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Cuando Soto gozaba el fruto de su habilidad y de su opinión, se volvió a suscitar el pleito del Soldado, en el que se trataba de imponer contribuciones a los profesores del arte de la pintura: picado de esta ofensa, dejó de pintar, y consiguió la administración de rentas reales en Yecla, y después de otros partidos. Ocupado algunos años en este ministerio, se le entorpeció la mano por falta de práctica en el arte aunque no dejaba de dibujar alguna otra vez los países [ paisajes ] de los sitios a menos que le provocaban a ello con los buenos puntos de vista.
Después de cincuenta años de edad volvió a Madrid e intentó pintar, como lo ejecutó, pero no con el buen nombre ni acierto que antes, por lo que llegó a vender sus [[obras_-_Soto,_Lorenzo|''obras'']] en la plazuela del palacio [ Alcázar de Madrid ] y en la puerta de Guadalajara [ donde está la platería junto a la plaza mayor ], reducido en la mayor pobreza, en la que falleció el año de 1688, y fue enterrado en la parroquia de los santos Justo y Pastor [ en la calle del Sacramento junto a la plazuela del Cordón ] de Madrid.