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'''APÉNDICE'''
 
'''FRAGMENTOS DE OBRAS QUE ESCRIBIÓ SOBRE LA PINTURA EL PINTOR PABLO DE CÉSPEDES racionero de la santa iglesia de Córdoba.RACIONERO DE LA SANTA IGLESIA DE CÓRDOBA'''  
'''ADVERTENCIA'''
'''DISCURSO De la comparación de la antigua y moderna pintura y esculturaDE LA COMPARACIÓN DE LA ANTIGUA Y MODERNA PINTURA Y ESCULTURA, donde se trata de la excelencia de las obras de los antiguoDONDE SE TRATA DE LA EXCELENCIA DE LAS OBRAS DE LOS ANTIGUOS, y si se aventajaba a los modernosY SI SE AVENTAJABA DE LOS MODERNOS. DIRIGIDO A PEDRO DE VALENCIA, Y ESCRITO A INSTANCIAS SUYAS AÑO DE 1604.'''
Tan malos pies ha tenido mi carta como yo, pues llega tan tarde a las manos de vuestra merced. Yo la di a aquel caballero a quien vuestra merced envió la suya, o no tuvo con quien enviarla, o se olvidó de darle recaudo. Holgaría hallar mejor expediente para de aquí adelante. El portador le dio a vuestra merced mejores nuevas de mí de las que debía darle, porque por ese mismo tiempo que vuestra merced las recibió, yo estaba tal que esperaba muy poco de mi salud, y aun de la vida propia. Bendito sea nuestro Señor, que así con la enfermedad, como en haberme dado salud, he recibido infinita merced de su mano. Cierto, señor, que desde esta pascua pasada de Resurrección, que comenzó por unos corrimientos, y en la de Pentecostés que acudieron unas calenturas paroximales, y ya libre de ellas revolvieron otra vez con tanta malicia que nos hizo a todos estar en no pequeño miedo. Ya, bendita sea su divina bondad, estoy con salud, aunque las fuerzas faltan y los pies algo lastimados.
Háceme vuestra merced sabidor de algunos particulares estudios de vuestra merced acerca de escritores griegos, donde vuestra merced nota culpas, así de los que han traducido a Ateneo como a otros autores. En ello recibo infinita merced, y doy el parabién a la república de las letras de las riquezas que vuestra merced la comunicara para acrecentamiento del tesoro de ella, y así mismo de la del señor Arias Montano '''(I)''' que está en el cielo, tan señor y particular patrón mío. Día llegará, como espero en Dios, que el mundo gozara de las unas y de las otras. Yo, señor, en todo soy el más ignorante del mundo, y particularmente en las letras griegas. En mi mocedad atendí a estos estudios con harto cuidado: después acá con otras preocupaciones les di de tal manera de mano, que del todo los he olvidado. Bien es verdad que algunas veces no dejo de leer algo en Píndaro, a quien siempre tuve particular devoción, porque hallo a mi gusto mucho, con todo que nunca le miro así sino sobre peine, como dicen, siempre veo en él una muy bien dibujada y florida pintura, grande y cual convendría a un Miguel Ángel.
Las notas que se irán añadiendo se hallaron en el manuscrito donde se copió este discurso. Algunas parecen ser del mismo Céspedes, y otras del pintor don Juan de Alfaro, quien le dedicaba a la duquesa de Béjar. ['''Nota de transcripción. Con objeto de facilitar la lectura, las notas se insertarán al final de cada fragmento.]'''
Con grande alegría leo en la carta de vuestra merced, donde significa la ardiente afición que vuestra merced tiene a esta arte verdaderamente nobilísima, y de la muestra que en los tiernos años vuestra merced daba de lo mucho que alcanzara en esta arte si vuestra merced la cultivara con su divino ingenio. Vuestra merced la dejó por demostrarlo en las cosas mayores. ''Postquam nos Amaryllis habet, Galatea reliquit'', y la que en vuestra merced persevera todavía es grande indicio de la nobleza del ingenuo pecho de vuestra merced, y lo que vuestra merced trata de ella es el más ilustre elogio que yo jamás he visto de nadie, pues vuestra merced la sube tanto de punto '''(2)''' que la descubre una cierta divinidad que lleva tras sí los ojos de los hombres con tanta maravilla que se hizo adorar: concepto nuevo y no advertido hasta ahora de nadie.
Otros muchos hubo que yo pudiera poner en lista, como a Tadeo Zuccaro y su hermano Federico, archivos verdaderamente del tesoro de este arte, y otros que dejo, así por atender a la brevedad, como porque sus obras no han sido vistas por mí, y si lo han sido no las tengo tanto en la memoria, aunque ahora me representa a Julio Romano, discípulo de Rafael, o por decir mejor, otro Rafael; Lucio Romano, gran mi amigo en su última vejez, maestro de pintar grutescos por excelencia. Y en nuestra España no han faltado algunos, mas su excelencia fue más en dorados y estofados, y si algunas historias hay de ellos, es más de loar la pulideza del pincel que la materia.
''Eius est sacerdos adorans, et Ajax fulmine incensus'' '''(I)[equivocadamente numerada por Cean, corresponde consecutivamente a la nota 4]'''. No puede con todo esto competir con el retrato que Rafael de Urbano hizo de Julio II, en el cual se ve su semejanza al vivo, los terciopelos y demás ornatos que de ordinario traen los sumos pontífices, porque no se puede llegar, cuanto el pasar de allí. Pintó asimismo un incendio del palacio e iglesia de san Pedro, donde hay unas mujeres, que llevan agua para apagarlo, y otra que ha echado una criatura de un terrado por librarla del fuego, la recoge un hombre, medio vestido en los brazos, ¡divina cosa! y un hijo que saca de las llamas su padre a cuestas, y un hijo que lleva delante de sí, a imitación de Eneas y Anquises: no hay más que ver, ni que decir.
''Deprehenditur tamen Zeuxis grandior in capitibus articulisque, &c.'' '''(2)[equivocadamente numerada por Cean, corresponde consecutivamente a la nota 5]'''. Esto no se puede reprender en ninguno de los ya nombrados.
''Descendisse hic in certamen cum Zeuxide traditur. Et cum ille detulisset uvas pictas tanto successu, ut in scenam aves advolarent, ipse detulisse linteum pictum, ita veritate repraesentata, ut Zeuxis alitum iudicio tu mens flagitaret tandem remoto linteo ostendi picturam, atque intellecto errore concederet palmam ingenuo pudore, quoniam ipse volucres fefellisset'' '''(6)'''. Paréceme conseja. Él engañó las aves y engañáronle a él con la toalla pintada. Haberse engañado las aves en la capilla del Papa en algunos asientos y cornisas hechos por Miguel Ángel es cosa cierta: no por eso se hace gran caso. Tiziano retrato al duque de Ferrara, y puso el duque su retrato en una ventana, y él se puso a otra para gustar el engaño, y cuantos pasaban, pensando que era el duque, lo reverenciaban con la gorra en la mano. Y el mismo Tiziano, que es mas, estando en Roma fue a ver las pinturas que hizo Rafael en el jardín de Agustín Guigi, que ahora es del cardenal Farnesio, y en una lonja que sale a la puerta hay unos niños pintados de blanco y negro, y algunas cornisas fingidas de estuque, y no quiso creer que los niños fuesen de pintura, hasta tanto que trajo una caña y los tentó para ver si eran de bulto: tanto duró en él el engaño, que aunque otros se lo decían, no lo creía. Hízolos Baltasar Peruci de Siena.
Della beltà, che m’ave il cor conquiso.
 
Per far fede quaggiu del suo bel viso.
 
Y en otro soneto:
 
Con la figura voce, ed intelletto: .....
 
