Sánchez Coello, Alonso

De Diccionario Interactivo Ceán Bermúdez
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Sánchez Coello, Alonso
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Especialidad Pintor
Nacimiento 1531-1532 Benifayró (Valencia, Comunidad Valenciana)
Fallecimiento 1590 Madrid
Cronología XVI
Ciudad de trabajo Madrid, El Espinar (Segovia, Castilla y León) El Escorial (Comunidad de Madrid)
Ubicación en el diccionario Tomo 4, Página 329, Letra Letra S, Grupo Grupo SA
Referencia bibliográfica *M. Kusche, "Real Academia de la Historia D.B-e", en Alonso Sánchez Coello. Accesible en: https://dbe.rah.es/biografias/6335/alonso-sanchez-coello (consultado en 31/08/2021)


Sánchez Coello (Alonso) pintor, si damos crédito, como es justo, a la genealogía presentada en las pruebas de hábito de Santiago de don Antonio Herrera, nieto de este profesor, que vio y examinó el señor Álvarez Baena, no fue portugués, como afirma Palomino, sino valenciano, nacido en el lugar de Benifairó a principios del siglo XVI, y bautizado en el Alquería blanca en el territorio hoy conocido por las Valletas de Murviedro. El tercer apellido Coello, porque el segundo es Galván, según la citada genealogía, será tomado tal vez por su madre; y el haber estado en Portugal pudo haber movido a Vincenzo Carducho a llamarle lusitano, de donde sin duda lo tomó Palomino, porque el padre Sigüenza, su amigo, don Juan Butrón, Francisco Pacheco que le conoció, y don Lázaro Díaz del Valle, que hablan de él largamente, nada dicen de que haya sido portugués.

Pudo muy bien haber aprendido su profesión en Italia, según la corrección que tenía del dibujo; pero el año de 1541 residía en Madrid, donde se casó con doña Luisa Reynalte en la parroquia de San Miguel [ en la plazuela de San Miguel ], y unido a Antonio Moro, después que vino la primera vez a Madrid en 552, pasó con él a Lisboa, cuando fue de orden de Carlos V a pintar los retratos de aquella familia real [ Juan IIIy Catalina, príncipe Juan y Juana de Austria ], donde se quedó Alonso al servicio del príncipe don Juan, casado con doña Juana, hija del mismo emperador y hermana de Felipe II. Muerto aquel príncipe, su viuda le recomendó a su hermano, y como este soberano hubiese quedado burlado, digámoslo así, de Moro, y sin un pintor de su confianza, le recibió a su servicio. Para manifestar el alto aprecio que Felipe II hacia de su mérito y habilidad, copiaremos lo que dice Pacheco.

“Aposentole en unas casas principales junto a palacio, donde teniendo él solo llave, por un transito secreto con ropa de levantar solía muchas veces entrar en su casa a deshora y asaltarlo comiendo con su familia; y queriéndose levantar a hacerle la debida reverencia; como a su rey, le mandaba que se estuviese quedo, y se entraba a entretener en su obrador. Otras veces le cogía sentado pintando, y llegando por las espaldas, le ponía las manos sobre tos hombros, y viéndose Alonso Sánchez tan favorecido de S. M. y procurando con justo comedimiento ponerse en pie, le hacia sentar y proseguir su pintura.

Retratole Felipe II ] muchas veces armado a pie y a caballo, de camino, con capa y de gorra, y así mismo diecisiete personas reales entre reinas[ María manuela de Portugal, María Tudor, 'Isabel de Valois, Ana de Austria ] príncipes e infantes [ don Carlos, Isabel Clara Eugenia, Catalina Micaela, don Fernando, don Carlos Lorenzo, don Diego, y Felipe (III) ], que lo honraban estimaban en tanto que se entraban a festejar y recrear en su casa con su mujer e hijos. No menos le honraron por fama los mayores príncipes del mundo: hasta los pontífices Gregorio XIII y Sixto V, el gran duque de Florencia, el [ duque ] de Saboya, el cardenal Alejandro Farnesio, hermano del duque de Parma.

No faltó a su mesa jamás un título o principal caballero, porque siendo tan favorecido de tan gran monarca, muchos se favorecían de él. Fue su casa frecuentada de los mayores personajes de su tiempo, del cardenal Granvella, del arzobispo de Toledo don Gaspar de Quiroga, de don Rodrigo de Castro, arzobispo de Sevilla, y lo que más es, del señor don Juan de Austria y del príncipe don Carlos y de infinitos señores, títulos y embajadores, de tal manera que muchos días los caballos, literas, coches y sillas ocuparon dos grandes patios de su casa, y siendo el pintor más lucido de su tiempo, ganó más de 55,000 ducados."

Pintó con Diego de Urbina el año de 1570 los arcos que se compusieron en Madrid para la entrada de doña Ana de Austria, mujer de Felipe II. Y deseando el lugar del Espinar dorar el retablo mayorde su parroquia, que acababa de ejecutar Francisco Giralte el año de 1573, como se dijo en su artículo, se obtuvo para ello la licencia del obispo de Segovia don Diego de Covarrubias y Leyva, presidente del Consejo real; y después de haberse tratado con Gaspar de Palencia, pintor de Valladolid y con el citado Diego de Urbina, que lo era de Madrid, sobre postura y condiciones para la obra, se concertó con Alonso Sánchez Coello, pintor de S. M., por escritura pública, otorgada en aquel lugar el día 14 de febrero de 574 ante Miguel Arraiz, escribano público, el dorar, estofar y pintar el retablo, bajo de treinta y cinco condiciones, contenidas en ella, como también las historias que se habían de pintar en él al óleo, precisamente de su mano, cuyos asuntos habían de ser a devoción del mismo pueblo; y sobre pintar una cortina de claro oscuro que cubriese el retablo en las dos ultimas semanas de cuaresma por el precio de 3,350 ducados, en el preciso tiempo de tres años, que habían de contarse desde 1.° de abril de 574 hasta igual día de 77, y que entonces se habría de tasar por dos maestros, los cuales si hallasen que la obra valiese más que la expresada cantidad, no se le había de pagar la demasía, pues quedaría a favor de la iglesia. Fueron fiadores de Sánchez el licenciado Pedro Fernández, abogado y vecino de Madrid en la parroquia de santa Cruz [ en la calle de Atocha junto a la plazuela de la provincia ], Jacobo de Trezo, lapidario de S. M. en la de san Martín [ Monasterio de San Martín de padres benedictinos, la plazuela delas Descalzas solía contabilizarse como parroquia ], Rodrigo Reynalte, cuñado de Sánchez y platero de la reina en la de san Miguel [ parroquia de San Miguel, en la plazuela de San Miguel ] y Diego de Nájera en la de santa Cruz [ en la calle de Atocha junto a la plazuela de la provincia ] .

