintó en el palacio Sacro dos corredores de historietas sagradas, con tanta diversidad de grutescos, de animales, de encañados de parras, de jazmines, de otras diferencias de ramas y flores, tan al vivo que lo natural parece en su presencia pintado. Ayudábase en esto de un discípulo suyo que se lió al estudio de estas frescuras e imitación de cosas naturales llamado Juan de Udine ; en lo cual se aventajó de manera, que pocos le han llegado. Las uvas y frutas con su flor y rocío! las aves que unas vuelan; y otras volarían, si se levantasen: los animalitos que muestran con la ternura el regalo en que se criaron, y otros en extremo bien hechos. En las salas piezas pintó de manara historias eclesiásticas y otras que ellas solas se pueden llamar pintura.  
  
'''(9)''' La majestad de Felipe IV hizo colocar en su palacio algunas historias dibujadas de Pablo Verones, y algunos fragmentos de los nadadores del río Arno de mano de Miguel Ángel. El gran almirante de Castilla tiene algunos [dibujos] de Julio Romano; y el marqués del Carpio, no dejándolos de adquirir por ningún precio.
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En la sala que llaman de Constantino, por estar en ella sus hechos pintados, entre otras cosas aquella gran batalla que tuvo con Magencio, que agota los entendimientos de quien la mira, casi roba el huelgo y el resuello con la profunda admiración. Las demás historias y pinturas hacen el mismo efecto; y tantas obras que parece imposible a tan corta vida, que dicen no pasó de treinta y tres ó treinta y cuatro años (*). Ya vuestra merced ha visto aquel epitafio hecho por el cardenal Bembo.  
 
'''(10)''' Dos pinturas de Parrasio nobilísimas de dos hoplítides [ hoplitas ] (que son dos hombres armados), que entran en las contiendas: el uno corriendo, de tal suerte, que parecía qué sudaba, y el otro que dejaba las armas, y se mostraba jadeando. Plin. ibid.  
 
  
'''(11)''' Pintó el mismo Parrasio en tablillas figuras menores y lascivas, rehaciéndose en aquel género de pintura y deshonesto juego. Plin. ibid.  
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Ille. hic. est. Raphael. Timuit quo.  
  
'''(12)''' Plin. cap. 10, lib. 35, hablando de Timantes, de quien es esta pintura de Ifigenia, hombre de grande ingenio, y según escribe el Volaterrano, floreció en la olimpiada XCV. Celébrale mucho Plinio y otros autores, y en especial Quintiliano para declarar la variedad de los géneros y formas de decir que han tenido los oradores; porque como a Salustio le faltaron palabras para significar dignamente las cosas de Cartago, y lo disimuló con este color retórico de decir, porque de Cartago más vale callar que decir poco. Así a Timantes faltándole afectos de tristeza para el padre; lo disimuló con cubrirle el rostro, porque habiendo pintado en la inmolación y sacrificio de Ifigenia triste a Calcante, y añadiendo más tristes a Ulises y a Menelao, consumidos ya todos los afectos, no hallando más suma tristeza, que pudiese hacer el arte para poder significar dignamente el rostro triste del padre, le cubrió su cabeza y rostro, dando al animo de cada uno el pensar sobre el grado de su tristeza. Quintil lib. II , ''Orat. Insit''. cap. 4.
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sospite. vinci
  
'''(13)''' Puédese traer los retratos antiguos que vi en poder del Sartorello, anticuario en Roma, labrados en marfil, y también lo que dice Ammiano Marcelino de la dalmática.  
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Reuma. magna. parens: quo. Morient.  
  
'''(14)''' Plin. lib 35 , cap. 3.
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mori
  
'''(15)''' Plin. ibid. El primero que halló colorir las pinturas con teja (como dicen) molida, fue Cleoanfo Corintio.
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¿Qué diremos de aquel gran cuadro del altar mayor en la iglesia de San Pedro
  
'''(16)''' Inventase el pintar al ólio [óleo] el año de 1410 en Flandes por Juan de Encina, pintor famoso. Nótese aquí la antigüedad que tiene el pintar bien en España.  
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(*) Vasari dice que cumplió treinta y siete años justos.  
  
'''(17)''' Alberto Durero, natural de Norimberg, doctísimo pintor, escultor y arquitecto, escribió muchos libros de su facultad: hizo admirables obras con el buril en madera, cobre y hierro. Marco Antonio Boloñés, pintor famoso y entallador, discípulo de Rafael de Urbino.
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de Mortero [ San Pietro in Montorio ] de la Transfiguración que es tenido por el mejor cuadro al óleo que hay en el mundo? Las obrar de que he hecho mención son al fresco sobre la pared; y si hubiera de hacer mención de todas ellas y de lo que en ellas hay que notar, era menester un particular y muy crecido volumen. Una elocución de Constantino, en que cuenta a sus capitanes la visión del signó, que vio, cuya virtud le había de dar victoria: tantas maneras de armas y hábitos militares, insignias, banderas; y para que las figuras mostrasen mayor grandeza, representándolas algo desviadas, pintó un enano en la delantera que se probaba una celada hecha a la antigua y muy bizarra, tan grande, que cualquiera, cuya era había de ser gigante.  
 
'''(18)''' Plin. Lib. 35, cap. 8.
 
 
'''(19)''' Plin. ibid. Cimón Cleonio perfeccionó los principios de la pintura y hallo la ''catagrapha'', esto es, las figuras escorzadas.  
 
  
'''(20)''' Plin. Lib. 35, cap. 9. Polignoto Tasio fue el primero que pintó a las mujeres con lucidas vestidura, y cubrió sus cabezas con mitras de muchos colores; y mejoró mucho antes que otro la pintura. Sus obras escriben Plinio, Eliano, y Pausanias lib. XX. Floreció antes de la olimpiada XC.  
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Pintó asimismo al fresco otras muchas historias; y sería nunca acabar, querer relatar por partes las grandezas y lindezas de ellas. Pintó muchos cuadros de nuestra Señora, en que mostró juntamente con la gran fuerza del arte lo que puede el pincel representar: modestia virginal y divinidad en rostros humanos. En Una iglesia de San Lucas un cuadro en el altar mayor , donde está san Lucas retratando a nuestra Señora, que verdaderamente se menea la mano con el pincel y Rafael de Urbino que está atento mirando la obra, retratado de si mismo al natural, mozo de dieciocho años, los cabellos hasta los hombros, con sayo de puerta, escotado, al traje de nuestros bisabuelos: cosa cierto que excede la imaginación.  
  
'''(21)''' Andrea Mantegna, natural de Mantuano, gran pintor, noble en sangre y en ingenio, y el primero que corto estampas en Italia. Alberto Durero vino de Germania a Italia solo por ver a Mantegna, y llegó a verle acabado de espirar.  
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Fueron casi de este tiempo Andrea del Sarto en Florencia, cuyas obras a fresco y óleo pueden competir con las mejores. Daniel de Volterra, en quien mostró el estudio lo mucho que puede alcanzar. Perino del Vaga, practico sobre manera en cualquier requisito del arte. Hay en Roma y Génova ilustres monumentos de sus obras. Francisco Salviati, gran dibujador [ dibujante ] y pintor, espíritu brioso y magnánimo. Hay muchas obras suyas en Roma y Florencia, en tan gran manera que espanta. Francisco Parmesano, tan galano y vistoso, con tanto donaire en sus figuras que apenas se pueden imitar. Vino a Roma después de Rafael muerto, con tanta maravilla de los que veían sus pinturas, que se decía que Rafael había resucitado.  
  
'''(22)''' Juan Belino [Giovanni Bellini]dice el Somazo [Lomazzo], que fue maestro de Tiziano.  
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Antonio de Correggio con tan divina manera, que se pudieran persuadir los hombres que del cielo traía las figuras que pintaba. Resuélvase todo pincel a cederle. Pintó en Parma muchas obras a fresco y ólio [ óleo ]. En Módena dos cuadros, tales, que son espectáculo particular de todos los hombres que estiman esta arte y otros cuadros.  
  
'''(23)''' Fue también de estos tiempos maestre Hoans, que a fresco pintó.  
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Sunt et alía ingenij ejus exemplaria, veluti Cyclops dormiens in parvula tabella: cujus et sic magnitudinem exprimere cupiens, pinxit juxta satyros, thyrso pollicem ejes metientes (26). Este mismo argumento pintó en Roma en una. 1oggia de la vía de Madama con tanto dibujo y buena manera de colorido Tulio Romano, discípulo de Rafael de Urbino, que parece que el arte no se extiende a más. Y si se ha de encarecer la de Timantes por ser hecha in parvula tabella, como dice Plinio, don Julio Clovio de Croacia el más excelente iluminador que jamás se ha conocido, en las horas que iluminé a su amo el cardenal Farnes, que son un milagro prodigioso del arte. Hizo muchísimas figuras divinamente, que sin la solercia de los sátiros, ni de otros adherentes parecen gigantes en el poco lugar que les pueden dar unas pequeñas hojas, y algunas escorzadas con tal ademán, que muestran no ser menores que las otras, y cúbrelas un cuartin, moneda romana, que es como una blanca de las que se usan en España, y aun menos.  
  
'''(24)''' Alexo [Alejo] Herná ndez a Fernández, vivía el año de 1487 en tiempo de los Reyes Católicos. Son de su mano las pinturas del retablo dicho, historias de la vida de Cristo y de la de S. Jerónimo: en la de la Cena dejo firmado su nombre.  
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(26) Plin. Lib. 35 cap. 10.  
  
'''(25)''' Plin. Lib. XXXV, cap. IX.
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DISCURSO
  
'''(*)''' Vasari dice que cumplió treinta y siete años justos. (26) Plin. Lib. 35 cap. 10.
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SOBRE EL TEMPLO
  
'''(26)''' Plin. Lib. 35, cap. 10.
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DE SALOMÓN
  
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ACERCA DEL ORIGEN DE LA PINTURA
  
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Dejando pues discursos aparte, la primera noticia que de la pintura hallo es acerca de Estrabón, libro XXVI de los edificios de Babilonia. Cosa muy sabida es ser después del diluvio universal la primera dudad, el primer imperio y la primera corte que tuvo la redondez de la tierra, donde comenzaron grandezas y suntuosidades, que hasta ahora viven en la memoria de los hombres; y de las cosas particulares dice: In ea propter lignorum inopiam ex palmaceis trabibus et columnis aedificia faciunt, circum columnas funes extorta stipula confectos ponunt, postea ea illinientes coloribus pingunt portae bituminatae, et aliae sunt tam ipsae, quam domus, quae omnes propter lignorum penuriam fornicantur, &c.
  
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No tenían ni pedreras, ni maderas, porque carecen aquellas regiones de estos materiales: cortaban las mejores palmas más gruesas y rollizas: rodeábanlas de fortísimas cuerdas: illinientis, embetunábanlas con aquellos betunes acomodados y quedaban fuertes y lisas, coloribus pingunt, que pintaban. Como eran trozos de palmas querían que la pintura representase lo que eran, a mi parecer. Encima tintaban alrededor aquellas hojas que hace el cebollo de la palma, a modo de capitel, que después llamaron corintio. En el fuste o scapo pintaban listas de abajo arriba imitación de la orden que dejan señaladas en el tronco las ramas, que unas de aquellas cortezas son inferiores a otras, y así las demás partes de la columna. Esta manera de pintar, a mi parecer, es la que pudo ser principio de lo demás a que se extendió el arte del pintar.
  
'''DISCURSO SOBRE EL TEMPLO DE SALOMÓN ACERCA DEL ORIGEN DE LA PINTURA'''
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De este principio se derivó sin duda ninguna el orden de columnas que llamamos corintías (I). El scapo o fuste fue la palma rodeada y astringida de las cuerdas:
  
Dejando pues discursos aparte, la primera noticia que de la pintura hallo es acerca de Estrabón, libro XXVI de los edificios de Babilonia. Cosa muy sabida es ser después del diluvio universal la primera ciudad, el primer imperio y la primera corte que tuvo la redondez de la tierra, donde comenzaron grandezas y suntuosidades, que hasta ahora viven en la memoria de los hombres; y de las cosas particulares dice: ''In ea propter lignorum inopiam ex palmaceis trabibus et columnis aedificia faciunt, circum columnas funes extorta stipula confectos ponunt, postea ea illinientes coloribus pingunt portae bituminatae, et aliae sunt tam ipsae, quam domus, quae omnes propter lignorum penuriam fornicantur, &c''.
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el collarín de la columna nació de una vuelta más las mismas cuerdas para que estuviese la atadura mas fuerte abajo, como cosa que había de estar junto al suelo. Dieron más vueltas, y la más ínfima muy más gruesa, como más sujeta a rozarse primero. El betún rehenchía la agudeza de los ángulos, cortando e igualando sobre el cerco de la maroma; y el asiento después, porque le defendiese de los inconvenientes de posar en el mismo
  
No tenían ni pedreras, ni maderas, porque carecen aquellas regiones de estos materiales: cortaban las mejores palmas más gruesas y rollizas: rodeábanlas de fortísimas cuerdas: ''illinientis'', embetunábanlas con aquellos betunes acomodados y quedaban fuertes y lisas, ''coloribus pingunt'', que pintaban. Como eran trozos de palmas querían que la pintura representase lo que eran, a mi parecer. Encima tintaban alrededor aquellas hojas que hace el cebollo de la palma, a modo de capitel, que después llamaron corintio. En el fuste o scapo pintaban listas de abajo arriba imitación de la orden que dejan señaladas en el tronco las ramas, que unas de aquellas cortezas son inferiores a otras, y así las demás partes de la columna. Esta manera de pintar, a mi parecer, es la que pudo ser principio de lo demás a que se extendió el arte del pintar.  
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(I) Origen de la columna corintia.  
  