Jorgio [ Giorgio ] Vasari Aretino escribió tres tomos de las vidas de los pintores, escultores y arquitectos en italiano, donde largamente trata de ellas y de sus obras, el cual libro no me ha venido a las manos. En esta breve relación digo lo poco que yo he visto y oído de los antiguos viejos que trataron de aquellos tiempos, y no me alargaré más.
Siguieron después de este poco tiempo antes o después Juan Belino '''(22) ''' en Venecia y otros de su escuela, el cual era pulidísimo y acababa exquisitamente sus cuadros asimismo al temple; no sé si alcanzó al ólio [ óleo ].  Siguiéronle Pedro Perugino con harto donaire en la pintura, maestro del gran Rafael de Urbino, aventajándose todavía más, añadiendo a la pintura mayores fuerzas, así en brío a las figuras, como en naturalidad a los rostros, y colorido más desenvuelto '''(23)'''. Muchas veces fui en Roma a la iglesia de San Marcos, en una capilla colateral a la mayor, miraba con harto gusto una historia de su mano, algo ya gastada del tiempo y de la pared salitrosa, donde un sayón degollaba unos mártires, alzaba la mano a un punto, y torcía el cuerpo para darle con mayor fuerza, de tal manera, que se veía en él que no podía errar el golpe; y un estandarte sedas colgado en mitad de la iglesia, con una figura pintada en él de san Marcos Evangelista harto buena, ya con el tiempo abierta la seda por muchas partes.  Fueron en este tiempo un Dominico Guirlandayo [Ghirlandaio] de Florencia, que cuando Miguel Ángel era muchacho le prestaba papeles que copiase, y dibujábalos tan al propio, que le daba los suyos por los otros, sin que se echase de ver que no eran los propios. Sus obras son en Florencia; y en la capilla del papa Sixto IV no sé que historias. En Orvieto, ciudad cerca de Roma, me mostraron una capilla donde había la batalla de los ángeles y demonios, y otras historias maravillosas de buenas: pareciome manera más nueva que la suya.  Por este tiempo debiera de florecer en España Berruguete el viejo, padre de Berruguete, excelente pintor y escultor, imitador de Miguel Ángel Alejo [Alejandro] Hernández '''(24)''', que en Sevilla hizo muchas obras, y en Córdoba en el monasterio de San Jerónimo el retablo grande y otros pequeños; y aquel pintor que pintó las sargas, que arriba he referido; y otro pintor español, que en el palacio de Urbino, en un camarino del duque pintó unas cabezas a manera de retratos de hombres famosos, buenas a maravilla.  También en Florencia Filipo de fray Filipo, que adornó el primero el arte con diversidades de trajes, almaizares y otras maneras inventadas, y otras imitando lo antiguo, con que se acrecentó no poco. Pintó en Roma la capilla de aquellos señores Carrafas, ilustrísima familia napolitana.  Dio también gran esplendor al estudio de la pintura el bienaventurado y santísimo varón fray Juan de Fiesole o Fiesulano, de la orden de santo Domingo, cuya excelencia en la pintura ilustrada con la santidad de su vida, mereció que el papa Inocencio le ofreciese el arzobispado de Florencia, y no queriendo en ninguna manera aceptarlo, alcanzó de S.S. [Su Santidad] que lo diese a S. Antonino, grande amigo suyo, que después lo gozó el dicho santo. Vi en unas costras de un encalado de una capilla en palacio, que por agrandar el edificio se derrocó, un rostro de nuestra Señora al fresco, que se pudo salvar, y otras cosillas, y tanto más lo estimo porque el caballero que lo tenia me dijo, que Miguel Ángel se lo había dado, habiéndolo tenido él muchos años, y porque sé que Miguel Ángel celebraba sus obras, sobre todo una manera delicadísima. Vi en Florencia en la iglesia de la Anunciata una tabla pintada al temple, en ella el juicio universal, delicadísima en extremo, y digna de que Pío V la pidiese prestada, y la hiciese copiar a Bartolomé Sprangers Flandrense [Bartholomeus Spranger], con grande y liberal premio. Nombro aquí a éste por ser tan nombrado en el día de hoy por la elegancia de las estampas que corren por todo el mundo de su invención.  Dejo de hacer mención de otros que en la misma arte y en los mismos tiempos florecieron, porque todos tenían casi una misma manera y entre ellos Lucas de Cortona, y por no tener mucha noticia de sus obras. ''Omnes hi iam illustres, non tamen in quibus haerere expositio debeat, festinans ad lumina artis'' '''(25)'''. El primero y principal fue Micael [Miguel Ángel], siguiendo los tiempos de los ya nombrados: fue luz verdaderamente, y lumbre que resplandeció tal, que ilustró la redondez de la tierra, y lo que hoy se halla de bueno, y esta manera tan grandiosa llegó a lo supremo de la posibilidad: lo que la escultura enriquece, de suerte que no solo iguala con la majestad de los antiguos, antes en ciencia y en inteligencia de músculos y proporciones humanas, le lleva muchos pasos de ventaja: lo que ha levantado la arquitectura con más gracia y terribilidad que la de los edificios antiguos de griegos y romanos, todo salió de esta caudalosa fuente tan abundante y milagrosa, que oso decir que fue con particular socorro del cielo. De ninguno asta hoy se ha sabido de que se pueda decir este primado en todas estas tres artes, y en todo tan perfecto, que en cada facultad de por si tiene el principado; y quien no aprendiere de su doctrina en estas facultades, tendrá poco nervio y menos gracia en lo que hiciere.  En lo primero de su mocedad, o por mejor decir de su niñez, labró al temple algunas obras que no parecen, y un S. Francisco que esta en S. Pedro de Montoro [San Pietro in Montorio] en Roma, aunque algunos dicen que es de mano de un cierto Pedro de Argento, discípulo o practicante suyo, la cual obra por ser de aquella manera delicada de los templicistas, en cuyo tiempo se hizo, no es tan mirada. Hizo a instancia de Angelo Policiano en aquellos tiernos años la guerra de los Lapitas y Centauros de medio relieve en mármol, y una cabeza de mármol de un sátiro viejo que reía, y viéndola el magnífico Lorenzo de Médicis hecha por mano de un muchacho y tan buena, dijo riendo: a los sátiros viejos les suele faltar algún diente porque con la risa los descubría todos. Él muy corrido, entendiendo que era reprehensión, le quitó sutilísimamente un diente, y le trajo al jardín por donde solía pasar Lorenzo, y rio infinito la sencillez de Miguel Ángel, y admiró el ingenio en tan tiernos años. Lo tuvo familiarmente y asentó a su mesa, donde solían comer Pico Mirandulano [della Mirandola] o Ángelo Policiano [Poliziano], y otros graves y doctos varones, y a veces él estaba en mejor lugar.  Sacó a luz aquella gran manera hasta entonces no vista en el juicio y bóveda que pintó en la capilla de Sixto V, de donde han tomado grandeza todos los que desde entonces acá han pintado bien. En la bóveda muchos profetas y sibilas y algunas historias del testamento viejo, las cuales, como Rafael de Urbino, que entonces comenzaba a dar muestras de su estudio e ingenio, viese por maña de Bramante, arquitecto del papa julio II, aprovechó de tal manera que sus obras de allí adelante fueron otras con ventaja particular, que mereció también él en su tanto el principado en la pintura.  Pintó, así mismo, Miguel Ángel dos historias en la capilla, que llaman Paulina, la conversión de S. Pablo y el martirio de nuestro padre S. Pedro, que son y serán escuela universal para todos, así los nacidos en Italia, como a los que de remotas gentes y naciones acuden a deprender a Roma.  De las obras de escultura no haré relación entera por no ser de nuestro propósito, aunque de paso haré mención de las de Florencia. La noche, el día, el crepúsculo y la aurora de mármol y demás figuras en los sepulcros de los Médicis, tan celebrados por los poetas de sus tiempos. Cierto que ellas celebran los poetas y los esclarecen, porque el argumento es mayor que puede ser el poema. Y un David mayor que el natural, que allí llaman el gigante de la plaza, y otras figuras que yo no habré visto, y unos prisioneros que llevaron a Francia, remate de toda grandeza. En Roma un Baco, que después se llevó a Florencia, con que engañó al cardenal Riario viejo, encajándosela por antigua.  De hermosura y lindeza de contornos y proporción de miembros es la más hermosa que yo he visto jamás, aunque entren todas las antiguas, nuestra Señora de las Fiebres que esta en el coro de S. Pedro in Vaticano, con su hijo muerto sobre sus rodillas o faldas, que dicen la hizo de edad de dieciocho a veinte años, de mármol blanquísimo, como son las demás figuras, obra divina. Dicen que el duque Valentín, que le amaba y estimaba mucho, le dijo que el rostro de la Virgen le parecía muy fresco para tener hijo tan grande, y que respondió en su lengua, ''Le cose divine non s’invecchiano mai''. Era hombre callado, pero agudísimo y sentencioso en sus razones. La sepultura del papa Julio II, donde entre otras figuras hay un Moysen [Moisés] asentado, que podemos llamar coloso, labrado divinamente, y tan acabados los pliegues del manto, que la mano halla vacío donde no pudo entrar el hierro. Es de tanta excelencia y vivacidad que si no habla es por no parecer tartamudo. Un Cristo en pie abrazado con la cruz y con las insignias de su pasión, que representa bien quien es.  De otras obras de arquitectura bastará decir la estupenda maravilla nueva de S. Pedro in Vaticano, que espantaría con su grandeza, artificio y hermosura a todas las obras que ha habido en el mundo. En Florencia la librería de San Marcos con tanta excelencia y novedad de ornatos y variedad, que hizo parecer todas las demás hasta su tiempo como miembros adormecidos. La fábrica nueva del capitolio romano, hecha por traza y orden suya, aunque él dejó el cuidado y prosecución a otros: tantas puertas, tantas ventanas con el ornato peregrino y no visto jamás, en el cual se ven enmendados los perfiles de los antiguos, y añadidos los que dan tanta gracia a los demás.  Fue, últimamente, un nuevo sol, nueva luz, nuevo resplandor en estas artes, que las ilustró y crio sobre lo bueno de lo antiguo, lo mejor y lo sobrenatural que pudieron recibir: hinchó y perfeccionó toda la capacidad que tenían.  Síguese Rafael de Urbino, pintor y arquitecto nobilísimo, de quien sería mejor callar que entrar en un océano de sus loores, sin que se descubra puerto ni término a tan larga navegación. Subió tanto en los pocos años que vivió con su nombre y opinión, que bastará decir de él que fue Rafael de Urbino. Añadió a la pintura, juntamente con el crecimiento del dibujo, la mayor gracia que jamás se había visto y creo no se verá. La ternura grande en los niños, el donaire en las mujeres, hábitos, trajes, ornatos con cierta simplicísima hermosura y con hermosísima simplicidad: un decoro grandísimo en las historias que componía, adornadas de edificios y arquitectura que les dan un ser y una majestad que no pudieron acontecer de otra manera, en las cuales entretejía retratos al vivo de los príncipes y hombres ilustres de su tiempo.  Pintó en el palacio Sacro dos corredores de historietas sagradas, con tanta diversidad de grutescos, de animales, de encañados de parras, de jazmines, de otras diferencias de ramas y flores, tan al vivo que lo natural parece en su presencia pintado. Ayudábase en esto de un discípulo suyo que se lio al estudio de estas frescuras e imitación de cosas naturales llamado Juan de Udine; en lo cual se aventajó de manera, que pocos le han llegado. Las uvas y frutas con su flor y rocío: las aves que unas vuelan; y otras volarían, si se levantasen: los animalitos que muestran con la ternura el regalo en que se criaron, y otros en extremo bien hechos. En las salas y piezas pintó de manara historias eclesiásticas y otras que ellas solas se pueden llamar pintura.  En la sala que llaman de Constantino, por estar en ella sus hechos pintados, entre otras cosas aquella gran batalla que tuvo con Maxệncio [Magencio], que agota los entendimientos de quien la mira, casi roba el huelgo y el resuello con la profunda admiración. Las demás historias y pinturas hacen el mismo efecto; y tantas obras que parece imposible a tan corta vida, que dicen no pasó de treinta y tres ó treinta y cuatro años '''(*)'''. Ya vuestra merced ha visto aquel epitafio hecho por el cardenal Bembo.  ''Ille. hic. est. Raphael. Timuit quo.  sospite. vinci  Rerum. magna. parens: quo. moriente.  mori''  ¿Qué diremos de aquel gran cuadro del altar mayor en la iglesia de S. Pedro de Montoro [San Pietro in Montorio] de la Transfiguración que es tenido por el mejor cuadro al óleo que hay en el mundo? Las obrar de que he hecho mención son al fresco sobre la pared; y si hubiera de hacer mención de todas ellas y de lo que en ellas hay que notar, era menester un particular y muy crecido volumen. Una elocución de Constantino, en que cuenta a sus capitanes la visión del signo, que vio, cuya virtud le había de dar victoria: tantas maneras de armas y hábitos militares, insignias, banderas; y para que las figuras mostrasen mayor grandeza, representándolas algo desviadas, pintó un enano en la delantera que se probaba una celada hecha a la antigua y muy bizarra, tan grande, que cualquiera, cuya era había de ser gigante.  Pintó asimismo al fresco otras muchas historias; y sería nunca acabar, querer relatar por partes las grandezas y lindezas de ellas. Pintó muchos cuadros de nuestra Señora, en que mostró juntamente con la gran fuerza del arte lo que puede el pincel representar: modestia virginal y divinidad en rostros humanos. En una iglesia de S. Lucas un cuadro en el altar mayor, donde está S. Lucas retratando a nuestra Señora, que verdaderamente se menea la mano con el pincel y Rafael de Urbino que está atento mirando la obra, retratado de sí mismo al natural, mozo de dieciocho años, los cabellos hasta los hombros, con sayo de puerta, escotado, al traje de nuestros bisabuelos: cosa cierto que excede la imaginación.  Fueron casi de este tiempo Andrea del Sarto en Florencia, cuyas obras a fresco y óleo pueden competir con las mejores. Daniel de Volterra, en quien mostró el estudio lo mucho que puede alcanzar. Perino del Vaga, práctico sobre manera en cualquier requisito del arte. Hay en Roma y Génova ilustres monumentos de sus obras. Francisco Salviati, gran dibujador [dibujante] y pintor, espíritu brioso y magnánimo. Hay muchas obras suyas en Roma y Florencia, en tan gran manera que espanta. Francisco Parmesano, tan galano y vistoso, con tanto donaire en sus figuras que apenas se pueden imitar. Vino a Roma después de Rafael muerto, con tanta maravilla de los que veían sus pinturas, que se decía que Rafael había resucitado.  Antonio de Correggio con tan divina manera, que se pudieran persuadir los hombres que del cielo traía las figuras que pintaba. Resuélvase todo pincel a cederle. Pintó en Parma muchas obras a fresco y ólio [óleo]. En Módena dos cuadros, tales, que son espectáculo particular de todos los hombres que estiman esta arte y otros cuadros.  ''Sunt et alia ingenii eius exemplaria, veluti Cyclops dormiens in parvula tabella: cuius et sic magnitudinem exprimere cupiens, pinxit iuxta satyros, thyrso pollicem eius metientes'' '''(26)'''. Este mismo argumento pintó en Roma en una loggia de la vía de Madama con tanto dibujo y buena manera de colorido Julio Romano, discípulo de Rafael de Urbino, que parece que el arte no se extiende a más. Y si se ha de encarecer la de Timantes por ser hecha ''in parvula tabella'', como dice Plinio, don Julio Clovio de Croacia el más excelente iluminador que jamás se ha conocido, en las horas que iluminó a su amo el cardenal Farnes, que son un milagro prodigioso del arte. Hizo muchísimas figuras divinamente, que sin la solercia de los sátiros, ni de otros adherentes parecen gigantes en el poco lugar que les pueden dar unas pequeñas hojas, y algunas escorzadas con tal ademán, que muestran no ser menores que las otras, y cúbrelas un cuartín, moneda romana, que es como una blanca de las que se usan en España, y aun menos.
Siguiéronle Pedro Perugino con harto donaire en la pintura, maestro del gran Rafael de Urbino, aventajándose todavía más, añadiendo a la pintura mayores fuerzas, así en brío a las figuras, como en naturalidad a los rostros, y colorido más desenvuelto (23). Muchas veces fui en Roma a la iglesia de San Marcos, en una capilla colateral a la mayor, miraba cota harto gusto una historia de su mano, algo ya gastada del tiempo y de la pared salitrosa, donde un sayón degollaba unos mártires, alzaba la mano a un punto, y torcía el cuerpo para darle con mayor '''Notas'''
'''(I)''' Arias Montano, doctor teólogo, famoso en la interpretación de la escritura sagrada y en el conocimiento de las lenguas hebrea, siria, caldea, griega y latina. murió en Sevilla año de 1595.
'''(15)''' Plin. ibid. El primero que halló colorir las pinturas con teja (como dicen) molida, fue Cleoanfo Corintio.
'''(16)''' Inventose Inventase el pintar al ólio [óleo] el año de 1410 en Flandes por Juan de Encina, pintor famoso. Nótese aquí la antigüedad que tiene el pintar bien en España.
'''(17)''' Alberto Durero, natural de Norimberg, doctísimo pintor, escultor y arquitecto, escribió muchos libros de su facultad: hizo admirables obras con el buril en madera, cobre y hierro. Marco Antonio Boloñés, pintor famoso y entallador, discípulo de Rafael de Urbino.
'''(21)''' Andrea Mantegna, natural de Mantuano, gran pintor, noble en sangre y en ingenio, y el primero que corto estampas en Italia. Alberto Durero vino de Germania a Italia solo por ver a Mantegna, y llegó a verle acabado de espirar.
'''(22)''' Juan Belino [Giovanni Bellini]dice el Somazo [Lomazzo], que fue maestro de Tiziano.
 
'''(23)''' Fue también de estos tiempos maestre Hoans, que a fresco pintó.
 
'''(24)''' Alexo [Alejo] Herná ndez a Fernández, vivía el año de 1487 en tiempo de los Reyes Católicos. Son de su mano las pinturas del retablo dicho, historias de la vida de Cristo y de la de S. Jerónimo: en la de la Cena dejo firmado su nombre.
 
'''(25)''' Plin. Lib. XXXV, cap. IX.
 
'''(*)''' Vasari dice que cumplió treinta y siete años justos. (26) Plin. Lib. 35 cap. 10.
 
'''(26)''' Plin. Lib. 35, cap. 10.
 
 
 
 
'''DISCURSO SOBRE EL TEMPLO DE SALOMÓN ACERCA DEL ORIGEN DE LA PINTURA'''
 
Dejando pues discursos aparte, la primera noticia que de la pintura hallo es acerca de Estrabón, libro XXVI de los edificios de Babilonia. Cosa muy sabida es ser después del diluvio universal la primera ciudad, el primer imperio y la primera corte que tuvo la redondez de la tierra, donde comenzaron grandezas y suntuosidades, que hasta ahora viven en la memoria de los hombres; y de las cosas particulares dice: ''In ea propter lignorum inopiam ex palmaceis trabibus et columnis aedificia faciunt, circum columnas funes extorta stipula confectos ponunt, postea ea illinientes coloribus pingunt portae bituminatae, et aliae sunt tam ipsae, quam domus, quae omnes propter lignorum penuriam fornicantur, &c''.
 
No tenían ni pedreras, ni maderas, porque carecen aquellas regiones de estos materiales: cortaban las mejores palmas más gruesas y rollizas: rodeábanlas de fortísimas cuerdas: ''illinientis'', embetunábanlas con aquellos betunes acomodados y quedaban fuertes y lisas, ''coloribus pingunt'', que pintaban. Como eran trozos de palmas querían que la pintura representase lo que eran, a mi parecer. Encima tintaban alrededor aquellas hojas que hace el cebollo de la palma, a modo de capitel, que después llamaron corintio. En el fuste o scapo pintaban listas de abajo arriba imitación de la orden que dejan señaladas en el tronco las ramas, que unas de aquellas cortezas son inferiores a otras, y así las demás partes de la columna. Esta manera de pintar, a mi parecer, es la que pudo ser principio de lo demás a que se extendió el arte del pintar.
 
Origen de la columna corintia [Nota al margen]. De este principio se derivó sin duda ninguna el orden de columnas que llamamos corintias. El scapo o fuste fue la palma rodeada y astringida de las cuerdas: el collarín de la columna nació de una vuelta más las mismas cuerdas para que estuviese la atadura mas fuerte abajo, como cosa que había de estar junto al suelo. Dieron más vueltas, y la más ínfima muy más gruesa, como más sujeta a rozarse primero. El betún rehinchía la agudeza de los ángulos, cortando e igualando sobre el cerco de la maroma; y el asiento después, porque le defendiese de los inconvenientes de posar en el mismo suelo, era un cuadro de un ladrillo o de muchos, por no tener piedra; y así hasta el día de hoy se llama el dicho asiento ''plintion laterculus''. El capitel o era formado en trozo de la misma columna o sobrepuesto, formándole con el mismo betún para que la pintura pudiese fingir sus hojas, que servían solamente el todo de ellas a la manera de pencas, como también han usado en las de mármol los antiguos con extrema gracia, como se ve en S. Juan Laterano [de Letrán] en el pórtico del baptisterio: además que habiéndolas cargado con su arquitrabe les añadieron la cornisa, para que echando fuera la lluvia defendiese las columnas de podrirse la madera y cuerdas, aunque el betún las tuviese vestidas y defendidas por su parte de estos daños; y perdóneme Vitruvio, que estos fueron los principios del orden corintio, y no los que él trae de cosas, a mi parecer ridículas.
 
Calímaco, escultor corintio, añadió el harpar las hojas: una vez como hoja de olivo, como de ordinario se hallan: otra vez como hoja de roble. De la una manera y de la otra se hallan en esta iglesia mayor de Córdoba algunos capiteles antiguos, labrados con excelencia. De aquí con este presupuesto se entenderá muy bien lo que dice en diversas partes la escritura, hablando de la fábrica del templo. ''Palmarum species operuit tan Cherubim, quam palmas auro. Sculpsit Cherubim et palmas ante facientes pictura palmarum''. Y requería esta materia tratado más particular, porque hay bien que decir, así en éstos como en otros lugares, y este de Jeremías: ''Quia lignum de saltu praecindit opus manus artificis in ascia. Argento et auro decoravit illud: clavis et maleis compegit ut non dissolvatur. In similitudinem palmae fabricata sunt, &c''. Son, como quien dice, sus imagines y dioses, como un pilar que no se mueve sino le mueven, y llámale palma, porque este vocablo fue el primero que tuvo la columna, y aunque después se fabricaron de mármol se le quedó el mismo nombre. Josefo, ''Antiq''. 8 cap. 5. de la Regia de Salomón, ''Cuius pulchritudo tribus ordinibus opere intexta Asyrio'', que como allá comenzó la arquitectura, quedó con los mismos términos, como si dijésemos tres órdenes de corredores de obra corintia.
 
Paréceme que si ciertos amigos, que hicieron unos comentarios sobre algunos libros de la escritura, hubieran dado en este lugar, ahorrarán algunos años de trabajo que tuvieron bien grandes. A este propósito pregunto ¿Qué es la causa que Vitruvio en sus libros de arquitectura no trata de las columnas torcidas, ni pone la razón de ellas, y Jácome de Vígnola, que escribió en nuestros tiempos, ser el primero que les haya dado regla? ¿Responderíase a esto por ventura no ser antigua cosa, ni de aquel tiempo, ni haberlas él hallado en los ilustres edificios de que hace mención? Que no sean de aquel tiempo, lo contrario se ve en la labor y elegancia de ellas y antigüedad, y en la común opinión de los hombres. Dícese y tiénese por cierto ser algunos despojos del templo de Jerusalén o de otra alguna fábrica de aquella ciudad, que fueron traídos de allí en la guerra del emperador Tito, y lo confirma una de ellas que está en la iglesia de S. Pedro en Roma, cercada de una bien cerrada reja de hierro, que tiene virtud milagrosa de expeler los malos espíritus de los hombres, llegándose a ella, la cual virtud se le quedó desde que nuestro señor Jesucristo se arrimó a ella predicando al pueblo. La columna y la reja son muy antiguas a la virtud manifiesta. Demás que algunas de estas columnas (aunque todas de buena ley) que están en la dicha iglesia son tan hermosamente labradas, que arguyen el cuerpo de la obra, haber sido edificio insigne; y aunque se pueden llamar corintias, tienen no sé que de extrañeza, y en los miembros de peregrino, estriadas el ínfimo tercio y de arriba vestidas de yedras, trepando por ellas algunos niños vestidos, alados y otros animalejos, si mal no me acuerdo.
 
Supuestas estas razones, que son las columnas antiguas y muy antiguas de los tiempos floridos, y su escultura lo muestra, y que Vitruvio no hace de ellas mención, ni otro alguno de los antiguos escritores, me hace entender que los asirios escultores y los de las otras naciones de la grande Asia, que aprendieron de ellos, considerando este principio, deducido de las columnas de palmas, como viesen que las tales columnas con el gran peso del edificio, y no siendo su materia tal que pudiese henderse o quebrarse, se corbasen [curvasen] a un lado y a otro, ordenaron después esta hermosísima manera de columnas, reduciendo lo que en sus principios era vicio, con artificiosa lindeza a fingirlas de esta suerte, que Vitruvio solamente observó la manera de los griegos, o no vio los edificios donde estaban puestas, o no entendió el modo de sacarlas torcidas.
 
