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'''ADVERTENCIA'''
Cuando se dio razón en su artículo de la sublime doctrina, pureza del lenguaje castellano y profunda erudición que contienen los opúsculos inéditos e impresos sobre las bellas artes del sabio pintor y humanista Pablo de Céspedes, quiso publicarlos el autor de este diccionario por apéndice al fin del mismo articuloartículo; mas no habiendo podido tener efecto por haber salido voluminoso el tomo primero, a que correspondían, lo ejecuta en este a fin de no privar a los eruditos aficionados a las nobles artes, ni a sus profesores de la satisfacción y utilidad que pueden sacar de estos escritos tan importantes corno deleitables.
Los que se han hallado hasta ahora son cuatro: dos inéditos, y dos ya impresos; pero todos incompletos, o porque Céspedes no pudo concluirlos por sus achaques y ocupaciones, o porque moderado y prudente dejaba dormir sus obras para finalizarlas y corregirlas con examen más detenido y circunspecto, según el consejo de Horacio; o porque si en efecto los concluyó, no ha llegado a nuestros tiempos lo que les falta; sin embargo así como están merecen la luz pública y el aprecio de las personas eruditas y de buen gusto.
El primero es un ''discurso de la comparación de la antigua y moderna pintura y escultura, donde se trata de la excelencia de las obras de los antiguo, y si se aventaja á la de los modernos'', que escribió a instancias de Pedro de Valencia, cronista de S. M. el año de 1604; y el segundo es otro discurso que trabajó ''sobre el templo de SalomonSalomón, en que se habla del origen de la pintura''. Ya se ha dicho en la nota cuarta del prólogo de este diccionario, que habiéndolos hallado en Córdoba el pintor don Juan de Alfaro, los hizo copiar con limpieza, adornándolos con algunas notas instructivas, y que los dedicó a doña Teresa Sarmiento, duquesa de Béjar, de cuya afición, practica y conocimiento en la pintura se ha hecho mención en su artículo.
Los impresos son otros dos, que publicó en fragmentos el año de 1649 en su ''Arte de la pintura '' Francisco Pacheco para comprobación de la doctrina que expone en los capítulos de su obra, como dice él mismo en el prólogo inédito, que se ha publicado en una nota de su artículo. Uno de ellos es el ''Poema de la pintura '' en octavas rimas, que por su plan, elevación y claridad de ideas, por la pureza del idioma, y por la armoniosa y noble versificación, tiene un lugar muy distinguido entre las poesías de Garcilaso, BoscanBoscán, Fray Luis de León, los Argensolas y de otros grandes poetas españoles, igualando o excediendo a los poemas que del mismo arte de la pintura escribieron en latín Du Fresnois, en francés La Mierre y Watelet, y otros en italiano.
Le volvieron a publicar en sus colecciones el redactor del Parnaso español y don Ramón Fernández, pero con el mismo desorden que Pacheco, esto es, copiando los trozos dispersos e intercalados, sin reparar que esta está dividido en dos libros o cantos. Por estas razones ha parecido conveniente publicarle cuarta vez, arreglado al plan que adoptó su autor, poniendo al margen los epígrafes de las materias que contienen las octavas, y corrigiendo estas de varios defectos que se notan en las ediciones anteriores, conforme a un códice original (que se ha tenido presente) del ''Arte de la pintura '' de Pacheco, que se acabó de escribir en 24 de enero de 1638, firmado al fin por don Agustín de Arteaga y Cañizares, quien rubricó todas las hojas de este precioso manuscrito, sin duda con el objeto de acreditar las aprobación o permiso para darlo a la imprenta, como en efecto se verificó once años después.
El último fragmento es una carta que el mismo Céspedes escribió a Pacheco el año de 1638 ''sobre los varios modos de pintar''. Por haberse hecho muy raro el ''Arte de la pintura '' de este profesor, donde esta está inserta con el mismo desorden y objetó objeto que el poema, se vuelve a publicar ordenadamente y corregida por el propio códice, considerándose de mucho interés para la práctica de los pintores en su arte.
'''DISCURSO De la comparación de la antigua y moderna pintura y escultura, donde se trata de la excelencia de las obras de los antiguo, y si se aventajaba a los modernos. DIRIGIDO A PEDRO DE VALENCIA, Y ESCRITO Á A INSTANCIAS SUYAS AÑO DE 1604.'''
Tan malos pies ha tenido mi carta como yo, pues llega tan tarde a las manos de vuestra merced. Yo la di a aquel caballero a quien vuestra merced envió la suya, o no tuvo con quien enviarla, o se olvidó de darle recaudo. Holgaría hallar mejor expediente para de aquí adelante. El portador le dio a vuestra merced mejores nuevas de mí de las que debía darle, porque por ese mismo tiempo que vuestra merced las recibió, yo estaba tal que esperaba muy poco de mi salud, y aun de la vida propia. Bendito sea nuestro Señor, que así con la enfermedad, como en haberme dado salud, he recibido infinita merced de su mano. Cierto, señor, que desde esta pascua pasada de Resurrección, que comenzó por unos corrimientos, y en la de Pentecostés que acudieron unas calenturas paroximales, y ya libre de ellas revolvieron otra vez con tanta malicia que nos hizo a todos estar en no pequeño miedo. Ya, bendita sea su divina bondad, estoy con salud, aunque las fuerzas faltan y los pies algo lastimados.