Origen de la columna corintia [Nota al margen]. De este principio se derivó sin duda ninguna el orden de columnas que llamamos corintias. El scapo o fuste fue la palma rodeada y astringida de las cuerdas: el collarín de la columna nació de una vuelta más las mismas cuerdas para que estuviese la atadura mas fuerte abajo, como cosa que había de estar junto al suelo. Dieron más vueltas, y la más ínfima muy más gruesa, como más sujeta a rozarse primero. El betún rehinchía la agudeza de los ángulos, cortando e igualando sobre el cerco de la maroma; y el asiento después, porque le defendiese de los inconvenientes de posar en el mismo suelo, era un cuadro de un ladrillo o de muchos, por no tener piedra; y así hasta el día de hoy se llama el dicho asiento ''plintion laterculus''. El capitel o era formado en trozo de la misma columna o sobrepuesto, formándole con el mismo betún para que la pintura pudiese fingir sus hojas, que servían solamente el todo de ellas a la manera de pencas, como también han usado en las de mármol los antiguos con extrema gracia, como se ve en S. Juan Laterano [de Letrán] en el pórtico del baptisterio: además que habiéndolas cargado con su arquitrabe les añadieron la cornisa, para que echando fuera la lluvia defendiese las columnas de podrirse la madera y cuerdas, aunque el betún las tuviese vestidas y defendidas por su parte de estos daños; y perdóneme Vitruvio, que estos fueron los principios del orden corintio, y no los que él trae de cosas, a mi parecer ridículas.  
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suelo, era un cuadro de un ladrillo o de muchos, por no tener piedra; y así hasta el día de hoy se llama el dicho asiento plintion laterculus. El capitel o era formado en trozo de la misma columna o sobrepuesto, formándole con el mismo betún para que la pintura pudiese fingir sus hojas, que servían solamente el todo de ellas a la manera de pencas, como también han usado en las de mármol los antiguos con extrema gracia, como se ve en San Juan Laterano[ de Letrán ] en el pórtico del baptisterio: además que habiéndolas cargado con su arquitrabe les añadieron la cornisa, para que echando fuera la lluvia defendiese las columnas de podrirse la madera y cuerdas, aunque el betún las tuviese vestidas y defendidas por su parte de estos daños; y perdóneme Vitruvio, que estos fueron los principios del orden corintio, y no los que él trae de cosas, mi parecer ridículas.  
  
Calímaco, escultor corintio, añadió el harpar las hojas: una vez como hoja de olivo, como de ordinario se hallan: otra vez como hoja de roble. De la una manera y de la otra se hallan en esta iglesia mayor de Córdoba algunos capiteles antiguos, labrados con excelencia. De aquí con este presupuesto se entenderá muy bien lo que dice en diversas partes la escritura, hablando de la fábrica del templo. ''Palmarum species operuit tan Cherubim, quam palmas auro. Sculpsit Cherubim et palmas ante facientes pictura palmarum''. Y requería esta materia tratado más particular, porque hay bien que decir, así en éstos como en otros lugares, y este de Jeremías: ''Quia lignum de saltu praecindit opus manus artificis in ascia. Argento et auro decoravit illud: clavis et maleis compegit ut non dissolvatur. In similitudinem palmae fabricata sunt, &c''. Son, como quien dice, sus imagines y dioses, como un pilar que no se mueve sino le mueven, y llámale palma, porque este vocablo fue el primero que tuvo la columna, y aunque después se fabricaron de mármol se le quedó el mismo nombre. Josefo, ''Antiq''. 8 cap. 5. de la Regia de Salomón, ''Cuius pulchritudo tribus ordinibus opere intexta Asyrio'', que como allá comenzó la arquitectura, quedó con los mismos términos, como si dijésemos tres órdenes de corredores de obra corintia.  
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Calímaco, escultor corintio, añadió el harpar las hojas: una vez como hoja de olivo, como de ordinario se hallan: otra vez como hoja de roble. De la una manera y de la otra se hallan en esta iglesia mayor de Córdoba algunos capiteles antiguos, labrados con excelencia. De aquí con este presupuesto se entenderá muy bien lo que dice en diversas partes la escritura, hablando de la fábrica del templo. Palmarum species operuit tan Cherubim, quam palmas auro. Sculpsit Chorubim et palmas ante facientes pictura palmarum. Y requería esta materia tratado más particular, porque hay bien que decir, así en éstos como en otros lugares, y este de Jeremías: Quia lignum de saltu praecindit opus manus artificis in ascia. Argento et auro decoravit illud: clavis et maleis compegit ut non dissolvatur. In similitudinem palmae fabricata sunt, &c. Son, como quien dice, sus imagines y dioses, como un pilar que no se mueve sino le mueven, y llámale palma, porque este vocablo fue el primero que tuvo la columna, y aunque después se fabricaron de mármol se le quedó el mismo nombre. Josefo, Antiq. 8 cap. 5. de la Regia de Salomón, Cujus pulchritudo tribus ordinibus opere intexta Asyrio, que como allá comenzó la arquitectura, quedó con los mismos términos, como si dijésemos tres órdenes de corredores de obra corintia.  
  
Paréceme que si ciertos amigos, que hicieron unos comentarios sobre algunos libros de la escritura, hubieran dado en este lugar, ahorrarán algunos años de trabajo que tuvieron bien grandes. A este propósito pregunto ¿Qué es la causa que Vitruvio en sus libros de arquitectura no trata de las columnas torcidas, ni pone la razón de ellas, y Jácome de Vígnola, que escribió en nuestros tiempos, ser el primero que les haya dado regla? ¿Responderíase a esto por ventura no ser antigua cosa, ni de aquel tiempo, ni haberlas él hallado en los ilustres edificios de que hace mención? Que no sean de aquel tiempo, lo contrario se ve en la labor y elegancia de ellas y antigüedad, y en la común opinión de los hombres. Dícese y tiénese por cierto ser algunos despojos del templo de Jerusalén o de otra alguna fábrica de aquella ciudad, que fueron traídos de allí en la guerra del emperador Tito, y lo confirma una de ellas que está en la iglesia de S. Pedro en Roma, cercada de una bien cerrada reja de hierro, que tiene virtud milagrosa de expeler los malos espíritus de los hombres, llegándose a ella, la cual virtud se le quedó desde que nuestro señor Jesucristo se arrimó a ella predicando al pueblo. La columna y la reja son muy antiguas a la virtud manifiesta. Demás que algunas de estas columnas (aunque todas de buena ley) que están en la dicha iglesia son tan hermosamente labradas, que arguyen el cuerpo de la obra, haber sido edificio insigne; y aunque se pueden llamar corintias, tienen no sé que de extrañeza, y en los miembros de peregrino, estriadas el ínfimo tercio y de arriba vestidas de yedras, trepando por ellas algunos niños vestidos, alados y otros animalejos, si mal no me acuerdo.  
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Paréceme que si ciertos amigos, que hicieron unos comentarios sobre algunos libros de la escritura, hubieran dado en este lugar, ahorraran algunos años de trabajo que tuvieron bien grandes. A este propósito pregunto ¿qué es la causa que Vitruvio en sus libros de arquitectura no trata de las columnas torcidas, ni pone la razón de ellas, y Jácome de Vígnola, que escribió en nuestros tiempos, ser el primero que les haya dado regla? ¿Responderíase a esto por ventura no ser antigua cosa, ni de aquel tiempo, ni haberlas él hallado en los ilustres edificios de que hace mención? Que no sean de aquel tiempo, lo contrario se ve en la labor y elegancia de ellas y antigüedad, y en la común opinión de los hombres. Dicese y tiénese por cierto ser algunos despojos del templo de Jerusalén o de otra alguna fábrica de aquella ciudad, que fueron traídos de allí en la guerra del emperador Tito, y lo confirma una de ellas que está en la iglesia de San Pedro en Roma, cercada de una bien cerrada reja de hierro, que tiene virtud milagrosa de expeler los malos espíritus de los hombres, llegándose a ella, la cual virtud se le quedó desde que nuestro señor Jesucristo se arrimó a ella predicando al pueblo. La columna y la reja son muy antiguas a la virtud manifiesta. Demás que algunas de estas columnas (aunque todas de buena ley) que están en la dicha iglesia son tan hermosamente labradas, que arguyen el cuerpo de la obra, haber sido edificio insigne; y aunque se pueden llamar corintias, tienen no sé que de extrañeza, y en los miembros de peregrino, estriadas el ínfimo tercio y de arriba vestidas de yedras, trepando por ellas algunos niños vestidos, alados y otros animalejos, si mal no me acuerdo.  
  
Supuestas estas razones, que son las columnas antiguas y muy antiguas de los tiempos floridos, y su escultura lo muestra, y que Vitruvio no hace de ellas mención, ni otro alguno de los antiguos escritores, me hace entender que los asirios escultores y los de las otras naciones de la grande Asia, que aprendieron de ellos, considerando este principio, deducido de las columnas de palmas, como viesen que las tales columnas con el gran peso del edificio, y no siendo su materia tal que pudiese henderse o quebrarse, se corbasen [curvasen] a un lado y a otro, ordenaron después esta hermosísima manera de columnas, reduciendo lo que en sus principios era vicio, con artificiosa lindeza a fingirlas de esta suerte, que Vitruvio solamente observó la manera de los griegos, o no vio los edificios donde estaban puestas, o no entendió el modo de sacarlas torcidas.  
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Supuestas estas razones, que son las Columnas antiguas y muy antiguas de los tiempos floridos, y su escultura lo muestra, y que Vitruvio no hace de ellas mención, ni otro alguno de los antiguos escritores, me hace entender que los asirios escultores y los de las otras naciones de la grande Asia, que aprendieron de ellos, considerando este principio, deducido do las columnas de palmas, como viesen que las tales columnas con el gran peso del edificio, y no siendo su materia tal que pudiese henderse o quebrarse, se corbasen a un lado y a otro, ordenaron después esta hermosísima manera de columnas, reduciendo lo que en sus principios era vicio, con artificiosa lindeza a fingirlas de esta suerte, que Vitruvio solamente observó la manera de los griegos, o no vio los edificios donde estaban puestas, o no entendió el modo de sacarlas torcidas.  
  
 
No nos da Estrabón más lumbre en cosa tan ciega, porque su argumento era diferente. De creer es que si comenzó por imitación de palmas, que pasaría a figuras humanas, o que de figuras humanas se acomodase a imitar ramas, hojas y otras naturales cosas. Y siendo cierto que primero tuvieron imperio los asirios que hubiese reino en Egipto, no seria alejarse mucho de buena conjetura imaginar que los egipcios la tuviesen de los asirios, ni tampoco es tan gran disparate, como a Plinio le parece, decir que los egipcios, que seis mil años antes que los griegos tuvieron ellos pintura, si conforme a lo que tengo dicho comenzaron con los asirios, y los años que ellos decían eran, según su cuenta, de cuatro a seis meses, remítome a la buena razón de los tiempos.  
 
No nos da Estrabón más lumbre en cosa tan ciega, porque su argumento era diferente. De creer es que si comenzó por imitación de palmas, que pasaría a figuras humanas, o que de figuras humanas se acomodase a imitar ramas, hojas y otras naturales cosas. Y siendo cierto que primero tuvieron imperio los asirios que hubiese reino en Egipto, no seria alejarse mucho de buena conjetura imaginar que los egipcios la tuviesen de los asirios, ni tampoco es tan gran disparate, como a Plinio le parece, decir que los egipcios, que seis mil años antes que los griegos tuvieron ellos pintura, si conforme a lo que tengo dicho comenzaron con los asirios, y los años que ellos decían eran, según su cuenta, de cuatro a seis meses, remítome a la buena razón de los tiempos.  
  
Parece, según esto, que los principios de este arte fueron estos, no con más certidumbre que la conjetura y consideración nos puede dar. Más cierto es el fin que tuvo y en qué tiempo. En su tiempo, dice Plinio: ''Hactenus dictum sit de dignitate artis morientis''. Dice ''morientis'', aun no del todo ya muerta. Vese que se entretuvo algunos años después de Plinio, porque en las termas dioclecianas en mi tiempo, en un nicho grande, como ellos llaman, estaba en la media naranja de pintura una gran figura asentada y otras a los lados en pie, y aun una de ellas desnuda; y aunque con el mucho tiempo y ruinas maltratada, se conocía mucho bueno en ellas, principalmente en los perfiles que se descubrían más. Los frailes cartujos, que tienen allí su convento, hicieron en aquellas paredes un alhorí (*) [Nota al margen: Un granero o alfolí], y así no se pueden ahora ver sino con dificultad.  
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Parece, según esto, que los principios de este arte fueron estos, no con más certidumbre que la conjetura y con sideración nos puede dar. Más cierto es el fin que tuvo y en que tiempo. En su tiempo, dice Plinio: Hactentus dictum sit de dignitate artis morientis. Dice morientis, aun no del todo ya muerta. Vese que se entretuvo algunos años después de Plinio, porque en las termas dioclecianas en mi tiempo, en un nicho grande, como ellos llaman, estaba en la media naranja de pintura una gran figura asentada y otras a los lados en pie, y aun una de ellas desnuda; y aunque con el mucho tiempo y ruinas maltratada, se conocía mucho bueno en ellas, principalmente en los perfiles que se descubrían más. Los frailes cartujos, que tienen allí su convento, hicieron en aquellas paredes un alhorí (II), y así no se pueden ahora un grane- ver sino con dificultad.  
 
 
Asimismo, junto al monasterio de S. Juan y Paulo en una viña, que dicen, por rastros y señales, haber sido la casa de santa Constancia, hija de Constantino magno, hay muchas ruinas y algunas bóvedas, y en una de ellas había de pintura algunos grutescos (cierta especie de pintura, dicha así por hallarse en las grutas de las ruinas de Roma), los cuales mostraban arte y buena manera, y principalmente una historia en medio de la bóveda, que un caballero cortó y arrancó de la bóveda y la puso en un cuadro en su casa, que después se perdió por quererla barnizar para que saliesen las figuras.
 
 
 
Demás de las cuales se ven hoy en aquel templo que llaman de Baco, junto a la iglesia de santa Inés, vía Nomentana, mucha parte de bóveda de cimborio, labradas de mosaico; algunas historias que no dejan de tener, para ser de aquella labor, buena parte de dibujo y manera, hechas en tiempo de Juliano el apóstata, el cual restauró (mas no con la grandeza y ornato que debiera tener primero el dicho templo) para sepultar en él a su mujer Helia Augusta, hermana de santa Constancia, donde también yacía la misma santa en una tumba harto preciosa de pórfido, labrada una a modo de Parca y unos niños y otras cosas en ella que andan en estampa.
 
