Diferencia entre revisiones de «Cepeda, el capitán (Cabrera, Marcos)»
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El crucifijo [ Cristo crucificado ] es bueno, aunque está en actitud demasiado violenta, y no muy conforme a la resignación del que moría por su voluntad y por redimir al género humano. La débil materia de que ha sido hecho, su antigüedad, y la maniobra de colocarle todos los años en las andas para salir a la calle en procesión, son causa de no estar muy conservado. | El crucifijo [ Cristo crucificado ] es bueno, aunque está en actitud demasiado violenta, y no muy conforme a la resignación del que moría por su voluntad y por redimir al género humano. La débil materia de que ha sido hecho, su antigüedad, y la maniobra de colocarle todos los años en las andas para salir a la calle en procesión, son causa de no estar muy conservado. | ||
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Revisión actual del 15:24 15 feb 2023
Especialidad | Escultor |
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Nacimiento | h. 1540 ¿Sevilla, (Andalucía)? |
Fallecimiento | p. t. s. XVII ¿América? |
Cronología | XVI |
Ciudad de trabajo | Sevilla (Andalucía) |
Ubicación en el diccionario | Tomo 1, Página 310, Letra Letra C, Grupo Grupo CE |
Referencia bibliográfica | *P. F. Amador Marrero, J. C. Pérez Morales, "El sevillano “capitán” Marcos de Cabrera: personaje enigmático, notable escultor Revisión histórico-artística y técnica", atrio, n.13-14, 2008, p.83-98. |
Cepeda (el capitán) escultor. Deseosos unos jóvenes plateros el año de 1580 de fomentar en Sevilla la devoción a nuestro redentor en el acto de espirar en la cruz, trataron de ejecutar una imagen en este paso, y haciendo las diligencias para hallar un buen artífice, averiguaron que residía en Córdoba uno de gran habilidad, llamado el capitán Cepeda, el cual había aprendido la escultura en Italia siendo soldado. Le escribieron, y adoptadas las condiciones, pasó a Sevilla y ejecutó el crucifijo [Cristo crucificado] del tamaño del natural, que se venera en una capilla del convento de la Merced calzada de aquella ciudad, con el título de la Espiración; y para que con más facilidad le pudiesen sacar en las procesiones de semana santa lo hizo de pasta a petición de los mismos platero, quienes satisfechos del mérito de la obra se la pagaron muy bien; y después de haber roto los moldes, los arrojaron en lo más profundo del río Guadalquivir, como lo habían contratado con Cepeda.
El crucifijo [ Cristo crucificado ] es bueno, aunque está en actitud demasiado violenta, y no muy conforme a la resignación del que moría por su voluntad y por redimir al género humano. La débil materia de que ha sido hecho, su antigüedad, y la maniobra de colocarle todos los años en las andas para salir a la calle en procesión, son causa de no estar muy conservado.
Abad Gordillo en su manuscrito de las Estaciones.
Tomo I, pp. 310-311)