Al día siguiente el vicario y cura, el beneficiado, los alcaldes, los regidores, el procurador del concejo, el mayordomo de fabrica y otros vecinos del Espinar se juntaron en su parroquia de san Eutropio y eligieron los asuntos que se habían de pintar en los tableros, y fueron los siguientes: en los pedestales del primer cuerpo la [ última ] cena del Señor [ Cristo ], o institución de la eucaristía y la del cordero pascual: en los tableros de los intercolumnios del mismo cuerpo el nacimientoy la epifanía [ adoración de los reyes ] del Señor [ Cristo ]: en los del segundo la circuncisión y su resurrección: en los del tercero la ascensión y la venida del Espiriru santo; y en los del cuarto Cristo con la cruz a cuestas y el sepulcro, de lo que dio testimonio el escribano y firmó con todos los concurrentes. Parece que después hubo alguna alteración, porque en lugar de las cenas se pintaron los cuatro doctores [ san Gregorio, san Ambrosio, san Agustín y san Jerónimo ]; y los cuatro evangelistas [ san Mateo, san Marcos, san Lucas y san Juan ] en el que habían de ocupar la cruz a cuestas y el sepulcro.

Gaspar de Palencia y Juan de Cerecedo tasaron la obra el año de 577, el primero por arte de la iglesia y el segundo por la de Sánchez, y Cerecedo tasó las mejorías que había hecho en 75,875 maravedíes. Pintó Sánchez las historias en Madrid y son como de su mano, y lo mismo la cortina de claro oscuro, que figura otro retablo de tres cuerpos con columnas dóricas, jónicas y corintias y un ático en lo alto. Representó en el frontispicio al Padre eterno: en medio del cuerpo corintio el calvario: en el del jónico [ Cristo ] el Señor con la cruz a cuestas y en el del dórico el sepulcro.

Cuando el rey no le llevaba a las jornadas le escribía a menudo, diciendo: al muy amado hijo Sánchez Coello. Ya había pintado el año de 82 para la sala de los retratos del palacio del Pardo los siguientes: doña Juana, princesa de Portugal, el de doña Catalina, mujer de don Juan el III rey de Portugal, el de don Luis Méndez de Haro, marques del Carpio, el de don Diego de Córdoba, primer caballerizo de S. M, el de don Juan de Austria, hermano de Felipe II, el del príncipe don Carlos su hijo, el de Rodulfo [ Rodolfo ], emperador de Alemania, el de Ernesto, su hermano, archiduque de Austria, y el de Fernando, archiduque de Austria, hermano del emperador Maximiliano.

Aunque entonces ya estaba viejo no quiso el rey dispensarle de que pintase algunos cuadros para los altares de la iglesia de su monasterio del Escorial, y así pintó en 582 el de san Pablo primer ermitaño con san Antón: el de san Esteban con san Lorenzo, el de san Vicente con san Jorge, el de santa Catalina con santa Inés, el de [ los santos ] justo y Pastor en 83 en el que representó una vista de Alcalá de Henares con el cerro y ermita que tiene cerca. Pintó también entonces el retrato del padre Sigüenza, que parece vivo y está colocado en la celda alta del prior de aquel monasterio, y del que tenemos una excelente estampagrabada por don Fernando Selma; y en 85 el retrato de san Ignacio de Loyolapor informes y señas que daba el padre Ribadeneyra, que según dice Pacheco, fue el más parecido que se hizo de este santo. Falleció Sánchez en Madrid el año de 590, y entre los discípulos que dejó fueron los más recomendables su hija doña Isabel y Felipe de Liaño.

Consistía su principal mérito en los retratos que eran excelentes, y decía que el acierto pendía del buen ojo del pintor, y acostumbraba a tocarlos en ausencia del original, pero sin llegar a los contornos. Los incendios del palacio del Pardo y del Alcázar de Madrid, nos privaron de sus principales obras, sin que nos hayan quedado obras públicas de su mano que las ya dichas en el Escorial y el cuadro de san Sebastián que pintó el año de 580 y está colocado en una capilla de convento de San Jerónimo [ Monasterio Real de San Jerónimo, en el Prado ]. Vincencio Carducho afirma que copió Sánchez de Ticiano, el Sísifo y el Ticio; y Palomino asegura haber visto copiadas y firmadas de su mano en 554 el Tántalo y el Ixión.

Archivo de la Parroquia del Espinar, Padre Sigüenza, Argote de Molina, Butrón, Carducho, Díaz del Valle, Palomino, Ponz, Álvarez Baena.

(Tomo IV, pp.329-336)

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Doña Juana, princesa de Portugal - Sánchez Coello, Alonso Óleo sobre lienzo 1557 Museo de Bellas Artes
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