 
 
 
 
'''POEMA DE LA PINTURA'''
 
 
 
'''LIBRO PRIMERO'''
 
 
 
[Las indicaciones (*) corresponden a notas al margen, y se incluyen al final de cada estrofa]
 
 
 
Mueve al alma un deseo que la inclina
 
 
 
A seguir desigual atrevimiento:
 
 
 
Ardor, que nos parece ser divina
 
 
 
Inspiración, de pretendido intento:
 
 
 
Si el despierto vigor, donde se afina
 
 
 
En mí avivase el fugitivo aliento,
 
 
 
Diría el artificio soberano
 
 
 
Sin par, do llegar pudo estudio humano.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
¿Cuál principio conviene a la noble arte?
 
 
 
¿El dibujo, que él solo representa
 
 
 
Con vivas líneas que redobla, y parte
 
 
 
Cuanto el aire, la tierra y mar sustenta?
 
 
 
¿El concierto de músculos, y parte
 
 
 
Que a la invención las fuerzas acrecienta?
 
 
 
¿El bello colorido, y los mejores
 
 
 
Modos con que florece? ¿O los colores?
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Comenzaré de aquí, pintor del mundo
 
 
 
Que del confuso caos tenebroso
 
 
 
Sacaste en el primero y el segundo
 
 
 
Hasta el último día del reposo
 
 
 
A luz la faz alegre del profundo;
 
 
 
Y el celestial asiento luminoso
 
 
 
Con tanto resplandor y hermosura
 
 
 
De varia y perfectísima pintura,
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Con que tan lejos del concierto humano
 
 
 
Se adorna el cielo de purpúreas tintas,
 
 
 
Y el translúcido esmalte soberano,
 
 
 
Con inflamadas luces y distintas:
 
 
 
Muestras tu diestra y poderosa mano
 
 
 
Cuando con tanta maravilla pintas
 
 
 
Los grandes signos del etéreo claustro
 
 
 
De la parte del Élice y del Austro.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Al ufano pabón alas y falda
 
 
 
De oro bordaste y de matiz divino,
 
 
 
Do vive el rosicler, do la esmeralda
 
 
 
Reluce, y el zafiro alegre y fino:
 
 
 
Al fiero pardo la listada espalda,
 
 
 
La piel al tigre en modo peregrino;
 
  
Y la tierra amenísima, que esmalta
+
Asimismo, junto al monasterio de San Juan y Paulo en una viña, que dicen, por
  
El lirio y rosa, el amaranto y calta.
+
(II) Un granero o alfolí.  
  
 +
Rastros y señales, haber sido la casa de santa Constancia, hija de Constantino magno, hay muchas ruinas y algunas bóvedas, y en una de ellas había de pintura algunos grutescos (cierta especie de pintura, dicha así por hallarse en las grutas de las ruinas de Roma), los cuales mostraban arte y buena manera, y principalmente una historia en medio de la bóveda, que un caballero cortó y arrancó de la bóveda y la puso en un cuadro en su casa, que después se perdió por quererla barnizar para que saliesen las figuras.
  
 +
Demás de las cuales se ven hoy en aquel templo que llaman de Baco, junto a la iglesia de santa Inés, vía Nomentana, mucha parte de bóveda de cimborio, labradas de mosaico; algunas historias que no dejan de tener, para ser de aquella labor, buena parte de dibujo y manera, hechas en tiempo de Juliano el apóstata, el cual restauró (mas no con la grandeza y ornato que debiera tener primero el dicho templo) para sepultar en él a su mujer Helia Augusta, hermana de santa Constancia, donde también yacía la misma santa en una tumba harta preciosa de pórfido, labrada una a modo de Parca y unos niños y otras cosas en ella que andan en estampa.
  
 +
POEMA DE LA PINTURA
  
Todo fiero animal por ti vestido
+
LIBRO PRIMERO.
  
Va diverso en color del vano velo:
+
Mueve á l` alma un deseo que la Inclina
  
Todo volante género atrevido,
+
Á seguir desigual atrevimiento:
  
Que el aire y niebla hiende en presto vuelo:
+
Ardor, que nos parece ser divina
  
Los que cortan el mar, y el que tendido
+
Inspiración, de pretendido intento:
  
Su cuerpo arrastra en el materno suelo:
+
Si el despierto vigor, donde se afina
  
De ti, mi inculto ingenio, enfermo y poco,
+
En mí avivase el fugitivo aliento,  
  
Fuerzas alcance: yo a ti solo invoco.
+
Diría el artificio soberano
  
 +
Sin par, do llegar pudo estudio humano.
  
 +
¿Cuál principio conviene á la noble arte?
  
 +
El debuxo, que él solo representa
  
Un mundo en breve forma reducido,
+
Con vivas líneas que redobla, y parte
  
Propio retrato de la mente eterna,
+
Cuanto el ayre, la tierra y mar sustenta?
  
Hizo Dios, que es el hombre, ya escogido
+
El concierto de músculos? Y parte
  
Morador de su regia sempiterna;
+
Que a la invencion las fuerzas acrecienta!
  
Y la aura simple de inmortal sentido
+
El bello colorido, y los mejores
  
Inspiró dentro en la mansión interna;
+
Modos con que florece? ó los colores?
  
Que la exterior parte avive y mueva
+
Comenzaré de aquí, pintor del mundo
  
Los miembros fríos de la imagen nueva.
+
Que d' el confuso caos tenebroso
  
 +
Sacaste en el primero y el segundo
  
 +
Hasta el último dia d' el reposo
  
 +
Á luz la faz alegre d' el profundo;
  
Vistiólo de una ropa que compuso
+
Y el celestial asiento luminoso
  
En extremo bien hecha y ajustada,
+
Con tanto resplandor y hermosura
  
De un color hermosísimo, confuso,
+
De varia y perfectísima pintura,  
  
Que entre blanco se muestre colorada.
+
Con que tan lejos d' el concierto humano
  
Como si alguno entre azucenas puso
+
Se adorna el cielo de purpúreas tintas,
  
La rosa, en bella confusión mezclada;
+
Y el translucido esmalte soberano,  
  
O del indio marfil trasflora y pinta
+
Con inflamadas luces y distintas:
  
La limpia tez con la sidonia tinta (*)
+
Muestras tu diestra y poderosa mano
  
(*) Aquí faltan versos
+
Quando con tanta maravilla pintas
  
 +
Los grandes signos d' el etéreo claustro
  
 +
De la parte d' el élice y d' el austro.
  
 +
Al ufano pabon álas y falda
  
Primero romperás lo menos duro (*)
+
De oro bordaste y de matiz divino,
  
De este arte, poco a poco conquistando:
+
Dó vive el rosicler, dó la esmeralda
  
Procura un orden, por el cual seguro
+
Reluce, y el zafiro alegre y fino:
  
Por sus términos vayas caminando.
+
Al fiero pardo la listada espalda,
  
Comienza de un perfil sencillo y puro
+
La piel al tigre en modo peregrino;
  
Por los ojos y partes figurando
+
Y la tierra amenísima, que esmalta
  
La faz. Ni me desplugo de este modo
+
El lirio y rosa, el amaranto y calta.  
  
Un tiempo linear el cuerpo todo.
+
Todo fiero animal por ti vestido
  
(*) Principios.
+
Va diverso en color d' el vano velo:
  
 +
Todo volante género atrevido,
  
 +
Que el ayre y niebla hiende en presto vuelo:
  
 +
Los que cortan el mar, y el que tendido
  
Un día y otro día, y el continuo (*)
+
Su cuerpo arrastra en el materno suelo:
  
Trabajo hace prático y despierto;
+
De ti , mi inculto ingenio, enfermo v poco,
  
Y después que tendrás seguro el tino
+
Fuerzas alcance: yo á ti solo invoco.
  
Con el estilo firme y pulso cierto
+
Un mundo en breve forma reducido,
  
No cures atajar luengo camino,
+
Propio retrato de la mente eterna,  
  
Ni por allí te engañe cerca el puerto:
+
Hizo Dios, qu' es el hombre, ya escogido
  
Vean que el deseado fin consigas
+
Morador de su regia serhpiterna;
  
Pereza y confianzas enemigas.
+
Y l' aura simple de inmortal sentido
  
 +
Inspiró dentro en la mansion interna;
  
 +
Que la exterior parte avive y mueva
  
 +
los miembros frios de la imagen nueva.
  
Así la universal naturaleza
+
Vistiólo de una ropa que compuso
  
Cuantos produce al esplendor del cielo
+
En extremo bien hecha y ajustada,
  
No primero los arma de firmeza,
+
De un color hermosísimo, confuso,  
  
Ni con osado pie huellan el suelo,
+
Que entre blanco se muestre colorada.
  
Que el sabor de la leche y la terneza
+
Como si alguno entre azucenas puso
  
Funde y condensa del corpóreo velo,
+
La rosa, en bella confusion mezclada;
  
Y como va creciendo el alimento
+
(I) La limpia tez con la sidonia tinta
  
Refuerza con igual mantenimiento,
+
(II) Primero romperás lo menos duro
  
 +
Dest' arte, poco á poco conquistando:
  
 +
Procura un orden, por el cual seguro
  
 +
Por sus términos vayas caminando.
  
Hasta que ya crecida, llega al punto
+
Comienza de un perfil sencillo y puro
  
Adulta edad, de más perfeto estado:
+
Por los ojos y partes figurando
  
El sustento dispone y dalo junto
+
La faz. Ni me desplugo deste modo
  
Al cuerpo y al vigor acomodado:
+
Un tiempo linear el cuerpo todo.
  
No quieras adornar más tu trasunto
+
Un día y otro día, y el contino
  
De lo que conviniere al primer grado,
+
Trabajo hace prático y despierto;
  
Que Cuanto, más en él te detuvieres,
+
Y después que tendrás seguro el tino
  
Irás más pronto al otro a que subieres.
+
Con el estilo firme y pulso cierto
  
 +
No cures atajar luengo camino,
  
 +
Ni por allí te engañe cerca el puerto
  
 +
Vedan que el deseado fin consigas
  
Ya que la aura segunda de la suerte
+
Pereza y confianzas enemigas.
  
Descubre en tu favor felice agüero,
+
Así la universal naturaleza
  
No puede según esto sucederte
+
Cuantos produce al esplendor del cielo
  
¡Menos el resto que el sudor primero;
+
No primero los arma de firmeza,
  
Por ende con ahínco anteponerte
+
Ni con osado pie huellan el suelo,
  
Pretende entre los otros delantero,
+
Qu’ el sabor de la leche y la terneza
  
Llevando siempre, y vencerás, por guía
+
Funde y condensa del corpóreo velo,  
  
La libre obstinación de tu porfía.
+
Y como va creciendo el alimento
  
 +
Refuerza con igual mantenimiento.
  
 +
(I) Aquí faltan Versos.
  
 +
(II) Principios.
  
La elegancia y la suerte graciosa (*)
+
Hasta que ya crecida, llega al punto
  
Con que el diseño sube al sumo grado
+
Adulta edad, de mas perfeto estado:
  
No pienses descubrirla en otra cosa,
+
El sustento dispone y dalo junto
  
Aunque industria acrecientes y cuidado,
+
Al cuerpo y al vigor acomodado:
  
Que en aquella excelente obra espantosa,(**)
+
No quieras adornar mas tu trasunto
  
Mayor de cuantas se han jamás pintado,
+
De lo que conviniere al primer grado,  
  
Que hizo el Buonarota de su mano
+
Que Quanto, mas en él te detuvieres,
  
Divina en el Etrusco Vaticano.
+
Irás mas pronto al otro á que subieres.  
  
(*) Dibujo
+
Ya que l’aura segunda de la suerte
  
(**) El juicio universal de Miguel Ángel
+
Descubre en tu favor felice agüero,
  
 +
No puede segun esto sucederte
  
 +
¡Menos el resto que el sudor primero;
  
 +
Porende con ahinco anteponerte
  
Cual nuevo Prometeo en alto vuelo
+
Pretende entre los otros delantero,
  
Alzándose, extendió las alas tanto,
+
Llevando siempre, y vencerás, por guia
  
Que puesto encima el estrellado cielo
+
La libre obstinacion de tu porfia.
  
Una parte alcanzó del fuego santo;
+
La elegancia y la suerte gracïosa
  
Con que tornando enriquecido al suelo,
+
Con qu’ el diseño sube al sumo grado (I)
  
Con nueva maravilla y nuevo espanto,
+
No pienses descubrirla en otra cosa,  
  
Dio vida con eternos resplandores
+
Aunque industria acrecientes y cuidado,
  
A mármoles, a bronces, a colores.
+
Qu' en aquella excelente obra espantosa, (II)
  
 +
Mayor de,cuantas se han jamas pintado,
  
 +
Que hizo el Buonarota de su mano
  
 +
Divina en el Etrusco Vaticano.
  
Era perpetua noche y sombra oscura
+
(I) dibuxo.
  
La ignorancia, que tanto ocupa y tiene,
+
(II) el juicio final de Miguel Ánguel.
  
Cuando con llama relumbrante y pura
+
Cual nuevo Prometeo en alto vuelo
  
Esta luz clara se aparece y viene:
+
Alzándose, extendió las alas tanto,
  
Vistióse de vista hermosura
+
Que puesto encima el estrellado cielo
  
El siglo inculto y rudo, á quien conviene (*)
+
Una parte alcanzó del fuego santo;
  
Con título vencer debido y justo
+
Con que tornando enriquecido al suelo,
  
La fortuna edad del gran Augusto.
+
Con nueva maravilla y nuevo espanto,
  
(*) El tiempo de Carlos V.
+
Dió vida con eternos resplandores
  
 +
Á mármoles, á bronces, á colores.
  
 +
Era perpetua noche y sombra oscura
  
 +
La ignorancia, que tanto ocupa y tiene,
  
¡O más que mortal hombre, ángel divino!
+
Quando con llama relumbrante y pura
  
¿O cuál te nombraré? No humano cierto
+
Esta luz clara se aparece y viene:
  
Es tu ser, que del cerco impíreo vino
+
Vistióse de vista hermosura
  
Al estilo y pincel, vida y concierto.
+
(I) El siglo inculto y rudo, á quien conviene
  
Tú mostraste a los hombres el camino
+
Con título vencer debido y justo
  
Por mil edades escondido, incierto
+
La fortuna eda del gran Augusto
  
De la reina virtud: a ti se debe
+
(I) EL tiempo de Carlos V.
  
