Restituido a Sevilla en 645, como pocos artistas le habían echado menos en su ausencia, se admiraron todos al ver los cuadros que pintó al año siguiente para el [[cuadros_del__claustro_chico_-_Esteban_Murillo,_Bartolomé|''[ cuadros del ] claustro chico'']] del convento de San Francisco de [ Sevilla ] aquella ciudad. Nadie acertaba como y con quien había aprendido aquel nuevo, magistral y desconocido estilo, pues no hallaban allí ni modelo ni maestro que pudiese habérsele enseñado. Manifestó desde luego en estos cuadros los tres profesores a quien se propuso imitar en Madrid; porque en los [[ángeles_del_que_representa_a_un_venerable_estático_en_la_cocina_-_Esteban_Murillo,_Bartolomé|''ángeles del que representa a un venerable estático en la cocina'']], se ve todo el estilo del Spañoleto [ Rivera ]: el de Van Dick en el [[perfil_de_la_cabeza_y_manos_de_la_santa_Clara_en_su_tránsito_-_Esteban_Murillo,_Bartolomé|''perfil de la cabeza y manos de la santa Clara en su tránsito'']]; y el de Velázquez en todo el lienzo de [[san_Diego_con_los_pobres_-_Esteban_Murillo,_Bartolomé|''san Diego con los pobres'']].
Esta obra le dio una reputación superior a la que tenían los demás pintores de Sevilla: le proporcionó otras muchas públicas y particulares, que le sacaron de indigencia y le pusieron en situación de casarse con doña Beatriz de Cabrera y Sotomayor, persona de conveniencias en la villa de Pilas, cuyo matrimonio se efectuó el año de 648. Hora fuese por la facilidad extraordinaria que adquirió con tantas obras, hora por complacer al vulgo, mudó su estilo detenido fuerte en otro más franco, más dulce y agradable aún a los mismos inteligentes, con el que pintó los principales y más estimados cuadros [ [[la_Magdalena_-_Esteban_Murillo,_Bartolomé|''La Magadalena]], ] de Sevilla.
Tales son: el [[san_Leandro_-_Esteban_Murillo,_Bartolomé|''san Leandro'']] y el [[san_Isidoro_-_Esteban_Murillo,_Bartolomé|''san Isidoro'']], mayores que el tamaño del natural, vestidos de pontifical, sentados y colocados en la sacristía mayor de la catedral. Los pintó el año de 55 por encargo del arcediano de Carmona don Juan Federigui, quien los regaló al cabildo; y consta de un M. S. de aquel tiempo, que el san Leandro es retrato del licenciado Alonso de Herrera, apuntador del coro, y el san Isidoro del licenciado Juan López Talaván. Pintó en 56 el célebre cuadro de [[san_Antonio_de_Padua_-_Esteban_Murillo,_Bartolomé|''san Antonio de Padua'']] que está en el altar del baptisterio de la misma catedral, por el que le pagó el cabildo 10,000 reales. Los inteligentes le celebran por uno de los mejores de su mano, sea por el acorde y contraposición de luces y tintas, sea por la expresión de la figura del santo, que arrodillado recibe con los brazos levantados al niño Dios, que baza en una gloria de ángeles tocando instrumentos, o sea por el ambiente que rodea todos los objetos, o por la diestra indecisión con que se pierden los contornos. Y en 65 pintó los cuatro [[medios_puntos_de_la_iglesia_-_Esteban_Murillo,_Bartolomé|''medios puntos de la iglesia'']] de santa María la Blanca a expensas del fervoroso racionero don Justino Neve. Se celebra mucho la procesión de figuras pequeñas al paraje nevado, en último término de uno de estos lienzos, por la verdad con que está representado el polvo y hasta el calor del estío.