No nos da Estrabón más lumbre en cosa tan ciega, porque su argumento era diferente. De creer es que si comenzó por imitación de palmas, que pasaría a figuras humanas, o que de figuras humanas se acomodase a imitar ramas, hojas y otras naturales cosas. Y siendo cierto que primero tuvieron imperio los asirios que hubiese reino en Egipto, no seria alejarse mucho de buena conjetura imaginar que los egipcios la tuviesen de los asirios, ni tampoco es tan gran disparate, como a Plinio le parece, decir que los egipcios, que seis mil años antes que los griegos tuvieron ellos pintura, si conforme a lo que tengo dicho comenzaron con los asirios, y los años que ellos decían eran, según su cuenta, de cuatro a seis meses, remítome a la buena razón de los tiempos.
 
Parece, según esto, que los principios de este arte fueron estos, no con más certidumbre que la conjetura y consideración nos puede dar. Más cierto es el fin que tuvo y en qué tiempo. En su tiempo, dice Plinio: ''Hactenus dictum sit de dignitate artis morientis''. Dice ''morientis'', aun no del todo ya muerta. Vese que se entretuvo algunos años después de Plinio, porque en las termas dioclecianas en mi tiempo, en un nicho grande, como ellos llaman, estaba en la media naranja de pintura una gran figura asentada y otras a los lados en pie, y aun una de ellas desnuda; y aunque con el mucho tiempo y ruinas maltratada, se conocía mucho bueno en ellas, principalmente en los perfiles que se descubrían más. Los frailes cartujos, que tienen allí su convento, hicieron en aquellas paredes un alhorí (*) [Nota al margen: Un granero o alfolí], y así no se pueden ahora ver sino con dificultad.
 
Asimismo, junto al monasterio de S. Juan y Paulo en una viña, que dicen, por rastros y señales, haber sido la casa de santa Constancia, hija de Constantino magno, hay muchas ruinas y algunas bóvedas, y en una de ellas había de pintura algunos grutescos (cierta especie de pintura, dicha así por hallarse en las grutas de las ruinas de Roma), los cuales mostraban arte y buena manera, y principalmente una historia en medio de la bóveda, que un caballero cortó y arrancó de la bóveda y la puso en un cuadro en su casa, que después se perdió por quererla barnizar para que saliesen las figuras.
 
Demás de las cuales se ven hoy en aquel templo que llaman de Baco, junto a la iglesia de santa Inés, vía Nomentana, mucha parte de bóveda de cimborio, labradas de mosaico; algunas historias que no dejan de tener, para ser de aquella labor, buena parte de dibujo y manera, hechas en tiempo de Juliano el apóstata, el cual restauró (mas no con la grandeza y ornato que debiera tener primero el dicho templo) para sepultar en él a su mujer Helia Augusta, hermana de santa Constancia, donde también yacía la misma santa en una tumba harto preciosa de pórfido, labrada una a modo de Parca y unos niños y otras cosas en ella que andan en estampa.
 
 
'''POEMA DE LA PINTURA'''
 
'''LIBRO PRIMERO'''
 
[Las indicaciones (*) corresponden a notas al margen, y se incluyen al final de cada estrofa]
 
Mueve al alma un deseo que la inclina
 
A seguir desigual atrevimiento:
 
Ardor, que nos parece ser divina
 
Inspiración, de pretendido intento:
 
Si el despierto vigor, donde se afina
 
En mí avivase el fugitivo aliento,
 
Diría el artificio soberano
 
Sin par, do llegar pudo estudio humano.
 
 
 
 
¿Cuál principio conviene a la noble arte?
 
¿El dibujo, que él solo representa
 
Con vivas líneas que redobla, y parte
 
Cuanto el aire, la tierra y mar sustenta?
 
¿El concierto de músculos, y parte
 
Que a la invención las fuerzas acrecienta?
 
¿El bello colorido, y los mejores
 
Modos con que florece? ¿O los colores?
 
 
 
 
Comenzaré de aquí, pintor del mundo
 
Que del confuso caos tenebroso
 
Sacaste en el primero y el segundo
 
Hasta el último día del reposo
 
A luz la faz alegre del profundo;
 
Y el celestial asiento luminoso
 
Con tanto resplandor y hermosura
 
De varia y perfectísima pintura,
 
 
 
 
Con que tan lejos del concierto humano
 
Se adorna el cielo de purpúreas tintas,
 
Y el translúcido esmalte soberano,
 
Con inflamadas luces y distintas:
 
Muestras tu diestra y poderosa mano
 
Cuando con tanta maravilla pintas
 
Los grandes signos del etéreo claustro
 
De la parte del Élice y del Austro.
 
 
 
 
Al ufano pabón alas y falda
 
De oro bordaste y de matiz divino,
 
Do vive el rosicler, do la esmeralda
 
Reluce, y el zafiro alegre y fino:
 
Al fiero pardo la listada espalda,
 
La piel al tigre en modo peregrino;
 
Y la tierra amenísima, que esmalta
 
El lirio y rosa, el amaranto y calta.
 
 
 
 
Todo fiero animal por ti vestido
 
Va diverso en color del vano velo:
 
Todo volante género atrevido,
 
Que el aire y niebla hiende en presto vuelo:
 
Los que cortan el mar, y el que tendido
 
Su cuerpo arrastra en el materno suelo:
 
De ti, mi inculto ingenio, enfermo y poco,
 
Fuerzas alcance: yo a ti solo invoco.
 
 
 
 
Un mundo en breve forma reducido,
 
Propio retrato de la mente eterna,
 
Hizo Dios, que es el hombre, ya escogido
 
Morador de su regia sempiterna;
 
Y la aura simple de inmortal sentido
 
Inspiró dentro en la mansión interna;
 
Que la exterior parte avive y mueva
 
Los miembros fríos de la imagen nueva.
 
 
 
 
Vistiólo de una ropa que compuso
 
En extremo bien hecha y ajustada,
 
De un color hermosísimo, confuso,
 
Que entre blanco se muestre colorada.
 
Como si alguno entre azucenas puso
 
La rosa, en bella confusión mezclada;
 
O del indio marfil trasflora y pinta
 
La limpia tez con la sidonia tinta (*)
 
(*) Aquí faltan versos
 
 
 