Honra, que en cierto día el sol renueve.(*)
+
¡Ó mas que mortal hombre, ángel divino!
  
(*) Faltan aquí muchas octavas.
+
¿Ó qual te nombraré? No humano cierto
  
 +
Es tu ser, que del cerco impíreo vino
  
 +
Al estilo y pincel, vida y concierto.
  
 +
Tú mostraste a los hombres el camino
  
Será entre todos el pincel primero (*)
+
Por mil edades escondido, incierto
  
En su cañón atado y recogido
+
De la reyna virtud: á ti se debe
  
Del blando pelo del silvestre vero
+
(I) Honra, que en cierto día el sol remueve.
  
(El bélgico es mejor y en más tenido):
+
(I) Faltan aquí muchas octavas.
  
Sedas el jabalí cerdoso y fiero (**)
+
(I) Sera entre todos el pincel primero
  
Parejas ha de dar el mas crecido:
+
EN su cañón atado y recogido
  
Será grande o mayor, según que fuere
+
Del blaco pelo del silvestre vero
  
Formado a la ocasión que se ofreciere.
+
(El bélgico es mejor y en mas tenido):
  
(*) Pinceles.
+
(II) Sedas el jabalí cerdoso y fiero
  
(**) Brochas.
+
Parejas ha de dar el mas crecido:
  
 +
Será grande o mayor, segun que fuere
  
 +
Formado a la ocasión que se ofreciere.
  
 +
(I) Pinceles.
  
Un junco, que tendrá ligero y firme (*)
+
(II) Brochas.
  
Entre dos cielos la sinestra mano
+
(I) Un junco, que tendrá ligero y firme
  
Donde el pulso incierto en el pintar se afirme,
+
Entre dos cielos la sinestra mano
  
y el teñido pincel vacile en vano:
+
el pulso incierto en el pintar se afirme,
  
De aquellos que cargó de Tierra-firme
+
y el teñido pincel vacile en vano:
  
Entre oro y perlas navegante ufano
+
De aquellos que cargó de Tierra-firme
  
De ébano ó de marfil, asta que se entre (**)
+
Entre oro y perlas navegante ufano
  
Por el cañón, hasta que el pelo encuentre.
+
(II) De évano ó de marfil, asta que se entre
  
(*) Tiento.
+
Por el cañón, hasta que el pelo encuentre.  
  
(**) Tablilla.
+
(I) Tiento.  
  
 +
(II) Atlas de los pinceles.
  
 +
Demas de un tabloncillo relumbrante (I)
  
 +
Del árbol bello de la tierna pera,
  
Demás de un tabloncillo relumbrante
+
Ó de aquel otro, que del triste amante
  
Del árbol bello de la tierna pera,
+
Imitare el color en su madera:
  
O de aquel otro, que del triste amante
+
Abierto por la parte de delante,  
  
Imitare el color en su madera:
+
Dó salgas el grueso dedo por defuera:  
  
Abierto por la parte de delante,
+
En el asentarás por sus tenores
  
Do salgas el grueso dedo por de fuera:
+
La variedad y mezcla de colores.
  
En él asentarás por sus tenores
+
(I) Tablilla.
  
La variedad y mezcla de colores.
+
Un pórfido quadro, llano y liso (I),
  
 +
Tal que en su tez te mires limpia y clara,
  
 +
Donde podrás con no pequeño aviso
  
 +
Trillarlos en sutil mistura y rara:
  
Un pórfido cuadro, llano y liso, (*)
+
De tres piernas la máquina de aliso (II)  
  
Tal que en su tez te mires limpia y clara,
+
De una a otra poco más que vara,  
  
Donde podrás con no pequeño aviso
+
Las clavijas pondrás en sus encaxes,
  
Trillarlos en sutil mistura y rara:
+
Donde á tu mano el quadro alces o bajxes.
  
De tres piernas la máquina de aliso (**)
+
(I) Losa.
  
De una a otra poco más que vara,
+
(II) caballete.
  
Las clavijas pondrás en sus encajes,
+
De macizo nogal sazonado (I)
  
Donde a tu mano el cuadro alces o bajes.
+
Derecha regla que el peril quadra:
  
(*) Atlas de los pinceles.
+
Tendrás tambien de acero bien labrado (II)  
  
(**) Caballete.
+
(No faltará ocasion) la justa escuadra,
  
 +
y el compas de redondo fiel travado (III)
  
 +
Á quien el propio nombre al justo quadra,
  
 +
Que abriéndose o cerrando no se asienta
  
De macizo nogal sazonado (*)
+
El salto donde el paso mas se aumenta
  
Derecha regla que el perfil cuadra:
+
(I) Regla.
  
Tendrás también de acero bien labrado (**)
+
(II) Esquadra.
  
(No faltará ocasión) la justa escuadra,
+
(III) Compas.
  
Y el compás de redondo fiel trabado (***)
+
De mas de esto un cuchillo acomodado (I)  
  
A quien el propio nombre al justo cuadra,
+
De sus perdidos filos ya desnudo,  
  
Que abriéndose o cerrando no se asienta
+
Que encorpore el color; y otro delgado
  
El salto donde el paso más se aumenta
+
Que corte sin sentir fino y agudo (II)
  
(*) Regla.
+
Los despojos del páxaro sagrado,
  
(**) Escuadra.
+
Cuya voz oportuna tanto pudo
  
(***) Compás.
+
De la tarpea roca en la defensa,
  
 +
Quando tenerla el fiero gallo piensa.
  
 +
(I) Cuchillo para templar colores.
  
 +
(II) Oreo agudo.
  
De más de esto un cuchillo acomodado (*)
+
Sea argentada concha, dó el tesoro
  
De sus perdidos filos ya desnudo,
+
(I) Creció del mar en el extremo sonó,  
  
Que incorpore el color; y otro delgado
+
La que guarde el carmín y guardé el oro
  
Que corte sin sentir fino y agudo (**)
+
El verde, el blanco y el azul sereno:
  
Los despojos del pájaro sagrado,
+
Un ancho vaso de metal sonoro
  
Cuya voz oportuna tanto pudo
+
De frescas ondas transparentes lleno,
  
De la tarpea roca en la defensa,
+
Dó molidos á ólio en blando frio
  
Cuando tenerla el fiero gallo piensa.
+
Del calor los defienda y del estío.  
  
(*) Cuchillo para templar colores.
+
(I) Colores en sus conchas dentro y fuera del agua.  
  
(**) Otro agudo.
+
(II) Una ampolla de vidrio cristalina,
  
 +
Que el perfeto barniz guarde, distinta
  
 +
De otra, dó se conserva, y dó se afina
  
 +
(III) Olio, con que mas comodo se pinta:
  
Sea argentada concha, do el tesoro (*)
+
(IV) Con estas otra que á la par destina
  
Creció del mar en el extremo seno,
+
Á la letra y debuxo, oscura tinta,  
  
La que guarde el carmín y guardé el oro
+
De caparrosa hecha, agalla y goma
  
El verde, el blanco y el azul sereno:
+
Con el licor que dá la fértil soma.
  
Un ancho vaso de metal sonoro
+
(II) Barniz.
  
De frescas ondas transparentes lleno,
+
(III) Aceyte.
  
Do molidos a olio [óleo] en blando frío
+
(IV) Tinta.
  
Del calor los defienda y del estío.
+
Tiene la eternidad ilustre asiento
  
(*) Colores en sus conchas dentro y fuera del agua.
+
En este humor por siglos infinitos:
  
 +
No en el oro, ó el bronce, ni ornamento
  
 +
Patrio, ni en los colores exquisitos:
  
 +
La vaga fama con robusto aliento
  
Una ampolla de vidrio cristalina, (*)
+
En él esparce los canoros gritos,  
  
Que el perfeto barniz guarde, distinta
+
Con que celebra las famosas lides
  
De otra, do se conserva, y do se afina
+
Desde la India á la ciudad de Alcides.
  
Olio, con que mas cómodo se pinta: (**)
+
¿Que fuera (si bien fue segura estrella
  
Con estas otra que á la par destina (***)
+
Y el hado en su favor constante y cierto)  
  
A la letra y dibujo, oscura tinta,
+
Con la soberbia sepultura y bella
  
De caparrosa hecha, agalla y goma
+
De las cenizas del esposo muerto
  
Con el licor que da la fértil soma.
+
La magnánima reyna? ¿Si en aquella
  
(*) Barniz.
+
Noche oscura de olvido y desconcierto
  
(**) Aceite.
+
La tinta la dexara, y los loores
  
(***) Tinta.
+
De versos y eruditos escritores?
  
 +
Los soberbios alcázares alzados
  
 +
En los latinos montes hasta el cielo,
  
 +
Anfiteatros y arcos levantados
  
Tiene la eternidad ilustre asiento
+
De poderosa mano y noble zelo,
  
En este humor por siglos infinitos:
+
Por tierra desparcidos y asolados,
  
No en el oro, o el bronce, ni ornamento
+
Son polvo ya, que cubre el yermo suelo:
  
Parió, ni en los colores exquisitos:
+
De su grandeza apenas la memoria
  
La vaga fama con robusto aliento
+
Vive, y el nombre de pasada gloria.
  
En él esparce los canoros gritos,
+
De Priarno infelice solo un dia
  
Con que celebra las famosas lides
+
Deshizo el reyno tan temido y fuerte:
  
Desde la India a la ciudad de Alcides.
+
Crece la inculta yerba, dó crecía
  
 +
La gran ciudad gobierno y alta suerte:
  
 +
Viene espantosa con igual porfia
  
 +
Á los hombres y mármoles la muerte:
  
¿Qué fuera (si bien fue segura estrella
+
Llega el fin postrimero, y el olvido
  
Y el hado en su favor constante y cierto)
+
Cubre en oscuro seno quanto ha sido.
  
Con la soberbia sepultura y bella
+
Humo envuelto en las nieblas, sombra vana
  
De las cenizas del esposo muerto
+
Somos; que aun no bien vista desparece:
  
La magnánima reina? ¿Si en aquella
+
Breve suma de números que allana
  
Noche oscura de olvido y desconcierto
+
La parca, quando multiplica y crece:
  
La tinta la dejara, y los loores
+
Tirana suerte en condicion humana
  
De versos y eruditos escritores?
+
Que con nuestros despojos enriquece.
  
 +
Deuda cierta nacemos y tributo
  
Los soberbios alcázares alzados
+
Al gran tesoro d' el hambriento Pluto.
  
En los latinos montes hasta el cielo,
+
Todo se anega en el Estígio lago:
  
Anfiteatros y arcos levantados
+
Oro esquivo, nobleza, ilustres hechos.
  
De poderosa mano y noble celo,
+
El ancho imperio de la gran Cartago
  
Por tierra desparcidos y asolados,
+
Tuvo su fin con los soberbios techos:
  
Son polvo ya, que cubre el yermo suelo:
+
Sus fuertes muros de espantoso estrago
  
De su grandeza apenas la memoria
+
Sepultados encierra en sí y deshechos
  
Vive, y el nombre de pasada gloria.
+
El espacioso puerto, donde suena
  
 +
Ahora el mar en la desierta arena.
  
 +
Espantoso su nombre fue, espantoso
  
 +
El hierro agudo á la ciudad de Marte;
  
De Príamo infelice solo un día
+
Ella lo sabe, y Trasimeno undoso,
  
Deshizo el reino tan temido y fuerte:
+
Que en su sangre hervió de parte á parte:  
  
Crece la inculta yerba, do crecía
+
Caberna ahora del leon velloso,  
  
La gran ciudad gobierno y alta suerte:
+
Dó aspid sorda y cerasta se reparte,
  
Viene espantosa con igual porfía
+
A dó no humano acento, mas bramidos
  
A los hombres y mármoles la muerte:
+
De fieras resonantes son oídos.
  
Llega el fin postrimero, y el olvido
+
Vos sentísteis tambien, ménos amigos,  
  
Cubre en oscuro seno cuanto ha sido.
+
Los tristes hados con discurso extraño,
  
 +
No tanto por los golpes enemigos,
  
 +
Mas por vuestro valor último daño,
  
 +
¡Ó Numancia! ¡ó Sagunto! que testigos
  
Humo envuelto en las nieblas, sombra vana
+
Ahora sois de humano desengaño
  
Somos; que aún no bien vista desparece:
+
Caísteis, mas quitó vuestra venganza
  
Breve suma de números que allana
+
Al vencedor la palma y la esperanza.
  
La parca, cuando multiplica y crece:
+
¡Que muncho si la edad hambrienta lleva
  
Tirana suerte en condición humana
+
Las peñas enriscadas, y subidas,
  
Que con nuestros despojos enriquece.
+
El fiero diente, y su crueza çeba
  
Deuda cierta nacemos y tributo
+
De piedras arrancadas y esparcidas!
  
Al gran tesoro del hambriento Pluto.
+
Las altas torres con extraña prueba
  
 +
Al tiempo rinden las eternas vidas:
  
 +
Hiéndese y abre el duro lado en tanto
  
 +
El mármol liso, el simulacro santo.
  
Todo se anega en el Estigio lago:
+
D' el gran Señor la omnipotente mano,
  
Oro esquivo, nobleza, ilustres hechos.
+
Que las ruedas formó del ancho mundo,  
  
El ancho imperio de la gran Cartago
+
Y quanto adorna el pavimento humano,
  
Tuvo su fin con los soberbios techos:
+
Y el mar, y quanto esconde en el profundo,
  
Sus fuertes muros de espantoso estrago
+
No vemos que refrena, ó va á la mano
  
Sepultados encierra en sí y deshechos
+
De la natura el gran poder segundo,
  
El espacioso puerto, donde suena
+
pues todo quanto á luz sacar le place
  
Ahora el mar en la desierta arena.
+
Acaba, y con morir su curso hace.  
  
 +
¿Quantas obras la tierra avara esconde.
  
 +
Que ya ceniza y polvo las contemplo?
  
 +
¿Donde el bronce labrado y oro? ¿Y donde
  
Espantoso su nombre fue, espantoso
+
Átrios y gradas d' el asirio templo,  
  
El hierro agudo a la ciudad de Marte;
+
Al qual de otro gran rey nunca responde
  
Ella lo sabe, y Trasimeno undoso,
+
De alta memoria peregrino exemplo?
  
Que en su sangre hirvió de parte a parte:
+
Solo el decoro qu’el ingenio adquiere
  
Caverna ahora del león velloso,
+
Se libra d' el morir, ó se difiere.
  
