Edición de «Herrera, Francisco de "El Viejo"»
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Volvió á su casa muy contento, pero sin poder corregir la dureza de su trato con los discípulos y hasta con sus propios hijos. Todos le abandonaron: don Francisco el hijo menor le robó el dinero que tenia y se huyó a Roma; y la hija se entró religiosa. Desembarazado de su familia, y después de haber pintado varias [[632770|''obras públicas'']] y los cuatro [[276794|''lienzos'']] grandes que están en el salón del palacio arzobispal el año de 1647, partió a Madrid el de 50, donde residió con crédito hasta el de 56, en que falleció y fue enterrado en la parroquia de san Ginés [ en la calle Bordadores ]. | Volvió á su casa muy contento, pero sin poder corregir la dureza de su trato con los discípulos y hasta con sus propios hijos. Todos le abandonaron: don Francisco el hijo menor le robó el dinero que tenia y se huyó a Roma; y la hija se entró religiosa. Desembarazado de su familia, y después de haber pintado varias [[632770|''obras públicas'']] y los cuatro [[276794|''lienzos'']] grandes que están en el salón del palacio arzobispal el año de 1647, partió a Madrid el de 50, donde residió con crédito hasta el de 56, en que falleció y fue enterrado en la parroquia de san Ginés [ en la calle Bordadores ]. | ||
− | Si Herrera hubiera tenido mejor maestro y otros principios, sería igual a los buenos pintores boloñeses, pues hay en sus obras gran efecto sobre grandes masas de color, como en las de Guercino, Caravaggio y Ribera. Son muy apreciables los [[108188|''bodegoncillos [ bodegones ]'']] de su mano, de que había muchos en Sevilla, y hoy raros, por haberlos llevado los extranjeros. La [[627143|''bóveda'']] de la iglesia de san Buenaventura es una prueba de su desembarazo y buen gusto en pintar al fresco: había otras [[479652|''[ obras al fresco ]'']] de este género en aquella ciudad, que perecieron por la intemperie y por la mala preparación de las paredes en que estaban pintadas: tal era la [[147145|''fachada de la portería'']] del convento de la Merced, de que hay [[168274|''estampa'']] grabada de su mano al agua fuerte y a lo pintoresco, y otra de un [[596028|''san Pablo'']]. Así son | + | Si Herrera hubiera tenido mejor maestro y otros principios, sería igual a los buenos pintores boloñeses, pues hay en sus obras gran efecto sobre grandes masas de color, como en las de Guercino, Caravaggio y Ribera. Son muy apreciables los [[108188|''bodegoncillos [ bodegones ]'']] de su mano, de que había muchos en Sevilla, y hoy raros, por haberlos llevado los extranjeros. La [[627143|''bóveda'']] de la iglesia de san Buenaventura es una prueba de su desembarazo y buen gusto en pintar al fresco: había otras [[479652|''[ obras al fresco ]'']] de este género en aquella ciudad, que perecieron por la intemperie y por la mala preparación de las paredes en que estaban pintadas: tal era la [[147145|''fachada de la portería'']] del convento de la Merced, de que hay [[168274|''estampa'']] grabada de su mano al agua fuerte y a lo pintoresco, y otra de un [[596028|''san Pablo'']]. Así son su [[728262|''dibujos'']] hechos con cañas, de los que conservo una buena parte y demuestran su saber, su desenfado y su genio. Las pinturas públicas más conocidas son estas. |