Las pinturas de Pacheco dicen que fue algo más que especulativo y erudito pintor como le llaman Carducho y Palomino. Tienen corrección de dibujo, actitudes sencillas, y están observadas las reglas de la composición, del decoro, de la costumbre, de la luz y de la distancia. Si hubiera sido más suave en el colorido y más franco en la ejecución, aventajaría a los mejores pintores de Andalucía, que cuidaron más de la hermosura del colorido que de la exactitud del diseño. Tal vez por este motivo uno de sus paisanos escribió al pie de un [[Cristo_desnudo_-_Pacheco,_Francisco|''Cristo desnudo'']], que había pintado, este gracioso epigrama.
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''¿Quien os paso así Señor,''
Hizo más de ciento cincuenta [[retratos_al_óleo_-_Pacheco,_Francisco|''retratos al óleo'']] de varios tamaños, la mayor parte pequeños, porque entonces se usaban así, y con más utilidad que ahora los de miniatura; y el mejor fue el de su mujer. Y pasaron de ciento setenta los [ [[dibujos_-_Pacheco,_Francisco|''dibujos'']] ] que ejecutó de lápiz negro y rojo de sujetos de mérito y fama en todas facultades, incluso el de Miguel de Cervantes. Y a este propósito cantó don Francisco de Quevedo y Villegas los versos siguientes:
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Por ti honor de Sevilla,
El libro que escribió ''Arte de la pintura'' es una obra elemental en que vertió todos sus conocimientos y gran erudición. Los pintores de la Andalucía la consideraron como indispensable para su instrucción y adelantamientos; y los demás de España siempre la respetaron como la mejor obra de pintura en nuestro idioma. La lástima es que se ha hecho muy rara y convendría reimprimirle. El ejemplar que yo tengo de esta obra ni algún otro que he visto contienen el prólogo que compuso para ella; y como hubiese llegado manuscrito á mis manos, sospecho que no se haya impreso, y por ser harto interesante he determinado copiarle aquí en la siguiente nota (I).
No se limitaba su erudición solamente a la pintura: cuando se trató de hacer compatrona de España a santa Teresa de Jesús escribió unos doctos reparos contra el memorial de don Francisco de Quevedo Villegas, que defendía el único patronato de Santiago, y en ellos hizo ver cuanto distaba su instrucción de la que tenían los demás artistas de su tiempo. Y para satirizar la devoción indiscreta, los concluyó con el siguiente
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EPÍGRAMA.
Alcanza reformación.
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No son menos discretos y graciosos otros dos que hizo contra la mala imitación de la naturaleza en la pintura: los copiaré también, aunque lo haya hecho antes el redactor del ''Parnaso español'', colocando a Pacheco entre nuestros mejores poetas.
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Sacó un conejo pintado
Recogió los versos de su amigo [[Hernando_de_Herrera_-_Pacheco,_Francisco|''Hernando de Herrera'']] y con su retrato, que él mismo dibujó, y [[grabó_-_Pacheco,_Francisco|''grabó'']]Pedro Perret, los imprimió en Madrid en 4 ° el año de 1619 con este soneto que puso en el principio.
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Goza, o nación osada el don fecundo
Y finalmente Lope de Vega Carpio cantó en alabanza de nuestro profesor la siguiente estrofa.
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De Francisco Pacheco los pinceles