Do áspid sorda y cerasta se reparte,
+
No creo que otro fuese el sacro rio
  
A do no humano acento, más bramidos
+
Que al vencedor Aquiles, y ligero
  
De fieras resonantes son oídos.
+
le hizo el cuerpo con fatal rocío
  
 +
Impenetrable al homicida acero,
  
 +
Que aquella trompa y sonoroso brio
  
 +
D' el claro verso d' el eterno Homero,
  
Vos sentísteis también, menos amigos,
+
Que viviendo en la boca de la gente
  
Los tristes hados con discurso extraño,
+
Ataja de los siglos la corriente.
  
No tanto por los golpes enemigos,
+
Como se opuso con igual aliento
  
Mas por vuestro valor último daño,
+
El verso grande de Maron divino,  
  
¡O Numancia! ¡o Sagunto! que testigos
+
Quando con paso audaz de ilustre intento
  
Ahora sois de humano desengaño
+
De l' áurea eternidad halló camino:
  
Caísteis, mas quitó vuestra venganza
+
Puso en el trono d' el purpúreo asiento
  
Al vencedor la palma y la esperanza.
+
La noble tinta del poeta Andino
  
 +
Al magnánimo Eneas, no el inico
  
 +
Paságe, y la creciente de Numico.
  
 +
LIBRO II
  
¡Que muncho si la edad hambrienta lleva
+
(I) Y aunque en la proporcion generalment
  
Las peñas enriscadas, y subidas,
+
De los antiguos muchos difirieron,.
  
El fiero diente, y su crueza ceba
+
Una intento seguir, la mas corriente,  
  
De piedras arrancadas y esparcidas!
+
Que en las mayores obras eligiéron:
  
Las altas torres con extraña prueba
+
Yo la vi y observé. en aquella fuente
  
Al tiempo rinden las eternas vidas:
+
De perenne saber, de dé salieron
  
Hiéndese y abre el duro lado en tanto
+
Nobles memorias, de valiente mano,
  
El mármol liso, el simulacro santo.
+
Que ornan l' alta Tarpeya y Vaticano.  
  
 +
(I) Simetría del Hombre.
  
 +
D' el alto de la frente, dó el cabello
  
 +
Se comienza á espesar obscurecido,
  
Del gran Señor la omnipotente mano,
+
Hasta donde adornado de su bello
  
Que las ruedas formó del ancho mundo,
+
El perfil de la barba es mas crecido,  
  
Y cuanto adorna el pavimento humano,
+
Y dó mas baxo se avecina al cuello
  
Y el mar, y cuanto esconde en el profundo,
+
En tres partes iguales dividido,  
  
No vemos que refrena, o va a la mano
+
La medida será con que midieres
  
De la natura el gran poder segundo,
+
(I) Grande ó pequeña imágen que hicieres.
  
pues todo cuanto a luz sacar le place
+
(I) Aquí faltan octavas.
  
Acaba, y con morir su curso hace.
+
Simetría El estudio no ménos y el cuidado
  
 +
(I) Que pusiste en humanas proporciones,
  
 +
A qualquier animal representado
  
 +
Aplicarás por partes y razones:
  
¿Cuántas obras la tierra avara esconde.
+
Al corzo ligerísimo, al venado,
  
Que ya ceniza y polvo las contemplo?
+
Pero en particular á los leones
  
¿Dónde el bronce labrado y oro? ¿Y dónde
+
Con fuerte garra y con lanudas crines,
  
Atrios y gradas del asirio templo,
+
Y cierta ley de rigurosos fines.
  
Al cual de otro gran rey nunca responde
+
(I) Simetría de los animales.
  
De alta memoria peregrino ejemplo?
+
El hermoso lebrel, el crudo alano,
  
Solo el decoro que el ingenio adquiere
+
Pintado ser de grande ornato hallo:
  
Se libra del morir, o se difiere.
+
El jabalí espumoso, el tigre hircano,  
  
 +
Y otros en grande número, que callo:
  
 +
Más sobre todos ten siempre á la mano
  
 +
El bizarro debuxo d' el caballo,
  
No creo que otro fuese el sacro rio
+
Con que tanto enriquece la pintura
  
Que al vencedor Aquiles, y ligero
+
El aliento , caudal y hermosura.
  
Le hizo el cuerpo con fatal rocío
+
Muchos hay que la fama ilustre y nombre
  
Impenetrable al homicida acero,
+
Por estudio mas alto ennobleciera
  
Que aquella trompa y sonoroso brío
+
Con obras famosísimas, dé el nombre
  
Del claro verso del eterno Homero,
+
Explica el artificio y la manera:
  
Que viviendo en la boca de la gente
+
Solo el caballo les dará renombre
  
Ataja de los siglos la corriente.
+
Y gloria en la presente y venidera
  
 +
Edad, pasando del debuxo esquivo
  
 +
Á descubrirnos quanto muestra el vivo.
  
 +
Que parezca en el ayre y movimiento
  
Como se opuso con igual aliento
+
La generosa raza, dé ha venido,
  
El verso grande de Marón divino,
+
Salga con altivez y atrevimiento,  
  
Cuando con paso audaz de ilustre intento
+
Vivo en la vista , en la cerviz erguido:
  
De la áurea eternidad halló camino:
+
Estribe firme el brazo en duro asiento
  
Puso en el trono del purpúreo asiento
+
Con el pie resonante y atrevido,
  
La noble tinta del poeta Andino
+
Animoso, insolente, libre, ufano,
  
Al magnánimo Eneas, no el inico [sic]
+
Sin temer el horror de estruendo vano.
  
Pasaje, y la creciente de Numico.
+
Brioso el alto cuello y enarcado
  
 +
Con la cabeza descarnada y viva:
  
 +
Llenas las cuencas , ancho y dilatado
  
 +
El bello espacio de la frente altiva:
  
'''LIBRO II'''
+
Breve el vientre rollizo, no pesado,
  
 +
Ni caído de lados, y que aviva
  
Y aunque en la proporción generalmente (*)
+
Los ojos eminentes: las orejas
  
De los antiguos muchos difirieron,
+
Altas sin derramarlas y parejas.
  
Una intento seguir, la más corriente,
+
Bulla hinchado el fervoroso pecho,  
  
Que en las mayores obras eligieron:
+
Con los músculos fuertes y carnosos:  
  
Yo la vi y observé en aquella fuente
+
Hondo él canal, dividirá derecho
  
De perenne saber, de do salieron
+
Los gruesos quartos limpios y hermosos:
  
Nobles memorias, de valiente mano,
+
Llena f anca y crecida, largo el trecho
  
Que ornan la alta Tarpeya y Vaticano.
+
De la cola y cabellos desdeñosos:
  
(*) Simetría del Hombre.
+
Ancho el güeso del brazo y descarnado:
  
 +
El casco negro, liso y acopado.
  
 +
Parezca que desdeña ser postrero,
  
 +
Si acaso caminando, ignota puente
  
Del alto de la frente, do el cabello
+
Se le opone al encuentro; y delantero
  
Se comienza a espesar obscurecido,
+
Preceda á todo, al esquadron siguiente
  
Hasta donde adornado de su bello
+
Seguro, osado, denodado y fiero,
  
El perfil de la barba es más crecido,
+
No dude de arrojarse á la corriente
  
Y do más bajo se avecina al cuello
+
Rauda, que con las ondas retorcidas
  
En tres partes iguales dividido,
+
Resuena en las riberas combatidas.
  
La medida será con que midieres
+
Si de léjos al arma dio el aliento
  
Grande o pequeña imagen que hicieres.(*)
+
Ronco la trompa militar de Marte,
  
(*) Aquí faltan octavas.
+
De repente estremece un movimiento
  
 +
Los miembros, sin parar en una parte:
  
 +
Crece el resuello, y recogido en viento
  
 +
Por la abierta nariz ardiendo parte:
  
El estudio no menos y el cuidado (*)
+
Arroja por el cuello levantado
  
Que pusiste en humanas proporciones,
+
El cerdoso cabello al diestro lado.
  
A cualquier animal representado
+
Tal las sueltas madejas extendias
  
Aplicarás por partes y razones:
+
De la fiera cerviz con fiero asaltó,
  
Al corzo ligerísimo, al venado,
+
Quando con los relinchos encendias
  
Pero en particular a los leones
+
El ayre y blanca nieve, á Pelio alto:
  
Con fuerte garra y con lanudas crines,
+
Las matas mas cerradas espárcias
  
Y cierta ley de rigurosos fines.
+
Al vago viento igual de salto en salto,
  
(*) Simetría de los animales.
+
En el encuentro de tu ninfa bella
  
 +
Saturno volador delante della.
  
 +
Tal el gallardo Cylaro iba en suma,
  
 +
Y los de Marte atroz iban, y tales.
  
El hermoso lebrel, el crudo alano,
+
Fuego espiraba l' albicante espuma
  
Pintado ser de grande ornato hallo:
+
De los sangrientos frenos y bozales:  
  
El jabalí espumoso, el tigre hircano,
+
Tal con el tremolar de Libia pluma
  
Y otros en grande número, que callo:
+
Volaban por los campos desiguales
  
Mas sobre todos ten siempre a la mano
+
Con ánimos y pechos varoniles
  
El bizarro dibujo del caballo,
+
Los del carro feroz del grande Aquíles;
  
Con que tanto enriquece la pintura
+
Á los quales excede en hermosura
  
El aliento, caudal y hermosura.
+
El cisne volador del Señor mio, *
  
 +
Que la vitoria cierta se asegura
  
 +
De otro qualquiera en gentileza y brio.
  
 +
Va delante á la nieve helada y pura
  
Muchos hay que la fama ilustre y nombre
+
En color , y en correr al Euro frio;
  
Por estudio más alto ennobleciera
+
Y á quantos en su verso culto admira
  
Con obras famosísimas, del nombre
+
La ronca voz de la Pelasga lyra.
  
Explica el artificio y la manera:
+
Salve, gran madre, á quien dichoso parto
  
Solo el caballo les dará renombre
+
Digno engrandece de corona y cetro,
  
Y gloria en la presente y venidera
+
Cuyo explendor se extiende y crece, harto
  
Edad, pasando del dibujo esquivo
+
Alas vivo y puro que el diurno Electro:
  
A descubrirnos cuanto muestra el vivo.
+
Rendido el Persa , el Agareno y Partho
  
 +
Á su valor con sonoroso plectro,
  
 +
Si cl cielo tiene aun quien venza y quiebre
  
 +
De Smirna y Roma el presumir celebre.
  
Que parezca en el aire y movimiento
+
(*) Es don Pedro Fernández de Córdoba y Aguilar tercer Marques de Priego, con quien tuvo estrecha amistad Pablo de Céspedes, y cuya casa se seilaló por la mejor casta de caballos, que regalaba a sus reyes.
  
La generosa raza, do ha venido,
+
Quales en torno al carro levantado
  
Salga con altivez y atrevimiento,
+
De uncidos Ferocísimos leones
  
Vivo en la vista, en la cerviz erguido:
+
Van al abrigo del materno lado
  
Estribe firme el brazo en duro asiento
+
De estrellas los ardientes esquadrones:
  
Con el pie resonante y atrevido,
+
No menor gozo tienta el pecho amado
  
Animoso, insolente, libre, ufano,
+
Ver tú salir de ti tales varones,  
  
Sin temer el horror de estruendo vano.
+
Cuya virtud, qual el celeste fuego
  
 +
Reluce, y mas el gran marques de Priego.
  
 +
Este, por quien de gloria coronada
  
 +
Viste de eterno honor mil ornamentos
  
Brioso el alto cuello y enarcado
+
Córdoba, de laureles adornada
  
Con la cabeza descarnada y viva:
+
Y de palmas sus altos fundamentos:  
  
Llenas las cuencas, ancho y dilatado
+
Luz de su ilustre patria levantada
  
El bello espacio de la frente altiva:
+
Encima á qualesquier merecimientos;
  
Breve el vientre rollizo, no pesado,
+
Y es bien razon que en serlo della sea
  
Ni caído de lados, y que aviva
+
De quanto alumbra el sol, y el mar rodea.
  
Los ojos eminentes: las orejas
+
Y si tú, grave cítara, pretendes
  
Altas sin derramarlas y parejas.
+
Seguir este subido heroico intento,
  
 +
Y el valor celebrar, ¿donde te enciendes
  
 +
Tanto, y alzar tu voz al claro asiento?
  
 +
No consienten tus fuerzas lo que emprendes,
  
Bulla hinchado el fervoroso pecho,
+
Que pocas son , y el ya cansado aliento.
  
Con los músculos fuertes y carnosos:
+
Vuelve, vuelve y conoce la carrera,
  
Hondo el canal, dividirá derecho
+
Que ya tomaste, á proseguir primera.
  
Los gruesos cuartos limpios y hermosos:
+
(I) Si enseñarte pudiese los concetos
  
Llena la anca y crecida, largo el trecho
+
Escritos, y la voz presente y viva,  
  
De la cola y cabellos desdeñosos:
+
Los primores abriera y los secretos
  
Ancho el hueso del brazo y descarnado:
+
Que encierra en sí la docta prospetiva:  
  
El casco negro, liso y acopado.
+
Como extendidos por el ayre y retos
  
 +
los rayos salen de la vista esquiva,
  
 +
Como al término llegan de su intento,
  
 +
Dó paran, como en basa y fundamento.
  
Parezca que desdeña ser postrero,
+
(I) Perspectiva.
  
Si acaso caminando, ignota puente
+
Osaré confesar que alguna parte
  
Se le opone al encuentro; y delantero
+
EL contino trabájo alcanzar puede,
  
Preceda a todo, al escuadrón siguiente
+
Por gastar largo tiempo en aquesta arte,  
  
Seguro, osado, denodado y fiero,
+
Y la esperanza audaz, que al fin sucede:
  
No dude de arrojarse a la corriente
+
De mirar donde acaba y donde parte
  
Rauda, que con las ondas retorcidas
+
El corte de las líneas, y dó quede
  
Resuena en las riberas combatidas.
+
Señalado el escorzo, con certeza
  
 +
En breve forma y con mayor belleza.
  