 
Primero romperás lo menos duro (*)
'''(22)''' Juan BelinoDe este arte, dice el Somazo, que fue maestro de Tiziano. poco a poco conquistando:
'''Procura un orden, por el cual seguro Por sus términos vayas caminando. Comienza de un perfil sencillo y puro Por los ojos y partes figurando La faz. Ni me desplugo de este modo Un tiempo linear el cuerpo todo. (23*)''' Fue también Principios.    Un día y otro día, y el continuo (*) Trabajo hace prático y despierto; Y después que tendrás seguro el tino Con el estilo firme y pulso cierto No cures atajar luengo camino, Ni por allí te engañe cerca el puerto: Vean que el deseado fin consigas Pereza y confianzas enemigas.    Así la universal naturaleza Cuantos produce al esplendor del cielo No primero los arma de firmeza, Ni con osado pie huellan el suelo, Que el sabor de estos tiempos maestre Hoansla leche y la terneza Funde y condensa del corpóreo velo,  Y como va creciendo el alimento Refuerza con igual mantenimiento,    Hasta que ya crecida, llega al punto Adulta edad, de más perfeto estado: El sustento dispone y dalo junto Al cuerpo y al vigor acomodado: No quieras adornar más tu trasunto De lo que conviniere al primer grado, Que Cuanto, más en él te detuvieres, Irás más pronto al otro a fresco pintóque subieres.    Ya que la aura segunda de la suerte Descubre en tu favor felice agüero, No puede según esto sucederte ¡Menos el resto que el sudor primero; Por ende con ahínco anteponerte Pretende entre los otros delantero, Llevando siempre, y vencerás, por guía La libre obstinación de tu porfía.    La elegancia y la suerte graciosa (*) Con que el diseño sube al sumo grado No pienses descubrirla en otra cosa, Aunque industria acrecientes y cuidado, Que en aquella excelente obra espantosa,(**) Mayor de cuantas se han jamás pintado, Que hizo el Buonarota de su mano Divina en el Etrusco Vaticano.  (*) Dibujo (**) El juicio universal de Miguel Ángel    Cual nuevo Prometeo en alto vuelo
fuerzaAlzándose, de tal maneraextendió las alas tanto, que se veía en él que no podía errar el golpe; y un estandarte sedas colgado en mitad de la iglesia, con una figura pintada en él de san Marcos Evangelista harto buena, ya con el tiempo abierta la seda por muchas partes.
Fueron en este tiempo un Dominico Guirlandayo [ Ghirlandaio ] de Florencia, que guando Miguel Ángel era muchacho le prestaba papeles que copiase, y dibujábalos tan al propio, que le daba los suyos por los otros, sin que se echase de ver que no eran los propios. Sus obras son en Florencia; y en la capilla del papa Sixto IV no sé que historias. En Orvieto, ciudad cerca de Roma, me mostraron una capilla donde había la batalla de los ángeles y demonios, y otras historias maravillosas de buenas: pareciome manera más nueva que la suya. Que puesto encima el estrellado cielo
Por este tiempo debiera de florecer en España Berruguete el viejo, padre de Berruguete, excelente pintor y escultor, imitador de Miguel Ángel Alejo [ Alejandro ] Hernández (24), que en Sevilla hizo muchas obras, y en Córdoba en el monasterio de San Jerónimo el retablo grande y otros pequeñosUna parte alcanzó del fuego santo; y aquel pintor que pintó las sar-
(24) Alexo [ Alejo ] Hernández a FernándezCon que tornando enriquecido al suelo, vivía el año de 1487 en tiempo de los reyes Católicos. Son de su mano las pinturas del retablo dicho, historias de la vida de Cristo y de la de san Jerónimo: en la de la Cena dejo firrmado su nombre.
-gas, que arriba he referido; Con nueva maravilla y otro pintor español, que en el palacio de Urbinonuevo espanto,
en un camarino del duque pintó unas cabezas a manera de retratos de hombres famosos, buenas a maravilla. Dio vida con eternos resplandores
También en Florencia Filipo de fray FilipoA mármoles, que adornó el primero el arte con diversidades de trajesa bronces, almaizares y otras maneras inventadas, y otras imitando lo antiguo, con que se acrecentó no poco. Pintó en Roma la capilla de aquellos señores Carrafas, ilustrísima familia napolitanaa colores.
Dio también gran esplendor al estudio de la pintura el bienaventurado y santísimo varón fray Juan de Fiesole o Fiesulano, de la orden de santo Domingo, cuya excelencia en la pintura ilustrada con la santidad de su vida, mereció que el papa Inocencio le ofreciese el arzobispado de Florencia, y no queriendo en, ninguna manera acerarlo, alcanzó de su santidad. que lo diese a san Antonino, grande amigo suyo, que después lo gozó el dicho santo. Vi en unas costras de un encalado de una capilla en palacio, que por agrandar el edificio se derroco, un rostro da nuestra Señora al fresco, que se pudo salvar, y otras cosillas, y tanto más lo estimo porque el caballero que lo tenia me dijo, que Miguel Ángel se lo había dado, habiéndolo tenido él muchos años, y porque sé que Miguel Ángel celebraba sus obras, sobre todo una manera delicadísima. Vi en Florencia en la iglesia de la Anunciata una tabla pintada al temple, en ella el juicio universal, delicadísima en extremo, y digna de que Pío V la pidiese prestada, y la hiciese copiar a Bartolomé Sprangers Flandrense, con grande y liberal premio. Nombro aquí a éste por ser tan nombrado en el día de hoy por la elegancia de las estampas que corren por todo el mundo de su invención.
Dejo de hacer mención de otros que en la misma arte y en los mismos tiempos florecieron, porque todos tenían casi una misma manera y entre ellos Lucas de Cortona, y por no tener mucha noticia de sus obras. Omnes hi jam illustres, non tamen in quibus haerere expositio debeat, festinans ad lumina artis (25). El primero y principal fue Miguel [ Ángel ], siguiendo los tiempos de los ya nombrados: fue luz verdaderamente, y lumbre que resplandeció tal, que ilustró la redondez de la tierra, y lo que hoy se halla de bueno, y esta manera tan grandiosa llegó a lo supremo de la posibilidad: lo que la escultura enriquece, de suerte que no solo iguala con la majestad de los antiguos, antes en ciencia y en inteligencia de músculos y proporciones humanas, le lleva muchos pasos de ventaja: lo que ha le-
(25) Plin. Lib. XXXV, cap. IX.
-vantado la arquitectura con más gracia Era perpetua noche y terribilidad que la de los edificios antiguos de griegos y romanos, todo salió de esta caudalosa fuente tan abundante y milagrosa, que oso decir que fue con particular socorro del cielo. De ninguno asta hoy se ha sabido de que se pueda decir este primado en todas estas tres artes, y en todo tan perfecto, que en cada facultad de por si tiene el principado; y quien no aprendiere de su doctrina en estas facultades, tendrá poco nervio y menos gracia en lo que hiciere. sombra oscura
En lo primero de su mocedadLa ignorancia, o por mejor decir de su niñez, labró al temple algunas Cabras que no parecen, y un san Francisco que esta en san Pedro de Montoro [ San Pietro in Montorio ] en Roma, aunque algunos dicen que es de mano de un cierto Pedro de Argento, discípulo o practicante suyo, la cual obra por ser de aquella manera delicada de los templicistas, en cuyo tiempo se hizo, no es tan mirada. Hizo a instancia de Angelo Policiano en aquellos tiernos años la guerra de los Lapitas y Centauros de medio relieve en mármol, y una cabeza de mármol de un sátiro viejo que reía, y viéndola el magnífico Lorenzo de Médicis hecha por mano de un muchacho y tan buena, dijo riendo: a los sátiros viejos les suele faltar algún diente porque con la risa los descubría todos. El muy corrido, entendiendo que era reprehensión, le quitó sutilísimamente un diente, y le trajo al jardín por donde solía pasar Lorenzo, y rió infinito la sencillez de Miguel Ángel, y admiró el ingenio en tan tiernos años. Lo tuvo familiarmente y asentó a su mesa, donde solían comer Pico Mirandulano [ della Mirandola ] o Ángelo Policiano [ Poliziano ], y otros graves tanto ocupa y doctos varonestiene, y a veces él estaba en mejor lugar.
Sacó a luz aquella gran manera hasta entonces no vista en el juicio y bóveda que pintó en la capilla de Sixto V, de donde han tomado grandeza todos los que desde entonces acá han pintado bien. En la bóveda muchos profetas y sibilas Cuando con llama relumbrante y algunas historias del testamento viejo, las cuales, como Rafael de Urbino, que entonces comenzaba a dar muestras de su estudio e ingenio, viese por maña de Bramante, arquitecto del papa julio II, aprovechó de tal manera que sus obras de allí adelante fueron otras con ventaja particular, que mereció también él en su tanto el principado en la pintura. pura
Pintó, así mismo, Miguel Ángel dos historias en la capilla, que llaman Paulina, la conversión de san Pablo Esta luz clara se aparece y el martirio de nuestro padre san Pedro, que son y serán escuela universal para todos, así los nacidos en Italia, como a los que de remotas gentes y naciones acuden a deprender a Roma. viene:
De las obras Vistióse de escultora no haré relación entera por no ser de nuestro propósito, aunque de paso haré mención de las de Florencia. La noche, el día, el crepúsculo y la aurora de mármol y demás figuras en los sepulcros de los Médicis, tan celebrados por los poetas de sus tiempos. Cierto que ellas celebran los poetas y los esclarecen, porque el argumento es mayor que puede ser el poema. Y un David mayor que el natural, que allí llaman el gigante de la plaza, y otras figuras que yo no habré visto, y unos prisioneros que llevaron a Francia, remate de toda grandeza. En Roma un Baco, que después se llevó a Florencia, con que engañó al cardenal Riario viejo, encajándosela por antigua. vista hermosura
De hermosura El siglo inculto y lindeza de contornos y proporción de miembros es la más hermosa que yo he visto jamás, aunque entren todas las antiguas, nuestra Señora de las Fiebres que esta en el coro de San Pedro in Vaticano, con su hijo muerto sobre sus rodillas o faldas, que dicen la hizo de edad de dieciocho a veinte años, de mármol blanquísimo, como son las demás figuras, obra divina. Dicen que el duque Valentín, que le amaba y estimaba mucho, le dijo que el rostro de la Virgen le parecía muy fresco para tener hijo tan grande, y que respondió en su lengua, Le cose dívine non s’ invecchiano mai. Era hombre callado, pero agudísimo y sentencioso en sus razones. La sepultura del papa Julio II, donde entre otras figuras hay un Moisés asentado, que podemos llamar coloso, labrado divinamente, y tan acabados los pliegues del manto, que la mano halla vacío donde no pudo entrar el hierro. Es de tanta excelencia y vivacidad que si no habla es por no parecer tartamudo. Un Cristo en pie abrazado ton la cruz y con las insignias de su pasiónrudo, que representa bien á quien es. conviene (*)
De otras obras de arquitectura bastará decir la estupenda maravilla nueva de San Pedro in Vaticano, que espantaría con su grandeza, artificio Con título vencer debido y hermosura a todas las obras que ha habido en el mundo. En Florencia la librería de San Marcos con tanta excelencia y novedad de ornatos variedad, que hizo parecer todas las demás hasta su tiempo como miembros adormecidos. La fábrica nueva del capitolio romano, hecha por traza y orden suya, aunque él dejó el cuidado y prosecución a otros: tantas puertas, tantas ventanas con el ornato peregrino y no visto jamás, en el cual se ven enmendados los perfiles de los antiguos, y añadidos los que dan tanta gracia a los demás. justo
Fue, últimamente, un nuevo sol, nueva luz, nuevo resplandor en estas artes, que las ilustró y crió sobre lo bueno de lo antiguo, lo mejor y lo sobrenatural que pudieron recibir: hinchó y perfecciono toda la capacidad que teníanLa fortuna edad del gran Augusto.
Síguese Rafael de Urbino, pintor y arquitecto nobilísimo, de quien sería mejor callar que entrar en un océano de sus loores, sin que se descubra puerto ni término a tan larga navegación. Subió tanto en los pocos años que vivió con su nombre y opinión, que bastará decir de él que fue Rafael de Urbino. Añadió a la pintura, juntamente con el crecimiento del dibujo, la mayor gracia que jamás se había visto y creo no se verá. La ternura grande en los niños, el donaire en las mujeres, hábitos, trajes, ornatos con cierta simplicísima hermosura y con hermosísima simplicidad: un decoro grandísimo en las historias que componía, adornadas (*) El tiempo de edificios y arquitectura que les dan un ser y una majestad que no pudieron acontecer de otra manera, en las cuales entretejía retratos al vivo de los príncipes y hombres ilustres de su tiempoCarlos V.
Pintó en el palacio Sacro dos corredores de historietas sagradas, con tanta diversidad de grutescos, de animales, de encañados de parras, de jazmines, de otras diferencias de ramas y flores, tan al vivo que lo natural parece en su presencia pintado. Ayudábase en esto de un discípulo suyo que se lió al estudio de estas frescuras e imitación de cosas naturales llamado Juan de Udine ; en lo cual se aventajó de manera, que pocos le han llegado. Las uvas y frutas con su flor y rocío! las aves que unas vuelan; y otras volarían, si se levantasen: los animalitos que muestran con la ternura el regalo en que se criaron, y otros en extremo bien hechos. En las salas piezas pintó de manara historias eclesiásticas y otras que ellas solas se pueden llamar pintura.
En la sala que llaman de Constantino, por estar en ella sus hechos pintados, entre otras cosas aquella gran batalla que tuvo con Magencio, que agota los entendimientos de quien la mira, casi roba el huelgo y el resuello con la profunda admiración. Las demás historias y pinturas hacen el mismo efecto; y tantas obras que parece imposible a tan corta vida, que dicen no pasó de treinta y tres ó treinta y cuatro años (*). Ya vuestra merced ha visto aquel epitafio hecho por el cardenal Bembo.
Ille. hic. est. Raphael. Timuit quo.
sospite. vinci ¡O más que mortal hombre, ángel divino!
Reuma. magna. parens: quo. Morient. ¿O cuál te nombraré? No humano cierto
mori Es tu ser, que del cerco impíreo vino
¿Qué diremos de aquel gran cuadro del altar mayor en la iglesia de San Pedro Al estilo y pincel, vida y concierto.
(*) Vasari dice que cumplió treinta y siete años justos. Tú mostraste a los hombres el camino
de Mortero [ San Pietro in Montorio ] de la Transfiguración que es tenido por el mejor cuadro al óleo que hay en el mundo? Las obrar de que he hecho mención son al fresco sobre la pared; y si hubiera de hacer mención de todas ellas y de lo que en ellas hay que notarPor mil edades escondido, era menester un particular y muy crecido volumen. Una elocución de Constantino, en que cuenta a sus capitanes la visión del signó, que vio, cuya virtud le había de dar victoria: tantas maneras de armas y hábitos militares, insignias, banderas; y para que las figuras mostrasen mayor grandeza, representándolas algo desviadas, pintó un enano en la delantera que se probaba una celada hecha a la antigua y muy bizarra, tan grande, que cualquiera, cuya era había de ser gigante. incierto
Pintó asimismo al fresco otras muchas historias; y sería nunca acabar, querer relatar por partes las grandezas y lindezas de ellas. Pintó muchos cuadros de nuestra Señora, en que mostró juntamente con De la gran fuerza del arte lo que puede el pincel representarreina virtud: modestia virginal y divinidad en rostros humanos. En Una iglesia de San Lucas un cuadro en el altar mayor , donde está san Lucas retratando a nuestra Señora, que verdaderamente ti se menea la mano con el pincel y Rafael de Urbino que está atento mirando la obra, retratado de si mismo al natural, mozo de dieciocho años, los cabellos hasta los hombros, con sayo de puerta, escotado, al traje de nuestros bisabuelos: cosa cierto que excede la imaginación. debe
Fueron casi de este tiempo Andrea del Sarto en Florencia, cuyas obras a fresco y óleo pueden competir con las mejores. Daniel de VolterraHonra, que en quien mostró cierto día el estudio lo mucho que puede alcanzar. Perino del Vaga, practico sobre manera en cualquier requisito del arte. Hay en Roma y Génova ilustres monumentos de sus obras. Francisco Salviati, gran dibujador [ dibujante ] y pintor, espíritu brioso y magnánimo. Hay muchas obras suyas en Roma y Florencia, en tan gran manera que espanta. Francisco Parmesano, tan galano y vistoso, con tanto donaire en sus figuras que apenas se pueden imitar. Vino a Roma después de Rafael muerto, con tanta maravilla de los que veían sus pinturas, que se decía que Rafael había resucitadosol renueve. (*)
Antonio de Correggio con tan divina manera, que se pudieran persuadir los hombres que del cielo traía las figuras que pintaba. Resuélvase todo pincel a cederle. Pintó en Parma (*) Faltan aquí muchas obras a fresco y ólio [ óleo ]. En Módena dos cuadros, tales, que son espectáculo particular de todos los hombres que estiman esta arte y otros cuadrosoctavas.
Sunt et alía ingenij ejus exemplaria, veluti Cyclops dormiens in parvula tabella: cujus et sic magnitudinem exprimere cupiens, pinxit juxta satyros, thyrso pollicem ejes metientes (26). Este mismo argumento pintó en Roma en una. 1oggia de la vía de Madama con tanto dibujo y buena manera de colorido Tulio Romano, discípulo de Rafael de Urbino, que parece que el arte no se extiende a más. Y si se ha de encarecer la de Timantes por ser hecha in parvula tabella, como dice Plinio, don Julio Clovio de Croacia el más excelente iluminador que jamás se ha conocido, en las horas que iluminé a su amo el cardenal Farnes, que son un milagro prodigioso del arte. Hizo muchísimas figuras divinamente, que sin la solercia de los sátiros, ni de otros adherentes parecen gigantes en el poco lugar que les pueden dar unas pequeñas hojas, y algunas escorzadas con tal ademán, que muestran no ser menores que las otras, y cúbrelas un cuartin, moneda romana, que es como una blanca de las que se usan en España, y aun menos.
