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Para adquirir manejo y buen gusto en el colorido, comenzó a pintar [[PCA5GF038QXPW8Hsargas_-_Mohedano,_Antonio|''sargas'']] [ Tela pintada para adornar o decorar las paredes de las habitaciones ], sistema adoptado en la Andalucía en aquellos buenos tiempos, con lo que se perdía el miedo a los pinceles. Las obras de Julio y Alejandro en Ubeda y Granada, las de los [[64G4A7FA290SPOQPerolas_en_el_Viso_-_Mohedano,_Antonio|''Perolas en el Viso'']] [ del Marqués ], y las de [[L538100H0CY12BKArbasía_en_Córdoba_-_Mohedano,_Antonio|''Arbasía en Córdoba'']], le excitaron a preferir el fresco al óleo, llegó en este modo de pintar a aventajarse a todos los artistas de su edad en aquel país. Antes de comenzar alguna obra meditaba y estudiaba mucho, dibujando y trazando por el natural, sobre modelos y maniquí que él mismo formaba, como han hecho todos los hombres grandes que aspiraron a la perfección, máxima que había tomado de su maestro. Así llegó a ser muy feliz en la composición, eligiendo instantes oportunos para poder expresar con claridad y nobleza el asunto: a contrastar con artificio y naturalidad unas figuras con otras, y unos grupos con otros: a dar carácter a los personajes y grandiosidad a las formas; y en fin a poseer la parte filosófica del arte. Tuvo mucho gusto en las frutas y en los adornos, imitando los grotescos de las [[5G84DMI56247XN0loggias_de_Juan_de_Udine_-_Mohedano,_Antonio|''loggias de Juan de Udine'']]. De todo quedaron señales en el claustro principal del convento de San Francisco de Sevilla, cuyos cuatro [[6628V881516T9H3lienzos_de_pared_-_Mohedano,_Antonio|''lienzos de pared'']], [[85415SDN8X0A02Oarcos_-_Mohedano,_Antonio|''arcos'']] y [[S2O0M99PTF7ZF7Jartesonados_-_Mohedano,_Antonio|''artesonados'']] había pintado al fresco, ayudado de Alonso Vázquez, que el tiempo, el clima y la mano de un inexperto religioso destrozaron, quedando por fortuna intactas cuatro [[RVCW2V20ZK65UWShistorias_de_la_santa_Cruz_-_Mohedano,_Antonio|''historias de la santa Cruz'']], para muestra de su gran mérito.
No existen en la nave del sagrario de la catedral de Córdoba las otras de la [[G7S7T144904NXWWescritura_-_Mohedano,_Antonio|''escritura'']], ni los [[VGVN266NR3G589Wprofetas_-_Mohedano,_Antonio|''profetas'']], que también había pintado al fresco con los Perolas. Retirado en sus últimos años a Lucena, pintó los [[73411X3AZ1LCN04cuadros_-_Mohedano,_Antonio|''cuadros'']] del [[MGHHL0QV4HW6X1Zretablo_mayor_-_Mohedano,_Antonio|''retablo mayor'']] de la principal iglesia de aquella ciudad, en la que falleció el año de 1625. Francisco Pacheco, que le conoció y trató, le respetaba como a uno de los mayores profesores de Andalucía.
No fue tan atinado al óleo; y esta circunstancia, la de haberse pintado el año de 1604 de orden del cardenal Niño de Guevara, arzobispo de Sevilla los [[MYKAVA0PTIH0G1Plienzos_que_están_en_el_techo_del_salón_del_palacio_arzobispal_-_Mohedano,_Antonio|''lienzos que están en el techo del salón del palacio arzobispal'']] de aquella ciudad, atribuidos a Luis de Vargas, que hacía algunos años había muerto, y cierta semejanza entre las formas y actitudes de las figuras que contienen con las que hay en las de los frescos de Mohedano, han hecho sospechar a un inteligente que sean de su mano.

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