 +
Acórtase por esto y se retira (I)
  
 +
El perfil, que á los miembros ciñe y parte,
  
Si de lejos al arma dio el aliento
+
Asimismo escondiéndose á la mira
  
Ronco la trompa militar de Marte,
+
Y desmiente á la vista una gran parte:
  
De repente estremece un movimiento
+
Donde una gracia se descubre y mira
  
Los miembros, sin parar en una parte:
+
Tan alta, que parece, que allí l' arte,  
  
Crece el resuello, y recogido en viento
+
U no alcanza de corta , ó se adelanta
  
Por la abierta nariz ardiendo parte:
+
Sobre todo artificio, o se levanta.
  
Arroja por el cuello levantado
+
Esto llaman escorzo introducido,
  
El cerdoso cabello al diestro lado.
+
Que en la habla comun se entienda y nombre,
  
 +
De tierras extrangeras conducido,
  
 +
Traxo con la arte misma el mismo nombre:
  
 +
Hora pues ni el trabajo conocido
  
Tal las sueltas madejas extendías
+
Tal vez te haga acobardar ni asombre,
  
De la fiera cerviz con fiero asalto,
+
Ni la dificultad severa pueda
  
Cuando con los relinchos encendías
+
Romperte el paso á la sublime rueda.
  
El aire y blanca nieve, a Pelio [Pelión] alto:
+
Que diré de la tabla que desvia
  
Las matas mas cerradas esparcías
+
El fulminante brazo y los colores?
  
Al vago viento igual de salto en salto,
+
Vivo parece y viva fuerza envia
  
En el encuentro de tu ninfa bella
+
El golpe entre fingidos resplandores,
  
Saturno volador delante de ella.
+
Al qual se rindió f Asia y la pórfia
  
 +
De los Parthos huyendo vencedores;
  
 +
Y la pintura tan subida y nueva,
  
 +
Que con relinchos su caballo aprueba.
  
Tal el gallardo Cílaro iba en suma,
+
(I) Escorzo
  
Y los de Marte atroz iban, y tales.
+
Bien hay donde estender la blanda vel,  
  
Fuego espiraba la albicante espuma
+
Por ancho campo, donde el fin no es cierto,
  
De los sangrientos frenos y bozales:
+
Y traer mil precetos que la escuela
  
Tal con el tremolar de Libia pluma
+
Tuvo de los antiguos y concierto;
  
Volaban por los campos desiguales
+
Mas miéntras la intencion mas se desvela
  
Con ánimos y pechos varoniles
+
Mas cerca pido el deseado puerto:
  
Los del carro feroz del grande Aquiles;
+
Con todo descubrir el fin se debe
  
 +
Del camino mas fácil y mas breve.
  
 +
(I) Y para mayor luz sabrás, que hay una
  
 +
Industria, con que muchos han obrado,
  
A los cuales excede en hermosura
+
Y acudiendo el favor de la fortuna
  
El cisne volador del Señor mío,*
+
Y el suceso al estudio y al cuidado:
  
Que la vitoria cierta se asegura
+
Sus pinturas ilustres una á una
  
De otro cualquiera en gentileza y brío.
+
Las colocáron en tan alto grado
  
Va delante a la nieve helada y pura
+
Tan firmes, que la fuerza no ha podido
  
En color, y en correr al Euro frío;
+
Del tiempo obscurecerlas, ni el olvido.
  
Y a cuantos en su verso culto admira
+
Harás de quatro listas bien labradas,
  
La ronca voz de la Pelasga lira.
+
Que entre sí puedan encajarse, un quadro,
  
(*) Es don Pedro Fernández de Córdoba y Aguilar tercer Marqués de Priego, con quien tuvo estrecha amistad Pablo de Céspedes, y cuya casa se señaló por la mejor casta de caballos, que regalaba a sus reyes. [Nota de Ceán a pie de página]
+
Y por iguales trechos señaladas
  
 +
Á la redonda sean del requadro:
  
 +
De señal á señal atravesadas
  
 +
Vayan las hebras á encontrarse en quadro;
  
Salve, gran madre, a quien dichoso parto
+
Qual el vario axedrez suele mostrarse
  
Digno engrandece de corona y cetro,
+
Y de ébano y marfil diferenciase.
  
Cuyo esplendor se extiende y crece, harto
+
Podrás como quisieres la figura
  
Más vivo y puro que el diurno Electro:
+
Entabla ó en papel representarla,
  
Rendido el Persa, el Agareno y Partho
+
En la qual se. descubra en la escultura
  
A su valor con sonoroso plectro,
+
Un movimienm vivo en que mirarla:
  
Si el cielo tiene aun quien venza y quiebre
+
De suerte la acomoda en la postura,
  
De Smirna y Roma el presumir celebre.
+
Que habrás despues con tintas de pintarla,
  
 +
Si aspira el noble pecho á l' alta gloria,
  
 +
Que dá de en siglo á siglo la memoria.
  
 +
(I) Quadricula.
  
Cuales en torno al carro levantado
+
El ya dicho instrumento en medio puesto
  
De uncidos ferocísimos leones
+
D' esta figura y de tu opuesta vista
  
Van al abrigo del materno lado
+
La membrana o papel tendrás dispuesto,
  
De estrellas los ardientes escuadrones:
+
Do tu debuxo con razon consista:  
  
No menor gozo tienta el pecho amado
+
Un trazo suba por derecho enhiesto,
  
Ver tú salir de ti tales varones,
+
Y corra por traves la ciega lista
  
Cuya virtud, cual el celeste fuego
+
Con otros tantos quadros y señales,  
  
Reluce, y más el gran marqués de Priego.
+
Todas al justo, ó todas desiguales;
  
 +
Y luego mirarás por donde pasa
  
 +
Cierto el contorno de la bella idea,
  
 +
De rincon en rincon, de casa en casa
  
Este, por quien de gloria coronada
+
e aquella red que contrapuesta sea:
  
Viste de eterno honor mil ornamentos
+
tus quadrados los perfiles casa
  
Córdoba, de laureles adornada
+
Con oscura * ematite, dó se vea
  
Y de palmas sus altos fundamentos:
+
El escorzo tan con efeto,
  
Luz de su ilustre patria levantada
+
Igual en todo al imitado objeto.
 +
Lápiz negro.
  
Encima a cualesquier merecimientos;
+
Y pues ya sale y resplandece y dora (I)
  
Y es bien razón que en serlo de ella sea
+
Con belleza de luz del nuevo dia,
  
De cuanto alumbra el sol, y el mar rodea.
+
El cielo oscuro, la florida aurora,  
  
 +
Y alza la faz rosada á l' aura fria:
  
 +
Á vos llamo, y á vos convoco ahora,
  
 +
ilustre y animosa compañía,
  
Y si tú, grave cítara, pretendes
+
Que conmigo entendido aquella parte
  
Seguir este subido heroico intento,
+
Habeis de los principios de parte aquesta arte.
  
Y el valor celebrar, ¿dónde te enciendes
+
(I) El colorido.
  
Tanto, y alzar tu voz al claro asiento?
+
Mas que me canso de pintar, si al vivo
  
No consienten tus fuerzas lo que emprendes,
+
Desfallece el matiz y á pena llega ?
  
Que pocas son, y el ya cansado aliento.
+
¿Si con humilde ingenio lo que escribo
  
Vuelve, vuelve y conoce la carrera,
+
Mal el verso declara, ó mal despliega?
  
Que ya tomaste, a proseguir primera.
+
Dei natural pretende alto motivo
  
 +
Seguir, que á solo estudio no se entregas
  
 +
Del natural recage los despojos
  
 +
De lo que pueden alcanzar tus ojos.
  
Si enseñarte pudiese los concetos (*)
+
Busca en el natural, y (si supieres
  
Escritos, y la voz presente y viva,
+
Buscatrlo) hallarás quanto buscares:
  
Los primores abriera y los secretos
+
No te canse mirarlo, y lo que vieres
  
Que encierra en sí la docta prospetiva:
+
Conserva en los diseños que sacares.
  
Como extendidos por el aire y retos
+
En la honrosa ocasion.y menesteres
  
los rayos salen de la vista esquiva,
+
Te alegrará el provecho que hallares;
  
Como al término llegan de su intento,
+
Y con vivos colores resucita
  
Do paran, como en basa y fundamento.
+
El vivo que el pincel, é ingenio imita.  
  
(*) Perspectiva.
+
No me atrevo á decir, ni me prometo
  
 +
Todas las bellas partes requeridas
  
 +
Hallarse de contino en un sugeto,
  
 +
Todas veces sin falta recogidas;
  
Osaré confesar que alguna parte
+
Aunque las cría sin ningun defeto
  
EL contino trabajo alcanzar puede,
+
(Á todas en belleza preteridas)
  
Por gastar largo tiempo en aquesta arte,
+
(I) Naturaleza: tú entresaca el modo,  
  
Y la esperanza audaz, que al fin sucede:
+
Y de partes perfetas haz un todo.
  
De mirar dónde acaba y dónde parte
+
(I) Belleza.
  
El corte de las líneas, y do quede
+
(I) En el silencio oscuro su belleza,  
  
Señalado el escorzo, con certeza
+
Desnuda de afeitadas fantasías,  
  
En breve forma y con mayor belleza.
+
Le descubre al pintor naturaleza
  
 +
Por tantos modos y por tantas vías,
  
 +
Para que l' arte atienda á su lindeza
  
 +
Con nuevo ardor, quando en las cumbres fría
  
Acórtase por esto y se retira (*)
+
La luna enviste blanca, y en cabello
  
El perfil, que a los miembros ciñe y parte,
+
Al pastorcíllo desdeñoso y bello.
  
Asimismo escondiéndose a la mira
+
(I) Imágenes de fantasía.
  
Y desmiente a la vista una gran parte:
+
Las frescas espeluncas ascondidas
  
Donde una gracia se descubre y mira
+
De arboredos silvestres y sombríos,
  
Tan alta, que parece, que allí la arte,
+
Los sacros bosques, selvas entendidas
  
O no alcanza de corta, o se adelanta
+
Entre corrientes de cerúleos rios,  
  
Sobre todo artificio, o se levanta.
+
Vivos lagos y perlas esparcidas
  
(*) Escorzo.
+
Entre esmeraldas y jacintos frios
  
 +
Contemple, y la memoria entretenida
  
 +
De varias cosas quede enriquecida.
  
 +
Si dispusiese el soberano cielo (I),
  
Esto llaman escorzo introducido,
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Cuyo imperio corrige y la ley gobierna
  
Que en la habla común se entienda y nombre,
+
Quanto á luz manifiesta el ancho suelo,  
  
De tierras extranjeras conducido,
+
Y el estado mortal siguiendo alterna,  
  
Trajo con la arte misma el mismo nombre:
+
Que despues que dé vuelta el leve vuelo
  
Hora pues ni el trabajo conocido
+
Del tiempo, que consume y desgobierna
  
Tal vez te haga acobardar ni asombre,
+
Quanto produce y cría el universo,  
  
Ni la dificultad severa pueda
+
Viviese la memoria de mi verso:
  
Romperte el paso a la sublime rueda.
+
(I) Conclusión.  
  
 +
Será quizá que entre otros desvaríos
  
 +
En que dan los que aquesta humana senda
  
 +
lluellan, mirase los precetos mios
  
¿Qué diré de la tabla que desvía
+
Uno que alzarse á la virtud pretenda;
  
El fulminante brazo y los colores?
+
(I) Y añadiendo al cuidado nuevos brios
  
Vivo parece y viva fuerza envía
+
Levantará su antiguo honor emprendá
  
El golpe entre fingidos resplandores,
+
Vista arte ya perdiday desechada,  
  
Al cual se rindió la Asia y la porfía
+
Sin honra én él álvido sepultada.
  
De los Parthos huyendo vencedores;
+
(I) Simetria del caballo.
  
Y la pintura tan subida y nueva,
+
¿Como? ¿No puede ser? Un tiempo estuvo
  
Que con relinchos su caballo aprueba.
+
(Y pasaron mil años) ascondida
  
 +
En tanto que la niebla escura tuvo
  
 +
De la ignorancia la virtud sin vida,
  
 +
Hasta que aventajada mente hubo
  
Bien hay donde extender la blanda vela,
+
Quien la ensalzó dó ahora está subida;
  
Por ancho campo, donde el fin no es cierto,
+
Mas (como todas cosas) nunca puede
  
Y traer mil precetos que la escuela
+
Firmarse donde permanezca y quede.
  
Tuvo de los antiguos y concierto;
+
No asienta en nada el pie, ni perrnanece
  
Mas mientras la intención más se desvela
+
Cosa jamas criada en un estado:
  
Más cerca pido el deseado puerto:
+
Este hermoso sol que,resplandece,
  
Con todo descubrir el fin se debe
+
Y el coro de los astros levantado,
  
Del camino más fácil y más breve.
+
El vago ayre y sonante, y quanto crece
  
 +
En la tierra y el mar de tirado en grado
  
 +
Mueven como ellos, cambian vez y asientos,
  
 +
Y revuelven los grandes elementos.
  
Y para mayor luz sabrás, que hay una (*)
+
CARTA
  
Industria, con que muchos han obrado,
+
SOBRE LA PINTURA
  
Y acudiendo el favor de la fortuna
+
A FRANCISCO PACHECO
  
Y el suceso al estudio y al cuidado:
+
AÑO DE 1608.
  
Sus pinturas ilustres una a una
+
' (I) Plinio refiere de algunas pinturas de un templo de la ciudad de Ardea, que fueron más antiguas que Roma, y que estando sin techo a cabo de tan luengo tiempo parecían nuevas y recieu pintadas. También en Lanubio, ciudad no lejos de Roma, estaba Atlante y Elena, pintados desnudos de excelentísima forma y se mantenían frescas, aunque el templo estaba arruinado..............
  
Las colocaron en tan alto grado
+
Fabio, ilustrísimo romano, el primero que dio sobrenombre de pintores a sus descendientes, pintó el templo de la Salud en Roma, y sus pinturas duraron cuatrocientos y cincuenta años hasta el imperio de Claudio, en que se acabaro. en un incendio y nos acordamos de ellas. Y no me maravillo que durase tanto si estaba en tabla y al temple bien labrada, porque yo he visto alguna de Cimabue bien conservada que ha casi los mesmos años. Y otra pintura del tiempo del Petrarca a fresco, harto bien tratada. Demás de esto una figura o historia debu-
  
Tan firmes, que la fuerza no ha podido
+
(I) Duración de la pintura.
  
