Puga y Velázquez se llevaban sólo tres años, por lo que difícilmente pudo ser su discípulo; lo que no impide que colaborasen o que se influenciasen.
En el inventario póstumo de las obras Antonio Puga no figura ninguna pintura de género; aunque eso no significa que no realizase ninguna. Por otra parte, Puga fue el pintor de Philippe-Charles d`Aremberg, Príncipe-Conde de Aremberg, durante su confinamiento en Madrid (1634-640), pudiendo ser esta la causa de que este tipo de pinturas fuese un encargo privado. María del Mar Doval Trueba, en su tesis doctoral ''Los Velazqueños: Pintores que trabajaron en el taller de Velázquez'' comenta que estas obras ser de un “pseudo Puga” apuntando al pintor Diego Guerra Coronel. Los trabajos de Roberto Contini (2016) y Gonzalo Hervás (2017) volvieron a permitir atribuir esta obra a Antonio de Puga. Ubicado en el edificio Castelao, planta 1, sala 3.
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