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'''APÉNDICE'''.
'''''Venida del príncipe de Gales a Madrid, 'estado en que estaba entonces Lo pintara en la corte, principio de su extracción fuera
del reyno y de su decadencia'''''
</blockquote>
Cuando llegó S. A. a Madrid estaba la pintura en la corte en la mayor estimación. Además de las grandes y selectas colecciones que el rey tenia en sus palacios, (de las que pereció una gran parte en los incendios que acaecieron después en el Escorial y en el Alcázar de Madrid) querían competirlas con las suyas muchos grandes de España y otros caballeros inteligentes y aficionados.
 
 
El almirante de Castilla tenia entre otros [[lienzos_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''lienzos'']] diferentes piezas de Tiziano, seis [[cabezas_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''cabezas'']] de Antonio Moro, un [[bacanal_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''bacanal'']] de Caraccioli, una [[Virgen_con_san_José_y_el_niño_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''Virgen con san José y el niño'']] de Rafael, y [[otros_cuadros_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''otros cuadros'']] de los más nombrados profesores de Italia: el marqués de Leganés, consejero de estado y general de artillería conservaba muchas y buenas [[pinturas_antiguas_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''pinturas antiguas'']] y [[(pinturas)_modernas_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''[ pinturas ] modernas'']]: el conde de Benavente las [[(obras)_que_trajo_su_padre_de_Italia_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''[ obras ] que trajo su padre de Italia'']] y las [[(obras)_que_él_juntó_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''[ obras ] que él juntó'']] con discreción é inteligencia: el príncipe de Squilace las excelentes [[(pinturas)_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''[ pinturas ]'']] de su gran salón: el marqués Crescenci, pintor y arquitecto las [[(obras)_que_trajo_de_Italia_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''[ obras ] que trajo de Italia'']]y las [[(obras)_que_juntó_en_España_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''[ obras ] que juntó en España'']] con su gran inteligencia; el conde de Monterrey muchos y buenos [[originales_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''originales'']] y los famosísimos [[dibujos_de_los_nadadores_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''dibujos de los nadadores'']], ejecutados por Miguel Ángel, que sirvieron de estudio a los mejores pintores y escultores de su tiempo, incluso el divino Rafael, y a los que le sucedieron.
 
 
También tenían colecciones don Jerónimo de Villafuerte y Zapata, guardajoyas del rey y buen dibujante: don Antonio Moscoso, marques de Villanueva del Fresno: don Rodrigo de Tapia: Rutilio Galli, noble florentino, de quien hay artículo: don Suero de Quiñones, alférez mayor de León: don Francisco de Miralles: don Francisco de Aguilar: el contador Jerónimo de Alviz: el licenciado Francisco Manuel: Francisco Antonio Calamaza: Mateo Montañés: don Jerónimo Fures y Muñiz; y otros muchos caballeros de buen gusto, que con sus pinturas, antiguallas y otras curiosidades ponían a Madrid en paralelo con las principales ciudades de Italia.
 
 
Vincencio Calducho describe el movimiento e instrucción que había entonces entre los aficionados, y cuenta el placer que tuvo una noche que se halló en una tertulia de estos, en que se trataba de pinturas, dibujos, modelos y estatuas con inteligencia y conocimiento del estilo de los más famosos autores, cuyas obras poseían y cambiaban entre sí, discurriendo científicamente sobre el mérito de cada una, como si fuesen profesores. Tal era el gusto e ilustración que había en Madrid cuando llegó a ella el aficionadísimo y muy inteligente príncipe de Gales, quien al paso que se deleitaba con la vista de tantas y tan buenas producciones del arte, sufría el sin sabor de no poder comprarlas para la colección que principiaba a formar en Londres.
  Con todo, [[compró_muchos_y_buenos_cuadros_en_las_almonedas_del_conde_de_Villamediana_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''compró muchos y buenos cuadros en las almonedas del conde de Villamediana'']] y del célebre escultor Pompeyo Leoni, y le [[regalaron_muchos_más_(cuadros)_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''regalaron muchos más [ cuadros ]'']] los grandes, los caballeros y los pretendientes; y hasta el mismo Felipe IV, que no cedía en gusto e inteligencia a este príncipe, le regaló aquel afortunado cuadro del Tiziano, que en tiempo de su padre y tan estimado de él, pudo escapar del incendio del Pardo: hablo de la [[fábula_de_Antiope_con_sátiros_y_pastores_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''fábula de Antiope Antíope con sátiros y pastores'']]. Le regaló también otros dos de la misma mano, que representan a [[Europa_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''Europa'']] y los [[baños_de_Diana_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''baños de Diana'']], los que se quedaron por fortuna encajonados en palacio, y no pudo llevar por la precipitación con que salió de Madrid. En fin llegó a tal punto el deseo de aquel príncipe de adquirir pinturas, que no habiéndose satisfecho con las que compró, ni con las que le regalaron, mandó [[copiar_(pinturas)_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''copiar [ pinturas ]'']] todas las buenas que no pudo conseguir; y aun después de haber subido a su desgraciado trono, mandó el año de 1633 que Miguel de la Cruz, aquel joven de tan buenas esperanzas, de quien hablé en su artículo, le [[copiase_todo_lo_que_había_de_Tiziano_en_los_palacios_reales_de_España_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''copiase todo lo que había de Tiziano en los palacios reales de España'']].  
Desde esta época principió la extracción de las, [[pinturas_del_reino_-_Fures_y_Muñiz,_Jerónimo|''pinturas del reino'']], pues el ejemplo del príncipe de Gales excitó la ambición de los extranjeros, que se llevaron la mayor y mejor parte de las muchas que había en las casas particulares, traídas con aprecio y entusiasmo de Italia y Flandes por sus dueños y por sus gloriosos predecesores, hasta que los Franceses en el reinado de Felipe V acabaron de extraer de las provincias las más apreciables, particularmente de Sevilla, cuando estuvo allí su corte, sin exceptuar las de los templos, ni las de los altares.