Era tanto el deseo que tenía de ver letra de vuestra merced esperando con ella particular alivio, confiado que la alegría que yo había de tener con ella, había de expeler totalmente los remanentes de mis enfermedades: demás que deseaba acabar ciertos pliegos que enviaba a Sevilla para con menos embarazo escribir a vuestra merced, suplicándole me encomendase a nuestro Señor, y esto era en el mismo punto que recibí la de vuestra merced, y el portador me prometió enviar la respuesta a vuestra merced. Con todo eso, no me descuidaré yo en buscar otros caminos, si los hallare, más breves; y brevemente diré a vuestra merced respondiendo a ella, que debo mucho a nuestro Señor, pues con su favor haya tenido tan buen suceso el amor y gran voluntad que muchos años ha he tenido al nombre de vuestra merced para servirle, teniéndome por dichoso si alcanzase ocasión a mi buen deseo, ahora veo como es acertado por vuestra merced e yo admitido a su servicio.
Háceme vuestra merced sabidor de algunos partitulares particulares estudios de vuestra merced acerca de escritores griegos, donde vuestra merced nota culpas, así de los que han traducido a Ateneo como a otros autores. En ello recibo infinita merced, y doy el parabién a la república de las letras de las riquezas que vuestra merced la comunicara para acrecentamiento del tesoro de ella, y así mismo de la del señor Arias Montano '''(I) ''' que está en el cielo, tan señor y particular patrón mío. Día llegará, como espero en Dios, que el mundo gozara de las unas y de las otras. Yo, señor, en todo soy el más ignorante del mundo, y particularmente en las letras griegas. En mi mocedad atendí a estos estudios con harto cuidado: después acá con otras preocupaciones les di de tal manera de mano, que del todo los he olvidado. Bien es verdad que algunas veces no dejo de leer algo en Píndaro, a quien siempre tuve particular devoción, porque hallo a mi gusto mucho, con todo que nunca le miro así sino sobre peine, como dicen, siempre veo en él una muy bien dibujada y florida pin- pintura, grande y cual convendría a un Miguel Ángel.
Las notas que se irán añadiendo se hallaron en el manuscrito donde se copió este discurso. Algunas parecen ser ser del mismo Céspedes, y otras del pintor don Juan de Alfaro, quien le dedicaba a la duquesa de Béjar.
'''Nota de transcripción. Con objeto de facilitar la lectura, las notas se insertarán coincideindo coincidiendo con las páginas del el texto original y no al final de cada fragmento. '''
'''(I) ''' Arias Montano, doctor teólogo, famoso en la interpretación de la escritura sagrada y en el conocimiento de las lenguas hebrea, siria, caldea, griega y latina. murió en Sevilla año de 1595.
-turaCon grande alegría leo en la carta de vuestra merced, donde significa la ardiente afición que vuestra merced tiene a esta arte verdaderamente nobilísima, y de la muestra que en los tiernos años vuestra merced daba de lo mucho que alcanzara en esta arte si vuestra merced la cultivara con su divino ingenio. Vuestra merced la dejó por demostrarlo en las cosas mayores. ''Postquam nos Amaryllis habet, Galatea reliquit'', y la que en vuestra merced persevera todavía es grande indicio de la nobleza del ingenuo pecho de vuestra merced, y cual convendría a un Miguel Ángello que vuestra merced trata de ella es el más ilustre elogio que yo jamás he visto de nadie, pues vuestra merced la sube tanto de punto '''(2)''' que la descubre una cierta divinidad que lleva tras sí los ojos de los hombres con tanta maravilla que se hizo adorar: concepto nuevo y no advertido hasta ahora de nadie.
Con grande alegría leo '''(2)''' Raro discurso en la carta alabanza de vuestra merced, donde significa la ardiente afición que vuestra merced tiene a esta arte verdaderamente nobilísimapintura, y de la muestra que en los tiernos años vuestra merced daba de lo mucho que alcanzara en esta arte si vuestra merced la cultivara con su divino ingenio. Vuestra merced la dejó escrito por demostrarlo en las cosas mayores. Postcuam nos Amaryllis habet, Galatea reliquia, y la que en vuestra merced persevera todavía es grande indicio de la nobleza del ingenuo pecho de vuestra merced, y lo que vuestra merced trata de ella es el más ilustre elogio que yo jamás he visto de nadie, pues vuestra merced la sube tanto de punto (2) que la descubre una cierta divinidad que lleva tras sí los ojos de los hombres con tanta maravilla que se hizo adorar: concepto nuevo y no advertido hasta ahora cronista Pedro de nadieValencia.
