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No perdió por eso la gracia del rey ni la del almirante, pues volvió a retratar a S. M. [ [[busto_de_Carlos_II_-_Carreño_Miranda,_Juan|''busto de Carlos II'']] , ], hizo el de su madre [ [[Mariana_de_Austria_-_Carreño_Miranda,_Juan|''Mariana de Austria'']] ] la gobernadora, el del privado [[Valenzuela_-_Carreño_Miranda,_Juan|''Valenzuela'']], los del patriarca [[Benavides_-_Carreño_Miranda,_Juan|''Benavides'']] y del cardenal nuncio don [[Sabas_Milini_-_Carreño_Miranda,_Juan|''Sabas Milini'']], el del [[embajador_moscovita__ruso__-_Carreño_Miranda,_Juan|''embajador moscovita [ ruso ]'']], que estuvo en Madrid el año de 682, y tercera vez el del rey [[(Carlos_II)_armado_-_Carreño_Miranda,_Juan|''[ Carlos II ] armado'']], para enviar a Francia, cuando trataba su primer casamiento con doña Luisa de Orleáns.
Después de haber concluido muchas obras [ [[Santiago_en_la_batalla_de_Clavijo_-_Carreño_Miranda,_Juan|''Santiago en la batalla de Clavijo'']], [_Eugenia_Martínez_Vallejo[Eugenia_Martínez_Vallejo-_Carreño_Miranda,_Juan|''Eugenia Martínez Vallejo'']], ] y de haber dejado otras bosquejadas [ [[(Carlos_II)_armado_-_Carreño_Miranda,_Juan|''bocetos'']] ], falleció en el mes de septiembre del año de 685 a los setenta años de edad, y fue sepultado en la bóveda del convento de San Gil [ convento Real de San Gil de padres franciscanos, junto al palacio real ]. Todos los profesores sintieron su muerte, porque era el protector de todos en la dirección de sus solicitudes, porque a todos enseñaba con dulzura y porque a todos proporcionaba trabajo y les corregía sus obras.
Se comprueba esto último con el gracioso pasaje que le sucedió con Gregorio Utande, pintor de Alcalá de Henares, a quien encargaron el [[martirio_de_san_Andrés_-_Carreño_Miranda,_Juan|''martirio de san Andrés'']]. Como este hubiese pedido por él 100 ducados después de concluido, y no acomodase el precio al dueño, se convinieron a que se tasase en Madrid. Utande suplicó a Carreño le diese algún retoque, que dijo le faltaba, y le regaló una cantarilla de miel en reconocimiento. Don Juan con su bondad lo pintó de nuevo porque a la verdad así lo necesitaba; y nombrados por tasadores el mismo Carreño y don Sebastián de Herrera, se excusó el primero diciendo ser muy amigo del autor, y que se conformaba con lo que tasase el segundo. Herrera que conoció el estilo y mano, tasó el cuadro en 200 ducados, los mismos que cobró Utande, quedando pagado Carreño con sola la [ [[martirio_de_san_Andrés_o_cuadro_de_la_cantarilla_de_miel_-_Carreño_Miranda,_Juan|''martirio de san Andrés o cuadro de la cantarilla de miel'']] ], que dio nombre al lienzo y hoy es conocido por él.