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El tema es la apoteosis de San Hermenegildo (Medina del Campo -Valladolid-, 564-Tarragona, 13 de abril de 585), hijo del rey Leovigildo y hermano de Recaredo, muerto mártir en prisión por haber rehusado del arrianismo frente al catolicismo. Fue canonizado en 1585 como mártir de la Iglesia católica siendo el patrono de los conversos.
San Hermenegildo ascendiendo a la Gloria, con un crucifijo en la mano derecha, rodeado de ángeles músicos o que portan sus atributos (corona y cetro reales) o las insignias de su martirio (hacha de su decapitación, palma y corona de rosas). En primer término, derribados por tierra, su padre Leovigildo, con armadura, y el obispo arriano que aún sostiene en sus manos el cáliz del que rehusó beber el Santo.
Esta composición fue una autentica auténtica novedad en la escena pictórica madrileña, concebida como un movimiento helicoidal ascendente, tal como una columna salomónica, la primera y más rotunda expresión de una concepción del cuadro de altar que ya es deudora no sólo de Venecia y de Rubens, sino también de Pietro de Cortona, a quien hubo de conocer y tratar en Roma.
El retablo del que formó parte, debió deshacerse a comienzos del siglo XVIII, cuando se rehízo la iglesia; Ponz lo vio en el rellano de la escalera principal; en 1876 se hallaba en venta, tasado en 8,800 reales; en 1832 Fernando VII lo compró para el Museo del Prado por 10,000 reales; Inventario del Museo del Prado , 1849, nº 531, Catálogo del Prado 1854-1858, nº 531; Cat 1872-1907, nº 744; Cat 1910-1985 P.000833.

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