Mándame vuestra merced decir mi parecer acerca de la excelencia de las obras de los antiguos y si se aventajaba a la de los modernos. Háceme retirar la dificultad del argumento, y fuerzame fuérzame el mandato de, vuestra merced, tanta mas que es muy ordinario de los que poco sabemos decir y discurrir de lo que entendemos menos. Con todo que vamos, aunque con la relación de Plinio '''(3)''', a quien yo doy crédito en todo por ser tan particular y acertada, que no sólo parece ser escrita por autor diligente y de cuidado, pero tan exacta como de pintor, que alcanzaba lo muy primo y dificultoso de esta arte. Digo, pues, que vamos muy a peligro de errar, comparando y cotejando las obras que no vemos con las que hemos visto de los pintores de este siglo.
'''(23) Raro discurso ''' Cayo Plinio segundo en alabanza su historia de la pinturanaturaleza: obra difusa, escrito por el cronista Pedro de Valenciaerudita, y no menos varia que la misma naturaleza.
Plinio (3)De la excelencia de la pintura aventajada a la escultura, o al contrario, a quien yo doy crédito en todo por ser tan particular muchas cosas he visto de lo uno y de lo otro escritas de hombres doctos y acertadaprácticos, que no sólo parece ser escrita y todavía se queda el pleito por autor diligente y de cuidadosentenciar, pero tan exacta como de pintormi parte a lo menos. De su antigüedad entiendo ser antiquísima. ¿Cómo pudo el escultor hacer cosa buena si no se ayudaba primero del dibujo, que alcanzaba lo muy primo es principal elemento de la pintura y dificultoso gran parte de esta arte. Digo, puesella? Las obras de media talla, que vamos muy a peligro de errarhacen mención Homero y Virgilio, comparando sin dibujarlas primero ¿Cómo se podrían labrar? Las bordaduras y cotejando las obras de recamo, de que hay tanta mención como vuestra merced mejor sabe ¿podría hacerlas primero la aguja que no vemos precediese un padrón de mano de pintor, juntamente con las que hemos visto de los pintores colores donde hablan de este sigloir? que era andar a ciegas, y casi imposible poderse hacer la labor.
De la excelencia Los hierogíficos [jeroglíficos] de la pintura aventajada a la esculturalos egipcios demuestran esto mismo, o al contrario, muchas cosas he visto de lo uno porque aquellas figuras que grababan en los obeliscos y otras obras dan a entender que primera se hacían padrones de lo otro escritas de hombres doctos y prácticos, ellas y todavía se queda estarcían en el pleito por sentenciarmármol para poderse cortar. Las figuras son simplicísimas, aunque no muy apartadas de mi parte a lo menos. De su antigüedad entiendo ser antiquísima. ¿Cómo pudo el escultor hacer cosa la buena si manera, y que no se ayudaba primero del dibujo, tienen más que es principal elemento los perfiles de la pintura y gran parte afuera. Yo tuve una figurita egipcia de ella? Las obras piedra negra, toda labrada de media talla, que hacen mención Homero y Virgilio, sin dibujarlas primero ¿cómo hieroglíficos [jeroglíficos]: ha se podrían labrar? Las bordaduras y obras perdido en la peste de recamoSevilla, porque murió de ella un criado mío que hay tanta mención como vuestra merced mejor sabe ¿podría hacerlas primero la aguja tenia a su cargo con otras cosas. Entiendo que su pintura sería del mismo jaez, y así no fue celebrada ni se estimó, no precediese un padrón de mano de pintorhabiendo en las tales obras más que los contornos, juntamente teñido el resto con algún color, como son los colores libros que vemos venidos de Nueva España, donde hablan de ir? que era los indios tienen sus calendarios, como algunos dicen.
(3) Cayo Dice Plinio segundo que en su historia la guerra troyana, ni antes no habla pintura. El escudo de la naturaleza: obra difusaHéctor y de Aquiles, sin duda entendió Plinio que eran labrados de cincel de diversos metales, eruditay sobrepuestas las figuras en el campo del escudo, y no menos varia que yo así mismo lo entiendo de la misma naturalezamisina manera.
andar a ciegas, y casi imposible poderse hacer la labor.
Los hierogíficos [ jeroglíficos ] de los egipcios demuestran esto mismo, porque aquellas figuras que grababan en los obeliscos y otras obras dan a entender que primera se hacían padrones de ellas y se estarcian en el mármol para poderse cortar. Las figuras son simplicísimas, aunque no muy apartadas de la buena manera, y que no tienen más que los perfiles de afuera. Yo tuve una figurita egipcia de piedra negra, toda labrada de hieroglíficos [ jeroglíficos ]: hase perdido en la peste de Sevilla, porque murió de ella un criado mío que la tenia a su cargo con otras cosas. Entiendo que su pintura sería del mismo jaez, y así no fue celebrada ni se estimó, no habiendo en las tales obras más que los contornos, teñido el resto con algún color, como son los libros que vemos venidos de Nueva España, donde los indios tienen sus calendarios, como algunos dicen.
 
Dice Plinio que en la guerra troyana, ni antes no habla pintura. El escudo de Héctor y de Aquiles, sin duda entendió Plinio que eran labrados de cincel de diversos metales, y sobrepuestas las figuras en el campo del escudo, y yo así mismo lo entiendo de la misina manera.
Et duo Peucidae, Perimedes, Dryalusque,

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