Del tiempo obscurecerlas, ni el olvido.
+
-jada en piedra con el debujo del pintor, abierta por quien sepa cortar la piedra,  
  
(*) Cuadrícula
+
será tan durable como la mesma piedra, y lo formado en ella le dará el valor que ¡lo tiene la materia. Algunos piensan que es nuevo el retocar la escultura y pintar sobre piedra, pues dice Plinio que preguntando a Praxíteles que obras suyas de mármol aprobaba, respondía que aquellas en quienes Nicias, famoso pintor, habia puesto la mano. Tanto atribuía a su pintura. De suerte que Nicias pintaba o retocaba la escultura de Praxíteles. Después pasó a los romanos la invención de pintar sobre piedra, y se halló en el principado de Claudio..........
  
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Tal suerte de pintura vi yo en el estudio * de Tomaso del Caballero, ilustre de romano, en un vaso antiguo de barro, bien grande, labrado el vientre de follajes, y al rededor del cuello estaba Troya en figura de una grave matrona y pues. tos por orden aquellos héroes que asistieron en aquella guerra, con unas letras griegas en que cada uno tenia su nombre....
  
 +
Para que fuesen las pinturas de aquellos tiempos a temple es menester saber ** que había dos suertes de colores. unas floridas y otras austeras (I). Las floridas era obligado a dar al pintor el señor de la obra, por ser muy costosas. Las austeras ponía el pintor de su casa. Entre las floridas entraba el minio, color de muy
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Pintura de azulejos.
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Pintura al temple.
  
  
Harás de cuatro listas bien labradas,
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(I) Plin. Lib 35. c. 6
  
Que entre sí puedan encajarse, un cuadro,
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gran precio, cue corresponde a nuestro bermellon, excepto que era aquel natural y el nuestro es artificial. Dice, pues, Plinio que para hurtar del minio el pintor, aunque estuviese el dueño presente, que hartaba bien de minio el pincel , y luego lo lavaba en la maceta del agua, como que hubiese de tomar otro color con el mismo pincel, y a muchas de estas hallaba el minio asentado en el fondo de donde le cogía después.
  
Y por iguales trechos señaladas
+
También parece poderse inferir que las obras excelentísimas de Apeles y de los otros valientes pintores, que cada una de ellas valía todas las riquezas de una ciudad, se hicieron con cuatro colores solos (2): de los colores blancos, con sólo el melino, o tierra melina: de los amarillos con el sil ático: de los colorados con la tierra sinópide póntica, de los negros con el atramento, color oscuro (cual se sea). No usaron mas que de estos cuatro colores, y todos ellos son suertes de tierras; y aunque los tres de ellos se podrían gastar al ólio (aunque mal porque obscurecen) como el ocre, almagra y negro: la tierra melina en ninguna manera. Era esta tierra de la isla de Melo, una de las Esporades, como dicen Dioscórides y Plinio, la cual era buena para las pinturas, por cuanto conservaba más tiempo la firmeza de los colores. Y esto atribuiría yo a que era más magra que otras tier-
  
A la redonda sean del recuadro:
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(2) Id. Lib. 35.7.
  
De señal a señal atravesadas
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-ras blancas, pues refregándola entre los dedos crujía, y por esto tenia mas cuerpo, empero a ólio muriera luego su blancura.
  
Vayan las hebras a encontrarse en cuadro;
+
Demás de esto entre los colores muy preciosos era uno el índica (3), que acerca de nosotros se llama añil: gastado a ólio se muere a dos días (como ha hecho a mí), empero a temple cuando es bueno se conserva mejor, y en aquellos tiempos lo debía de ser. Venía de la india oriental, moliéndolo parecía negro, mas después hechas sus mezclas hacia maravilloso color, mixto, de púrpura azul: esta mixtura no vemos que a ólio la hace.
  
Cual el vario ajedrez suele mostrarse
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Plinio en el mismo capítulo claramente nos dice que eran las pinturas a temple, donde no hay necesidad de discurso, ni de buena conjetura. Dice que pintaban con sandier (era color semejante a nuestro azarcón), y bañándolo o velándolo después con purpuriso mezclado con templa de huevo, hacia acuella alegría o esplendor del minio; y si querían hacer color de púrpura pintaban con azul, y encima bañaban con purpuriso templado con huevo. Y no se ha entender que esta manera de temple era como la que vemos en lienzos que hacen flamencos, porque esta se llama pintura aguazo, y tiene nombre de por sí: el temple que digo era sobre tablas aparejadas y con tan delicada manera, que no hay iluminaciones que lleguen a ellas.
  
Y de ébano y marfil diferenciase.
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(3) Plin. Lib 35. c.6.  
  
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Dicenme hombres que comunicaron ton Miguel Ángel, que, solía el santo viejo llorar viendo que se dejaba la manera a temple, y que todos abrazaban el ólio; y decía que ya la pintura era fenecida y acabada. Lo que yo me atrevo a decir es, que si no se hubiera introducido la manera a ólio, que hubiera menos pintores malos, según barrunto; entendiendo siempre usándose aquella buena manera a temple que usaron aquellos grandes hombres , y el mesmo Miguel Ángel.
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Yo me hallé en Roma con pintores al fresco, muy doctos y práticos, los cuales porfiaban que no sólo no hubo pintura a ólio antiguamente, pero que los pintores antiguos no alcanzaron l’ arte de pintar a fresco, sino solo a temple, cosa nueva para mí. Y parece, bien considerado, que se pueden traer por una y otra parte algunas razones. Que la hubiese lo testifican algunas pinturas halladas en Roma en grutas y bóvedas soterrañas, de donde se lizo pintura grotesca. A esto responden, que bien mirado, no están hechas a fresco, sino a temple; y aunque yo he visto algunas , no me cabría determinar : a mí me parecieron a fresco. y púdome engañar la mucha antigüedad, y no estar tan enteras que se pudiesen bien discernir (4). También confirma esta opinion lo que dice Plinio hablando del negro y
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Pintura al fresco.
  
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(4) Lib. 35. cap.6
  
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como se usaba de él, que si era para escribir se mezclaba con goma; y si para pintar sobre las paredes se mezclaba con cola ó engrudo. Llamaban esta manera de pintar sobre el muro opus tectorium. Y es cosa clara que a fresco no se gasta color ninguno con otra cosa que con agua pura ; y También que el negro de humo (que es de quien trata Plinio en este lugar) no es a propósito para el fresco.
  
Podrás como quisieres la figura
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Que hubiese pintura a fresco parece que se puede colegir de lo que el mesmo Plinio en el cap. 3 refiere de tres pinturas en la ciudad de Ardea; las cuales faltándoles el techo habían durado muchos años, y asimismo en Lanubio, ciudad cerca de Roma. De suerte que siendo pintadas en la pared, las unas sin techo y de tanta antigüedad, como afirma, y las otras con haber padecido el templo alguna ruina, según él da a entender, mantenerse tan frescas son indicios que no eran a temple , pues habiendo tantos años que estaban hechas, se habían conservado en su primera hermosura. Nota asimismo en el capítulo 4, que Fabio ilustrísimo romano ( que se honró con el nombre de pintor) pintó el templo de la Salud en Roma, y sus pinturas duraron hasta el imperio de Claudio emperador, y que un incendio las acabó; y por lo menos se conservaron trescientos años. Había otra suerte de pintura llamada *
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Pintura
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encáustica, la cual se hacia con ceras mezcladas con colores de cualquier suerte, principalmente de las finas, que liania Plinio floridas (5), de la cual no usaban en paredes, sino solamente en las galeras y naves. Esto era porque otra cualquier pintura la quitara y lavara el agua, y más salada, y la cera podía resistir: estas tales mezclas de colores y pinturas se hacían con fuego. De donde consta que si se hubiera hallado el pintar a óleo, no usaran de pintura tan enfadosa; y bien se ve que el óleo fuera de mejor expedición que la cera y secara presto, que la cera no podemos decir que seca, mas que se endurece con el tiempo. Y me parece a mí que realmente en aquellos tiempos no se había hallado esta nuestra manera de ólio, porque si se hubiera descubierto , no usaran del gastar los colores con cera al fuego, con lo cual no conseguían su intento , ni se podían unir tan bien, siendo tan mala de gastar y tratar la cera. Y ha de entender vm. pintura lisa y llana, lucen figuras de medio relieve, como se hacen aliara estos retratos de cera de colores. Porque demás que los autores las llaman pinturas, no eran a propósito para pintar ni adornar las naves y armadas, que a ser de relíevo, en cualquiera cosa que tocaran se deshicieran y quebraran; y no era lo que ellos pretendían eso, sino la perpetuidad,
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encáustica.
  
En tabla o en papel representarla,
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(5) Lib. 35. cap. 7.
  
En la cual se descubra en la escultura
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y que estuviesen seguras que el agua no las había de quitar.
  
Un movimiento vivo en que mirarla:
+
Según lo que de estas razones puedo conjeturar, ellos carecieron de la manera a óleo hasta los tiempos de Constantino Magno, que entonces todavía duraba la manera de pintar con ceras, y por consiguiente la del temple. Hace mención de ella Eusebio Pamphilo Cesariense, tratando del cuidado vano de los hombres en procurar conservar las memorias de sus antepasados, hora con pinturas hechas con cera, hora con imágenes de otra materia, imitando los movimientos con escultura, parte con letras en columnas y otros mármoles; y aunque todo este lugar no hace a nuestro propósito, sino aquello que trata de pintura, todavía lo he puesto hasta el cabo, por ser a mi parecer bueno para considerar nuestra vanidad y engaño en pensar perpetuarse les hombres con obras caducas y sujetas al cuchillo del tiempo.  
 
 
De suerte la acomoda en la postura,
 
 
 
Que habrás después con tintas de pintarla,
 
 
 
Si aspira el noble pecho a la alta gloria,
 
 
 
Que da de en siglo a siglo la memoria.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El ya dicho instrumento en medio puesto
 
 
 
De esta figura y de tu opuesta vista
 
 
 
La membrana o papel tendrás dispuesto,
 
 
 
Do tu dibujo con razón consista:
 
 
 
Un trazo suba por derecho enhiesto,
 
 
 
Y corra por través la ciega lista
 
 
 
Con otros tantos cuadros y señales,
 
 
 
Todas al justo, o todas desiguales;
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Y luego mirarás por donde pasa
 
 
 
Cierto el contorno de la bella idea,
 
 
 
De rincón en rincón, de casa en casa
 
 
 
e aquella red que contrapuesta sea:
 
 
 
tus cuadrados los perfiles casa
 
 
 
Con oscura(*) ematite [sic], do se vea
 
 
 
El escorzo tan con efeto,
 
 
 
Igual en todo al imitado objeto.
 
 
 
(*) Lápiz negro.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Y pues ya sale y resplandece y dora (*)
 
 
 
Con belleza de luz del nuevo día,
 
 
 
El cielo oscuro, la florida aurora,
 
 
 
Y alza la faz rosada a la aura fría:
 
 
 
A vos llamo, y a vos convoco ahora,
 
 
 
Ilustre y animosa compañía,
 
 
 
Que conmigo entendido aquella parte
 
 
 
Habéis de los principios de parte aquesta arte.
 
 
 
(*) El colorido.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
¿Mas qué me canso de pintar, si al vivo
 
 
 
Desfallece el matiz y a pena llega?
 
 
 
¿Si con humilde ingenio lo que escribo
 
 
 
Mal el verso declara, o mal despliega?
 
 
 
Del natural pretende alto motivo
 
 
 
Seguir, que a solo estudio no se entrega:
 
 
 
Del natural recoge los despojos
 
 
 
De lo que pueden alcanzar tus ojos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Busca en el natural, y (si supieres
 
 
 
Buscarlo) hallarás cuanto buscares:
 
 
 
No te canse mirarlo, y lo que vieres
 
 
 
Conserva en los diseños que sacares.
 
 
 
En la honrosa ocasión y menesteres
 
 
 
Te alegrará el provecho que hallares;
 
 
 
Y con vivos colores resucita
 
 
 
El vivo que el pincel, e ingenio imita.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
No me atrevo a decir, ni me prometo
 
 
 
Todas las bellas partes requeridas
 
 
 
Hallarse de contino en un sujeto,
 
 
 
Todas veces sin falta recogidas;
 
 
 
Aunque las cría sin ningún defeto
 
 
 
(A todas en belleza preteridas)
 
 
 
Naturaleza: tú entresaca el modo, (*)
 
 
 
Y de partes perfetas haz un todo.
 
 
 
(*) Belleza.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En el silencio oscuro su belleza, (*)
 
 
 
Desnuda de afeitadas fantasías,
 
 
 
Le descubre al pintor naturaleza
 
 
 
Por tantos modos y por tantas vías,
 
 
 
Para que el arte atienda a su lindeza
 
 
 
Con nuevo ardor, cuando en las cumbres fría
 
 
 
La luna enviste blanca, y en cabello
 
 
 
Al pastorcillo desdeñoso y bello.
 
 
 
(*) Imágenes de fantasía.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Las frescas espeluncas ascondidas
 
 
 
De arboredos silvestres y sombríos,
 
 
 
Los sacros bosques, selvas entendidas
 
 
 
Entre corrientes de cerúleos ríos,
 
 
 
Vivos lagos y perlas esparcidas
 
 
 
Entre esmeraldas y jacintos fríos
 
 
 
Contemple, y la memoria entretenida
 
 
 
De varias cosas quede enriquecida.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Si dispusiese el soberano cielo (*),
 
 
 
Cuyo imperio corrige y la ley gobierna
 
 
 
Cuanto a luz manifiesta el ancho suelo,
 
 
 
Y el estado mortal siguiendo alterna,
 
 
 
Que después que de vuelta el leve vuelo
 
 
 
Del tiempo, que consume y desgobierna
 
 
 
Cuanto produce y cría el universo,
 
 
 
Viviese la memoria de mi verso:
 
 
 
(*) Conclusión.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Será quizá que entre otros desvaríos
 
 
 
En que dan los que aquesta humana senda
 
 
 
huellan, mirase los precetos míos
 
 
 
Uno que alzarse a la virtud pretenda;
 
 
 
Y añadiendo al cuidado nuevos bríos (*)
 
 
 
Levantar a su antiguo honor emprenda
 
 
 
Vista arte ya perdida y desechada,
 
 
 
Sin honra en el olvido sepultada.
 
