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|ciudad_trabajo=Valencia, Chiva (Comunidad Valenciana) Villareal, Segorbe, (Castellón) Yecla, Cartagena (Murcia), Teruel (Aragón)
|especialidad=Pintor
|ref_bibliografica=*ME.ANavarrete Martínez, "Real Academia de la Historia D. .Català GorguesB-e", ''''El pintor y académico en José Vergara Gimeno. Accesible en: https://dbe.rah.es/biografias/5289/jose-vergara-gimeno (Valencia, 1726-1799consultado en 03/01/2022)'', Generalitat Valenciana, Secretaria Autonómica de Cultura, Valencia, 2004, p.351.
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'''Vergara''' (don José) pintor, y el último artista de los Vergaras valencianos. Nació en Valencia el día 2 de junio de 1726, y a los siete años de edad ya concurría a la academia de Evaristo Muñoz, en la que todos dibujaban por el modelo vivo, haciéndole su padre copiar en casa la cartilla de principios del Spagnoleto: este fue el cimiento sobre el que se fundaron los progresos, que hizo después en su profesión, debidos más bien a su genio y estudio que a la enseñanza.
 
Las [[carrozas_que_había_traído_de_París_el_márques_de_la_Mina_-_Vergara,_José|''carrozas que había traído de París el marqués de la Mina'']], cuando volvió de su embajada, pintadas por Coypel, que se detuvieron en Valencia algunos días, excitaron el animo de Vergara a querer imitar su estilo, y habiéndolo hecho con mucho estudio y aplicación, fue acometido de tina grave enfermedad que le puso en gran riesgo de perder la vida. Luego que se recuperó, siguió con el mismo tesón, adoptando la manera de Pablo Matheis por unos [ [[cuadros_-_Vergara,_José|''cuadros'']] ] originales de su mano que [[copió_-_Vergara,_José|''copió'']] muchas veces. No perdía ocasión alguna de que pudiese sacar partido para sus adelantamientos. Siempre estaba pintando, siempre dibujando, y siempre haciendo ensayos y experiencias en el óleo, fresco, temple demás géneros, a fin de poseerlos todos. Y no habiendo estado jamás ocioso, de ningún pintor moderno se dice que haya dejado tantas obras públicas. Retrató a los [[duques_de_Huéscar_-_Vergara,_José|''duques de Huéscar'']] y al [[padre_Molina,_general_de_san_Francisco_-_Vergara,_José|''padre Molina, general de san Francisco'']]: a los obispos [[don_Felipe_Beltrán,_(obispo)_de_Salamanca_-_Vergara,_José|''don Felipe Beltrán, [ obispo ] de Salamanca'']], [[don_José_Climent_(obispo)_de_Barcelona_-_Vergara,_José|''don José Climent [ obispo ] de Barcelona'']], [[don_José_Tormo_(obispo)_de_Orihuela_-_Vergara,_José|''don José Tormo [ obispo ] de Orihuela'']], [[don_Rafael_Lasala_(obispo)_de_Solsona_-_Vergara,_José|''don Rafael Lasala [ obispo ] de Solsona'']], [[don_Juan_Bautista_(obispo)_Cervera_de_Canarias_-_Vergara,_José|''don Juan Bautista [ obispo ] Cervera de Canarias'']], y de [[otros_muchos_(retratos)_-_Vergara,_José|''otros muchos [ retratos ]'']] sujetos de otras clases, y ambos sexos.
 
Desde que murió Evaristo Muñoz anheló por establecer una escuela pública de dibujo en Valencia, y no dejó piedra por mover para conseguirlo; mas no pudo reunir los ánimos de los artista, divididos en partidos y en escuelas privadas, hasta el año de 1752, que con el ejemplo de la de San Fernando, que se acababa de establecer en Madrid, comenzó con su hermano don Ignacio a formar otra con el título de santa Bárbara. Sus paisanos saben muy bien cuales fueron los esfuerzos de Vergara antes de este establecimiento: cuanto trabajó después de verificado: cuanto en su decadencia: lo que hizo para que el rey le tomase bajo su protección: sus desvelos en la junta preparatoria: sus satisfacciones en la erección de academia de San Carlos; y su celo en la conservación y aumento de sus estudios.
 
Nombrado director de la de Santa Bárbara presentó en ella el día 30 de mayo de 54 un cuadro en el que representó a [[Mentor_avisando_a_Telémaco_los_peligros_de_la_isla_de_los_Calipsos_-_Vergara,_José|''Mentor avisando a Telémaco los peligros de la isla de los Calipsos'']], que se conserva en la real de San Fernando, y por el que se recibió su individuo de mérito. Siguió siendo director de la de San Carlos, y lo fue general en dos trienios, dando repetidas pruebas de su amor a los discípulos, y de la dulzura con que los enseñaba y estimulaba a sus adelantamientos; y con este afán acabó sus días en Valencia en 9 de marzo de 1799 con general sentimiento de la ciudad, que le amaba por su modestia y honradez, y de toda la academia por haber perdido a su promotor.
 