(26) Plin. Lib. 35 cap. 10.
DISCURSO
SOBRE EL TEMPLO Será entre todos el pincel primero (*)
DE SALOMÓN En su cañón atado y recogido
ACERCA DEL ORIGEN DE LA PINTURA Del blando pelo del silvestre vero
Dejando pues discursos aparte, la primera noticia que de la pintura hallo (El bélgico es acerca de Estrabón, libro XXVI de los edificios de Babilonia. Cosa muy sabida es ser después del diluvio universal la primera dudad, el primer imperio mejor y la primera corte que tuvo la redondez de la tierra, donde comenzaron grandezas y suntuosidades, que hasta ahora viven en la memoria de los hombres; y de las cosas particulares dicemás tenido): In ea propter lignorum inopiam ex palmaceis trabibus et columnis aedificia faciunt, circum columnas funes extorta stipula confectos ponunt, postea ea illinientes coloribus pingunt portae bituminatae, et aliae sunt tam ipsae, quam domus, quae omnes propter lignorum penuriam fornicantur, &c.
No tenían ni pedreras, ni maderas, porque carecen aquellas regiones de estos materiales: cortaban las mejores palmas más gruesas y rollizas: rodeábanlas de fortísimas cuerdas: illinientis, embetunábanlas con aquellos betunes acomodados y quedaban fuertes y lisas, coloribus pingunt, que pintaban. Como eran trozos de palmas querían que la pintura representase lo que eran, a mi parecer. Encima tintaban alrededor aquellas hojas que hace el cebollo de la palma, a modo de capitel, que después llamaron corintio. En Sedas el fuste o scapo pintaban listas de abajo arriba imitación de la orden que dejan señaladas en el tronco las ramas, que unas de aquellas cortezas son inferiores a otras, jabalí cerdoso y así las demás partes de la columna. Esta manera de pintar, a mi parecer, es la que pudo ser principio de lo demás a que se extendió el arte del pintar. fiero (**)
De este principio se derivó sin duda ninguna Parejas ha de dar el orden de columnas que llamamos corintías (I). El scapo o fuste fue la palma rodeada y astringida de las cuerdasmas crecido:
el collarín de la columna nació de una vuelta más las mismas cuerdas para que estuviese la atadura mas fuerte abajoSerá grande o mayor, como cosa según que había de estar junto al suelo. Dieron más vueltas, y la más ínfima muy más gruesa, como más sujeta a rozarse primero. El betún rehenchía la agudeza de los ángulos, cortando e igualando sobre el cerco de la maroma; y el asiento después, porque le defendiese de los inconvenientes de posar en el mismo fuere
(I) Origen de Formado a la columna corintiaocasión que se ofreciere.
suelo, era un cuadro de un ladrillo o de muchos, por no tener piedra; y así hasta el día de hoy se llama el dicho asiento plintion laterculus. El capitel o era formado en trozo de la misma columna o sobrepuesto, formándole con el mismo betún para que la pintura pudiese fingir sus hojas, que servían solamente el todo de ellas a la manera de pencas, como también han usado en las de mármol los antiguos con extrema gracia, como se ve en San Juan Laterano[ de Letrán ] en el pórtico del baptisterio: además que habiéndolas cargado con su arquitrabe les añadieron la cornisa, para que echando fuera la lluvia defendiese las columnas de podrirse la madera y cuerdas, aunque el betún las tuviese vestidas y defendidas por su parte de estos daños; y perdóneme Vitruvio, que estos fueron los principios del orden corintio, y no los que él trae de cosas, mi parecer ridículas(*) Pinceles.
Calímaco, escultor corintio, añadió el harpar las hojas: una vez como hoja de olivo, como de ordinario se hallan: otra vez como hoja de roble. De la una manera y de la otra se hallan en esta iglesia mayor de Córdoba algunos capiteles antiguos, labrados con excelencia. De aquí con este presupuesto se entenderá muy bien lo que dice en diversas partes la escritura, hablando de la fábrica del templo. Palmarum species operuit tan Cherubim, quam palmas auro. Sculpsit Chorubim et palmas ante facientes pictura palmarum. Y requería esta materia tratado más particular, porque hay bien que decir, así en éstos como en otros lugares, y este de Jeremías: Quia lignum de saltu praecindit opus manus artificis in ascia. Argento et auro decoravit illud: clavis et maleis compegit ut non dissolvatur. In similitudinem palmae fabricata sunt, &c. Son, como quien dice, sus imagines y dioses, como un pilar que no se mueve sino le mueven, y llámale palma, porque este vocablo fue el primero que tuvo la columna, y aunque después se fabricaron de mármol se le quedó el mismo nombre. Josefo, Antiq. 8 cap. 5. de la Regia de Salomón, Cujus pulchritudo tribus ordinibus opere intexta Asyrio, que como allá comenzó la arquitectura, quedó con los mismos términos, como si dijésemos tres órdenes de corredores de obra corintia(**) Brochas.
Paréceme que si ciertos amigos, que hicieron unos comentarios sobre algunos libros de la escritura, hubieran dado en este lugar, ahorraran algunos años de trabajo que tuvieron bien grandes. A este propósito pregunto ¿qué es la causa que Vitruvio en sus libros de arquitectura no trata de las columnas torcidas, ni pone la razón de ellas, y Jácome de Vígnola, que escribió en nuestros tiempos, ser el primero que les haya dado regla? ¿Responderíase a esto por ventura no ser antigua cosa, ni de aquel tiempo, ni haberlas él hallado en los ilustres edificios de que hace mención? Que no sean de aquel tiempo, lo contrario se ve en la labor y elegancia de ellas y antigüedad, y en la común opinión de los hombres. Dicese y tiénese por cierto ser algunos despojos del templo de Jerusalén o de otra alguna fábrica de aquella ciudad, que fueron traídos de allí en la guerra del emperador Tito, y lo confirma una de ellas que está en la iglesia de San Pedro en Roma, cercada de una bien cerrada reja de hierro, que tiene virtud milagrosa de expeler los malos espíritus de los hombres, llegándose a ella, la cual virtud se le quedó desde que nuestro señor Jesucristo se arrimó a ella predicando al pueblo. La columna y la reja son muy antiguas a la virtud manifiesta. Demás que algunas de estas columnas (aunque todas de buena ley) que están en la dicha iglesia son tan hermosamente labradas, que arguyen el cuerpo de la obra, haber sido edificio insigne; y aunque se pueden llamar corintias, tienen no sé que de extrañeza, y en los miembros de peregrino, estriadas el ínfimo tercio y de arriba vestidas de yedras, trepando por ellas algunos niños vestidos, alados y otros animalejos, si mal no me acuerdo.
Supuestas estas razones, que son las Columnas antiguas y muy antiguas de los tiempos floridos, y su escultura lo muestra, y que Vitruvio no hace de ellas mención, ni otro alguno de los antiguos escritores, me hace entender que los asirios escultores y los de las otras naciones de la grande Asia, que aprendieron de ellos, considerando este principio, deducido do las columnas de palmas, como viesen que las tales columnas con el gran peso del edificio, y no siendo su materia tal que pudiese henderse o quebrarse, se corbasen a un lado y a otro, ordenaron después esta hermosísima manera de columnas, reduciendo lo que en sus principios era vicio, con artificiosa lindeza a fingirlas de esta suerte, que Vitruvio solamente observó la manera de los griegos, o no vio los edificios donde estaban puestas, o no entendió el modo de sacarlas torcidas.
No nos da Estrabón más lumbre en cosa tan ciega, porque su argumento era diferente. De creer es que si comenzó por imitación de palmas, que pasaría a figuras humanas, o que de figuras humanas se acomodase a imitar ramas, hojas y otras naturales cosas. Y siendo cierto que primero tuvieron imperio los asirios que hubiese reino en Egipto, no seria alejarse mucho de buena conjetura imaginar que los egipcios la tuviesen de los asirios, ni tampoco es tan gran disparate, como a Plinio le parece, decir que los egipcios, que seis mil años antes que los griegos tuvieron ellos pintura, si conforme a lo que tengo dicho comenzaron con los asirios, y los años que ellos decían eran, según su cuenta, de cuatro a seis meses, remítome a la buena razón de los tiempos.
PareceUn junco, según esto, que los principios de este arte fueron estos, no con más certidumbre que la conjetura y con sideración nos puede dar. Más cierto es el fin que tuvo y en que tiempo. En su tiempo, dice Plinio: Hactentus dictum sit de dignitate artis morientis. Dice morientis, aun no del todo ya muerta. Vese que se entretuvo algunos años después de Plinio, porque en las termas dioclecianas en mi tiempo, en un nicho grande, como ellos llaman, estaba en la media naranja de pintura una gran figura asentada y otras a los lados en pie, tendrá ligero y aun una de ellas desnuda; y aunque con el mucho tiempo y ruinas maltratada, se conocía mucho bueno en ellas, principalmente en los perfiles que se descubrían más. Los frailes cartujos, que tienen allí su convento, hicieron en aquellas paredes un alhorí firme (II*), y así no se pueden ahora un grane- ver sino con dificultad.
Asimismo, junto al monasterio de San Juan y Paulo en una viña, que dicen, por Entre dos cielos la sinestra mano
(II) Un granero o alfolí. Donde el pulso incierto en el pintar se afirme,
Rastros y señales, haber sido la casa de santa Constancia, hija de Constantino magno, hay muchas ruinas y algunas bóvedas, y en una de ellas había de pintura algunos grutescos (cierta especie de pintura, dicha así por hallarse en las grutas de las ruinas de Roma), los cuales mostraban arte y buena manera, y principalmente una historia en medio de la bóveda, que un caballero cortó y arrancó de la bóveda y la puso en un cuadro el teñido pincel vacile en su casa, que después se perdió por quererla barnizar para que saliesen las figuras. vano:
Demás de las cuales se ven hoy en aquel templo que llaman de Baco, junto a la iglesia de santa Inés, vía Nomentana, mucha parte de bóveda de cimborio, labradas de mosaico; algunas historias De aquellos que no dejan cargó de tener, para ser de aquella labor, buena parte de dibujo y manera, hechas en tiempo de Juliano el apóstata, el cual restauró (mas no con la grandeza y ornato que debiera tener primero el dicho templo) para sepultar en él a su mujer Helia Augusta, hermana de santa Constancia, donde también yacía la misma santa en una tumba harta preciosa de pórfido, labrada una a modo de Parca y unos niños y otras cosas en ella que andan en estampa. Tierra-firme
POEMA DE LA PINTURA Entre oro y perlas navegante ufano
LIBRO PRIMERO. De ébano ó de marfil, asta que se entre (**)
Mueve á l` alma un deseo Por el cañón, hasta que la Inclina el pelo encuentre.
Á seguir desigual atrevimiento: (*) Tiento.
Ardor, que nos parece ser divina (**) Tablilla.
Inspiración, de pretendido intento:
Si el despierto vigor, donde se afina
En mí avivase el fugitivo aliento,
Diría el artificio soberano Demás de un tabloncillo relumbrante
Sin parDel árbol bello de la tierna pera, do llegar pudo estudio humano.
¿Cuál principio conviene á la noble arte? O de aquel otro, que del triste amante
El debuxo, que él solo representa Imitare el color en su madera:
Con vivas líneas que redoblaAbierto por la parte de delante, y parte
Cuanto Do salgas el ayre, la tierra y mar sustenta? grueso dedo por de fuera:
El concierto de músculos? Y parte En él asentarás por sus tenores
Que a la invencion las fuerzas acrecienta! La variedad y mezcla de colores.
El bello colorido, y los mejores
Modos con que florece? ó los colores?
Comenzaré de aquí, pintor del mundo
Que d' el confuso caos tenebroso Un pórfido cuadro, llano y liso, (*)
Sacaste Tal que en el primero su tez te mires limpia y el segundo clara,
Hasta el último dia d' el reposo Donde podrás con no pequeño aviso
Á luz la faz alegre d' el profundo; Trillarlos en sutil mistura y rara:
Y el celestial asiento luminoso De tres piernas la máquina de aliso (**)
Con tanto resplandor y hermosura De una a otra poco más que vara,
De varia y perfectísima pinturaLas clavijas pondrás en sus encajes,
Con que tan lejos d' Donde a tu mano el concierto humano cuadro alces o bajes.
Se adorna el cielo (*) Atlas de purpúreas tintas, los pinceles.
Y el translucido esmalte soberano, (**) Caballete.
Con inflamadas luces y distintas:
Muestras tu diestra y poderosa mano
Quando con tanta maravilla pintas
Los grandes signos d' el etéreo claustro De macizo nogal sazonado (*)
De la parte d' Derecha regla que el élice y d' el austro. perfil cuadra:
Al ufano pabon álas y falda Tendrás también de acero bien labrado (**)
De oro bordaste y de matiz divino(No faltará ocasión) la justa escuadra,
Dó vive Y el rosicler, dó la esmeralda compás de redondo fiel trabado (***)
ReluceA quien el propio nombre al justo cuadra, y el zafiro alegre y fino:
Al fiero pardo la listada espalda, Que abriéndose o cerrando no se asienta
La piel al tigre en modo peregrino; El salto donde el paso más se aumenta
Y la tierra amenísima, que esmalta (*) Regla.
El lirio y rosa, el amaranto y calta(**) Escuadra.
Todo fiero animal por ti vestido (***) Compás.
Va diverso en color d' el vano velo:
Todo volante género atrevido,
Que el ayre y niebla hiende en presto vuelo:
Los que cortan el mar, y el que tendido De más de esto un cuchillo acomodado (*)
Su cuerpo arrastra en el materno suelo: De sus perdidos filos ya desnudo,
De ti , mi inculto ingenio, enfermo v poco, Que incorpore el color; y otro delgado
Fuerzas alcance: yo á ti solo invoco. Que corte sin sentir fino y agudo (**)
Un mundo en breve forma reducidoLos despojos del pájaro sagrado,
Propio retrato de la mente eterna, Cuya voz oportuna tanto pudo
Hizo DiosDe la tarpea roca en la defensa, qu' es el hombre, ya escogido
Morador de su regia serhpiterna; Cuando tenerla el fiero gallo piensa.
Y l' aura simple de inmortal sentido (*) Cuchillo para templar colores.
Inspiró dentro en la mansion interna; (**) Otro agudo.
Que la exterior parte avive y mueva
los miembros frios de la imagen nueva.
Vistiólo de una ropa que compuso
En extremo bien hecha y ajustadaSea argentada concha, do el tesoro (*)
De un color hermosísimo, confusoCreció del mar en el extremo seno,
Que entre blanco se muestre colorada. La que guarde el carmín y guardé el oro
Como si alguno entre azucenas puso El verde, el blanco y el azul sereno:
La rosa, en bella confusion mezclada; Un ancho vaso de metal sonoro
(I) La limpia tez con la sidonia tinta De frescas ondas transparentes lleno,
(II) Primero romperás lo menos duro Do molidos a olio [óleo] en blando frío
Dest' arte, poco á poco conquistando: Del calor los defienda y del estío.
Procura un orden, por el cual seguro (*) Colores en sus conchas dentro y fuera del agua.
Por sus términos vayas caminando.
Comienza de un perfil sencillo y puro
Por los ojos y partes figurando
La faz. Ni me desplugo deste modo Una ampolla de vidrio cristalina, (*)
Un tiempo linear Que el cuerpo todo. perfeto barniz guarde, distinta
Un día y otro díaDe otra, do se conserva, y el contino do se afina
Trabajo hace prático y despierto; Olio, con que mas cómodo se pinta: (**)
Y después Con estas otra que tendrás seguro el tino á la par destina (***)
Con el estilo firme A la letra y pulso cierto dibujo, oscura tinta,
No cures atajar luengo caminoDe caparrosa hecha, agalla y goma
Ni por allí te engañe cerca Con el puerto licor que da la fértil soma.
Vedan que el deseado fin consigas (*) Barniz.
Pereza y confianzas enemigas(**) Aceite.
Así la universal naturaleza (***) Tinta.
Cuantos produce al esplendor del cielo
No primero los arma de firmeza,
Ni con osado pie huellan el suelo,
Qu’ el sabor de Tiene la leche y la terneza eternidad ilustre asiento
Funde y condensa del corpóreo velo, En este humor por siglos infinitos:
Y como va creciendo No en el alimento oro, o el bronce, ni ornamento
Refuerza con igual mantenimiento. Parió, ni en los colores exquisitos:
(I) Aquí faltan Versos. La vaga fama con robusto aliento
(II) Principios. En él esparce los canoros gritos,
Hasta Con que ya crecida, llega al punto celebra las famosas lides
Adulta edad, Desde la India a la ciudad de mas perfeto estado: Alcides.
El sustento dispone y dalo junto
Al cuerpo y al vigor acomodado:
No quieras adornar mas tu trasunto
De lo que conviniere al primer grado, ¿Qué fuera (si bien fue segura estrella
Que Quanto, mas Y el hado en él te detuvieres, su favor constante y cierto)
Irás mas pronto al otro á que subieres. Con la soberbia sepultura y bella
Ya que l’aura segunda de la suerte De las cenizas del esposo muerto
Descubre La magnánima reina? ¿Si en tu favor felice agüero, aquella
No puede segun esto sucederte Noche oscura de olvido y desconcierto
¡Menos el resto que el sudor primero; La tinta la dejara, y los loores
Porende con ahinco anteponerte De versos y eruditos escritores?
Pretende entre los otros delantero,
Llevando siempre, y vencerás, por guia Los soberbios alcázares alzados
La libre obstinacion de tu porfia. En los latinos montes hasta el cielo,
La elegancia Anfiteatros y la suerte gracïosa arcos levantados
Con qu’ el diseño sube al sumo grado (I) De poderosa mano y noble celo,
No pienses descubrirla en otra cosaPor tierra desparcidos y asolados,
Aunque industria acrecientes y cuidadoSon polvo ya, que cubre el yermo suelo:
Qu' en aquella excelente obra espantosa, (II) De su grandeza apenas la memoria
Mayor Vive, y el nombre de,cuantas se han jamas pintado, pasada gloria.