 
 
(*) Simetría del caballo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
¿Cómo? ¿No puede ser? Un tiempo estuvo
 
 
 
(Y pasaron mil años) ascondida
 
 
 
En tanto que la niebla escura tuvo
 
 
 
De la ignorancia la virtud sin vida,
 
 
 
Hasta que aventajada mente hubo
 
 
 
Quien la ensalzó do ahora está subida;
 
 
 
Mas (como todas cosas) nunca puede
 
 
 
Firmarse donde permanezca y quede.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
No asienta en nada el pie, ni permanece
 
 
 
Cosa jamás criada en un estado:
 
 
 
Este hermoso sol que resplandece,
 
 
 
Y el coro de los astros levantado,
 
 
 
El vago aire y sonante, y cuanto crece
 
 
 
En la tierra y el mar de tirado en grado
 
 
 
Mueven como ellos, cambian vez y asientos,
 
 
 
Y revuelven los grandes elementos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
'''CARTA SOBRE LA PINTURA A FRANCISCO PACHECO. AÑO DE 1608.'''
 
 
 
(* Duración de la pintura.) Plinio refiere de algunas pinturas de un templo de la ciudad de Ardea, que fueron más antiguas que Roma, y que estando sin techo a cabo de tan luengo tiempo parecían nuevas y recien pintadas. También en Lanubio, ciudad no lejos de Roma, estaba Atlante y Elena, pintados desnudos de excelentísima forma y se mantenían frescas, aunque el templo estaba arruinado..............
 
 
 
Fabio, ilustrísimo romano, el primero que dio sobrenombre de pintores a sus descendientes, pintó el templo de la Salud en Roma, y sus pinturas duraron cuatrocientos y cincuenta años hasta el imperio de Claudio, en que se acabaron en un incendio y nos acordamos de ellas. Y no me maravillo que durase tanto si estaba en tabla y al temple bien labrada, porque yo he visto alguna de Cimabué bien conservada que ha casi los mesmos años. Y otra pintura del tiempo del Petrarca a fresco, harto bien tratada. Demás de esto una figura o historia dibuada en piedra con el dibujo del pintor, abierta por quien sepa cortar la piedra, será tan durable como la mesma piedra, y lo formado en ella le dará el valor que no tiene la materia. Algunos piensan que es nuevo el retocar la escultura y pintar sobre piedra, pues dice Plinio que preguntando a Praxíteles que obras suyas de mármol aprobaba, respondía que aquellas en quienes Nicias, famoso pintor, habia puesto la mano. Tanto atribuía a su pintura. De suerte que Nicias pintaba o retocaba la escultura de Praxíteles. Después pasó a los romanos la invención de pintar sobre piedra, y se halló en el principado de Claudio..........
 
 
 
(* Pintura de azulejos.) Tal suerte de pintura vi yo en el estudio de Tomaso del Caballero, ilustre de romano, en un vaso antiguo de barro, bien grande, labrado el vientre de follajes, y alrededor del cuello estaba Troya en figura de una grave matrona y puestos por orden aquellos héroes que asistieron en aquella guerra, con unas letras griegas en que cada uno tenia su nombre....
 
 
 
(* Pintura al temple.) Para que fuesen las pinturas de aquellos tiempos a temple es menester saber que había dos suertes de colores. unas floridas y otras austeras '''(I)'''. Las floridas era obligado a dar al pintor el señor de la obra, por ser muy costosas. Las austeras ponía el pintor de su casa. Entre las floridas entraba el minio, color de muy gran precio, que corresponde a nuestro bermellón, excepto que era aquel natural y el nuestro es artificial. Dice, pues, Plinio que para hurtar del minio el pintor, aunque estuviese el dueño presente, que hartaba bien de minio el pincel, y luego lo lavaba en la maceta del agua, como que hubiese de tomar otro color con el mismo pincel, y a muchas de estas hallaba el minio asentado en el fondo de donde le cogía después.
 
 
 
También parece poderse inferir que las obras excelentísimas de Apeles y de los otros valientes pintores, que cada una de ellas valía todas las riquezas de una ciudad, se hicieron con cuatro colores solos '''(2)''': de los colores blancos, con sólo el melino, o tierra melina: de los amarillos con el sil ático: de los colorados con la tierra sinópide póntica, de los negros con el atramento, color oscuro (cual se sea). No usaron mas que de estos cuatro colores, y todos ellos son suertes de tierras; y aunque los tres de ellos se podrían gastar al ólio (aunque mal porque obscurecen) como el ocre, almagra y negro: la tierra melina en ninguna manera. Era esta tierra de la isla de Melo, una de las Esporades, como dicen Dioscórides y Plinio, la cual era buena para las pinturas, por cuanto conservaba más tiempo la firmeza de los colores. Y esto atribuiría yo a que era más magra que otras tierras blancas, pues refregándola entre los dedos crujía, y por esto tenia más cuerpo, empero a ólio muriera luego su blancura.
 
 
 
Demás de esto entre los colores muy preciosos era uno el índico '''(3)''', que acerca de nosotros se llama añil: gastado a ólio se muere a dos días (como ha hecho a mí), empero a temple cuando es bueno se conserva mejor, y en aquellos tiempos lo debía de ser. Venía de la india oriental, moliéndolo parecía negro, mas después hechas sus mezclas hacia maravilloso color, mixto, de púrpura azul: esta mixtura no vemos que a ólio la hace.
 
 
 
Plinio en el mismo capítulo claramente nos dice que eran las pinturas a temple, donde no hay necesidad de discurso, ni de buena conjetura. Dice que pintaban con sandier (era color semejante a nuestro azarcón), y bañándolo o velándolo después con purpuriso mezclado con templa de huevo, hacia aquella alegría o esplendor del minio; y si querían hacer color de púrpura pintaban con azul, y encima bañaban con purpuriso templado con huevo. Y no se ha entender que esta manera de temple era como la que vemos en lienzos que hacen flamencos, porque esta se llama pintura aguazo, y tiene nombre de por sí: el temple que digo era sobre tablas aparejadas y con tan delicada manera, que no hay iluminaciones que lleguen a ellas.
 
 
 
Dícenme hombres que comunicaron con Miguel Ángel, que solía el santo viejo llorar viendo que se dejaba la manera a temple, y que todos abrazaban el ólio; y decía que ya la pintura era fenecida y acabada. Lo que yo me atrevo a decir es, que si no se hubiera introducido la manera a ólio, que hubiera menos pintores malos, según barrunto; entendiendo siempre usándose aquella buena manera a temple que usaron aquellos grandes hombres, y el mesmo Miguel Ángel.
 
 
(* Pintura al fresco.) Yo me hallé en Roma con pintores al fresco, muy doctos y práticos, los cuales porfiaban que no sólo no hubo pintura a ólio antiguamente, pero que los pintores antiguos no alcanzaron el arte de pintar a fresco, sino solo a temple, cosa nueva para mí. Y parece, bien considerado, que se pueden traer por una y otra parte algunas razones. Que la hubiese lo testifican algunas pinturas halladas en Roma en grutas y bóvedas soterrañas, de donde se dijo pintura grutesca. A esto responden, que bien mirado, no están hechas a fresco, sino a temple; y aunque yo he visto algunas, no me cabría determinar: a mí me parecieron a fresco, y púdome engañar la mucha antigüedad, y no estar tan enteras que se pudiesen bien discernir '''(4)'''. También confirma esta opinión lo que dice Plinio hablando del negro y como se usaba de él, que si era para escribir se mezclaba con goma; y si para pintar sobre las paredes se mezclaba con cola o engrudo. Llamaban esta manera de pintar sobre el muro ''opus tectorium''. Y es cosa clara que a fresco no se gasta color ninguno con otra cosa que con agua pura; y también que el negro de humo (que es de quien trata Plinio en este lugar) no es a propósito para el fresco.
 
 
 
Que hubiese pintura a fresco parece que se puede colegir de lo que el mesmo Plinio en el cap. 3 refiere de tres pinturas en la ciudad de Ardea; las cuales faltándoles el techo habían durado muchos años, y asimismo en Lanubio, ciudad cerca de Roma. De suerte que siendo pintadas en la pared, las unas sin techo y de tanta antigüedad, como afirma, y las otras con haber padecido el templo alguna ruina, según él da a entender, mantenerse tan frescas son indicios que no eran a temple, pues habiendo tantos años que estaban hechas, se habían conservado en su primera hermosura. Nota asimismo en el capítulo 4, que Fabio ilustrísimo romano (que se honró con el nombre de pintor) pintó el templo de la Salud en Roma, y sus pinturas duraron hasta el imperio de Claudio emperador, y que un incendio las acabó; y por lo menos se conservaron trescientos años.
 
 
 
(* Pintura encáustica.) Había otra suerte de pintura llamada encáustica, la cual se hacia con ceras mezcladas con colores de cualquier suerte, principalmente de las finas, que llama Plinio floridas '''(5)''', de la cual no usaban en paredes, sino solamente en las galeras y naves. Esto era porque otra cualquier pintura la quitara y lavara el agua, y más salada, y la cera podía resistir: estas tales mezclas de colores y pinturas se hacían con fuego. De donde consta que si se hubiera hallado el pintar a ólio, no usaran de pintura tan enfadosa; y bien se ve que el ólio fuera de mejor expedición que la cera y secara presto, que la cera no podemos decir que seca, mas que se endurece con el tiempo. Y me parece a mí que realmente en aquellos tiempos no se había hallado esta nuestra manera de ólio, porque si se hubiera descubierto, no usaran del gastar los colores con cera al fuego, con lo cual no conseguían su intento, ni se podían unir tan bien, siendo tan mala de gastar y tratar la cera. Y ha de entender vm. pintura lisa y llana, lucen figuras de medio relieve, como se hacen ahora estos retratos de cera de colores. Porque demás que los autores las llaman pinturas, no eran a propósito para pintar ni adornar las naves y armadas, que a ser de relievo, en cualquiera cosa que tocaran se deshicieran y quebraran; y no era lo que ellos pretendían eso, sino la perpetuidad, y que estuviesen seguras que el agua no las había de quitar.
 
 
 
Según lo que de estas razones puedo conjeturar, ellos carecieron de la manera a ólio hasta los tiempos de Constantino Magno, que entonces todavía duraba la manera de pintar con ceras, y por consiguiente la del temple. Hace mención de ella Eusebio Pamphilo Cesariense, tratando del cuidado vano de los hombres en procurar conservar las memorias de sus antepasados, hora con pinturas hechas con cera, hora con imágenes de otra materia, imitando los movimientos con escultura, parte con letras en columnas y otros mármoles; y aunque todo este lugar no hace a nuestro propósito, sino aquello que trata de pintura, todavía lo he puesto hasta el cabo, por ser a mi parecer bueno para considerar nuestra vanidad y engaño en pensar perpetuarse los hombres con obras caducas y sujetas al cuchillo del tiempo.  
 
  
 
Tornando, pues, a lo que tratábamos de la pintura, oso afirmar, que usándose gasta los tiempos del dicho Constantino la pintura a temple y la encáustica de ceras de colores, y no la de ólio, que tampoco se usó en los años que se han seguido hasta cerca de los nuestros.  
 
Tornando, pues, a lo que tratábamos de la pintura, oso afirmar, que usándose gasta los tiempos del dicho Constantino la pintura a temple y la encáustica de ceras de colores, y no la de ólio, que tampoco se usó en los años que se han seguido hasta cerca de los nuestros.  
  
Desde el tiempo de este emperador comenzaron las artes buenas de pintura y escultura a caer de manera, que casi se puede decir, que entonces fueron sepultadas, y así se ve por las obras de escultura que en Roma se ven de su tiempo, que con dificultad se pueden ver peores. Vense por aquellas ruinas de Roma algunas pinturas, hechas algunos años después, de imágenes de nuestra Señora, y de otras devociones, tan fuera de manera de pintura, que casi no hay rastro de ella. Es bien verdad, que en algunas hay cierta polideza y asiento de colores a fresco, según me parecía, que holgaba de mirarlas, aunque pocas. Siguiéronse después los tiempos de los godos y longobardos, donde se remató del todo. A cabo de años vinieron unos griegos a Roma, que pintaron y enseñaron una tal manera a su modo, que fue bastante para desterrar del mundo la buena manera; hasta que Cimabue (que nació año de 1240) apartándose de la que estos habían introducido, comenzó a sacar de tinieblas la pobre pintura, y después Giotto y Masaccio a levantarla de punto, y después de ellos otros, cultivándola; más hicieron obras milagrosas a temple y a fresco, hasta que el gran Buonarota [Miguel Ángel] la puso en su perfección.  
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Desde el tiempo de este emperador comenzaron las artes buenas de pintura y escultura a caer de manera, que casi se puede decir, que entonces fueron sepultadas, y así se ve por las obras de escultura que en Roma se ven de su tiempo, que con dificultad se pueden ver peores. Vense por aquellas ruinas de Roma algunas pinturas, hechas algunos años después, de imágenes de nuestra Señora, y de otras devociones, tan fuera de manera de pintura, que casi no hay rastro de ella. Es bien verdad, que en algunas hay cierta polideza y asiento de colores a fresco, según me parecía, que holgaba de mirarlas, aunque pocas. Siguieronse después los tiempos de los godos y longobardos, donde se remató del todo. A cabo de años vinieron unos griegos a Roma, que pintaron y enseñaron una tal manera a su modo, que fue bastante para desterrar del mundo la buena manera; hasta que Cimabue (que nació año de 1240) apartándose de la que estos habían introducido, comenzó a sacar de tinieblas la pobre pintura, y después Giotto y Masaccio a levantarla de punto, y después de ellos otros, cultivándola; más hicieron obras milagrosas a temple y a fresco, hasta que el gran Buonarroti [ Miguel Ángel ] la puso en su perfección.  
 
 
 
 
'''(I)''' Plin. Lib 35. c.6.
 
 
 
'''(2)''' Id. Lib. 35. 7.
 
 
'''(3)''' Plin. Lib 35. c.6.
 
 
'''(4)''' Lib. 35. cap.6
 
  
'''(5)''' Lib. 35. cap. 7.
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(Tomo V, pp. 273-352)

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