Entre la multitud de obras que pintó al óleo, al fresco y al temple, se distinguen las que pintó al óleo para su casa con toda libertad [ [[Caín_matando_a_Abel_-_Vergara,_José|''Caín matando a Abel'']], [[Autorretrato_-_Vergara,_José|''Autorretrato'']], [[cabeza_de_estudio_-_Vergara,_José|''cabeza de estudio'']], ], sin la sujeción que suelen dar los que las encargan, y con el estudio de apurar las máximas más recomendables del arte y de observar sus efectos; la última es una [ Inmaculada ] Concepción que esta en la librería del convento de san Francisco de Valencia. En todas hay buen colorido y acertado dibujo, pero sin la grandiosidad de las formas y sin las otras partes que hay en el antiguo, y que no conoció hasta muy tarde, como su hermano don Ignacio. Dejó escritas algunas apuntaciones sobre las vidas de los artistas sus paisanos, de las que nos hemos valido en este diccionario; y en fin nada dejó por hacer para acreditar su celo patriótico y su amor a las bellas artes. Las obras públicas más principales de su mano son las siguientes.
'''''Parroquia'''''
-Varios pasajes de la [[vida_de_Santíago_-_Vergara,_José|''vida de SantíagoSantiago'']] en las pechinas, y otros asuntos relativos a la [[eucaristía_-_Vergara,_José|''eucaristía'']] en la capilla de la comunión.
'''''Franciscos Descalzos'''''
'''''APÉNDICE'''''
 
'''HISTORIA DE LA REAL ACADEMIA DE SAN CARLOS DE VALENCIA'''
En pocas ciudades de España hubo tanto empeño en tener academias públicas de las bellas artes, como en Valencia. Tenía dos por los años de 1680, una que se componía de profesores de aquel, país, y otra de forasteros; y ambas se juntaban los días festivos en una aula del convento de santa Domingo a tratar y disputar sobre las dificultades del arte. Conservose la de los valencianos hasta principios del siglo XVIII sostenida por Conchillos, y despues después por Evaristo Muñoz hasta 1736 en que falleció. Quisieron entonces los Vergaras, particularmente don José, alma y móvil de esta empresa, reunir los ánimos de los artistas, y aunque lo intentaron varias veces con tesón y ce1o patriótico, no pudieron lograrlo hasta la mitad del siglo.
Acabó de convencerlos la erección de la real de San Fernando en Madrid, y habiéndose subscrito veintiocho de ellos para costear los precisos gastos, y dándoles el ayuntamiento una sala en la universidad literaria, erigieron una academia con el título de Santa Bárbara, cuyos estudios comenzaron el día 7 de enero de 53. Formáronse Formaronse estatutos provisionales, se nombraron para directores en la pintura a don Cristóbal Valero y a don José Vergara: a don Ignacio Vergara y a don Luis Domingo en la escultura; y a don Pascual Miguel y a don Jaime Molins en la arquitectura. Pero habiéndose aumentado los gastos con la extraordinaria concurrencia de los discípulos, y no pudiendo soportarlos los profesores, el intendente y corregidor don Pedro Rebollar y de la Concha se encargó de costearlos a sus expensas desde 4 de octubre de 54. Por su mediación franqueó otra pieza la ciudad, que se había declarado patrona, nombrando dos diputados para cuidar del orden y del aseo, y se pusieron corrientes tres salas. En la 1.ª estaban los principios colocados en sus mesas y tablillas: en la 2.ª el modelo de yeso y el estudio de la arquitectura; y en la 3.ª el natural y el aparato para la sala de juntas, en que había los retratos de los reyes [ [[Fernando_VI_-_Vergara,_José|''Fernando VI'']] y [[Bárbara_de_Braganza_-_Vergara,_José|''Bárbara de Braganza'']] ] y las [[armas_de_la_ciudad_(de_Valencia)_-_Vergara,_José|''armas de la ciudad [ de Valencia ]'']], concurriendo todas las noches más de doscientos discípulos.
Contribuyó con igual generosidad a sostener el instituto el ilustrísimo don Andrés Mayoral, arzobispo de aquella diócesis, con gruesas cantidades, y repartiendo premios a los más aplicados. Tres años consecutivos estuvo dando pruebas de su paternal amor a la juventud estudiosa, hasta que volvió su atención al urgentísimo socorro de sus diocesanos, acometidos del hambre y de otras miserias que acarreó la esterilidad en aquel reino. Estuvieron entonces muy a pique de cerrarse los estudios, si la ciudad, el prelado y el intendente, deseosos de afianzarlos sobre la real protección, no hubiesen enviado a Madrid a don Manuel Monfort con unas pruebas de los progresos de los discípulos y con algunas obras de los maestros para que presentándolas en la real academia de San Fernando, se sirviese proteger una humilde representación que dirigían al rey, pidiendo 30,000 reales anuales sobre los arbitrios de aquella capital.

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