Que hizo el Buonarota de su mano
Divina en el Etrusco Vaticano.
(I) dibuxo.
(II) el juicio final de Miguel Ánguel. De Príamo infelice solo un día
Cual nuevo Prometeo en alto vuelo Deshizo el reino tan temido y fuerte:
Alzándose, extendió las alas tantoCrece la inculta yerba, do crecía
Que puesto encima el estrellado cielo La gran ciudad gobierno y alta suerte:
Una parte alcanzó del fuego santo; Viene espantosa con igual porfía
Con que tornando enriquecido al suelo, A los hombres y mármoles la muerte:
Con nueva maravilla Llega el fin postrimero, y nuevo espanto, el olvido
Dió vida con eternos resplandores Cubre en oscuro seno cuanto ha sido.
Á mármoles, á bronces, á colores.
Era perpetua noche y sombra oscura
La ignorancia, que tanto ocupa y tiene,
Quando con llama relumbrante y pura Humo envuelto en las nieblas, sombra vana
Esta luz clara se aparece y vieneSomos; que aún no bien vista desparece:
Vistióse Breve suma de vista hermosura números que allana
(I) El siglo inculto La parca, cuando multiplica y rudo, á quien conviene crece:
Con título vencer debido y justo Tirana suerte en condición humana
La fortuna eda del gran Augusto Que con nuestros despojos enriquece.
(I) EL tiempo de Carlos V. Deuda cierta nacemos y tributo
¡Ó mas que mortal hombre, ángel divino! Al gran tesoro del hambriento Pluto.
¿Ó qual te nombraré? No humano cierto
Es tu ser, que del cerco impíreo vino
Al estilo y pincel, vida y concierto.
Tú mostraste a los hombres Todo se anega en el camino Estigio lago:
Por mil edades escondidoOro esquivo, incierto nobleza, ilustres hechos.
De El ancho imperio de la reyna virtud: á ti se debe gran Cartago
(I) Honra, que en cierto día el sol remueve. Tuvo su fin con los soberbios techos:
(I) Faltan aquí muchas octavas. Sus fuertes muros de espantoso estrago
(I) Sera entre todos el pincel primero Sepultados encierra en sí y deshechos
EN su cañón atado y recogido El espacioso puerto, donde suena
Del blaco pelo del silvestre vero Ahora el mar en la desierta arena.
(El bélgico es mejor y en mas tenido):
(II) Sedas el jabalí cerdoso y fiero
Parejas ha de dar el mas crecido:
Será grande o mayorEspantoso su nombre fue, segun que fuere espantoso
Formado El hierro agudo a la ocasión que se ofreciere. ciudad de Marte;
(I) Pinceles. Ella lo sabe, y Trasimeno undoso,
(II) Brochas. Que en su sangre hirvió de parte a parte:
(I) Un juncoCaverna ahora del león velloso, que tendrá ligero y firme
Entre dos cielos la sinestra mano Do áspid sorda y cerasta se reparte,
Dó el pulso incierto en el pintar se afirmeA do no humano acento, más bramidos
y el teñido pincel vacile en vano: De fieras resonantes son oídos.
De aquellos que cargó de Tierra-firme
Entre oro y perlas navegante ufano
(II) De évano ó de marfil, asta que se entre
Por el cañónVos sentísteis también, menos amigos, hasta que el pelo encuentre.
(I) Tiento. Los tristes hados con discurso extraño,
(II) Atlas de No tanto por los pinceles. golpes enemigos,
Demas de un tabloncillo relumbrante (I) Mas por vuestro valor último daño,
Del árbol bello de la tierna pera, ¡O Numancia! ¡o Sagunto! que testigos
Ó Ahora sois de aquel otro, que del triste amante humano desengaño
Imitare el color en su madera: Caísteis, mas quitó vuestra venganza
Abierto por Al vencedor la parte de delante, palma y la esperanza.
Dó salgas el grueso dedo por defuera:
En el asentarás por sus tenores
La variedad y mezcla de colores.
(I) Tablilla. ¡Que muncho si la edad hambrienta lleva
Un pórfido quadroLas peñas enriscadas, llano y liso (I)subidas,
Tal que en El fiero diente, y su tez te mires limpia y clara, crueza ceba
Donde podrás con no pequeño aviso De piedras arrancadas y esparcidas!
Trillarlos en sutil mistura y rara: Las altas torres con extraña prueba
De tres piernas la máquina de aliso (II) Al tiempo rinden las eternas vidas:
De una a otra poco más que vara, Hiéndese y abre el duro lado en tanto
Las clavijas pondrás en sus encaxesEl mármol liso, el simulacro santo.
Donde á tu mano el quadro alces o bajxes.
(I) Losa.
(II) caballete.
De macizo nogal sazonado (I) Del gran Señor la omnipotente mano,
Derecha regla que el peril quadra: Que las ruedas formó del ancho mundo,
Tendrás tambien de acero bien labrado (II) Y cuanto adorna el pavimento humano,
(No faltará ocasion) la justa escuadraY el mar, y cuanto esconde en el profundo,
y el compas de redondo fiel travado (III) No vemos que refrena, o va a la mano
Á quien De la natura el propio nombre al justo quadragran poder segundo,
Que abriéndose o cerrando no se asienta pues todo cuanto a luz sacar le place
El salto donde el paso mas se aumenta Acaba, y con morir su curso hace.
(I) Regla.
(II) Esquadra.
(III) Compas.
De mas de esto un cuchillo acomodado (I) ¿Cuántas obras la tierra avara esconde.
De sus perdidos filos Que ya desnudo, ceniza y polvo las contemplo?
Que encorpore ¿Dónde el color; bronce labrado y otro delgado oro? ¿Y dónde
Que corte sin sentir fino Atrios y agudo (II) gradas del asirio templo,
Los despojos del páxaro sagrado, Al cual de otro gran rey nunca responde
Cuya voz oportuna tanto pudo De alta memoria peregrino ejemplo?
De la tarpea roca en la defensa, Solo el decoro que el ingenio adquiere
Quando tenerla el fiero gallo piensaSe libra del morir, o se difiere.
(I) Cuchillo para templar colores.
(II) Oreo agudo.
Sea argentada concha, dó el tesoro
(I) Creció del mar en No creo que otro fuese el extremo sonó, sacro rio
La que guarde el carmín Que al vencedor Aquiles, y guardé el oro ligero
El verde, Le hizo el blanco y el azul sereno: cuerpo con fatal rocío
Un ancho vaso de metal sonoro Impenetrable al homicida acero,
De frescas ondas transparentes lleno, Que aquella trompa y sonoroso brío
Dó molidos á ólio en blando frio Del claro verso del eterno Homero,
Del calor los defienda y del estío. Que viviendo en la boca de la gente
(I) Colores en sus conchas dentro y fuera del aguaAtaja de los siglos la corriente.
(II) Una ampolla de vidrio cristalina,
Que el perfeto barniz guarde, distinta
De otra, dó se conserva, y dó se afina
(III) Olio, Como se opuso con que mas comodo se pinta: igual aliento
(IV) Con estas otra que á la par destina El verso grande de Marón divino,
Á la letra y debuxo, oscura tinta, Cuando con paso audaz de ilustre intento
De caparrosa hecha, agalla y goma la áurea eternidad halló camino:
Con Puso en el licor que dá la fértil soma. trono del purpúreo asiento
(II) Barniz. La noble tinta del poeta Andino
(III) Aceyte. Al magnánimo Eneas, no el inico [sic]
(IV) TintaPasaje, y la creciente de Numico.
Tiene la eternidad ilustre asiento
En este humor por siglos infinitos:
No en el oro, ó el bronce, ni ornamento
Patrio, ni en los colores exquisitos: '''LIBRO II'''
La vaga fama con robusto aliento
En él esparce los canoros gritos, Y aunque en la proporción generalmente (*)
Con que celebra las famosas lides De los antiguos muchos difirieron,
Desde Una intento seguir, la India á la ciudad de Alcides. más corriente,
¿Que fuera (si bien fue segura estrella Que en las mayores obras eligieron:
Y el hado Yo la vi y observé en su favor constante y cierto) aquella fuente
Con la soberbia sepultura y bella De perenne saber, de do salieron
De las cenizas del esposo muerto Nobles memorias, de valiente mano,
La magnánima reyna? ¿Si en aquella Que ornan la alta Tarpeya y Vaticano.
Noche oscura de olvido y desconcierto (*) Simetría del Hombre.
La tinta la dexara, y los loores
De versos y eruditos escritores?
Los soberbios alcázares alzados
En los latinos montes hasta Del alto de la frente, do el cielo, cabello
Anfiteatros y arcos levantados Se comienza a espesar obscurecido,
De poderosa mano y noble zelo, Hasta donde adornado de su bello
Por tierra desparcidos y asoladosEl perfil de la barba es más crecido,
Son polvo ya, que cubre el yermo suelo: Y do más bajo se avecina al cuello
De su grandeza apenas la memoria En tres partes iguales dividido,
Vive, y el nombre de pasada gloria. La medida será con que midieres
De Priarno infelice solo un dia Grande o pequeña imagen que hicieres.(*)
Deshizo el reyno tan temido y fuerte: (*) Aquí faltan octavas.
Crece la inculta yerba, dó crecía
La gran ciudad gobierno y alta suerte:
Viene espantosa con igual porfia
Á los hombres El estudio no menos y mármoles la muerte: el cuidado (*)
Llega el fin postrimeroQue pusiste en humanas proporciones, y el olvido
Cubre en oscuro seno quanto ha sido. A cualquier animal representado
Humo envuelto en las nieblas, sombra vana Aplicarás por partes y razones:
Somos; que aun no bien vista desparece: Al corzo ligerísimo, al venado,
Breve suma de números que allana Pero en particular a los leones
La parcaCon fuerte garra y con lanudas crines, quando multiplica y crece:
Tirana suerte en condicion humana Y cierta ley de rigurosos fines.
Que con nuestros despojos enriquece(*) Simetría de los animales.
Deuda cierta nacemos y tributo
Al gran tesoro d' el hambriento Pluto.
Todo se anega en el Estígio lago:
Oro esquivoEl hermoso lebrel, noblezael crudo alano, ilustres hechos.
El ancho imperio Pintado ser de la gran Cartago grande ornato hallo:
Tuvo su fin con los soberbios techos: El jabalí espumoso, el tigre hircano,
Sus fuertes muros de espantoso estrago Y otros en grande número, que callo:
Sepultados encierra en sí y deshechos Mas sobre todos ten siempre a la mano
El espacioso puertobizarro dibujo del caballo, donde suena
Ahora el mar en Con que tanto enriquece la desierta arena. pintura
Espantoso su nombre fueEl aliento, espantoso caudal y hermosura.
El hierro agudo á la ciudad de Marte;
Ella lo sabe, y Trasimeno undoso,
Que en su sangre hervió de parte á parte:
Caberna ahora del leon velloso, Muchos hay que la fama ilustre y nombre
Dó aspid sorda y cerasta se reparte, Por estudio más alto ennobleciera
A dó no humano acentoCon obras famosísimas, mas bramidos del nombre
De fieras resonantes son oídos. Explica el artificio y la manera:
Vos sentísteis tambien, ménos amigos, Solo el caballo les dará renombre
Los tristes hados con discurso extraño, Y gloria en la presente y venidera
No tanto por los golpes enemigosEdad, pasando del dibujo esquivo
Mas por vuestro valor último daño, A descubrirnos cuanto muestra el vivo.
¡Ó Numancia! ¡ó Sagunto! que testigos
Ahora sois de humano desengaño
Caísteis, mas quitó vuestra venganza
Al vencedor la palma Que parezca en el aire y la esperanza. movimiento
¡Que muncho si la edad hambrienta lleva La generosa raza, do ha venido,
Las peñas enriscadas, Salga con altivez y subidasatrevimiento,
El fiero dienteVivo en la vista, y su crueza çeba en la cerviz erguido:
De piedras arrancadas y esparcidas! Estribe firme el brazo en duro asiento
Las altas torres con extraña prueba Con el pie resonante y atrevido,
Al tiempo rinden las eternas vidas: Animoso, insolente, libre, ufano,
Hiéndese y abre Sin temer el duro lado en tanto horror de estruendo vano.
El mármol liso, el simulacro santo.
D' el gran Señor la omnipotente mano,
Que las ruedas formó del ancho mundo,
Y quanto adorna Brioso el pavimento humano, alto cuello y enarcado
Y el mar, Con la cabeza descarnada y quanto esconde en el profundo, viva:
No vemos que refrenaLlenas las cuencas, ó va á la mano ancho y dilatado
De El bello espacio de la natura el gran poder segundo, frente altiva:
pues todo quanto á luz sacar le place Breve el vientre rollizo, no pesado,
AcabaNi caído de lados, y con morir su curso hace. que aviva
¿Quantas obras la tierra avara esconde. Los ojos eminentes: las orejas
Que ya ceniza Altas sin derramarlas y polvo las contemplo? parejas.
¿Donde el bronce labrado y oro? ¿Y donde
Átrios y gradas d' el asirio templo,
Al qual de otro gran rey nunca responde
De alta memoria peregrino exemplo? Bulla hinchado el fervoroso pecho,
Solo el decoro qu’el ingenio adquiere Con los músculos fuertes y carnosos:
Se libra d' Hondo el morircanal, ó se difiere. dividirá derecho
No creo que otro fuese el sacro rio Los gruesos cuartos limpios y hermosos:
Que al vencedor AquilesLlena la anca y crecida, y ligero largo el trecho
le hizo el cuerpo con fatal rocío De la cola y cabellos desdeñosos:
Impenetrable al homicida acero, Ancho el hueso del brazo y descarnado:
Que aquella trompa El casco negro, liso y sonoroso brio acopado.
D' el claro verso d' el eterno Homero,
Que viviendo en la boca de la gente
Ataja de los siglos la corriente.
Como se opuso con igual aliento Parezca que desdeña ser postrero,
El verso grande de Maron divinoSi acaso caminando, ignota puente
Quando con paso audaz de ilustre intento Se le opone al encuentro; y delantero
De l' áurea eternidad halló camino: Preceda a todo, al escuadrón siguiente
Puso en el trono d' el purpúreo asiento Seguro, osado, denodado y fiero,
La noble tinta del poeta Andino No dude de arrojarse a la corriente
Al magnánimo EneasRauda, no el inico que con las ondas retorcidas
Paságe, y la creciente de NumicoResuena en las riberas combatidas.
LIBRO II
(I) Y aunque en la proporcion generalment
De los antiguos muchos difirieron,.
Una intento seguir, la mas corriente, Si de lejos al arma dio el aliento
Que en las mayores obras eligiéron: Ronco la trompa militar de Marte,
Yo la vi y observé. en aquella fuente De repente estremece un movimiento
De perenne saberLos miembros, de dé salieron sin parar en una parte:
Nobles memorias, de valiente manoCrece el resuello, y recogido en viento
Que ornan l' alta Tarpeya y Vaticano. Por la abierta nariz ardiendo parte:
(I) Simetría del Hombre. Arroja por el cuello levantado
D' el alto de la frente, dó el El cerdoso cabello al diestro lado.
Se comienza á espesar obscurecido,
Hasta donde adornado de su bello
El perfil de la barba es mas crecido,
Y dó mas baxo se avecina al cuello Tal las sueltas madejas extendías
En tres partes iguales divididoDe la fiera cerviz con fiero asalto,
La medida será Cuando con que midieres los relinchos encendías
(I) Grande ó pequeña imágen que hicieres. El aire y blanca nieve, a Pelio [Pelión] alto:
(I) Aquí faltan octavas. Las matas mas cerradas esparcías
Simetría El estudio no ménos y el cuidado Al vago viento igual de salto en salto,
(I) Que pusiste en humanas proporciones, En el encuentro de tu ninfa bella
A qualquier animal representado Saturno volador delante de ella.
Aplicarás por partes y razones:
Al corzo ligerísimo, al venado,
Pero en particular á los leones
Con fuerte garra y con lanudas crinesTal el gallardo Cílaro iba en suma,
Y cierta ley los de rigurosos finesMarte atroz iban, y tales.
(I) Simetría de los animales. Fuego espiraba la albicante espuma
El hermoso lebrel, el crudo alano, De los sangrientos frenos y bozales:
Pintado ser Tal con el tremolar de grande ornato hallo: Libia pluma
El jabalí espumoso, el tigre hircano, Volaban por los campos desiguales
Y otros en grande número, que callo: Con ánimos y pechos varoniles
Más sobre todos ten siempre á la mano Los del carro feroz del grande Aquiles;
El bizarro debuxo d' el caballo,
Con que tanto enriquece la pintura
El aliento , caudal y hermosura.
Muchos hay que la fama ilustre y nombre A los cuales excede en hermosura
Por estudio mas alto ennobleciera El cisne volador del Señor mío,*
Con obras famosísimas, dé el nombre Que la vitoria cierta se asegura
Explica el artificio De otro cualquiera en gentileza y la manera: brío.
Solo el caballo les dará renombre Va delante a la nieve helada y pura
Y gloria En color, y en la presente y venidera correr al Euro frío;
Edad, pasando del debuxo esquivo Y a cuantos en su verso culto admira
Á descubrirnos quanto muestra el vivoLa ronca voz de la Pelasga lira.
Que parezca en el ayre (*) Es don Pedro Fernández de Córdoba y movimiento Aguilar tercer Marqués de Priego, con quien tuvo estrecha amistad Pablo de Céspedes, y cuya casa se señaló por la mejor casta de caballos, que regalaba a sus reyes. [Nota de Ceán a pie de página]
La generosa raza, dé ha venido,
Salga con altivez y atrevimiento,
Vivo en la vista , en la cerviz erguido:
Estribe firme el brazo en duro asiento Salve, gran madre, a quien dichoso parto
Con el pie resonante Digno engrandece de corona y atrevidocetro,
Animoso, insolente, libre, ufanoCuyo esplendor se extiende y crece, harto
Sin temer Más vivo y puro que el horror de estruendo vano. diurno Electro:
Brioso Rendido el alto cuello Persa, el Agareno y enarcado Partho
Con la cabeza descarnada y viva: A su valor con sonoroso plectro,
Llenas las cuencas , ancho Si el cielo tiene aun quien venza y dilatado quiebre
El bello espacio de la frente altiva: De Smirna y Roma el presumir celebre.
Breve el vientre rollizo, no pesado,
Ni caído de lados, y que aviva
Los ojos eminentes: las orejas
Altas sin derramarlas y parejas. Cuales en torno al carro levantado
Bulla hinchado el fervoroso pecho, De uncidos ferocísimos leones
Con los músculos fuertes y carnosos: Van al abrigo del materno lado
Hondo él canal, dividirá derecho De estrellas los ardientes escuadrones:
Los gruesos quartos limpios y hermosos: No menor gozo tienta el pecho amado
Llena f anca y crecidaVer tú salir de ti tales varones, largo el trecho
De la cola y cabellos desdeñosos: Cuya virtud, cual el celeste fuego
Ancho Reluce, y más el güeso del brazo y descarnado: gran marqués de Priego.
El casco negro, liso y acopado.
Parezca que desdeña ser postrero,
Si acaso caminando, ignota puente
Se le opone al encuentro; y delantero Este, por quien de gloria coronada
Preceda á todo, al esquadron siguiente Viste de eterno honor mil ornamentos
Seguro, osado, denodado y fieroCórdoba, de laureles adornada
No dude Y de arrojarse á la corriente palmas sus altos fundamentos:
Rauda, que con las ondas retorcidas Luz de su ilustre patria levantada
Resuena en las riberas combatidas. Encima a cualesquier merecimientos;
Si Y es bien razón que en serlo de léjos al arma dio el aliento ella sea
Ronco la trompa militar de MarteDe cuanto alumbra el sol, y el mar rodea.
De repente estremece un movimiento
Los miembros, sin parar en una parte:
Crece el resuello, y recogido en viento
Por la abierta nariz ardiendo parte: Y si tú, grave cítara, pretendes
Arroja por el cuello levantado Seguir este subido heroico intento,
El cerdoso cabello al diestro lado. Y el valor celebrar, ¿dónde te enciendes
Tal las sueltas madejas extendias Tanto, y alzar tu voz al claro asiento?
De la fiera cerviz con fiero asaltóNo consienten tus fuerzas lo que emprendes,
Quando con los relinchos encendias Que pocas son, y el ya cansado aliento.
El ayre Vuelve, vuelve y blanca nieveconoce la carrera, á Pelio alto:
Las matas mas cerradas espárcias Que ya tomaste, a proseguir primera.
Al vago viento igual de salto en salto,
En el encuentro de tu ninfa bella
Saturno volador delante della.
Tal el gallardo Cylaro iba en suma, Si enseñarte pudiese los concetos (*)
Y los de Marte atroz ibanEscritos, y tales. la voz presente y viva,
Fuego espiraba l' albicante espuma Los primores abriera y los secretos
De los sangrientos frenos y bozalesQue encierra en sí la docta prospetiva:
Tal con Como extendidos por el tremolar de Libia pluma aire y retos
Volaban por los campos desiguales rayos salen de la vista esquiva,
Con ánimos y pechos varoniles Como al término llegan de su intento,
Los del carro feroz del grande Aquíles; Do paran, como en basa y fundamento.
Á los quales excede en hermosura (*) Perspectiva.
El cisne volador del Señor mio, *
Que la vitoria cierta se asegura
De otro qualquiera en gentileza y brio.
Va delante á la nieve helada y pura Osaré confesar que alguna parte
En color EL contino trabajo alcanzar puede, y en correr al Euro frio;
Y á quantos Por gastar largo tiempo en su verso culto admira aquesta arte,
La ronca voz de Y la Pelasga lyra. esperanza audaz, que al fin sucede:
Salve, gran madre, á quien dichoso parto De mirar dónde acaba y dónde parte
Digno engrandece El corte de corona las líneas, y cetro, do quede
Cuyo explendor se extiende y creceSeñalado el escorzo, harto con certeza
Alas vivo En breve forma y puro que el diurno Electro: con mayor belleza.
Rendido el Persa , el Agareno y Partho
Á su valor con sonoroso plectro,
Si cl cielo tiene aun quien venza y quiebre
De Smirna Acórtase por esto y Roma el presumir celebre. se retira (*)
(*) Es don Pedro Fernández de Córdoba y Aguilar tercer Marques de Priego, con quien tuvo estrecha amistad Pablo de CéspedesEl perfil, que a los miembros ciñe y cuya casa se seilaló por la mejor casta de caballosparte, que regalaba a sus reyes.
Quales en torno al carro levantado Asimismo escondiéndose a la mira
De uncidos Ferocísimos leones Y desmiente a la vista una gran parte:
Van al abrigo del materno lado Donde una gracia se descubre y mira
De estrellas los ardientes esquadrones: Tan alta, que parece, que allí la arte,
No menor gozo tienta el pecho amado O no alcanza de corta, o se adelanta
Ver tú salir de ti tales varonesSobre todo artificio, o se levanta.
Cuya virtud, qual el celeste fuego (*) Escorzo.
Reluce, y mas el gran marques de Priego.
Este, por quien de gloria coronada
Viste de eterno honor mil ornamentos
CórdobaEsto llaman escorzo introducido, de laureles adornada
Y de palmas sus altos fundamentos: Que en la habla común se entienda y nombre,
Luz de su ilustre patria levantada De tierras extranjeras conducido,
Encima á qualesquier merecimientos; Trajo con la arte misma el mismo nombre:
Y es bien razon que en serlo della sea Hora pues ni el trabajo conocido
De quanto alumbra el solTal vez te haga acobardar ni asombre, y el mar rodea.
Y si tú, grave cítara, pretendes Ni la dificultad severa pueda
Seguir este subido heroico intento, Romperte el paso a la sublime rueda.
Y el valor celebrar, ¿donde te enciendes
Tanto, y alzar tu voz al claro asiento?
No consienten tus fuerzas lo que emprendes,
Que pocas son , y el ya cansado aliento. ¿Qué diré de la tabla que desvía
Vuelve, vuelve El fulminante brazo y conoce la carrera, los colores?
Que ya tomaste, á proseguir primera. Vivo parece y viva fuerza envía
(I) Si enseñarte pudiese los concetos El golpe entre fingidos resplandores,
Escritos, Al cual se rindió la Asia y la voz presente y viva, porfía
Los primores abriera y De los secretos Parthos huyendo vencedores;
Que encierra en sí Y la docta prospetiva: pintura tan subida y nueva,
Como extendidos por el ayre y retos Que con relinchos su caballo aprueba.
los rayos salen de la vista esquiva,
Como al término llegan de su intento,
Dó paran, como en basa y fundamento.
(I) Perspectiva. Bien hay donde extender la blanda vela,
Osaré confesar que alguna parte Por ancho campo, donde el fin no es cierto,
EL contino trabájo alcanzar puede, Y traer mil precetos que la escuela
Por gastar largo tiempo en aquesta arte, Tuvo de los antiguos y concierto;
Y Mas mientras la esperanza audaz, que al fin sucede: intención más se desvela
De mirar donde acaba y donde parte Más cerca pido el deseado puerto:
El corte de las líneas, y dó quede Con todo descubrir el fin se debe
Señalado el escorzo, con certeza Del camino más fácil y más breve.
En breve forma y con mayor belleza.
Acórtase por esto y se retira (I)
El perfil, que á los miembros ciñe y parte,
Asimismo escondiéndose á la mira Y para mayor luz sabrás, que hay una (*)
Y desmiente á la vista una gran parte: Industria, con que muchos han obrado,
Donde una gracia se descubre y mira Y acudiendo el favor de la fortuna
Tan alta, que parece, que allí l' arte, Y el suceso al estudio y al cuidado:
U no alcanza de corta , ó se adelanta Sus pinturas ilustres una a una
Sobre todo artificio, o se levanta. Las colocaron en tan alto grado
Esto llaman escorzo introducidoTan firmes, que la fuerza no ha podido
Que en la habla comun se entienda y nombreDel tiempo obscurecerlas, ni el olvido.
De tierras extrangeras conducido, (*) Cuadrícula
Traxo con la arte misma el mismo nombre:
Hora pues ni el trabajo conocido
Tal vez te haga acobardar ni asombre,
Ni la dificultad severa pueda Harás de cuatro listas bien labradas,
Romperte el paso á la sublime rueda. Que entre sí puedan encajarse, un cuadro,
Que diré de la tabla que desvia Y por iguales trechos señaladas
El fulminante brazo y los colores? A la redonda sean del recuadro:
Vivo parece y viva fuerza envia De señal a señal atravesadas
El golpe entre fingidos resplandores, Vayan las hebras a encontrarse en cuadro;
Al qual se rindió f Asia y la pórfia Cual el vario ajedrez suele mostrarse
De los Parthos huyendo vencedores; Y de ébano y marfil diferenciase.
Y la pintura tan subida y nueva,
Que con relinchos su caballo aprueba.
(I) Escorzo
Bien hay donde estender Podrás como quisieres la blanda vel, figura
Por ancho campo, donde el fin no es ciertoEn tabla o en papel representarla,
Y traer mil precetos que En la escuela cual se descubra en la escultura
Tuvo de los antiguos y concierto; Un movimiento vivo en que mirarla:
Mas miéntras De suerte la intencion mas se desvela acomoda en la postura,
Mas cerca pido el deseado puerto: Que habrás después con tintas de pintarla,
Con todo descubrir Si aspira el fin se debe noble pecho a la alta gloria,
Del camino mas fácil y mas breveQue da de en siglo a siglo la memoria.
(I) Y para mayor luz sabrás, que hay una
Industria, con que muchos han obrado,
Y acudiendo el favor de la fortuna
Y el suceso al estudio y al cuidado: El ya dicho instrumento en medio puesto
Sus pinturas ilustres una á una De esta figura y de tu opuesta vista
Las colocáron en tan alto grado La membrana o papel tendrás dispuesto,
Tan firmes, que la fuerza no ha podido Do tu dibujo con razón consista:
Del tiempo obscurecerlasUn trazo suba por derecho enhiesto, ni el olvido.
Harás de quatro listas bien labradas, Y corra por través la ciega lista
Que entre sí puedan encajarse, un quadroCon otros tantos cuadros y señales,
Y por iguales trechos señaladas Todas al justo, o todas desiguales;
Á la redonda sean del requadro:
De señal á señal atravesadas
Vayan las hebras á encontrarse en quadro;
Qual el vario axedrez suele mostrarse Y luego mirarás por donde pasa
Y Cierto el contorno de ébano y marfil diferenciase. la bella idea,
Podrás como quisieres la figura De rincón en rincón, de casa en casa
Entabla ó en papel representarla, e aquella red que contrapuesta sea:
En la qual se. descubra en la escultura tus cuadrados los perfiles casa
Un movimienm vivo en que mirarla: Con oscura(*) ematite [sic], do se vea
De suerte la acomoda en la posturaEl escorzo tan con efeto,
Que habrás despues con tintas de pintarla, Igual en todo al imitado objeto.
Si aspira el noble pecho á l' alta gloria, (*) Lápiz negro.
Que dá de en siglo á siglo la memoria.
(I) Quadricula.
El ya dicho instrumento en medio puesto
D' esta figura Y pues ya sale y de tu opuesta vista resplandece y dora (*)
La membrana o papel tendrás dispuestoCon belleza de luz del nuevo día,
Do tu debuxo con razon consista: El cielo oscuro, la florida aurora,
Un trazo suba por derecho enhiesto, Y alza la faz rosada a la aura fría:
Y corra por traves la ciega lista A vos llamo, y a vos convoco ahora,
Con otros tantos quadros Ilustre y señalesanimosa compañía,
Todas al justo, ó todas desiguales; Que conmigo entendido aquella parte
Y luego mirarás por donde pasa Habéis de los principios de parte aquesta arte.
Cierto el contorno de la bella idea, (*) El colorido.
De rincon en rincon, de casa en casa
e aquella red que contrapuesta sea:
tus quadrados los perfiles casa
Con oscura * ematite¿Mas qué me canso de pintar, dó se vea si al vivo
El escorzo tan con efeto, Desfallece el matiz y a pena llega?
Igual en todo al imitado objeto. Lápiz negro.¿Si con humilde ingenio lo que escribo
Y pues ya sale y resplandece y dora (I) Mal el verso declara, o mal despliega?
Con belleza de luz del nuevo dia, Del natural pretende alto motivo
El cielo oscuro, la florida auroraSeguir, que a solo estudio no se entrega:
Y alza la faz rosada á l' aura fria: Del natural recoge los despojos
Á vos llamo, y á vos convoco ahora, De lo que pueden alcanzar tus ojos.
ilustre y animosa compañía,
Que conmigo entendido aquella parte
Habeis de los principios de parte aquesta arte.
Busca en el natural, y (I) El colorido. si supieres
Mas que me canso de pintar, si al vivo Buscarlo) hallarás cuanto buscares:
Desfallece el matiz No te canse mirarlo, y á pena llega ? lo que vieres
¿Si con humilde ingenio lo Conserva en los diseños que escribo sacares.
Mal el verso declara, ó mal despliega? En la honrosa ocasión y menesteres
Dei natural pretende alto motivo Te alegrará el provecho que hallares;
Seguir, que á solo estudio no se entregas Y con vivos colores resucita
Del natural recage los despojos El vivo que el pincel, e ingenio imita.
De lo que pueden alcanzar tus ojos.
Busca en el natural, y (si supieres
Buscatrlo) hallarás quanto buscares:
No te canse mirarlome atrevo a decir, y lo que vieres ni me prometo
Conserva en los diseños que sacares. Todas las bellas partes requeridas
En la honrosa ocasion.y menesteres Hallarse de contino en un sujeto,
Te alegrará el provecho que hallaresTodas veces sin falta recogidas;
Y con vivos colores resucita Aunque las cría sin ningún defeto
El vivo que el pincel, é ingenio imita. (A todas en belleza preteridas)
No me atrevo á decirNaturaleza: tú entresaca el modo, ni me prometo (*)
Todas las bellas Y de partes requeridas perfetas haz un todo.
Hallarse de contino en un sugeto, (*) Belleza.
Todas veces sin falta recogidas;
Aunque las cría sin ningun defeto
(Á todas en belleza preteridas)
En el silencio oscuro su belleza, (I*) Naturaleza: tú entresaca el modo,
Y Desnuda de partes perfetas haz un todo. afeitadas fantasías,
(I) Belleza. Le descubre al pintor naturaleza
(I) En el silencio oscuro su bellezaPor tantos modos y por tantas vías,
Desnuda de afeitadas fantasías, Para que el arte atienda a su lindeza
Le descubre al pintor naturaleza Con nuevo ardor, cuando en las cumbres fría
Por tantos modos La luna enviste blanca, y por tantas vías, en cabello
Para que l' arte atienda á su lindeza Al pastorcillo desdeñoso y bello.
Con nuevo ardor, quando en las cumbres fría (*) Imágenes de fantasía.
La luna enviste blanca, y en cabello
Al pastorcíllo desdeñoso y bello.
(I) Imágenes de fantasía.
Las frescas espeluncas ascondidas
De arboredos silvestres y sombríos,
Los sacros bosques, selvas entendidas
Entre corrientes de cerúleos riosríos,
Vivos lagos y perlas esparcidas
Entre esmeraldas y jacintos frios fríos
Contemple, y la memoria entretenida
De varias cosas quede enriquecida.
Si dispusiese el soberano cielo (I),
Cuyo imperio corrige y la ley gobierna
Quanto á luz manifiesta el ancho suelo,
Y Si dispusiese el estado mortal siguiendo alternasoberano cielo (*),
Que despues que dé vuelta el leve vuelo Cuyo imperio corrige y la ley gobierna
Del tiempoCuanto a luz manifiesta el ancho suelo, que consume y desgobierna
Quanto produce y cría Y el universoestado mortal siguiendo alterna,
Viviese la memoria Que después que de mi verso: vuelta el leve vuelo
(I) Conclusión. Del tiempo, que consume y desgobierna
Será quizá que entre otros desvaríos Cuanto produce y cría el universo,
En que dan los que aquesta humana senda Viviese la memoria de mi verso:
lluellan, mirase los precetos mios (*) Conclusión.
Uno que alzarse á la virtud pretenda;
(I) Y añadiendo al cuidado nuevos brios
Levantará su antiguo honor emprendá
Vista arte ya perdiday desechada, Será quizá que entre otros desvaríos
Sin honra én él álvido sepultada. En que dan los que aquesta humana senda
(I) Simetria del caballo. huellan, mirase los precetos míos
¿Como? ¿No puede ser? Un tiempo estuvo Uno que alzarse a la virtud pretenda;
Y añadiendo al cuidado nuevos bríos (Y pasaron mil años*) ascondida
En tanto que la niebla escura tuvo Levantar a su antiguo honor emprenda
De la ignorancia la virtud sin vidaVista arte ya perdida y desechada,
Hasta que aventajada mente hubo Sin honra en el olvido sepultada.
Quien la ensalzó dó ahora está subida; (*) Simetría del caballo.
Mas (como todas cosas) nunca puede
Firmarse donde permanezca y quede.
No asienta en nada el pie, ni perrnanece
Cosa jamas criada en un estado: ¿Cómo? ¿No puede ser? Un tiempo estuvo
Este hermoso sol que,resplandece, (Y pasaron mil años) ascondida
Y el coro de los astros levantado, En tanto que la niebla escura tuvo
El vago ayre y sonanteDe la ignorancia la virtud sin vida, y quanto crece
En la tierra y el mar de tirado en grado Hasta que aventajada mente hubo
Mueven como ellos, cambian vez y asientos, Quien la ensalzó do ahora está subida;
Y revuelven los grandes elementos. Mas (como todas cosas) nunca puede
CARTA Firmarse donde permanezca y quede.
SOBRE LA PINTURA
A FRANCISCO PACHECO
AÑO DE 1608.
' (I) Plinio refiere de algunas pinturas de un templo de la ciudad de Ardea, que fueron más antiguas que Roma, y que estando sin techo a cabo de tan luengo tiempo parecían nuevas y recieu pintadas. También No asienta en Lanubionada el pie, ciudad no lejos de Roma, estaba Atlante y Elena, pintados desnudos de excelentísima forma y se mantenían frescas, aunque el templo estaba arruinado.............. ni permanece
Fabio, ilustrísimo romano, el primero que dio sobrenombre de pintores a sus descendientes, pintó el templo de la Salud en Roma, y sus pinturas duraron cuatrocientos y cincuenta años hasta el imperio de Claudio, en que se acabaro. Cosa jamás criada en un incendio y nos acordamos de ellas. Y no me maravillo que durase tanto si estaba en tabla y al temple bien labrada, porque yo he visto alguna de Cimabue bien conservada que ha casi los mesmos años. Y otra pintura del tiempo del Petrarca a fresco, harto bien tratada. Demás de esto una figura o historia debu- estado:
(I) Duración de la pintura. Este hermoso sol que resplandece,
-jada en piedra con Y el debujo del pintor, abierta por quien sepa cortar la piedracoro de los astros levantado,
será tan durable como la mesma piedra, El vago aire y lo formado en ella le dará el valor que ¡lo tiene la materia. Algunos piensan que es nuevo el retocar la escultura y pintar sobre piedra, pues dice Plinio que preguntando a Praxíteles que obras suyas de mármol aprobaba, respondía que aquellas en quienes Nicias, famoso pintor, habia puesto la mano. Tanto atribuía a su pintura. De suerte que Nicias pintaba o retocaba la escultura de Praxíteles. Después pasó a los romanos la invención de pintar sobre piedrasonante, y se halló en el principado de Claudio.......... cuanto crece
Tal suerte de pintura vi yo en En la tierra y el estudio * mar de Tomaso del Caballero, ilustre de romano, en un vaso antiguo de barro, bien grande, labrado el vientre de follajes, y al rededor del cuello estaba Troya en figura de una grave matrona y pues. tos por orden aquellos héroes que asistieron en aquella guerra, con unas letras griegas tirado en que cada uno tenia su nombre.... grado
Para que fuesen las pinturas de aquellos tiempos a temple es menester saber ** que había dos suertes de colores. unas floridas Mueven como ellos, cambian vez y otras austeras (I). Las floridas era obligado a dar al pintor el señor de la obra, por ser muy costosas. Las austeras ponía el pintor de su casa. Entre las floridas entraba el minioasientos, color de muy Pintura de azulejos.Pintura al temple.
Y revuelven los grandes elementos.
(I) Plin. Lib 35. c. 6
gran precio, cue corresponde a nuestro bermellon, excepto que era aquel natural y el nuestro es artificial. Dice, pues, Plinio que para hurtar del minio el pintor, aunque estuviese el dueño presente, que hartaba bien de minio el pincel , y luego lo lavaba en la maceta del agua, como que hubiese de tomar otro color con el mismo pincel, y a muchas de estas hallaba el minio asentado en el fondo de donde le cogía después.
También parece poderse inferir que las obras excelentísimas de Apeles y de los otros valientes pintores, que cada una de ellas valía todas las riquezas de una ciudad, se hicieron con cuatro colores solos (2): de los colores blancos, con sólo el melino, o tierra melina: de los amarillos con el sil ático: de los colorados con la tierra sinópide póntica, de los negros con el atramento, color oscuro (cual se sea). No usaron mas que de estos cuatro colores, y todos ellos son suertes de tierras; y aunque los tres de ellos se podrían gastar al ólio (aunque mal porque obscurecen) como el ocre, almagra y negro: la tierra melina en ninguna manera. Era esta tierra de la isla de Melo, una de las Esporades, como dicen Dioscórides y Plinio, la cual era buena para las pinturas, por cuanto conservaba más tiempo la firmeza de los colores. Y esto atribuiría yo a que era más magra que otras tier-
(2) Id'''CARTA SOBRE LA PINTURA A FRANCISCO PACHECO. Lib. 35.7AÑO DE 1608. '''
-ras blancas(* Duración de la pintura.) Plinio refiere de algunas pinturas de un templo de la ciudad de Ardea, pues refregándola entre los dedos crujíaque fueron más antiguas que Roma, y por esto tenia mas cuerpoque estando sin techo a cabo de tan luengo tiempo parecían nuevas y recien pintadas. También en Lanubio, ciudad no lejos de Roma, estaba Atlante y Elena, pintados desnudos de excelentísima forma y se mantenían frescas, empero a ólio muriera luego su blancuraaunque el templo estaba arruinado..............
Demás Fabio, ilustrísimo romano, el primero que dio sobrenombre de pintores a sus descendientes, pintó el templo de esto entre los colores muy preciosos era uno la Salud en Roma, y sus pinturas duraron cuatrocientos y cincuenta años hasta el índica (3)imperio de Claudio, en que se acabaron en un incendio y nos acordamos de ellas. Y no me maravillo que acerca durase tanto si estaba en tabla y al temple bien labrada, porque yo he visto alguna de nosotros se llama añil: gastado a ólio se muere a dos días (como Cimabué bien conservada que ha hecho casi los mesmos años. Y otra pintura del tiempo del Petrarca a mí)fresco, harto bien tratada. Demás de esto una figura o historia dibuada en piedra con el dibujo del pintor, abierta por quien sepa cortar la piedra, empero a temple cuando es bueno se conserva mejorserá tan durable como la mesma piedra, y lo formado en aquellos tiempos lo debía de serella le dará el valor que no tiene la materia. Venía de Algunos piensan que es nuevo el retocar la india orientalescultura y pintar sobre piedra, moliéndolo parecía negropues dice Plinio que preguntando a Praxíteles que obras suyas de mármol aprobaba, mas después hechas sus mezclas hacia maravilloso colorrespondía que aquellas en quienes Nicias, mixtofamoso pintor, habia puesto la mano. Tanto atribuía a su pintura. De suerte que Nicias pintaba o retocaba la escultura de púrpura azul: esta mixtura no vemos que Praxíteles. Después pasó a ólio los romanos la haceinvención de pintar sobre piedra, y se halló en el principado de Claudio..........
Plinio (* Pintura de azulejos.) Tal suerte de pintura vi yo en el mismo capítulo claramente nos dice que eran las pinturas a templeestudio de Tomaso del Caballero, donde no hay necesidad ilustre de discursoromano, ni en un vaso antiguo de buena conjetura. Dice que pintaban con sandier (era color semejante a nuestro azarcón)barro, bien grande, y bañándolo o velándolo después con purpuriso mezclado con templa labrado el vientre de huevofollajes, hacia acuella alegría o esplendor y alrededor del minio; y si querían hacer color cuello estaba Troya en figura de púrpura pintaban con azul, una grave matrona y encima bañaban con purpuriso templado con huevo. Y no se ha entender que esta manera de temple era como la puestos por orden aquellos héroes que vemos asistieron en lienzos que hacen flamencos, porque esta se llama pintura aguazoaquella guerra, y tiene nombre de por sí: el temple que digo era sobre tablas aparejadas y con tan delicada manera, unas letras griegas en que no hay iluminaciones que lleguen a ellascada uno tenia su nombre....
(3* Pintura al temple.) Para que fuesen las pinturas de aquellos tiempos a temple es menester saber que había dos suertes de colores. unas floridas y otras austeras '''(I) Plin'''. Las floridas era obligado a dar al pintor el señor de la obra, por ser muy costosas. Lib 35Las austeras ponía el pintor de su casa. cEntre las floridas entraba el minio, color de muy gran precio, que corresponde a nuestro bermellón, excepto que era aquel natural y el nuestro es artificial.6Dice, pues, Plinio que para hurtar del minio el pintor, aunque estuviese el dueño presente, que hartaba bien de minio el pincel, y luego lo lavaba en la maceta del agua, como que hubiese de tomar otro color con el mismo pincel, y a muchas de estas hallaba el minio asentado en el fondo de donde le cogía después.
Dicenme hombres También parece poderse inferir que comunicaron ton Miguel Ángellas obras excelentísimas de Apeles y de los otros valientes pintores, quecada una de ellas valía todas las riquezas de una ciudad, se hicieron con cuatro colores solos '''(2)''': de los colores blancos, con sólo el melino, solía o tierra melina: de los amarillos con el santo viejo llorar viendo que se dejaba sil ático: de los colorados con la manera a templetierra sinópide póntica, y que todos abrazaban de los negros con el ólio; y decía que ya la pintura era fenecida y acabada. Lo que yo me atrevo a decir esatramento, que si no color oscuro (cual se hubiera introducido la manera a ólio, sea). No usaron mas que hubiera menos pintores malosde estos cuatro colores, según barruntoy todos ellos son suertes de tierras; entendiendo siempre usándose aquella buena manera a temple que usaron aquellos grandes hombres , y aunque los tres de ellos se podrían gastar al ólio (aunque mal porque obscurecen) como el mesmo Miguel Ángel. Yo me hallé en Roma con pintores al frescoocre, muy doctos almagra y práticosnegro: la tierra melina en ninguna manera. Era esta tierra de la isla de Melo, los cuales porfiaban que no sólo no hubo pintura a ólio antiguamente, pero que los pintores antiguos no alcanzaron l’ arte una de pintar a frescolas Esporades, sino solo a templecomo dicen Dioscórides y Plinio, cosa nueva la cual era buena para mí. Y parece, bien consideradolas pinturas, que se pueden traer por una y otra parte algunas razones. Que cuanto conservaba más tiempo la hubiese lo testifican algunas pinturas halladas en Roma en grutas y bóvedas soterrañas, firmeza de donde se lizo pintura grotescalos colores. A Y esto responden, atribuiría yo a que era más magra que bien miradootras tierras blancas, no están hechas a frescopues refregándola entre los dedos crujía, sino a temple; y aunque yo he visto algunas por esto tenia más cuerpo, no me cabría determinar : empero a mí me parecieron a fresco. y púdome engañar la mucha antigüedad, y no estar tan enteras que se pudiesen bien discernir (4). También confirma esta opinion lo que dice Plinio hablando del negro yPintura al frescoólio muriera luego su blancura.
Demás de esto entre los colores muy preciosos era uno el índico '''(43) Lib. 35''', que acerca de nosotros se llama añil: gastado a ólio se muere a dos días (como ha hecho a mí), empero a temple cuando es bueno se conserva mejor, y en aquellos tiempos lo debía de ser. capVenía de la india oriental, moliéndolo parecía negro, mas después hechas sus mezclas hacia maravilloso color, mixto, de púrpura azul: esta mixtura no vemos que a ólio la hace.6
como se usaba Plinio en el mismo capítulo claramente nos dice que eran las pinturas a temple, donde no hay necesidad de éldiscurso, ni de buena conjetura. Dice que si pintaban con sandier (era para escribir se mezclaba color semejante a nuestro azarcón), y bañándolo o velándolo después con purpuriso mezclado con gomatempla de huevo, hacia aquella alegría o esplendor del minio; y si para pintar sobre las paredes se mezclaba querían hacer color de púrpura pintaban con azul, y encima bañaban con purpuriso templado con cola ó engrudohuevo. Llamaban Y no se ha entender que esta manera de pintar sobre el muro opus tectorium. Y es cosa clara temple era como la que vemos en lienzos que a fresco no hacen flamencos, porque esta se gasta color ninguno con otra cosa llama pintura aguazo, y tiene nombre de por sí: el temple que digo era sobre tablas aparejadas y con agua pura ; y También tan delicada manera, que el negro de humo (no hay iluminaciones que es de quien trata Plinio en este lugar) no es lleguen a propósito para el frescoellas.
Que hubiese pintura a fresco parece Dícenme hombres que comunicaron con Miguel Ángel, que solía el santo viejo llorar viendo que se puede colegir de lo dejaba la manera a temple, y que todos abrazaban el mesmo Plinio en el cap. 3 refiere de tres pinturas en la ciudad de Ardeaólio; las cuales faltándoles el techo habían durado muchos años, y asimismo en Lanubio, ciudad cerca de Roma. De suerte decía que siendo pintadas en ya la pared, las unas sin techo pintura era fenecida y de tanta antigüedadacabada. Lo que yo me atrevo a decir es, como afirmaque si no se hubiera introducido la manera a ólio, y las otras con haber padecido el templo alguna ruinaque hubiera menos pintores malos, según él da a entender, mantenerse tan frescas son indicios que no eran barrunto; entendiendo siempre usándose aquella buena manera a temple , pues habiendo tantos años que estaban hechasusaron aquellos grandes hombres, se habían conservado en su primera hermosuray el mesmo Miguel Ángel. Nota asimismo en el capítulo 4, que Fabio ilustrísimo romano ( que se honró con el nombre de pintor* Pintura al fresco.) pintó el templo de la Salud Yo me hallé en Romacon pintores al fresco, muy doctos y sus pinturas duraron hasta el imperio de Claudio emperadorpráticos, y los cuales porfiaban que un incendio las acabó; y por lo menos se conservaron trescientos años. Había otra suerte de no sólo no hubo pintura llamada * Pinturaencáusticaa ólio antiguamente, la cual se hacia con ceras mezcladas con colores pero que los pintores antiguos no alcanzaron el arte de cualquier suertepintar a fresco, principalmente de las finassino solo a temple, que liania Plinio floridas (5)cosa nueva para mí. Y parece, de la cual no usaban en paredesbien considerado, sino solamente en las galeras que se pueden traer por una y navesotra parte algunas razones. Esto era porque otra cualquier pintura Que la quitara hubiese lo testifican algunas pinturas halladas en Roma en grutas y lavara el aguabóvedas soterrañas, y más salada, y la cera podía resistir: estas tales mezclas de colores y pinturas donde se hacían con fuegodijo pintura grutesca. De donde consta A esto responden, que si se hubiera hallado el pintar bien mirado, no están hechas a óleofresco, no usaran de pintura tan enfadosasino a temple; y bien se ve que el óleo fuera de mejor expedición que la cera y secara prestoaunque yo he visto algunas, que la cera no podemos decir que seca, mas que se endurece con el tiempo. Y me parece cabría determinar: a mí que realmente en aquellos tiempos no se había hallado esta nuestra manera de óliome parecieron a fresco, porque si se hubiera descubierto y púdome engañar la mucha antigüedad, y no usaran del gastar los colores con cera al fuego, con lo cual no conseguían su intento , ni estar tan enteras que se podían unir tan pudiesen bien, siendo tan mala de gastar y tratar la ceradiscernir '''(4)'''. Y ha de entender vm. pintura lisa También confirma esta opinión lo que dice Plinio hablando del negro y llana, lucen figuras de medio relieve, como se hacen aliara estos retratos usaba de cera de colores. Porque demás él, que los autores las llaman pinturas, no eran a propósito si era para escribir se mezclaba con goma; y si para pintar ni adornar sobre las naves y armadas, paredes se mezclaba con cola o engrudo. Llamaban esta manera de pintar sobre el muro ''opus tectorium''. Y es cosa clara que a ser de relíevo, en cualquiera fresco no se gasta color ninguno con otra cosa que tocaran se deshicieran y quebrarancon agua pura; y también que el negro de humo (que es de quien trata Plinio en este lugar) no era lo que ellos pretendían eso, sino la perpetuidad,encáusticaes a propósito para el fresco.
(5) LibQue hubiese pintura a fresco parece que se puede colegir de lo que el mesmo Plinio en el cap. 353 refiere de tres pinturas en la ciudad de Ardea; las cuales faltándoles el techo habían durado muchos años, y asimismo en Lanubio, ciudad cerca de Roma. capDe suerte que siendo pintadas en la pared, las unas sin techo y de tanta antigüedad, como afirma, y las otras con haber padecido el templo alguna ruina, según él da a entender, mantenerse tan frescas son indicios que no eran a temple, pues habiendo tantos años que estaban hechas, se habían conservado en su primera hermosura. 7Nota asimismo en el capítulo 4, que Fabio ilustrísimo romano (que se honró con el nombre de pintor) pintó el templo de la Salud en Roma, y sus pinturas duraron hasta el imperio de Claudio emperador, y que un incendio las acabó; y por lo menos se conservaron trescientos años.
(* Pintura encáustica.) Había otra suerte de pintura llamada encáustica, la cual se hacia con ceras mezcladas con colores de cualquier suerte, principalmente de las finas, que llama Plinio floridas '''(5)''', de la cual no usaban en paredes, sino solamente en las galeras y naves. Esto era porque otra cualquier pintura la quitara y lavara el agua, y más salada, y la cera podía resistir: estas tales mezclas de colores y pinturas se hacían con fuego. De donde consta que si se hubiera hallado el pintar a ólio, no usaran de pintura tan enfadosa; y bien se ve que el ólio fuera de mejor expedición que la cera y secara presto, que la cera no podemos decir que seca, mas que se endurece con el tiempo. Y me parece a mí que realmente en aquellos tiempos no se había hallado esta nuestra manera de ólio, porque si se hubiera descubierto, no usaran del gastar los colores con cera al fuego, con lo cual no conseguían su intento, ni se podían unir tan bien, siendo tan mala de gastar y tratar la cera. Y ha de entender vm. pintura lisa y llana, lucen figuras de medio relieve, como se hacen ahora estos retratos de cera de colores. Porque demás que los autores las llaman pinturas, no eran a propósito para pintar ni adornar las naves y armadas, que a ser de relievo, en cualquiera cosa que tocaran se deshicieran y quebraran; y no era lo que ellos pretendían eso, sino la perpetuidad, y que estuviesen seguras que el agua no las había de quitar.
Según lo que de estas razones puedo conjeturar, ellos carecieron de la manera a óleo ólio hasta los tiempos de Constantino Magno, que entonces todavía duraba la manera de pintar con ceras, y por consiguiente la del temple. Hace mención de ella Eusebio Pamphilo Cesariense, tratando del cuidado vano de los hombres en procurar conservar las memorias de sus antepasados, hora con pinturas hechas con cera, hora con imágenes de otra materia, imitando los movimientos con escultura, parte con letras en columnas y otros mármoles; y aunque todo este lugar no hace a nuestro propósito, sino aquello que trata de pintura, todavía lo he puesto hasta el cabo, por ser a mi parecer bueno para considerar nuestra vanidad y engaño en pensar perpetuarse les los hombres con obras caducas y sujetas al cuchillo del tiempo.
Tornando, pues, a lo que tratábamos de la pintura, oso afirmar, que usándose gasta los tiempos del dicho Constantino la pintura a temple y la encáustica de ceras de colores, y no la de ólio, que tampoco se usó en los años que se han seguido hasta cerca de los nuestros.
Desde el tiempo de este emperador comenzaron las artes buenas de pintura y escultura a caer de manera, que casi se puede decir, que entonces fueron sepultadas, y así se ve por las obras de escultura que en Roma se ven de su tiempo, que con dificultad se pueden ver peores. Vense por aquellas ruinas de Roma algunas pinturas, hechas algunos años después, de imágenes de nuestra Señora, y de otras devociones, tan fuera de manera de pintura, que casi no hay rastro de ella. Es bien verdad, que en algunas hay cierta polideza y asiento de colores a fresco, según me parecía, que holgaba de mirarlas, aunque pocas. Siguieronse Siguiéronse después los tiempos de los godos y longobardos, donde se remató del todo. A cabo de años vinieron unos griegos a Roma, que pintaron y enseñaron una tal manera a su modo, que fue bastante para desterrar del mundo la buena manera; hasta que Cimabue (que nació año de 1240) apartándose de la que estos habían introducido, comenzó a sacar de tinieblas la pobre pintura, y después Giotto y Masaccio a levantarla de punto, y después de ellos otros, cultivándola; más hicieron obras milagrosas a temple y a fresco, hasta que el gran Buonarroti Buonarota [ Miguel Ángel ] la puso en su perfección.   '''(I)''' Plin. Lib 35. c.6. '''(2)''' Id. Lib. 35. 7. '''(3)''' Plin. Lib 35. c.6. '''(4)''' Lib. 35. cap.6
'''(Tomo V, pp5)''' Lib. 35. cap. 7. 273-352)

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